Voz de mi hija. "Dedicado a quien amo "

Voz de mi hija - "Dedicado a quien amo".

lunes, 20 de junio de 2011

VOLVERÁN LAS PEONÍAS



Todo lo que empieza, termina. Todo llega y todo pasa ... pero también vuelve.La primavera se va, se aleja, se marcha de nuevo despacio y tan florida como siempre, dejando tras ella aguas mansas y parábolas de nubes que forman un halo de cristal, sobre el monte nevado.

La primavera se va dejando su firma e los campos.

Mucho se ha escrito sobre ella. Nadie mejor que los poetas para cantarla verso a verso y para honrarla estrofa a estrofa. Y nadie mejor que tú, pintor de humilde paleta, para plasmarla en un lienzo con el aroma y el color del las propias flores.

Merece la pena parase a mirar parte de la obra de Alexander Averin, nacido en Rusia en 1952, para dar la bienvenida al verano. Sus pinturas se encuentran en colecciones privadas en Rusia y Francia.

Hay días en los que me pierdo tras la niebla de mis sentimientos.
Hay tardes en las que me oriento tras la luz de mis pensamientos.
Hay noches en las que me relajo intentando recomponer mi vida y arrancando una hoja de papel de cualquier libreta, escribo palabras que poco a poco se marcan en mi corazón con tinta invisible pero imborrable .....




Feliz verano



jueves, 9 de junio de 2011

EMOCIONES INÚTILES






Si tú crees que sentirte mal o preocuparte lo suficiente cambiará un hecho del pasado o futuro, quiere decir que vives en un mundo de fantasía, o en otro planeta donde la realidad es diferente.



A lo largo de la vida las dos emociones más inútiles son la culpabilidad por lo que ya se ha hecho y la preocupación por lo que se podría hacer. Lo peor pero lo más real es que las dos emociones están conectadas con el presente. Y lo afirmo, porque soy de esas personas a quien le encanta recordar y revivir el pasado, entre otras cosas porque a veces lo necesito, y también pienso en la incógnita del futuro, como casi todos, sin embargo estas dos vertientes no me permiten vivir y disfrutar del ahora como debiera ser.



Culpabilidad (PASADO)__ Presente__Preocupación (FUTURO)


Los tres van totalmente unidos.



La culpabilidad te hace despilfarrar los momentos presentes al estar inmovilizado por un comportamiento pasado y la preocupación te inmoviliza el ahora por algo que está en el futuro y sobre lo que no tienes ningún control .

Robert Jones Burdette escribió en su obra "Golden Day": No es la experiencia del día de hoy la que vuelve locos a los hombres. Es el remordimiento por algo que sucedió ayer, y el miedo a lo que nos pueda traer el mañana.




Cierto, el mundo está lleno de personas que se sienten pésimamente por algo que no deberían haber hecho, o asustadas por cosas que pueden llegar a pasar.



La culpabilidad y la preocupación son quizá las dos formas de angustia más comunes en nuestra cultura. Con la culpa te fijas en sucesos pasados, te sientes angustiado, abatido o molesto por algo que dijiste o hiciste y no vives feliz el momento presente. ¿Quién no se ha arrepentido alguna vez de ésto o aquello, o ha pensado "Si tuviera la oportunidad de volver a nacer....." Con la preocupación pasa lo mismo, te obsesiona lo que pueda venir o suceder y malgastas el momento presente. Mires atrás o adelante, el resultado es el mismo: el presente no lo disfrutas.




La culpa es una espléndida manera de ganarse la compasión de la gente, pienso que significa que tienes una pobre idea de ti mismo, prefieres que los demás sientan pena por ti en vez de valorarte y respetarte a ti mismo. La culpa como todas las emociones que autoanulan, se puede controlar, ¿Cómo? pues empezando por mirar el pasado como algo que jamás puede cambiarse, ¡se acabó! "mi sentimiento de culpabilidad no cambiará el pasado, ni hará que yo sea una persona mejor", quizá deberíamos grabar esta frase en nuestro pensamiento. Ya sé que es muy difícil correr un tupido velo para no ver nuestras equivocaciones pasadas, que hay hechos y momentos en la vida que te lo recuerdan constantemente, pero aunque es imposible dejar la mente en blanco, se puede intentar eliminar lo negativo cuando la culpa nos agobia.



Y en cuanto a la preocupación, puede que seas un profesional de ella produciendo toda clase de estrés innecesario y de ansiedad al preocuparte por todo tipo de cosas o puede que seas uno de los angustiados de talla menor que se preocupan solo de los propios problemas.






Si yo te preguntara qué te preocupa, me podrías decir infinidad de cosas que por supuesto están justificadas totalmente.
A quien no le preocupa por ejemplo:


-Los hijos: Todo el mundo se preocupa por sus hijos, no seríamos buenos padres si no fuera asi.


-La salud: Si no te preocupa la salud es que no te importa enfermar y puedes morir en cualquier momento.



-La muerte: La muerte preocupa a todos, nadie quiere morirse.

-El trabajo: Por lo general nos preocupa perderlo.

-La economía: Alguien tiene que preocuparse por una estabilidad económica, aunque a los gobiernos no les importe.

- Un ataque al corazón: El corazón es de lo más traicionero, puede pararse en cualquier momento.

-La seguridad: puedes terminar viviendo de la caridad pública o en un asilo.

-La felicidad de nuestra pareja: aunque no lo reconozcan preocupa bastante.

-¿Estaré haciendo bien las cosas?: siempre nos preocupa estar tranquilos y actuar lo mejor posible.

-Tener un hijo sano: preocupación de todas las futuras madres.

-Precios: alguien tiene que controlarlos, nos preocupa el abuso y la inflación.

-Accidentes: siempre preocupa que algún ser querido pueda sufrirlos.

-Lo que piensan los demás: me preocupa que mis amigos no me quieran.

-El peso: nadie quiere ser obeso, preocupa su mantenimiento.


-El dinero: nos preocupa que algún día nos veamos arruinados, viviendo de la caridad o del estado.

-Que se estropee el coche: por supuesto que nos preocupa tener una avería en la autopista, ¡Dios sabe lo que puede ocurrir con este viejo cacharro! ...

-Las cuentas: todo el mundo tiene la preocupación de pagar religiosamente sus cuentas.

-La muerte de los padres: Si eres joven aún los necesitas y te preocupa quedarte solo, si ya no lo eres, te preocupa aceptarla, no volver a verlos jamás.

-¿Qué pasa después de la muerte?: no me gusta la idea de que no haya nada, de que todo termine aqui.

-La meteorología: hacemos planes para ir de picnic y llueve de repente o vamos a esquiar y no hay nieve.

-Envejecer: nadie quiere envejecer, le preocupa en qué estado llegará.

-Viajar en avión: se oye hablar de tantos accidentes ....

-Hablar en público: me paralizo cuando tengo que hablar ante mucha gente, temo confundirme o hacer el ridículo.

-Cuando mi cónyuge no me llama: es normal preocuparse cuando no tienes noticias de alguien que quieres, o si tiene algún problema.

-Y el más neurótico de todos los estados de preocupación: no tener nada de qué preocuparse. Cuando todo va bien no estoy tranquilo, me preocupa no saber lo que va a pasar.






El momento presente es la clave para comprender tu estado de culpa y tus preocupaciones. Aprender a vivir el ahora, el presente, y no desperdiciar los momentos actuales en pensamientos que te inmovilizan en el pasado o en el futuro, aunque nos cueste hay que intentarlo. No hay otro momento en el que sea posible vivir más que el presente, todo lo demás sobra.


" Hay dos días en la semana que nunca me preocupan. Dos días despreocupados, mantenidos religiosamente libres de miedos y temores. Uno de esos días es ayer ... y el otro día que no me preocupa es mañana." (Robert Burdette).




Es una entrada que me ha parecido de autoayuda. Está basada en el libro del Dr. Wayne W. "Tus zonas erróneas".





viernes, 3 de junio de 2011

NO TE HE OLVIDADO



Hace muchos, muchos años ... asi comienzan casi todos los cuentos que leemos de niños. Pero no ... no voy a empezar de esta manera el relato que hace tiempo escribí y que siempre que puedo lo busco entre mis notas para volverlo a leer.


He pensado traer esta historia a mi lugar de sueños azules, donde creo que merece tener un pequeño espacio.





Era un verano cálido de largos atardeceres, de campos amarillos donde las doradas espigas bailaban mecidas por el viento. Nuestro personaje, un joven solitario y observador, solía salir a última hora de la tarde, se sentaba en cuclillas entre la hierba seca y todavía caliente y miraba extasiado las nubes de color violeta que anunciaban el próximo crepúsculo. Pasaba el rato con la musiquilla de una pequeña radio que guardaba en el bolsillo y dibujaba en los espacios en blanco de unos folios escritos, caras bonitas o cualquier rostro grotesco que se le ocurriese. Era mejor dibujante que estudiante, no soportaba estar mucho tiempo delante de aquellas hojas llenas de apuntes. Se preguntaba qué diablos le importaba a él saber de amebas o de anillos bencénicos y a pesar de tener los exámenes de septiembre a la vuelta de la esquina, solía tomarse un respiro y se escapaba a la ciudad para cambiar de entorno.


Una vez alli, paseaba por las calles cabizbajo y a paso lento, sin rumbo fijo, solo con la sana intención de distraerse y despejar la mente un tanto abotargada por un montón de libros.





Elías era el dueño de una pequeña tienda de antigüedades, un personaje menudo y enjuto y tan viejo como los enseres que vendía. Apenas nadie se paraba a mirar su escaparate porque salía raudo para entablar la conversación que debido a su soledad necesitaba.
El muchacho cruzó la calle mirando de reojo por si Elías salía a saludarle, cuando al pasar algo llamó su atención, era un retrato de una joven que nunca había visto antes, o al menos no se había fijado hasta entonces.


-Hola muchacho, sabría que te detendrías a mirar ...

-Buenas tardes Elías, qué buen reclamo tienes expuesto, no se puede dudar de su belleza, pero dime, quién es la joven del cuadro.

-No tengo ni idea, se lo compré a un marchante la última vez que pasó por la tienda, pero si quieres entra, hablaremos y te haré un buen precio.

-Tengo prisa, es tan bonito el retrato como inasequible para mi, los estudiantes no nos podemos permitir ciertos caprichos, pero sí me gustaría saber quien es la hermosa mujer de la pintura.


Se marchó sin respuesta y lo único que logró fue llevarse la imagen de aquella muchacha grabada en su pensamiento. Tenía los ojos negros como el azabache que contrastaban con una tez blanca como la espuma.




Al día siguiente volvió de nuevo a la tienda de Elías, necesitaba ver de nuevo esa pintura, aunque ya era tarde y seguramente el viejo anticuario tendría echado el cierre. Sintió unos pasos de alguien que andaba detrás de él y ambos se detuvieron frente al mismo escaparate.

-Venimos los dos a lo mismo ¿verdad?, a usted también le gusta ese cuadro.

-Sí, quién es, la conoce?...

-Es la hija del anticuario, dicen que está enferma y que la tiene recluida en la casa. Parece que su madre fue una dama de alta alcurnia que hace años desapareció sin dejar rastro alguno. Elías esconde su desliz y guarda sigilosamente un secreto que pocos conocen.

Una mezcla de sorpresa, rabia y tristeza se apoderó del muchacho.-¡Caramba con el viejo, cómo podrá vivir en ese amargo silencio!..


Durante mucho tiempo volvió a aquella tienda, pasaba horas contemplando el retrato, se había convertido en una especie de necesidad casi obsesiva y en más de una ocasión había advertido como una arrugada cortinilla se movía lentamente tras el cristal del escaparate. Y él siempre pensaba lo mismo: "ahí sigue el viejo Elías husmeando "...


La vida fue pasando, nuestro joven amigo terminó sus estudios y por cuestiones laborales tuvo que salir de la ciudad no sin antes despedirse de la vieja tienda y de aquella bella pintura. Sabía que Elías jamás lo vendería porque no se puede vender la propia conciencia.




Y pasaron los años, un montón de cálidos veranos con atardeceres interminables.

José, que así se llamaba nuestro personaje, volvió por fin a su ciudad. Lejos quedaba aquel jovial muchacho, ahora era un hombre torpe y cansado. El accidente que sufrió iba minando su cuerpo poco a poco. Los médicos pronosticaron una parálisis progresiva, sus piernas ya no eran las mismas, pero aún así y sentado en su silla de ruedas seguía gustándole contemplar la hierba, las espigas doradas y el color violeta del cielo que anuncia el crepúsculo.


Una tarde alguien se acercó empujando suavemente su silla. José giró la cabeza y perplejo vio a una mujer de ojos azabache y tez pálida con una leve sonrisa. Confuso y sorprendido le preguntó su nombre y ella tomándole de la mano dijo:


"Tú no sabes quien soy y yo nunca te he olvidado. Hace mucho, mucho tiempo que no vienes a visitarme. Hace demasiado tiempo que ya no te asomas al viejo escaparate".






Bien amigos, ésta es la historia, un relato, un cuento, da igual, porque los cuentos a veces llegan a hacerse realidad, aunque sea en nuestra imaginación.