Ahora y aunque ya estemos a mediados lo que impera es escribir sobre noviembre, un mes que lleva colgado el cartel de duelo, de crisantemos y cipreses que se alzan al cielo envolviendo la voz potente de D. Juan Tenorio.
Hace mucho tiempo que no entraba en el llamado pulmón verde de Madrid, uno de los parques más emblemáticos por los que todos los visitantes pasan y en cambio, los que llevamos no sé ya los años viviendo en esta ciudad y aún teniéndolo muy cerca, nos olvidamos de pasear por sus jardines, de acercarnos a sus fuentes y de respirar algo de frescura entre árboles y prados. Noviembre me ha invitado a visitarlo.
Casi me he sentido extraña cuando esta mañana con una temperatura inusual de veinte grados, me he decidido a entrar con la cámara, cojeando a ratos por un desgarro que tengo en el menisco, en el famoso Parque del Retiro madrileño. A pesar de los numerosos puestos de vendedores ambulantes cubriendo el suelo, de las bicicletas esquivando a los paseantes y los patinadores haciendo toda la clase de piruetas, sigue siendo el mismo de siempre y vestido con traje de otoño aún estaba más elegante.
El irremediable paso del tiempo solo nos permite detener el reloj en nuestra imaginación, convirtiendo vivencias en recuerdos. Hoy he vuelto a mis años de estudiante cuando diariamente pasaba a primera hora de la mañana rodeando el Retiro. Las puertas aún no estaban abiertas al público, en aquel tiempo a partir de las ocho de la tarde se cerraban y tan solo cuatro farolas quedaban encendidas, eran normas impuestas por el Ayuntamiento que se mantuvieron unos cuantos años.
Noviembre sigue invitando a reflexionar. En las noches frescas de otoño , suelo sentarme en mi sillón acurrucada y envuelta en una confortable manta y me relaja o más bien me libera escribir lo que me dictan los sentimientos. Reminiscencias de una jovenzuela recién llegada a Madrid, llena de dudas e ilusiones, de noches en vela estudiando anatomía y esperando la carta de mis padres o el paquete que enviaba mi madre con el abrigo para el invierno que se acercaba.
Tiene que ser maravilloso verlas de cerca, no puedo imaginar un cielo sin estrellas. Desde arriba lucen sus galas y gozan del privilegio de tener su propia música. La noche abre el piano y comienza la sinfonía del otoño, al fin y al cabo cuentan con la ayuda de grandes como Frédéric Chopin o Ludwig Van Beethoven.
Y en cuanto a colores, en noviembre el cielo también se llena de amarillos, naranjas y rojos embriagadores. Velázquez, Murillo y otros genios de la pintura se encargan de ello, cuentan también con los mejores y más grandes artistas, otros en cambio más humildes y casi desconocidos, como mi padre, también estarán colaborando con su paleta dando pinceladas a las estrellas, en ese estudio majestuoso que es el firmamento.
En las noches de noviembre y cuando el cielo está despejado, me gusta mirar las estrellas, porque Madrid tiene estrellas, aunque haya que buscarlas entre edificios y torres. Todas se asoman, unas vestidas de bruma y otras de brillante satén.
Tiene que ser maravilloso verlas de cerca, no puedo imaginar un cielo sin estrellas. Desde arriba lucen sus galas y gozan del privilegio de tener su propia música. La noche abre el piano y comienza la sinfonía del otoño, al fin y al cabo cuentan con la ayuda de grandes como Frédéric Chopin o Ludwig Van Beethoven.
Y en cuanto a colores, en noviembre el cielo también se llena de amarillos, naranjas y rojos embriagadores. Velázquez, Murillo y otros genios de la pintura se encargan de ello, cuentan también con los mejores y más grandes artistas, otros en cambio más humildes y casi desconocidos, como mi padre, también estarán colaborando con su paleta dando pinceladas a las estrellas, en ese estudio majestuoso que es el firmamento.
Seguimos asomados a la ventana del otoño, estación generosa en nieblas, donde todavía quedan algunas flores silvestres, que cada mañana recogen el pálido fulgor de la última estrella. Árboles desnudos y campos lacios en los que apenas aparece la yerba, recibiendo apacible el beso de la luna.
Dicen que es un mes melancólico, que ya no hay magia en la naturaleza, la música de los ríos amaina, los pájaros pliegan sus plumas y en los valles solo queda el reflejo de un cielo de piedra. A pesar de todo siempre hay belleza. Feliz noviembre amigos.
Dicen que es un mes melancólico, que ya no hay magia en la naturaleza, la música de los ríos amaina, los pájaros pliegan sus plumas y en los valles solo queda el reflejo de un cielo de piedra. A pesar de todo siempre hay belleza. Feliz noviembre amigos.
Yo que soy otoño, veo el Retiro con capa dorada y me reconozco, me entretengo en las estampas que has recolectado, me dejo mecer por tus palabras, descubro tus recuerdos y sueño despierta.
ResponderEliminarHe bajado por tus renglones de prosa con visos poéticos sujeta a esa hoja que se te ha prendido y que me guia por tus letras.
Una forma de escribir la tuya, de contar las cosas que parece que no necesito leer, si presto atención te oigo escribirlas.
Me has hecho pasar un rato agradable, espero que ese esguince sea leve, que te pongas bien y durante unos días nos saltes ni brinques. Un abrazo grande y despacioso.
¡Que bellas fotos del Retiro y que buena luz encontraste! ¡Son auténticos cuadros!
ResponderEliminarCuando viví en Madrid, regresaba a casa de mi trabajo, al atardecer, siempre por O´Donnell y la acera del Retiro, a donde solía ir a pasear los domingos al mediodía si no salía de Madrid, y por la tarde iba al Museo del Prado, que entonces era gratuito los domingos.Te hablo de los años 60.
A mi el otoño me encanta, siempre lo manifesté, y además coincide en noviembre el santo de mis padres,(Isabel y Andrés) de mi hermano y el mio, que según costumbre de la época nos pusieron el mismo nombre.
Dice el refrán, "Bendito mes, empieza con todos los santos y termina con San Andrés". Ahora el santo de ellos lo celebro en el recuerdo.
No dejes de pasear por Madrid con la cámara, pues las fotos que nos muestras son super preciosas.
Un cariñoso abrazo.
¡Te ha quedado todo precioso!
ResponderEliminarLa remodelación y el cambio en tu blog, la entrada con ese tinte otoñal con que la has impregnado, tus recuerdos que han evocado los mios cuando era soldado y estudiaba en la Academia de Sanidad del Ejército del Aire, en el Viso, huyendo de la gélida base aérea de León, y claro El Retiro era uno de los lugares, junto a los cines de programa doble, mas visitados por mi.
Tu padre era un artista, así lo acreditan las obras que ha dejado para la posteridad y seguramente que el publico que mas deseaba que viera su obra, eras tu, te tenia y te tiene incondicional, el estará feliz acompañandote siempre.
Espero que tu menisco se porte bien yy se normalice muy pronto.
¿Has visto que nuestro amigo Martín a cogido la bici y se ha ido por esos mundos chilenos de nuevo? jajaja
Besos y salud
Por favor, se me ha escapado esa a sin h! debería decir "ha cogido" :)
ResponderEliminarBesos y salud
Se ve linda Madrid en Otoño, saludos y bendiciones.
ResponderEliminarEs posible que en Noviembre cese o amaine la magía de la Naturaleza pero siempre queda la que aflora de nuestro interior. El Otoño me encanta,es un intermedio entre el bullicioso verano y el gélido invierno. Cualquier parque luce sus maravillosos tonos ocres y rojizos.
ResponderEliminarEl retiro aqui en Madrid es espectacular y tus fotos son una muestra de ello, preciosas¡¡.Las largas noches invitan a entrar en tu blog, aveces retroceder y leer intervenciones que ya quedaron atrás pero que por el Tema e interes que despiertan siguen de actualidad.
Siempre es un placer leerte.
Un sincero abrazo.
Preciosas fotos y precioso texto otoñal. Hace años que no voy a Madrid pero me acuerdo perfectamente del Retiro y de los Jardines del Palacio Real. Nunca he estado en otoño, pero supongo que debe ser más dulce que el verano en el que el calor siempre aprieta. Que te mejores.
ResponderEliminarEster:
ResponderEliminarMe ha encantado tu comentario, muchas gracias de verdad.
Es un retrato más del otoño que he querido traeros, el Retiro madrileño sigue siendo un lugar encantador.
No es un esguince, Ester, ojalá lo fuera, tengo un desgarro fuerte en el menisco de la rodilla derecha y no puedo ni bajar escaleras. Empiezo la rehabilitación mañana mismo y espero no pasar por quirófano.
Un abrazo.
Chela:
ResponderEliminarMe alegro que las fotos te hayan gustado, eres una experta en ellas así que es un honor para mi.
Tengo previsto visitar el Jardín Botánico, hay que aprovechar los colores del otoño.
Un abrazo Isabel.
Genín:
ResponderEliminarPues no he cambiado el look del blog, al publicar desapareció todo el sidebar y no sé el motivo.
Mi menisco un desastre, desgarrado y desgastado.
Martín me escribió contando sus hazañas, está hecho un aventurero de pro.
Un abrazo amigo.
Boris:
ResponderEliminarMadrid está bonito siempre, pero en otoño se viste de gala.
Un saludo.
Mar:
ResponderEliminarHacía tiempo que no me visitabas y sabes que llegué a preocuparme. Ahora estoy tranquila porque sé que estás bien, tú y los tuyos.
Gracias por tus palabras.
Amparo Puig:
ResponderEliminarEn otoño los parques están preciosos y El Retiro madrileño no iba a ser menos. Los árboles que rodean el estanque de verdad que parecían pintados.
Gracias por visitarme.
Nunca mejor dicho, creo que tus letras han pasado "de Madrid al cielo" en un viaje desde el maravilloso e inigualable Retiro, hasta un cielo que también aquí y aunque parezca mentira, también se destapa en estrellas. Me gusta este mes de noviembre con todos sus contrastes. Puede que tenga también su parte de melancolía, pero tampoco creo que nos venga mal un poco de ella si la acompañamos con un buen café caliente.
ResponderEliminarUn gran abrazo otoñal.
Hola preciosa, pues tienes razón, el parque del retiro es una maravilla, un lugar para estarse un buen rato y admirar más allá de lo que vemos con los ojos.
ResponderEliminarHace más de 20 años que no he estado en Madrid, no me dejaré morir hasta volverlo a pisar.
Ya nos llegó el frío y, que soy una delicada, me he constipado.
Gracias por esa entrada, me he rejuvenecido.
un gran abrazo.
Sor.Cecilia
Vengo a preguntar, que te han dicho en rehabilitación y como estas de ánimos. Deseo que sea lo mas corto posible y que no tengas que pasar por quirofano. Un abrazo y un ramito de florecillas azules.
ResponderEliminarLuismi:
ResponderEliminarCreo recordar que alguna vez te dije lo cerca que tengo el Retiro y lo poco que voy. Me han recomendado andar y es el momento de aprovechar la ocasión para pasear por los hermosos jardines de Madrid, porque de otra cosa podremos quejarnos, pero de lo cuidados y bonitos que están las plazas, fuentes y bulevares, no.
Gracias Luismi por tu visita.
Sor Cecilia:
ResponderEliminar¿Tanto tiempo sin venir a Madrid?, pues sigue siendo la ciudad que acoge a todo el mundo. Me casé con un madrileño de pura casta y tengo una hija nacida en Chamberí, llevo tanto tiempo aquí que ya me considero madrileña, aunque me sigue "tirando" Burgos, no lo puedo negar.
Cuida ese resfriado que yo acabo de pasarlo también.
Un abrazo Cecilia.
Ester:
ResponderEliminarQuince sesiones de rehabilitación pasan rápido y espero obtener los resultados favorables, aunque todo lo referente a las articulaciones es muy pesado y doloroso y si te digo la verdad tiene mal pronóstico. Una hora a base de onda corta, tens y magnetoterapia. para el dolor y como no soy lega en el asunto, al final me infiltrarán y será lo más acertado. Lo del quirófano hay que pensárselo mucho.
Gracias Ester, ya decía yo que por aquí olía a flores.
Yo también estoy de rehabilitación 20 sesiones. El Retiro es siempre bello, en todas las estaciones. Hace poco que estuve e hice varias reseñas en uno de mis blogs.
ResponderEliminarHabía desaparecido. Entre mi operación y la muerte de mi cuñado andaba un poco alejada del mundo virtual.
Poniéndome al día con los blogs a ratos.
Bss
El Retiro sea cual sea la época que lo visite me encanta, por cierto hace mucho que no voy, tendré que darme una vueltecita por alli.
ResponderEliminarPreciosas imágenes.
Espero que te recuperes pronto.