Voz de mi hija. "Without you. Sin ti"

Voz de mi hija.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Música siempre.





Seguro que todos tenemos una canción preferida, bien porque nos trae a la memoria algún momento especial, un bonito recuerdo o símplemente porque al escucharla sentimos nuestra sensibilidad a flor de piel.
 La música es la melodía del alma, nos enternece, nos rodea en nuestra vida y cada pieza musical que escuchamos en un periodo u otro, nos evoca el momento en el cual esa interpretación nos rodeaba. ¡Cuántos bellos recuerdos nos traen las interpretaciones antiguas, aquellas que solían ser nuestras favoritas en otras etapas de la vida!, ellas resucitan alegrías, tristezas, amores, triunfos, fracasos, con la misma intensidad que alguna vez se sintieron. La música y la vida están ligadas, porque para mí  la música es vida y la vida tiene música. En las dos sencontramos la misma composición: Armonía, Melodía y Ritmo.



Friedrich Nietzsche decía que "Sin música la vida sería un error".

La vida, la más hermosa melodía marcada al compás rítmico del corazón. Cada vida es una melodía propia que va improvisando día tras día nuevas notas que forman armonía. Y como en toda melodia, se aceptan corcheas, blancas, negras y redondas. Y algo fundamental en el pentagrama, los silencios. Algunas notas se escapan de la escala. Son los errores que cometemos que a veces llegan a interrumpir esta armonía y otras, son capaces de cambiar el pentagrama y elegir un nuevo destino para crear otra nueva escala.

Los instrumentos que encajan en esta orquesta musical y dan toda la belleza a esta melodía, son las emociones.
 



  Y así hasta que llegue el final siempre genial y esperado. Llegará el momento en que culmine todo, llegará el silencio, el tan apreciado silencio que dará la última nota final. Y después, los aplausos .
 La vida es como una canción. Cualquier canción que nos llega a estremecer el alma. La vida es "una melodía encadenada".

Silencio... Aplausos... Silencio...

Si alguien me pregunta cuál es mi sonido favorito, la respuesta está en mi perfil, las notas del piano. Hay momentos que el pobre está mudo, hasta que las manos de mi hija le hacen sonar.

martes, 19 de noviembre de 2019

Trece años.




Me gusta el aire, de ahí Airblue, me gusta volar, al fin y al cabo es parte de mi vida, la mitad, para ser exactos, pero desde que era niña me gustan también los trenes. Mis abuelos vivían cerca de una estación y tenía la oportunidad de verlos con frecuencia. La verdad es que me gustaba solo eso, verlos pasar, porque cuando tocaba viajar me mareaba el olor y el traqueteo de las vías, el trasiego de maletas y la gente corriendo por los andenes, nunca me resultaba agradable.
 

Me gustan los trenes antiguos, aquellas viejas locomotoras de vapor tenían su encanto, el sonido de la campana y del silbato, como en las clásicas películas de la genial Agatha Christie. En el museo del Ferrocarril de Madrid se pueden admirar algunas viejas reliquias y donde realmente puedes disfrutar de este espectáculo es en la ciudad de Londres, los ingleses llevan a gala sus tradiciones, no en vano su Metro es el más antiguo del mundo, en los museos cuidan hasta el más mínimo detalle y les dan un toque especial que te acerca a la realidad. En el Museo del Ferrocarril londinense la antigüedad de los objetos expuestos abarca casi dos siglos, y van desde una réplica a tamaño real de la Rocket de Stephenson, hasta un tramo de vía del Túnel del Canal.





Cuando viajamos en tren qué molestos son esos postes que van pasando rápidamente y que no te dejan ver con claridad el paisaje o al menos la lejana línea del horizonte. Muchas veces se ha comparado la vida con un viaje en tren, hay concretamente un escrito que habla de ello y que seguro conocéis. Para mí esos postes que van pasando tan deprisa son los contratiempos y trabas de la vida, porque llegar al final de nuestro destino sin pasar por barreras, baches y obstáculos es imposible. En el trayecto de este viaje cómo cuesta aceptar los percances, las pérdidas y cualquier tipo de padecimiento.

Creo que saber encajar los golpes de la vida no significa ser insensible. Se necesita resignación y sobre todo paciencia para poder enfrentarse a ellos.

Tener paciencia, que es decisiva para la propia maduración, con nosotros mismos y tener paciencia con todos (sobre todo con los que tenemos más cerca).
Necesitamos armarnos de esta virtud, prepararnos para soportar contratiempos sin caer en la amargura. La paciencia otorga paz y serenidad interior. Hace al hombre capaz de ver la realidad con visión de futuro, sin quedarse enredado en lo inmediato. Le hace mirar por sobreelevación los acontecimientos, que toman así una nueva perspectiva. Son valores que cobran fuerza en nuestro paso por la vida para saber encajar los golpes y para mantener la esperanza y la alegría en medio de las dificultades.

Una vez oí: si tienes un problema y tiene solución ¿de qué te preocupas?
No hay que pensar tanto las cosas y vivir de tus impulsos.

Hay frases que se repiten constantemente:” La vida puede ser muy corta no la malgastes en pensar lo que debes o puedes hacer, simplemente hazlo”.

Es verdad, este viaje puede ser demasiado corto, la vida puede ser corta y qué pocas veces pensamos en ello. Los problemas nos agobian, las preocupaciones ocupan gran parte de nuestro tiempo, pero es que no resulta nada fácil dejar las cosas a un lado. Siempre pienso que TODO es solucionable, reparable, todo, queridos amigos, mientras la salud no falle y aún así, hay que seguir tratando de salir adelante hasta que lleguemos al final del camino, a ese final del trayecto que cada uno tenemos marcado.
En este tren que no necesita billete ni reserva de asiento viajamos solo una vez. Ojalá lleguemos al destino marcado  con la frente bien alta y el corazón libre de rencores.

Hoy día 19 de noviembre este blog cumple ya trece años. Muchos son los que han dejado de visitarle, pero mientras haya uno, tan solo uno de los lectores que deje su huella, el humo del tren de la vida seguirá siendo azul.  Decidí crearlo en un momento crucial de mi vida, necesitaba una distracción que me ayudara a salir un poco del entorno triste por el que estaba pasando.
He tenido la oportunidad de conocer virtualmente a muchas personas, algunas hasta he llegado a darles un abrazo. Durante este tiempo, he podido comprobar que tengo amigos en la distancia que los siento más cercanos que los reales, amigos que han compartido conmigo fotografías, éxitos, alegrías y desde luego también tristezas. A todos ellos he intentado entretener y he dedicado mis escritos con todo el afecto posible.
Gracias a todos, a los que se fueron, (que han sido bastantes), a los que siguen en la brecha durante estos años y a los que me visitan asiduamente, que por pocos que sean, para mi es más que suficiente, sin vuestros comentarios el blog no tendría sentido.

La vida es muy corta para perder el tiempo con gente que no nos quiere.

martes, 12 de noviembre de 2019

Tercera juventud



¿Qué le decimos a una persona que está desganada?:
-Estás viejo.
¿Y si alguien no quiere salir de marcha?:
-Estás hecho un abuelo.
¿Y cómo le llamaríamos a esto, prejuicios, injusticia...?
-No, ridiculez, es la palabra. Me gusta, pero le voy a llamar mejor un vocablo inventado que acabo de leer no recuerdo ahora donde,"microviejismos".
¿Acaso os veis incapaces, sin ganas, sin ilusión?, ¿no creéis que deberíamos dejar de decir: pareces una abuela manejando el móvil, o estás gagá cuando alguien se olvida de algo?. 
Tienes pulso de abuelo, corres como un viejo... ya les gustaría a muchos correr como Manuel Alonso triple campeón del Mundo Máster con 82 años.
Viejos son unos zapatos sin suela, vieja es una noticia de hace un tiempo. Así que no es cuestión de edad.
Más del 65% de las personas mayores tienen espíritu emprendedor.
Dicen que la edad es un número y a veces ese número nos acobarda. España es uno de los países con más viejos del mundo porque más de 8,5 millones de personas, el 18,4% de su población, es mayor de 65 años.
Pero ¿es correcto decir que alguien de 65 es viejo?. Por comodidad estadística desde hace más de un siglo se trabaja con la idea de que la vejez empieza a los 65 años, porque ese umbral fijo coincidía con la edad de la jubilación, pero la realidad es que no dejamos de ganar esperanza de vida y las personas de 65 años de hoy no tienen que ver con las de antes porque llegan mucho mejor  a esa edad y "uno diría que los de 65-70 años actuales son como los de 55-60 años de generaciones anteriores", (afirma Antonio Abellán, investigador del departamento de Población del CSIC y director del portal Envejecimiento en Red). 
Uno de los problemas que comporta la vida cada vez más larga y con buena salud es el de las etiquetas para referir las franjas de edad. Como una buena parte de la población llega pletórica a la jubilación, ahora la tercera edad es la tercera juventud, y sólo a partir de la pérdida de facultades físicas y mentales podemos hablar de cuarta edad. A un joven le puede parecer evidente que si alguien tiene más de 65 o 70 años se le puede calificar de viejo o anciano, pero la persona que tiene esa edad no se siente identificada con tales denominaciones. Los diccionarios se curan en salud y dicen que un anciano  es una persona "de mucha edad". ¿Cuánto es "mucha edad"?. La subjetividad está servida. Por ello los libros de estilo de los medios de comunicación acostumbran a ser un poco más precisos, sobre todo para que nadie se sienta incómodo. Palabras como viejo y anciano se aplican en los casos de personas mayores con las facultades físicas y mentales mermadas. De este modo, el título "Un anciano se ha perdido en el bosque" nos da una información clara sobre las facultades del protagonista de la noticia, mientras que "Un hombre de 65 años se ha perdido en el bosque" nos dice que tiene 65 como podría tener 25, es decir, se ha perdido por circunstancias ajenas a su estado de salud.





 
Durante los días que he faltado he podido comprobar la evolución de la tecnología en un determinado hospital, las maravillas de la técnica actual y sobre todo la gran rapidez de sanación del ser humano. La enfermedad no tiene edad,  pero sí es importante a la hora de la curación tener mayor resistencia, gozar de un buen estado físico, ganas de luchar, agilidad y un gran espíritu de ánimo porque muchos de esos llamados "mayores" tienen la ilusión y el deseo de vivir como si tuvieran veinte años. 
Cuando tienen un bache, por grande que sea, y logran salir, aún les queda tiempo para disfrutar y mantenerse activos.
De verdad gente, no importa la edad, importa la felicidad.

Salud para todos vosotros.


PD. A ti, que nos has dado una lección de vida.