Con un café caliente en las manos y en una noche de junio cuando ya el calor avisa de la inminente llegada del verano, escucho el tintineo de los latidos del corazón. Su ritmo acompasado se nota más fuerte en el sigiloso silencio y a pesar de que para algunos puede resultar inquietante, es la señal más clara de nuestra existencia. Con el corazón se ama, se sufre, se siente y hasta se escribe y se piensa. Pensamientos que me dicta en la hora bruja, emociones que durante el día no he tenido tiempo de meditar.
El dolor humano, quién no sabe cómo paliar un dolor. Existen todo tipo de analgésicos, desde el conocido opio o adormidera, que es de los más antíguos, hasta el ácido acetilsalicílico conocido por aspirina. Analgésicos que quitan el dolor del cuerpo, que alivian los problemas externos, pero jamás los del alma.
¿Duelen los hijos?... una pregunta banal que no sería necesario hacerla por su clara evidencia. Duelen, ya lo creo que duelen y pocas terapias hay para aliviarlo. La verdad es que somos los seres más desvalidos de la naturaleza y los únicos que tardamos un tiempo en poder valernos sin ayuda. Los padres tenemos que adivinar e intuir lo que a nuestros hijos les ocurre en la primera etapa de la vida. El dolor de sus primeras caídas cuando se sueltan de nuestras manos o cuando llega el momento de escolarizarlos, a veces a una edad demasiado temprana. Duele entonces verlos indecisos, para ellos es la primera separación, un nuevo ambiente, una situación desconocida a la que se enfrentan solos.
El dolor de la pérdida de su mascota quizá sea uno de los más fuertes que experimentan, un dolor inexplicable para los que aún no conocen la muerte. Por qué, te preguntan, y no trates de hablar de ciclos porque nunca lo entienden y se niegan a aceptarlo. Tú sabes que sufrir y llorar significa vivir, un pequeño de tres años solo desea que su amigo vuelva.
Duele su preocupación cuando comienzan los estudios, duelen sus exámenes, sus fracasos, su esfuerzo y sus horas robadas al sueño. Duele pensar en su incierto futuro, su próximo trabajo o su nuevo proyecto. Ver su tristeza ante las cifras de paro.
Duele cuando deciden vivir su libertad y recogen sus cosas. Duele ver el armario vacío, sus juguetes de niño y esas botas que se habían quedado pequeñas.
Duele, sí, pero también es el dolor más soportable que existe.
A mi dolor se suma la impotencia cuando te veo llorar. Te brindo mi apoyo y te abro mi corazón. Perdóname porque quizá me he dormido mientras estás en vela y dormir no es vivir, es alejarse de la realidad y vivir no es presentir palabras, las palabras duermen, bellas son al sonar pero nunca duran lo suficiente. El viento se las lleva en las noches claras, cuando cumplido el día estira el último rayo y como un pincel de luz cierra tus ojos y te duermes en mi regazo como antes, porque la noche sigue siendo larga, demasiado larga.
¿Que si me dueles por ser mi hij@? ... me dolerá siempre que tú sufras.
Has descrito el dolor de una madre para con los hijos perfectamente, y además a lo largo de toda la vida. Los sentimientos son muy profundos e inevitables. Abrazos
ResponderEliminarSuscribo todas tus palabras. Parece que los padres somos mas "insensibles", pero es mentira. Aunque no los parimos, nos duelen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo has pintado como es, como solo una madre lo sabe, creo que los hijos duelen y duelen mas a las madres que a los padres, pero es una apreciación mía. los hijos duelen a las madres siempre y una madre es madre hasta que se muere. Pero tu tambien lo dices, es un dolor muy llevadero, que está lleno de grandes alegrías. Ser madre es maravilloso.
ResponderEliminarUn abrazo con premio por tu entrada de hoy
Es precioso como expresas ese Amor hacia los hijos.
ResponderEliminarAmor que conlleva ese dolor de cuanto le ocurra.
Quisieramos que no le rozara ni el aire.
Y sin embargo, esa criatura necesita esos tropiezos para aprender a valerse solo.
Una Madre y un Padre, podrán enseñarle lo que debe y puede hacer, pero él tendrá que caer y levantarse solo. así aprende a no caer.
La Madre lo gestó meses y lo parió con dolor. pero no por ello, lo quiere mas que pueda quererlo un Padre.
El perder un hijo, tiene que ser dolorosisimo, afortunadamente, no he pasado por eso.
Se de otro dolor, que es inigualable.
Gusta mucho el leerte, cada palabra que escribes, es un lujo el leerla.
manolo
Si, claro que duelen, y alegran, y nos motivan a vivir, unas veces son causa de nuestra máxima felicidad, otras de profunda tristeza, o solo nos inquietan sus dificultades en la vida, las mismas que nosotros tuvimos, a veces mas otras menos, claro que yo soy padre y por lo que te comentan por ahí, nosotros sufrimos menos...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Ligia:
ResponderEliminarLo he descrito como cualquier madre, las lágrimas de un hijo quizá son las más dolorosas que conozco y lo digo con conocimiento de causa. Te ves impotente.
Gracias Ligia.
Narajito:
ResponderEliminarCreo que en todo momento he hecho referencia al dolor que sentimos por los hijos en general, sin hacer diferencia, madre o padre, los dos sufren por igual y cada uno a su manera.
Muchas gracias por tu visita.
Ester:
ResponderEliminarEl premio lo compartimos porque nos lo merecemos. Ya lo dice el refrán "un hijo es una enfermedad de nueve meses y una convalecencia de toda la vida".
No importa, es el dolor que todos soportamos con orgullo.
Manolo:
ResponderEliminarUn hij@ duele a los padres por igual, no hay duda. Es verdad que se aprende de los errores, que hay que dejarles que comiencen a volar solos, pero no te libras jamás de las preocupaciones.
En cuanto a la pérdida de un hijo, lo he vivido por desgracia en mi familia. Nunca te recuperas, jamás, creo que es algo que puede llevarte a la locura y admiro a mis padres la manera de sobrevivir aquella tragedia.
Un abrazo doble, por padre y abuelo.
Genín:
ResponderEliminarUna de cal y otra de arena, alegrías y tristezas, pero lo único que importa es que estén sanos y sean felices, aunque a veces la separación nos duela en el alma y nadie mejor que tú conoce ésto.
Amigo de hace años, un abrazo doble también para ti.
El dolor del alma no hay analgesico que lo cure. 7un abrazo desde http://mariajesus.gblospotcom
ResponderEliminarAsí es mjesus, no hay nada material que lo palie, solo conozco algo que todos tenemos seamos padres o no, el amor, el cariño.
ResponderEliminarAbrazos
Nunca se deja de ser padres por muchos años que tengamos y por eso siempre nos duelen sus preocupaciones y problemas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una entrada preciosa, llena de emotividad, claro que duelen los hijos, como duelen, pero tambien es lo mas bello que me ha dado la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Chelo:
ResponderEliminarAsi es, pasa el tiempo para ellos y parece que se detiene para nosotros. Al menos es la impresión que yo tengo.
Abrazos.
Betty:
ResponderEliminarTienes razón, por eso digo que es el dolor que menos duele, el que soportamos sin queja y del que jamás nos libramos.
Un abrazo.
El dolor no se mide... dicen.
ResponderEliminarYo sé del dolor de perder una madre, una situación limite que no creo que haya otra igual para mi porque no tengo hijos.
Ahora se está por ir mi gatita y estoy muy triste, llorando todo el tiempo.
Es la vida!!!
Besos
Bien descrito el dolor del alma y te comprendo perfectamente querida amiga, en todo caso cuando me necesites siempre estaré aunque en este tiempo he estado muy ocupado y nervioso porque ya queda muy poco de este mes preparando todo mi equipaje para mi aventura al desierto. El domingo recién pasado me visitó mi nieta Amanda está súper grande y ya habla un poquitín mas claro jajajaj cuando pueda te mando algunas fotos. Espero que esté todo bien contigo. Acá un frío intenso en la capital. Un gran abrazo Airblue!~~
ResponderEliminarY nos duelen los hijos y nos duelen los nietos y nos duele todo aquello que pueda afectarles tanto física como psíquicamente, porque somos madres, porque los queremos, porque, aunque abandonen el nido, siempre estaremos pendientes de ellos.
ResponderEliminarVenía a darte las gracias por el comentario que has dejado en mi blog.
Ha sido de gran ayuda el sentirme querida y arropada.
Abrazos y mis cariños.
Kasioles
Lujan:
ResponderEliminarLa pérdida de una madre es el dolor más fuerte que hasta ahora he conocido. Entiendo que estés triste por tu gatita, otro dolor que solo los que amamos a los animales conocemos.
Antonio:
ResponderEliminarPero ¿qué te vas al desierto?, a cuál? madre mía ya puedes cuidarte y llevar todo bien ptrparado... te conozco y sé que de vez en cuando buscas la aventura y que eres feliz así, pero cuídate mucho y si puedes no olvides venir a visitarme.
Un abrazo Martín.