- Te invito a tomar un café.
- Sí, pero... no sé quién eres.
. Muy fácil, mírate en el espejo.
- No me gustan los espejos.
- Ya lo sé, son adivinos de la edad.
- ¿También te asusta el paso del tiempo?
- No, nada de eso y por ello estoy aquí, a tu lado, soy tu otro yo, tu pensamiento, tu conciencia, llámame como quieras.
- Con leche, sin espuma y en taza grande.
- Y ahora la pregunta: qué se siente cuando uno envejece, cuando el tiempo ha dejado su huella en tu piel y se va llevando poco a poco la juventud...
- Sin duda es una pregunta interesante. Para una persona de veinte años cualquiera que sobrepase la cincuentena ya tiene una edad respetable, el aspecto no cuenta y siempre nos consideran viejos cuando ser mayor es todo un regalo.
- Crees que envejecer es un regalo?.
- Ahora eres la que quieres ser, libre, tú misma. Es cierto que a veces preferimos no fijarnos en los cambios del cuerpo, las arrugas, las ojeras, y hasta en los indicios de la dichosa celulitis, pero la vida nos presenta una carta amplia de pequeños placeres que con la edad valoramos y disfrutamos con más calma.
- Tienes razón, a menudo me sorprendo de la persona que vive en mi espejo, pero fíjate, creo que todas estas cosas ya no me preocupan, el tiempo tiene que pasar y lo más importante es llegar hasta donde he llegado, lograr muchos propósitos y subir mi autoestima. No cambiaría mi familia, ni mis amigos, ni mi hasta ahora vida, por menos cabellos grises y tener una figura envidiable. Me he convertido en mi amiga, no me regaño por no hacer mi cama, o por comer esa galleta extra cuando me apetece.
Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, sentarme en el sofá sin hacer absolutamente nada o quedarme sin prisas en el parque disfrutando del aire libre porque mis obligaciones han cambiado.
He visto a algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber conocido la libertad que viene al hacerse viejo. A nadie le interesa si escojo leer o navegar en el ordenador hasta las cuatro de la mañana y después dormir hasta quién sabe la hora. Bailar conmigo misma al ritmo de esos maravillosos acordes de los 50 y 60 y si después me apetece llorar por algo perdido o ponerme una película lacrimógena de esas que dejan un nudo en la garganta, lo hago y no molesto a nadie.
Caminar por la playa con un traje de baño que se estira para esconder lo que quieres y hacer un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini... ¡ja!, ellas también se harán viejas, si es que tienen la suerte de llegar.
Algunas veces soy olvidadiza, pero me acuerdo de las cosas importantes. A través de los años mi corazón ha sufrido por la pérdida de mis seres queridos, por la enfermedad y el dolor de un niño , o por ver morir a mis mascotas.
Pero el sufrimiento nos fortalece, nos hace crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y nunca conocerá la felicidad de ser imperfecto.
Si, estoy orgullosa de haber vivido suficiente para que mis cabellos se cubran de nieve y por conservar la sonrisa de mi juventud cuando aparezcan los surcos profundos en mi cara.
Cuando se envejece es más fácil ser positivo, te preocupas menos por lo que los demás puedan pensar.
Estoy satisfecha de ser mayor porque me ha devuelto mi autonomía, me gusta la persona en que me he convertido. No voy a vivir siempre, pero mientras esté aquí no voy a perder el tiempo en lamentarme por lo que pudo ser, o preocuparme por lo que será. Trataré de amar sencillamente, generosamente, hablar amablemente y el resto se lo dejaré a Dios.
Es hermoso contemplar las flores y aspirar su fragancia, ahora valoro más la belleza de una mariposa, el colorido del cielo e incluso el encanto de los días nublados entristecidos por la lluvia.
Queridos amigos, disfruten sus años de vida y no se preocupen por haber perdido su juventud. Sonrían cada mañana, porque la naturaleza despierta antes que nosotros para colgar el sol y poder verlo desde la ventana de nuestra existencia.
Si la salud acompaña, los años nos conceden autenticas parcelas de libertad que debemos aprovechar. La vida es una carrera de fondo, mejor dosificar las fuerzas.
Lo importante es no perder jamás la capacidad de ilusionarse y las ganas de aprender.
Lo importante es no perder jamás la capacidad de ilusionarse y las ganas de aprender.
Una disertación sobre el transcurrir de los años Vividos y por Vivir, que me ha gustado, pero que mucho.
ResponderEliminarUna arruguita por aquí o por allá, son decoraciones de haber Vivido.
Seamos positivos y digamos ¡¡ Que me quiten lo bailao.!!
manolo
Cierto, dichoso aquel que puede contar sus canas. Es señal de que ha vivido.
EliminarGracias Manolo, hoy has llegado el primero.
Precioso tirón de orejas para todos aquellos que se miran mas por fuera que por dentro. Mis arrugas son cicatrices de vida, mis canas señales de haber madurado, el descuelgue es el espacio que necesito para guardar lo que he atesorado, mi falta de memoria es la que me hace reír, mis molestias son aviso de que sigo viva. Me gusta el espejo, hemos llegado hasta aquí el y yo. Un abrazo
ResponderEliminarEl espejo es el único que dice la verdad y sabe callar nuestros defectos. Conozco gente que nunca está conforme y no hace otra cosa que cambiar de imagen, sin conseguirlo. Nunca están satisfechos y son esclavos de su cuerpo. Pobres...
EliminarOtro abrazo para ti.
Como se dice vulgarmente, "que nos quiten lo bailao". Gran reflexión cuando dices que un corazón sin padecer rotura, nunca sabrá lo que es la felicidad de la imperfección humana. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Gracias Luismi, el sufrimiento nos hace fuertes y es una forma de belleza que poca gente comprende.
EliminarUn abrazo.
Maravillosa disertación sobre el correr de los años.
ResponderEliminarInteresante diálogo.
Y una manera de dar importancia a la belleza interior, que jamás envejece.
EliminarAbrazos.
Ya, el que no se consuela es porque no quiere, a mi no me hace ni una sola pizca de gracia ser un viejo carcamal, mas que nada por lo que eso conlleva de finiquito... :(
ResponderEliminarBesos y salud
Me esperaba esta respuesta, conozco tu manía de llamarte viejo, pues de momento has llegado, con menos fuerza que a los veinte, pero has llegado. Y espero verte por aquí muchos años más.
EliminarUn abrazo caballero..
Coincido con Manolo, brillante como siempre. Hace tiempo leí que envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena. Es una forma de verlo y de entender que no todo es tan malo como algunos/as creen.
EliminarDicen que en la juventud Aprendemos... y a medida que pasan los años Entendemos.
Es cierto Air nunca deberiamos perder la capacidad de ilusionarse y las ganas de aprender.
La serenidad que aportan los años deberían servir, para aprender sin presión, con calma, entender nuestro entorno y vivir con ilusión cada momento que nos regala la vida. Un abrazo
Dices tantas verdades que tu comentario es el broche de oro de mi entrada.
EliminarGracias Mar por tus palabras, por tu visita y sobre todo por no olvidarme.
Un abrazo.
Has escrito cosas muy bellas desde que te conozco, reflexiones fantásticas que eran verdaderos ejemplos de vida, pero con ésta... te has superado amiga mía.
ResponderEliminarMe encantó ese recorrido que haces por la vida y trataré de entenderlo, llevarlo a la práctica y así aprovechar y disfrutar de lo que me quede por vivirla.
Con mi agradecimiento, recibe un abrazo muy especial.
Kasioles
Creo que no saber envejecer o no querer aceptar los años resulta patético, saber vivir el momento y llevar la edad con dignidad, es efectivamente disfrutar de cada etapa de la vida.
EliminarUn abrazo cariñoso.
Entre esta maravillosa entrada que has publicado y las palabras que has dejado en mi espacio, has logrado que mis ojos se llenasen de lágrimas.
ResponderEliminarNo te imaginas lo mucho que te agradezco ese cariño tuyo, se lo mandaré encantada, seguro que se sonríe por ser tan querida y recordada.
Mil gracias, de corazón a corazón.
Te dejo un abrazo muy especial.
kasioles