En octubre comenzaba hace décadas el curso escolar. Los libros forrados de azul con pequeñas etiquetas donde era obligado poner tu nombre y apellidos, con las esquinas bien dobladas, casi perfectas, con cuidado para que no se despegaran y duraran al menos hasta el primer trimestre. Aquellos libros de la editorial Anaya, Santillana, S.M... ya casi ni me acuerdo. Cuadernos y blocks de cuadrícula con margen rojo y un sinfín de material que se renovaba todos los años. Pero a mi memoria llegan escenas de fin de semana mucho más agradables, de domingo en concreto, cuando salía corriendo a comprar el último número de mi tebeo favorito, allí, en el kiosko del Espolón, la señora del pañuelo lo tenía reservado siempre. Eran las veinticinco pesetas mejor empleadas que me daba mi padre, porque en aquellos tebeos como muchos de vosotros comencé a leer, aprendí ortografía, gramática y además de ser una didáctica divertida empezó también mi afición a la escritura y al dibujo.
El tebeo, hoy llamado cómic, era un medio de entretenimiento, pero también un retrato de la época, una expresión de la ideología oficial y en ocasiones un reflejo crítico de la sociedad. El hambriento Carpanta, de Escobar, un vagabundo que vivía bajo un puente y siempre tenía un hambre canina, fue un buen ejemplo de ello. La verdad es que era una radiografía social de la España de aquellos años. Otro ejemplo lo encontramos en 13 rúe del Percebe del inefable Ibáñez. En la colección de personas no faltaba el caco, ni la patrona de pensión que mataba de hambre a sus inquilinos, ni la solterona y sus mascotas, ni el sastre sin escrúpulos, ni el comerciante que hacía trampas con el peso, ni el moroso, ni la portera cotilla.
Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, el botones Sacarino, las hermanas Gilda, Rompetechos... y así hasta muchos otros personajes de los tebeos que nos han entretenido y no han hecho reír. El mundo de esas revistas de humor lleno de imaginación y colorido ha perdido muchos lectores con respecto a otras épocas siendo, como son, unos estupendos instrumentos para crear hábitos de lectura y pasar un buen rato. La televisión, los ordenadores y las nuevas tecnologías nos ofrecen información y entretenimiento, pero ninguno de ellos nos presentan aquellas historietas con las que muchos hemos crecido.
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Este es mi homenaje, un merecido homenaje a ese peculiar mundo de las viñetas, a ese trocito de nuestro pasado donde la lectura del comic era nuestra diversión favorita. Para algunos la única que en aquellos tiempos nos podíamos permitir.
Cuando llegaba una nueva estación los más afortunados disfrutábamos del Almanaque. Otros en cambio se conformaban con ir a la pequeña librería donde colgaban el cartel de "compra y venta de tebeos usados" y por un precio módico podías adquirir tu ejemplar.
El tebeo, hoy llamado cómic, era un medio de entretenimiento, pero también un retrato de la época, una expresión de la ideología oficial y en ocasiones un reflejo crítico de la sociedad. El hambriento Carpanta, de Escobar, un vagabundo que vivía bajo un puente y siempre tenía un hambre canina, fue un buen ejemplo de ello. La verdad es que era una radiografía social de la España de aquellos años. Otro ejemplo lo encontramos en 13 rúe del Percebe del inefable Ibáñez. En la colección de personas no faltaba el caco, ni la patrona de pensión que mataba de hambre a sus inquilinos, ni la solterona y sus mascotas, ni el sastre sin escrúpulos, ni el comerciante que hacía trampas con el peso, ni el moroso, ni la portera cotilla.
¿Alguien conserva algún ejemplar?
Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, el botones Sacarino, las hermanas Gilda, Rompetechos... y así hasta muchos otros personajes de los tebeos que nos han entretenido y no han hecho reír. El mundo de esas revistas de humor lleno de imaginación y colorido ha perdido muchos lectores con respecto a otras épocas siendo, como son, unos estupendos instrumentos para crear hábitos de lectura y pasar un buen rato. La televisión, los ordenadores y las nuevas tecnologías nos ofrecen información y entretenimiento, pero ninguno de ellos nos presentan aquellas historietas con las que muchos hemos crecido.
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Este es mi homenaje, un merecido homenaje a ese peculiar mundo de las viñetas, a ese trocito de nuestro pasado donde la lectura del comic era nuestra diversión favorita. Para algunos la única que en aquellos tiempos nos podíamos permitir.
Cuando llegaba una nueva estación los más afortunados disfrutábamos del Almanaque. Otros en cambio se conformaban con ir a la pequeña librería donde colgaban el cartel de "compra y venta de tebeos usados" y por un precio módico podías adquirir tu ejemplar.
Aquellas fueron para muchos las primeras lecturas. Aprendímos expresiones como ¡Oh, ah, glup, bang, boom, o tierra trágame!. Aprendimos algo todavía mejor, la manera de empezar la semana con una sonrisa.
Dónde ha quedado aparcada aquella bendita lectura...
___________UN TEBEO, UNA NOSTALGIA, UNA ILUSIÓN.___________
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Supongo que como tantas otras cosas ya forman parte de nuestros recuerdos vejunos, pero es innegable que fueron una parte importante de nuestras vidas, con ellos aprendimos a comerciar, a ser tolerantes, a intercambiarlos, prestarlos, pelearnos con quien no nos lo devolvía o no nos los dejaba, casi que con ellos fuimos tomando la forma de ser adultos para luego pegarnos entre nosotros mas enserio, ahora está mas de moda ser separatista, o independentista, mola mas...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Y los cuentos troquelados de Ferrandiz, una colección que traía unas llaves el de Barba azul, otro unas castañuelas, o un abanico y la colección de cromos de Moisés. Cuantos recuerdos, cuantas tardes de merienda y lectura. Me has hecho disfrutar reviviendo días felices de una infancia inolvidable. Un abrazo con aires azules que dejó la capa azul que vestía el otoño
ResponderEliminarCurioso comprobar como el vivir en otros lares te acerca a este mismo mundo pero con lecturas y hobbies diferentes. Lo mío eran los cromos, y las envolturas de las chocolatinas. Mis lecturas tarzan, batman, la mujer amazona, mowgli, superman... parecía un chicazo. Siempre aventuras y mi juego favorito las canicas:-) Sin embargo ahora escucho mortadelo y filemón y algunas de los que citas gracias a mis nietos que me las leeen en voz alta. Mis recuerdos están muy lejanos y si te soy sincera he de hacer verdadero esfuerzo para recordar. Me ha gustado repasar tus recuerdos que avivan los míos.
ResponderEliminarBss
Me ha encantado leer tu entrada porque me has devuelto a una época que ya tenía olvidadas, ¡qué bueno!
ResponderEliminarGenin:
ResponderEliminarYa hemos crecido y todo es historia, pero al menos yo tuve una infancia feliz y gracias a Dios o a quien sea, no me faltó nada, sobre todo lectura, mi padre siempre nos obligaba a leer, ¿"te aburres?... pues coge un libro"-decía.
Un abrazo y veremos en qué queda tanto separatismo.
Ester:
ResponderEliminarNo me he olvidado del gran Ferrándiz, en una ocasión le dediqué una entrada que quizá la vuelva a publicar en tu honor.
Tantos recuerdos ya no me caben en el baúl azul.
Besos.
Katy:
ResponderEliminarAquí los chicos devoraban a Roberto Alcázar, el Capitán Trueno y no sé cuantos más, las chicas intercambiaban tebeos de princesas, de amoríos, pero a mi me gustaban los cómics.
Tiempos felices aquellos.
Abrazos.
Tracy:
ResponderEliminarUna época que nunca volverá pero que la huella que nos ha dejado es imborrable.
Gracias y abrazo.
Qué preciosidad, esta entrada me ha llevado a otro tiempo. Yo también iba el Domingo a comprarme el tebeo al kiosko, en mi caso el kiosco de la señora "Rosalía". me encantaba Zipi-Zape, Sacarino, Agamenón, Rompetechos... Mis hermanas se compraban "Lily" y "Esther". Respecto al cole, recuerdo esos libros nuevos, el estuche con los "Carioca" y las pinturas "Alpino", el "Plastidecor" vino más tarde. ¿Y las gomas de nata? ¡¡¡Bufff!!! Preciosa entrada Airblue. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarQUE EMOTIVOS RECUERDOS, YO SIEMPRE LOS LLEVO PRESENTES... NO SÉ EL PORQUÉ, QUIZÁ PORQUE FUI MUY FELIZ POR AQUELLAS ÉPOCAS.
ResponderEliminarTE DEJO UN ABRAZO FUERTE.
Me ha gustado mucho recordarlos.
ResponderEliminarHay unos que me vienen a la memoria, por creer que son de los mas antiguos.
El tebeo "Flechas y Pelayos" que fue de la unión de dos que se publicaban por separado y para paliar el "pique" que existía entre los dos.
"Flechas" que era de la Falange
y "Pelayos" que era del Requeté.
Eran tebeos de los años
30/40
Que por vivir en Sevilla, era los que se publicaban por aquel entonces.
manolo
Luján:
ResponderEliminarBenditos recuerdos que nos hicieron más fácil la infancia.
Un abrazo Luján.
Manolo:
ResponderEliminarA tanto no puedo remontarme, no había nacido aún, pero a todos nos hicieron bien y aprendimos mucho con aquellas lecturas.
Un abrazo.
Me ha encantado tu entrada Airblue ¡cuantos recuerdos! crecí leyendo todos los que has nombrado y alguno más, siento que vivimos un tiempo que la tecnologia moderna no podrá superar nunca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Conchi.
Mi blog no se actualiza.
ResponderEliminarOtra vez con la misma historia.
manolo
Me ha encantado lo que has escrito. Yo, como sabes, soy una gran aficionada a la lectura y aún sigo disfrutando de los tebeos que guardo desde pequeña. Los "Olé!" o "Súperhumor", la revista "Petete" o "Don Mickey" eran más de mi época, y los conservo con cariño en casa. El dinerito que me daban de propina casi siempre era invertido en alguna de estas publicaciones que me han entretenido tanto.
ResponderEliminarFlorecilla:
ResponderEliminarNo solo sé que te gusta la lectura, también sé que devoras los libros y que siempre has escrito con una ortografía perfecta desde que eras una niña.
"El libro gordo de Petete" te lo compraba tu abuelo. Qué recuerdos tan bonitos.
Un beso mi florecilla.