Voz de mi hija. "Dedicado a quien amo "

Voz de mi hija - "Dedicado a quien amo".

viernes, 31 de diciembre de 2010

BIENVENIDO 2011





Nos llenamos de ilusiones al empezar un nuevo año, creemos estar ante una nueva oportunidad, sin darnos cuenta de que todos los días esa nueva oportunidad se presenta cada vez que amanece.
Hacemos propósitos que casi nunca cumplimos, se olvidan o se quedan pendientes en el aire. Comenzamos el año con fuerza. Doce largos meses por vivir cargados de buenos deseos y de nuevas espectativas. Y poco a poco se irán desgranando como un racimo de uvas. Y pasaran los días , las horas, los minutos, los segundos .....

Y es que el tiempo vuela......

Mientras escribo suelo mirar varias veces el reloj de péndulo que tengo enfrente. Observo a menudo girar las agujas, lo hacen tan lentamente que parece no haber movimiento alguno y sin embargo nos van marcando la pauta de un tiempo que corre demasiado deprisa.

Observo también la frase que hay escrita en el copete y un ligero escalofrío me hace estremecer: "TEMPUS FUGIT"
Si, el tiempo vuela y hay que saborear cada momento y no dejar escapar la oportunidad de disfrutarlo de la manera que sea y como sea. Aprovechemos el

nuevo año que acabamos de estrenar. Oigo explosiones en la calle, ruidos de petardos. No me gustan los petardos, me resultan desagradables. Ojalá esas chispas que producen se conviertan en buenas vibraciones y se cumplan todos nuestros deseos. Porque quién no desea tener suerte, trabajo y sobre todo salud. Los que conocemos la vida de un hospital y la lucha contra la enfermedad, aprendemos a valorar muy pronto lo que significa ver a los nuestros felices y sanos, porque ello forma parte de nuestra felicidad y es lo más importante.

A todos los que entráis es "Sueños de Aire Azul", todo lo mejor en este nuevo año 2011 que acaba de nacer.






viernes, 24 de diciembre de 2010

FELICES FIESTAS




Siempre me ha gustado observar las estrellas y a quién no, ¿verdad?... No hay nada más relajante que estar buscando formas y figuras y ver esas chispas luminosas aunque solo sea desde una ventana.

Dicen que las estrellas hablan. Todo es posible .... Tienen un lenguaje universal, un lenguaje muy profundo. No son canciones, no son palabras, es nuestra propia energía quien hace hablar a las estrellas.
Un lenguaje diferente, único y personalizado que en las noches despejadas se hace todavía más comprensible.



Es Navidad y me gustaría haceros un regalo. Es un poco complicado, pero sería fantástico lograr una enorme cesta llena de estrellas y que cada uno cogiera la suya.



Pero cómo debe de ser una estrella... No debe ser muy brillante ni muy grande. Debe caber en la palma de la mano y no cegarnos cuando la miremos de cerca. Debe tener un color bonito, ni blanco, ni azul , ni plateado, mejor el reflejo de nuestra mirada y lo más importante, tiene que ser capaz de cumplir un deseo.

Desde que el hombre es hombre siempre ha mirado a las estrellas en busca de respuestas. Ha representado en ellas a sus dioses y mitos, estableciendo así un vínculo permanente con la eternidad. En definitiva, ha querido ver en ellas una puerta abierta a la esperanza y necesidad de trascender. Y es que no hay nada mejor que las estrellas para reflejar nuestra nimiedad y temporalidad en la inmensa soledad del espacio y el tiempo.






¿Ya habéis cogido vuestra estrella?... Venga...hay muchas y no se notará su falta y además seguro que en ella va prendido el deseo de cada uno. La mía es azul, sin duda alguna, y mi deseo es salud y felicidad para todos y un poco de suerte que falta nos hace.





El niño miraba a las estrellas
y pensaba: "están muy altas y lejos
no podré coger ninguna de ellas,
me conformaré con sus reflejos

y con mirarlas todas las noches
por si alguna de pronto se cae".
Casi lo decía con reproches,
y afirmaba, "si una se distrae

y pierde el equilibrio, la cojo
y le diré, dime, estrella mía
¿por qué estás siempre guiñando el ojo
cual si hicieras una picardía?

¿Y por qué es de noche cuando sales?
¿Y que haces durante todo el día?
La luna y tú no sois naturales,
pues estáis de noche de vigía

y os ocultáis cuando sale el sol.
Mira, estrella que estás en el cielo,
a lo mejor eres un farol
para




jueves, 2 de diciembre de 2010

AQUELLOS AÑOS DEL "COLE"





En la vida todo tiene un lado positivo y otro negativo. Los que ya pasamos por aquellos años dorados o no tan dorados de la infancia y la pubertad, esos años en los que la educación y la enseñanza fueron primordiales y necesarios para nuestra formación y desde luego muy diferentes en lo que se refiere a nuestros hijos y a la época actual, creo que nos agradaría recordar un poquito esas vivencias que han marcado nuestro futuro.


No voy a nombrar diferencias, ni a opinar si aquello fue mejor o peor , no es el caso ni el fin de esta entrada, solo me limitaré a recuperar aquellas memorias insólitas cuando desde la más corta edad comenzábamos lo que hoy se llama preescolar y entonces parvulario, hasta la enseñanza secundaria o el antiguo bachillerato. El colegio, el material escolar, las clases, libros, boletines de notas, etc, etc, y hasta las huchas donde se guardaba el poco dinerillo destinado para el dia de la colecta del Domund.



A los cinco años y a veces antes, la mayoría conocíamos perfectamente las letras, comenzábamos a leer nuestra primera cartilla e incluso, repitiendo a coro con musiquilla, nos sabíamos de memoria las tablas de sumar, restar y multiplicar.


Yo fui al colegio a los siete años con todo ésto aprendido, incluso conocía los viejos quebrados o fracciones, como ahora se llaman. Me refiero al colegio grande, al serio, porque hasta entonces mi "cole" era pequeño y la maestra de parvulitos y mi padre se habían encargado de enseñarme hasta dividir. La primera vez que entré en la Institución Teresiana, vestida con un uniforme gris y cuadros verdes, estaba tan asustada como orgullosa, me sentía mayor, era más alta que la mayoría de mis compañeras, cosa que no me agradaba mucho porque se me localizaba más fácil a la hora de hacer preguntas.

Compañeras todas, porque era un colegio femenino como era normal en aquella época. Las chicas por un lado y los chicos por otro, los centros religiosos separados y a una buena distancia. Incluso los institutos de Enseñanza Media eran femeninos o masculinos.

Una cartera de asas cortas,( nada de mochila, ni de carrito), había que llevar buen peso a diario para dar paso a tanta escoliosis de espalda que tiempo después más de uno padecería. Un velo de tul blanco hasta la cintura para los actos de la Capilla, y una bolsa de tela también blanca, para el bocadillo, aquella que salió disparada y fue a caer al río Arlanzón un día que jugaba a enrollar su cinta en el dedo, ja,ja, todavía recuerdo cómo volaba la bolsa con el bocata y la tarjeta del autobús dentro. Ese era todo nuestro equipaje colegial.

¡Ah! olvidaba la bata por supuesto blanca para dentro de clase y el ridículo uniforme de gimnasia, ridículo y horrendo: unos bombachos con peto cruzado por detrás con botones, azul oscuro. Blusa, calcetines y playeras blancas. Parecíamos pingüinos batiendo las alas perfectamente alineados en el patio. Los pantalones y el chandall se permitieron mucho más tarde.







Y vamos ya con algo que no podía faltar

¿Quién no recuerda las aulas y los pupitres de madera?











Los mapas eran de tela encerada y fundamentales a falta de los medios
audiovisuales actuales






































Ejercicios de problemas y caligrafías de Rubio




























¿Quién no recuerda las enciclopedias de: Álvarez o de Dalmau Carles ?
Y el consabido Catecismo obligatorio en los centros religiosos


.



























































Las gomas de borrar de toda la vida


















Las huchas para el Domund












Los bonitos cabás y plumieres de madera




























En ninguna escuela podían faltar la regla, compás, escuadra y cartabón de madera, así como el globo terráqueo.


























El pizarrín era un buen utensilio y muy ecológico. Me encantaban las tizas de colores






































El manejo de las plumillas era todo un arte




Los tinteros de pupitre









Por último, los juegos eran simples pero divertidos, y a veces, un tanto peligrosos como: El tirachinas o el arco y las flechas.
Otros totalmente inofensivos: la peonza y las canicas.

















































Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, no estoy de acuerdo, eso podría ser cierto si no conociésemos las nuevas tecnologías. En el futuro está el progreso y como decía Gabriel García Márquez: "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".


Espero que como yo hayais disfrutado de estos recuerdos.