Voz de mi hija

domingo, 3 de agosto de 2025

Tres de agosto de nuevo.




Tres de agosto, yo sé que sigues conmigo, que nunca te irás del todo y mientras una lágrima resbala por mi rostro, tendría que decirte infinidad de cosas. Todo ha cambiado, si pongo en la balanza de la vida lo bueno y lo malo, quiero pensar que se inclina un poquito más hacia la belleza y felicidad que tú siempre has deseado para mí.
Este verano no puedo ir al mar, no puedo pisar la arena y lo único que haré serán castillos en el aire. 
Cuando falla el cuerpo, cuando el dolor no se palia ni con la anestesia más fuerte, hay que llevarlo con dignidad y jamás tirar la toalla. Sigo apoyándome en el bastón negro de la vida, sigo con cansancio en cuanto doy dos pasos, pero también sigo con la esperanza de que pronto vuelva a ser tu chica de antes. 
No, no me hagas ya las trenzas, soy mayor y no quiero que asomen las canas. Tú sigue cobijando mis sueños, tejiendo con hojas el frío invierno, pintando con nieve la primavera y bailando descalza entre mares y ríos de escarcha.
Algún día te llegará un telegrama, te diré que me esperes en la puerta, para que de tu mano al Paraíso vaya.


7 comentarios:

  1. Hermoso homenaje. Un beso

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  2. Una maravilla de texto y de lección de vida, como no podía ser de otra forma viniendo de ti.
    Un abrazo muy fuerte

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    1. Gracias amiga, mi alegre y vital amiga. No tengo fuerza ni mental ni física para escribir. Os echo de menos y en ocasiones tristes como ésta, me apoyo en vosotros abriendo mi corazón.

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  3. Bonito y triste texto.
    La vida no es siempre fácil, superar nuestras pérdidas es un reto que hay difícil de afrontar.
    Aunque sea lejos del mar te deseo buen verano.
    Un abrazo.

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    1. Demasiados retos llevo, pero es tan importante la salud...
      Muchas gracias Matías, el mar es una terapia muy buena, pero este verano no puedo salir de Madrid.
      Mil gracias por recordarme.

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  4. Pues doler, duele, y es una castaña cuando no puedes tomar antiinflamatorios. Este finde me han llevado de paseo por las alturas y al menos a la orilla del río con un libro y a la sombra no se estaba nada mal, hoy ya es otro cantar.
    Mañana estará mejor.

    Besos.

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