Voz de mi hija.

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jueves, 2 de diciembre de 2010

AQUELLOS AÑOS DEL "COLE"





En la vida todo tiene un lado positivo y otro negativo. Los que ya pasamos por aquellos años dorados o no tan dorados de la infancia y la pubertad, esos años en los que la educación y la enseñanza fueron primordiales y necesarios para nuestra formación y desde luego muy diferentes en lo que se refiere a nuestros hijos y a la época actual, creo que nos agradaría recordar un poquito esas vivencias que han marcado nuestro futuro.


No voy a nombrar diferencias, ni a opinar si aquello fue mejor o peor , no es el caso ni el fin de esta entrada, solo me limitaré a recuperar aquellas memorias insólitas cuando desde la más corta edad comenzábamos lo que hoy se llama preescolar y entonces parvulario, hasta la enseñanza secundaria o el antiguo bachillerato. El colegio, el material escolar, las clases, libros, boletines de notas, etc, etc, y hasta las huchas donde se guardaba el poco dinerillo destinado para el dia de la colecta del Domund.



A los cinco años y a veces antes, la mayoría conocíamos perfectamente las letras, comenzábamos a leer nuestra primera cartilla e incluso, repitiendo a coro con musiquilla, nos sabíamos de memoria las tablas de sumar, restar y multiplicar.


Yo fui al colegio a los siete años con todo ésto aprendido, incluso conocía los viejos quebrados o fracciones, como ahora se llaman. Me refiero al colegio grande, al serio, porque hasta entonces mi "cole" era pequeño y la maestra de parvulitos y mi padre se habían encargado de enseñarme hasta dividir. La primera vez que entré en la Institución Teresiana, vestida con un uniforme gris y cuadros verdes, estaba tan asustada como orgullosa, me sentía mayor, era más alta que la mayoría de mis compañeras, cosa que no me agradaba mucho porque se me localizaba más fácil a la hora de hacer preguntas.

Compañeras todas, porque era un colegio femenino como era normal en aquella época. Las chicas por un lado y los chicos por otro, los centros religiosos separados y a una buena distancia. Incluso los institutos de Enseñanza Media eran femeninos o masculinos.

Una cartera de asas cortas,( nada de mochila, ni de carrito), había que llevar buen peso a diario para dar paso a tanta escoliosis de espalda que tiempo después más de uno padecería. Un velo de tul blanco hasta la cintura para los actos de la Capilla, y una bolsa de tela también blanca, para el bocadillo, aquella que salió disparada y fue a caer al río Arlanzón un día que jugaba a enrollar su cinta en el dedo, ja,ja, todavía recuerdo cómo volaba la bolsa con el bocata y la tarjeta del autobús dentro. Ese era todo nuestro equipaje colegial.

¡Ah! olvidaba la bata por supuesto blanca para dentro de clase y el ridículo uniforme de gimnasia, ridículo y horrendo: unos bombachos con peto cruzado por detrás con botones, azul oscuro. Blusa, calcetines y playeras blancas. Parecíamos pingüinos batiendo las alas perfectamente alineados en el patio. Los pantalones y el chandall se permitieron mucho más tarde.







Y vamos ya con algo que no podía faltar

¿Quién no recuerda las aulas y los pupitres de madera?











Los mapas eran de tela encerada y fundamentales a falta de los medios
audiovisuales actuales






































Ejercicios de problemas y caligrafías de Rubio




























¿Quién no recuerda las enciclopedias de: Álvarez o de Dalmau Carles ?
Y el consabido Catecismo obligatorio en los centros religiosos


.



























































Las gomas de borrar de toda la vida


















Las huchas para el Domund












Los bonitos cabás y plumieres de madera




























En ninguna escuela podían faltar la regla, compás, escuadra y cartabón de madera, así como el globo terráqueo.


























El pizarrín era un buen utensilio y muy ecológico. Me encantaban las tizas de colores






































El manejo de las plumillas era todo un arte




Los tinteros de pupitre









Por último, los juegos eran simples pero divertidos, y a veces, un tanto peligrosos como: El tirachinas o el arco y las flechas.
Otros totalmente inofensivos: la peonza y las canicas.

















































Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, no estoy de acuerdo, eso podría ser cierto si no conociésemos las nuevas tecnologías. En el futuro está el progreso y como decía Gabriel García Márquez: "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".


Espero que como yo hayais disfrutado de estos recuerdos.



11 comentarios:

  1. Pero no entiendo que siendo tu una niña pequeña tuvieras los mismos libros que yo.
    Ese uniforme que tu describes si que lo conozco porque mi primer amor llevaba uno identico...jajaja
    Y se ve que el relato es de una epoca mas reciente, porque las "canicas" en mis tiempos, eran de piedra, de barro las grandes, las de acero de los rodamientos, y las de lujo que eran las de cristal, de estas habían pocas.
    Gracias por estos recuerdos, lejanos pero vívidos.
    Besos y salud

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  2. Genín: No son mis libros, bueno, algunos como el catecismo y la enciclopedia sí. Los demás son de generaciones anteriores que desde luego me son familiares. He querido poner un poco de todo.
    Las únicas canicas que he conocido eran de cristal, las de piedra ni sabía que existían. Las de acero que dices, estaban en las ruedas de los patines, pero eran muy pequeñas para jugar.

    En fin ... que ya han pasado unos añitos.

    Un beso.

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  3. Cuantas cosas familiares!!!. Creo que somos las dos de la misma quinta mas o menos, jejejeje. Mi uniforme era de cuadros grises, el velo con una cinta blanca para atarlo y el baby tambien de cuadritos. Los pupitres de madera y con tintero solo los recuerdo en mi primera escuela cuando era aun muy pequeña, despues vinieron los de hierro con formica que se les levantaba la tapa para meter dentro los libros, esos son los que mas recuerdo. Los libros, unos me suenan otros no tanto. Y no sabia que las canicas antes eran de barro. ¡¡Y los patines de ruedas con sus correas de cuero!!, no me he dado culetazos ni ná con ellos, jajajaja.
    Me ha encantado la entrada... lo que pasa que me he dado cuenta de lo mayor que soy ¡¡cachis!!.
    Besitos Air

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  4. Gata:

    Lo mismo digo, ¡qué mayor! pero qué buenos tiempos aquellos en los que eramos felices jugando con alfileres de colores ¿recuerdas?, las tabas, el diábolo y los patines. También tengo alguna que otra marca en las piernas de la bicicleta, me clavé una palomilla de la rueda y me dieron tres puntos. Sí, he sido un buen elemento, pero feliz, creo que una vez te lo dije por teléfono, tengo muchos y buenos recuerdos.
    Ah! y esos pupitres de formica amarillos, porque eran amarillos, yo los tuve en bachillerato. Las teresianas hija mia eran un poco ratas y nos tuvieron años con los de madera, la cual había que lijar y encerar cada vez que terminaba el curso. ¡Lo que habré frotado!!!!
    ja,ja,ja,ja.

    Un beso preciosa.

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  5. Anónimo8/12/10

    Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Chile!

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  6. Anónimo, gracias, seas quien seas bienvenido a esta tu casa.

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  7. Qué bonitos recuerdos Airblue y cuántos aromas deliciosos de la niñez...

    Un abrazo con el cariño de siempre.

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  8. Anónimo11/12/10

    Hola Air, me has hecho retroceder varias decadas, tu post genial.

    ¡¡Cuantos recuerdos!!El uniforme que lleve desde los tres años era el de los Sagrados Corazones, azul marino con tablas, cuello blanco rígido y dos corazones entrelazados de plata en el pecho. A los 11 años cambié de colegio. Nos fuimos a vivir a otra casa cerca del mar. Aquel colegio era mixto pero solo para entrar. Las clases estábamos separados y en el recreo los chicos en una zona y las chicas en otra. Estos mapas, las pizarras, y algunos libros, lápices de colores que muestras fueron mis asiduos compañeros.
    Como dice Genin,recuerdo algunas canicas de barro, las de metal eran de acero, y muy cotizadas por los chicos,no eran de patines sino de automóviles o maquinaria pesada, las de cristal ya destacaban.
    Con cuatro hijos,llegue a tener en casa verdaderas "joyas" guardo una caja llena de canicas todas de cristal, era la moda hace años.
    Las nuevas generaciones han cambiado las formas de juego, si he visto hace unos dias las peonzas, han vuelto a resurgir, aunque algunas luminosas, algo tenian que innovar. Un abrazo

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  9. Air soy Mar en mi intervención anterior ha salido como anónimo, algo paso algún fallo. Bueno ya me identifiqué.

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  10. Canto en flor:

    Hacía mucho tiempo que no te asomabas por aqui. Me ha hecho ilusión que unos viejos recuerdos te hayan traído.

    Gracias.

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  11. Mar:

    Sabía que eras tú por los datos que me das. Hemos hablado alguna vez de aquel uniforme de cuello duro blanco, incluso recuerdo haberte visto en una foto vestida de colegiala.
    Los años pasan, Mar, siento escalofríos cuando lo pienso, sin embargo no me resisto a revolver en el pasado, aquellos años tienen algo especial que me hace feliz.
    Yo también tengo guardada una caja de canicas de cristal, y hay algo de lo que no he hablado porque me trae recuerdos dolorosos, las colecciones de chapas, mi hermano tenía muchas, algunas muy originales y todas quedaron guardadas en mi memoria cuando él desapareció.

    ¿Cómo estás?, todo lo mejor para ti y tu familia esta Navidad.

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