Voz de mi hija. "Dedicado a quien amo "

Voz de mi hija - "Dedicado a quien amo".

viernes, 24 de marzo de 2017

Le pedimos a Él.


Cuantas veces le pedimos a Él, cuantas veces solo nos acordamos de Él cuando las nubes de tormenta se reúnen, le pedimos la luz en los días más oscuros, cuando las esperanzas son tenues y cuando nos sentimos solos.
Le hacemos una llamada a Él cuando nadie más nos puede responder,  le pedimos una razón para seguir cuando nuestra copa de la alegría se convierte en una copa de dolor, le pedimos a Él cuando no sabemos seguir nuestro camino.
Cuantas veces nos olvidamos que tenemos su  apoyo y cuantas dudamos de que siempre está, aunque nos cueste confiar y nos cueste aceptarlo.
Cada uno es libre de creer en su existencia, de admitir sus palabras y sus hechos.

Muchas veces me pregunto dónde está Él en medio de tanta tragedia. Dónde encontramos la fuerza interior para soportar los miedos, las enfermedades, los desastres y los ataques terroristas. Demasiadas preguntas sin respuesta. Solo me atrevo a decir que Él era un tipo genial.


 

AIRBLUE

domingo, 5 de marzo de 2017

SOLEDAD



Contemplemos el ocaso, o mejor el anochecer. Nada más relajante que el brillo de una estrella y su reflejo en el mar. Cuando la noche se acerca para muchos es un momento agradable, sinónimo de descanso y tranquilidad, en cambio otros cierran las ventanas y la única puerta que pueden abrir es la que conduce a la soledad más absoluta.
Esa soledad que se adueña de todo lo que fue, lo que existe y lo que vendrá.


Pero cómo podría describir esta palabra tan deseada muchas veces y tan impuesta, otras. El caso es que tiene nombre de mujer, es necesaria de vez en cuando, pero es a la vez temida por todos cuando nos vemos sometidos a ella.
 
Y qué entendemos por soledad, ¿se puede decir que a pesar de vivir en una sociedad tan amplia, cada día más unida al progreso, en la que las distancias están superadas por las nuevas tecnologías, que estamos realmente solos?. Sí, porque hay una soledad externa y otra interna, que quizá es la verdadera soledad. Si el hombre es social por naturaleza, por qué nos cuesta tanto sentirnos parte de un todo. Estamos rodeados de compañía y seguimos sintiéndonos solos. Sin embargo necesitamos de ella como válvula de escape de nuestros estados ansiosos y aunque sea muy importante sentirse queridos y encontrar de vez en cuando un punto de apoyo en los demás, es bueno que el hombre esté solo, que temple su estado de ánimo y relaje su espíritu.




Cuando el sonido se rompe y el mundo se calla, nos duele el dolor sordo de la ausencia. La soledad es amarga y dulce a la vez, se bebe en vaso largo y hasta se saborea.. Cuántas veces en esa ausencia acunamos sueños imposibles que nunca llegan... Lo que tengo claro es que la soledad es la única que nos entiende y nunca jamás cuestionará todo aquello que pensemos.


La noche tiene el encanto de la quietud más pacífica y relajante. Mientras el sueño intenta adormecer mis pensamientos, yo trato de sumergirme en las sombras más profundas. El día tiene demasiadas horas estresantes, demasiados minutos agobiantes y por ello necesito vivir la noche con el único fin de dejar la mente libre de tensiones, preocupaciones y ajetreos. Intento sobre todo apartar mis obsesiones, fantasmas que me tienen presa desde hace ya mucho tiempo y que mi exterior nunca muestra, jamás lo ha mostrado porque procuro rechazar los pensamientos que me agobian para no transmitirlos a los que me rodean, ellos no lo entenderían jamás. Por ello aprovecho los momentos de soledad, mi soledad, son beneficiosos y me aferro a ella pensando que no hay soledad triste si de verdad lo deseas. Me suelo preguntar cuánto tiempo tiene que pasar para que una mente llegue a recuperar la estabilidad que necesita. Antes al oír aquella voz, mi alma se llenaba de energía, ahora ya la voz, su dulce voz, quedó anclada entre sonidos sordos, vagando en el aire.
En mis noches solitarias suelo recordar aquellas palabras de aliento que ahora echo tanto de menos.
Eran palabras llenas del calor de una madre.


El silencio no tiene rostro, la soledad lo dibuja recordando. Ni tiene colores, la soledad lo pinta de gris y de sombras.
El silencio no tiene pentagramas, la soledad es toda una sinfonía de lamentos. El silencio tiene un cuerpo frágil, la soledad lo acaricia noche a noche. El silencio canta en verano y primavera, la soledad llora en otoño y en invierno.