Dice una voz popular:
Quién me presta una escalera,
Para subir al madero
Para quitarle los clavos
A Jesús el Nazareno
Antonio Machado.
Seguro que la Semana Santa a la mayoría de vosotros os trae además de unos días de descanso, muchos recuerdos de aquellos años en los que estos días llamados desde siempre "santos", se vivían de una forma muy distinta a la actual.
Cuando era niña mi Semana Santa comenzaba el Domingo de Ramos. Mi madre compraba ramos de palma blanca trabajados artesanalmente por unas manos privilegiadas, trenzas y flores realizadas por gente del pueblo que luego vendían sus trabajos en las plazas y calles. Después se colgaban dulces y rosquillas de caramelo de vivos colores y te paseabas con el ramito toda orgullosa hasta llevarlo a la iglesia para ser bendecido.
Cuando llegaba la época colegial comprabas la palma para salir en procesión por todo el centro de la ciudad, hasta llegar a la plaza de la Catedral donde nos reunían a todos los alumnos que participábamos. Cientos de altas palmas eran agitadas a la vez cuando aparecía la carroza de Jesús en el burrito.
A nadie voy a contar nada nuevo. Los que hemos vivido aquellas Semanas Santas de hace ya unos años, sabemos de memoria lo que eran. Ayuno, abstinencia, música sacra en todas las emisoras de radio, los cines cerrados y en la televisión películas tan conocidas como "La túnica sagrada", Quo Vadis, Rey de reyes, etc, etc. Semana Santa sagrada y austera que hoy día ha cambiado mucho. Por fortuna las procesiones siguen vigentes y hay algo que siempre me ha llamado la atención y puedo decir que hasta me ha llegado a emocionar, quizá sea porque soy de tierra fría y en Castilla no era ni es fácil escuchar algo tan popular en Andalucía como es la saeta. En el sur, la Semana Santa está ligada a las noches de primavera, de aroma de azahar, de hechizo de luna llena, de música al aire libre, la saeta en ese contexto no es nada extraña, es espontánea y natural, una auténtica expresión del sentimiento.
Sin embargo la primera vez que tuve la ocasión de presenciar este canto en directo y con un frío tremendo fue en Albacete. Por motivos laborales mi familia se trasladó dos años a esta ciudad manchega y tengo que confesar que al oírla cantar desde una ventana y además improvisando, me estremeció y me encogió el alma. Desde entonces no he vuelto a escuchar este cántico religioso por excelencia que además tiene una tradición muy antigua.
Parece ser que saeta, de origen incierto, posiblemente venga del latín " sagitta ", verso o plegaria que va dirigida directamente a Dios o hacia la Virgen , como una flecha.
Las saetas son un canto religioso, principalmente improvisado, se cantan en procesiones de Semana Santa y el origen viene del folclore andaluz; son canciones de expresión libre, llenas de lirismo y de influencia árabe.
La saeta es el canto de la Semana Santa. El canto devoto y arrebatado de las procesiones, por petición
por sacrificio, por fe, y por tradición.
Cantaba mi madre esta saeta antigua:
ResponderEliminarTienes razón se han perdido algunas costumbres y el refrán ese de “eres mas pobre que una p…. en cuaresma” ya ha perdido significado, pero las tradiciones continúan, ahora hay libertad de elección, pero las tradiciones siguen estando presentes y quien quiere las puede seguir.
Las saetas ponen el vello de punta y también sueltan alguna lágrima. Mi suegra me contaba que en su casa una de las señoras que ayudaba en las tareas, en estas fechas cantaba saetas y mi suegra le decía cante usted un pasodoble que no acabamos la faena.
Que tengas una buena Semana Santa, con sus procesiones y potajes de vigilia. Un abrazo y si te he arrancado una sonrisa en estos días con una amiga enferma y otra que ha fallecido me doy por satisfecha.
Por aquí en Andalucía siguen estando vivas, aunque algunas afortunadamente han muerto, en casa de mi abuela no se podía poner la radio en Semana santa, fíjate...
ResponderEliminarTienes razón la tradición cambia y ya nada es igual, la sigue y nosotros con ella.
ResponderEliminarTe deseo una buena Semana Santa.
Perdón, por no poder visitarte tan seguido como antes, he tenido unos días muy irregulares y ajetreados, dejo un poema pero no actualizó.
Paso a saludar y despedirme, me ausento por un tiempo, te visitaré a mi regreso, sepas que no te olvido.
Un abrazo
Ambar
Perdón que ando cansada y un poco en desorden, quise decir, que la "VIDA" sigue y nosotras con ella y con sus cambios, que tu semana sea maravillosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar
Pues yo me entero poco de que hay Semana Santa, solo por las torrijas de mi vecina y que tengo que saber cuando abre el super, por lo demás, lo que pilla uno en el telediario, pero si me acuerdo de que la Semana Santa, de niño era como tu dices, a mi me daba cosa ver todas las imágenes de las iglesias cubiertas con paños granates, era todo muy tétrico y a mi no me gustaba nada.
ResponderEliminarBesos y salud
Son muy bonitos.
ResponderEliminarUn beso.
Todo va cambiando y muchas veces, a peor.
ResponderEliminarLA SAETA.- Antes era el pueblo quien las cantaba.
En ocasiones, estabas viendo el pasar de una Co0fradia y de pronto una persona que tienes al lado, comienza a cantar una saeta que le salía del Alma.
Actualmente son muy pocos los espontáneos y muchos los contratados, en los balcones.
Pero sigue habiéndolos.
Leyéndote, he sentido una gran emoción. Me ha gustado mucho lo que expresas.
manolo
Querida amiga, ¡que de recuedos tan afines!
ResponderEliminarYo añadiría el de visitar las iglesias, con el "monumento" (exposición del Santísimo). Recuerdo que mi madre llevaba mantilla y un rosario en la mano.mis hermanos y yo estenabamos zapatos y recuerdo como un martirio aquel recorrido porque siempre terminaban haciéndome ampollas en el talón (debían de ser durisimos de contrafuertes).
Las saetas creo que emocionan a todo el mundo. Yo las escuché por primera vez en las procesiones de Ferrol y como había muchos marineros andaluces siempre alguno se arrancaba espontáneamente a cantar alguna. ¡De verdad que se sienten dentro del alma con una emoción que desborda!
Espero que tengas buenos días esta Semana tan llena de recuerdos.
Un cariñoso abrazo.
Todo varía con el paso del tiempo, aunque permanece en en la memoria y el recuerdo de quienes la vivieron.
ResponderEliminarEso es lo que tiene de ventaja no tener arraigo que todo lo haces tuyo en cada momento. He vivido tantas Semanas Santas en diversos lugares que no tengo especial. recuerdo de ninguna. Pero si que tengo muchas desventajas.
Bss y que disfrutes de estos días.
Has descrito muy bien todo lo que es la Semana Santa, sobretodo en Andalucía, yo soy de Córdoba y me gustan mucho las procesiones, aunque muchas cosas se hayan perdido.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz Semana Santa.
Quiero volver, para recordar cosas que quedaron en el recuerdo.
ResponderEliminarCuando comenzaba la Cuaresma, los Altares, con sus Imágenes, eran tapados por una cortina de color morado, que no se descorrían, hasta el Sábado de Gloria. (Entonces no era Sábado Santo)
Y el Viernes Santo, en vez de repicar las campanas, sonaba la Matraca.
Las Visitas a los Sagrarios el Jueves Santo (Había que visitar siete).
Pero el Santísimo en la Catedral, tenía cuatro Caras y era válido por 4 y creo recordar que en la Iglesia del Salvador (Sevilla) tenía tres Caras, por lo que completabas las siete.
Todo ha cambiado. Hasta yo, que estoy un poco apartado.
En aquellos tiempos, las muchachas iban de Mantilla, con su Peineta y los jóvenes de traje de azul marino.
Pero hubo unos años en Sevilla, que para acompañar a las jóvenes de Mantillas, nunca se vieron tantos Oficiales de la Marina Mercante de uniforme.
Esto era debido, a que abrieron una Academia en la Plaza de San Lorenzo,(En el mismo solar, donde está actualmente la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder), que exigía el ir a clase, con el uniforme de cadete de Marina. Yo entre ellos.
Muchas son las cosas que han cambiado.
manolo