DULCE SONIDO

Curioseando por YouTube una tarde fría de domingo, encuentro música de tiempos pasados, melodías y canciones que aunque se olviden siempre sonarán en nuestro corazón. Lo he dicho muchas veces, ya lo sé, la música es una gran compañía, una terapia muy importante que ralentiza el ritmo acelerado del quehacer cotidiano y que por falta de tiempo no la saboreamos como se merece. Me gusta buscar vídeos de hace años, enseguida ubico la fecha y comienzo a pensar qué ocurría en mi vida por aquel entonces, es como volar en un pentagrama al pasado, las notas son capaces de llegar a las estrellas y bailar con ellas en clave de sol. Está comprobado, el que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla.

Una misma canción suena diferente cada vez, cada día, cada momento... todo depende del estado de ánimo, de la situación que estés viviendo, del clima, de la calle por la que vayas caminando, de quien tengas al lado, de la ciudad donde estés e incluso de ese café que te estás tomando. La música, esa sucesión ordenada de sonidos, rompe el silencio tocando la fibra sensible que nos enamora, que nos agita y nos conmueve, que nos hace llorar unas veces y reír otras.

La música se ha creado para ser escuchada.

Y tú, ¿recuerdas alguna melodía?
 

Hoy que el tiempo ya pasó,

hoy que ya pasó la vida,

hoy que me río si pienso

hoy que olvidé aquellos días,

no sé por qué me despierto

algunas noches vacías,

oyendo una voz que canta 

y que tal vez es la mía.