FELIZ AÑO

Madrid. Museo del Prado

Hoy, primer día del año que ha comenzado, me apetecía pasear. Después de casi una semana sin parar de llover, las nubes se han tomado un descanso y ha sido el momento de salir a caminar por las calles de un Madrid lleno de luces y colores navideños.
Cuando era niña recorría por este tiempo otras calles y otra ciudad con la ilusión lógica de mis pocos años, mi padre me llevaba a la tienda de juguetes más grande que encontraba y enfundada en mi abrigo, los guantes y la bufanda, esquivaba los charcos helados mientras comía las ricas castañas asadas del quiosco de la esquina.

Hoy, me apetecía pasear por esta ciudad bulliciosa que me acogió siendo estudiante y donde comencé una vida nueva hasta llegar a tener un hogar y una familia.
La gente con sus cámaras fotografiaba las iluminaciones y nosotros también hicimos algunas.

Me ha gustado ver la Puerta de Alcalá vestida de azul, (seguro que a Carlos III también le hubiera encantado).

Los árboles llenos de color del Paseo del Prado, la diosa Cibeles rodeada de luces y la calle de Alcalá con sus guirnaldas de flecos azules, tan juntos que parecía una auténtica alfombra.









Me ha gustado ver la estatua de Colón por fin en el centro de la plaza, el pobre llevaba años desplazado y casi no se le veía. Ahora ha vuelto al sitio donde nunca debió salir.
El Paseo de la Castellana, siempre con los árboles cuajados de luces de esas que son de bajo consumo, porque hay que ahorrar energía.




La Gran Vía, que el próximo mes de abril cumple cien años. La Gran Vía empezó a construirse el 4 de abril de 1910, cuando el rey Alfonso XIII golpeó con la piqueta el primer edificio que se derribaría para poner en marcha las obras de una avenida que se convertiría en una de las calles más emblemáticas de la ciudad.

Me ha gustado pasear por la Plaza de Atocha, los almendros luminosos le dan una alegría especial en estas fiestas navideñas. Su vieja estación del Mediodía es el mayor complejo ferroviario de España, inaugurada en el siglo XIX es uno de los lugares más castizos de Madrid, allí se despedía a los soldados que partían a la Guerra de África y ha sido escenario de obras como las de Galdós, sin olvidar el desgraciado suceso del atentado del 11 de marzo de 2004, una serie de ataques terroristas en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid.





La última ampliación y remodelación se realizó entre los años 1985 y 1992 (fecha en la que la antigua estación quedó fuera de servicio). Hoy es la primera estación ferroviaria de España en trayectos nacionales y la segunda en trayectos internacionales.

Me ha gustado el recorrido a pesar de los siete grados de temperatura y de la humedad que había en el ambiente. Solo me ha faltado comprar castañas, cada vez es más difícil encontrar un puestecillo, parece que están en peligro de extinción y es que las castañeras deben abonar anualmente unos 300 euros de licencia para poder mantener sus puestos, en función de los meses de venta. Además, desde el 2006 el Ayuntamiento ha dejado de suministrar a los quioscos electricidad.

Espero que esta tradición no desaparezca. "Las castañas son la paz del hogar. Cosas de antaño", dice el Poema oriental de Federico García Lorca.

FELIZ AÑO.