martes, 23 de mayo de 2023

La epidemia silenciosa





Contemplemos el ocaso, o mejor el anochecer. Nada más relajante que el brillo de una estrella y su reflejo en el mar. La noche se acerca y para muchos será un momento agradable, sinónimo de descanso y tranquilidad, en cambio otros cerrarán las ventanas y la única puerta que podrán abrir es la que conduce a la soledad más absoluta.
Esa soledad que se adueña de todo lo que fue, lo que existe y lo que vendrá. Pero cómo podría describir esta palabra tan deseada muchas veces y tan impuesta, otras. El caso es que tiene nombre de mujer, es necesaria de vez en cuando, pero es a la vez temida por todos cuando nos vemos sometidos a ella.

Y qué entendemos por soledad, ¿se puede decir que a pesar de vivir en una sociedad tan amplia, cada día más unida al progreso, en la que las distancias están superadas por las nuevas tecnologías, que estamos realmente solos? Sí, porque hay una soledad externa y otra interna, que quizá es la verdadera soledad. Si el hombre es social por naturaleza, por qué nos cuesta tanto sentirnos parte de un todo. Estamos rodeados de compañía y seguimos sintiéndonos solos. Sin embargo necesitamos de ella como válvula de escape en nuestros estados ansiosos y aunque sea muy importante sentirse queridos y encontrar de vez en cuando un punto de apoyo en los demás, es bueno que el hombre esté solo, que temple su estado de ánimo y relaje su espíritu. 
Cuando el sonido se rompe porque un corazón se lamenta,  sentimos el dolor sordo de la ausencia. La soledad es amarga y dulce a la vez, se bebe en vaso largo y hasta se saborea. Cuántas veces en esa ausencia acunamos sueños imposibles que nunca llegan... Lo que tengo claro es que la soledad es la única que nos entiende y nunca jamás cuestionará todo aquello que pensemos.

La noche tiene el encanto de la quietud más pacífica y relajante. Mientras el sueño intenta adormecer los pensamientos, tratamos de sumergirnos en las sombras más profundas. El día tiene demasiadas horas estresantes, demasiados minutos agobiantes y por ello necesitamos vivir la noche con el único fin de dejar la mente  libre de tensiones y preocupaciones,  procurando apartar las obsesiones, fantasmas que viven encadenados a la mente desde siempre y que el exterior nunca muestra, ni lo mostrará, porque rechazamos los pensamientos que nos agobian y no queremos transmitirlos a los que tenemos cerca, ellos seguramente no lo entenderían jamás. Aprovechar los momentos de soledad, nuestra soledad, es beneficioso y es un acierto aferrarse a ella pensando que no hay soledad triste cuando de verdad lo deseamos.
 Me pregunto cuánto tiempo tiene que pasar para que una mente recupere la estabilidad que necesita. Creo que ya no soy la misma, las vicisitudes me han cambiado. Antes mi alma se llenaba de energía, ahora necesito que alguien la llene.

El silencio tiene rostro
La soledad lo dibuja en el recuerdo
El silencio tiene múltiples colores
La soledad solo plasma el gris de las sombras
El silencio no crea pentagramas
La soledad es toda una sinfonía
El silencio tiene un cuerpo delicado
La soledad lo acaricia noche a noche.
El silencio tiene labios de esperanza
la soledad lo besa en la penumbra 
El silencio camina entre nubarrones
La soledad va dejando la huella
El silencio canta en verano y primavera
La soledad llora en otoño y en invierno

Sin ti, si ya no estás... La agonía de un corazón solitario. Una forma de soledad que duele mucho. 

domingo, 14 de mayo de 2023

Madrid, Madrid, Madrid... 🌹🌹🌹

 Dicen que de Madrid al cielo, pero dejando un agujero para seguir viéndolo. Pues en mi caso creo que es cierto. Al principio, y sobre todo si vienes de un lugar pequeño, tengo que reconocer que uno tiene el billete más acertado para ir camino del estrés. El movimiento de las grandes urbes, el ruido insoportable del tráfico, las prisas de los viandantes, las colas y las esperas para cualquier evento, ya sea de ocio o de cualquier índole, llega a ser enervante hasta hacerse insoportable. "Es de locos"-solía decir mi padre- "sí, pero en esta locura tienes y encuentras de todo" - le contestaba - Cuando vine a Madrid a los dieciocho años, estaba encantada, nada tenía que ver con la pequeña ciudad que había dejado atrás, me llamaba la atención sus fuentes rodeadas de flores tan cuidadas. Acostumbrada al autobús, la rapidez del metro me parecía increíble y las grandes superficies en cuanto al comercio, fascinantes.


Madrid acoge. Madrileños somos todos... o no lo es nadie, porque quien sea muy purista y quiera conocer madrileños genuinos, los llamados "gatos", lo único que puede hacer es pasarse por el Rastro y ver si encuentra alguno no menor de 90 años que lleve con honra la auténtica estirpe del foro.
Ha inspirado coplas, libros y hasta una ópera. 

Decía Sabina:

Allá donde se cruzan los caminos
donde el mar no se puede concebir
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.

Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me "dejao" la vida en sus rincones
pongamos que hablo de Madrid, de Madrid.

viernes, 28 de abril de 2023

Entre cipreses




He vuelto a pisar tu tierra dura. Desde lejos las agujas de piedra blanca se elevan con elegancia sin llegar a tocar las nubes. Ahí sigue la joya del gótico, esta vez luce muy clara por el buen tiempo y si escuchas el sonido ronco de sus campanas, oirás la voz de Gil de Siloé que suena como un eco de bienvenida.
Entrar en Burgos es penetrar en el recuerdo. Tenía que cumplir una misión, era algo que llevaba en mente desde hace tiempo. Fue tremendo el dolor que sentí cuando en noviembre encontré la cruz vencida, yacía retorcida entre la piedra llena de musgo y sus nombres casi borrados, como caídos en el olvido. Mi corazón se llenó de dolor, mis ojos completamente nublados no podían leer las letras ennegrecidas por el tiempo y el corrimiento de tierra que hubo dejó desnudos los laterales. Aquello era tétrico y me recordó a una novela de Edgar Allan Poe.

Hoy, después de varios meses de restauración, he vuelto a caminar entre cipreses contemplando el cielo esta vez sin nubarrones y con la mirada pude correr el velo que colgaba entre cirros desperdigados de buen tiempo. Oigo silencios e imagino rostros contentos que agradecidos silban canciones y bailan minuetos.
Todo arreglado de nuevo, un sol espléndido dejaba el brillo cegador que ahora despide la lápida y mientras una lágrima se me escapaba, cerrando los ojos sepulté el suspiro de dolor dentro de mi alma.
Me fui satisfecha a paso torpe y lento y en esa leve paz entre cipreses dejé cerrado todo el infinito. 


lunes, 24 de abril de 2023

Para ti.




Ahora, después de una larga lucha, me doy cuenta que no importa el paso del tiempo, importa tener ilusión, sonreír cada mañana y contemplar como la vida despierta antes que nosotros para colgar el sol y seguir mirándolo desde la ventana de la existencia.

Qué tienes entre las manos
niña bonita de ojos claros,
un puñado de flores secas, 
para hacer un collar de rosarios.

Al caer en la tarde las horas
en la oscura penumbra del sueño,
entre nubes las hojas se mueven,
los pájaros vuelan y susurra el viento.

Es la noche teatro de luces
de estrellas fingiendo diseños,
vías lácteas de brumas azules,
 constelaciones de ayeres desiertos.

Cuando veo los árboles desnudos
en las mañanas de mis desconciertos,
parece que lloran sus ramas, 
y las nubes derraman incienso.

Mis ojos, perdiendo la infancia
se vuelven más duros, se tornan mas viejos,
solo quedan tus flores, mi niña,
moviéndose alegres al viento.

jueves, 13 de abril de 2023

Ventana de abril.


Siempre se sueña

unas veces dormidos, otras despiertos.

Insistentemente ese niño que ocultamos

tras las capas de los años, pequeño inexperto,

intenta salir

y cuando lo logra 

qué inseguros nos sentimos y qué débiles,

rápidamente robamos trozos de experiencia

recuerdos esparcidos sin orden en el tiempo

y tratamos de escondernos, como podemos,

para que nadie se dé cuenta

en ese diminuto segundo

que la verdad es la esencia pura

de nuestro complicado ser.



Sí  un día,
no importa cuándo ni en qué momento,
despiertas o te preguntes qué haces en ellos.

Escurre  de la vida
brillo para tus pupilas,
Escurre  de tus ojos,
sintonías de alegría.

Regálale al viento,
el baile que ejercen tus pasos,
recoge del aire
el ritmo que marca el tiempo.

De nada sirve adelantar manecillas,
de nada sirve mirar hacia atrás,
recoge el fruto del aprendizaje,
y deja al reloj las horas marcar.

No sé donde viven los sueños,
entre nubes de nácar quizá,
pero entiendo cuando me cuentan

que de ellos no se quiere despertar.




 

lunes, 27 de marzo de 2023

Mala acción.

 Para nada quisiera competir con nuestro amigo Juan y su "Jardín insostenible", eso es muy arriesgado para una aficionada a las plantas y a las flores como yo. Solo me voy a introducir en el agujero del tiempo para contaros una pequeña anécdota, que siempre viene a mi memoria cuando comienzan los efluvios primaverales. Hay recuerdos buenos y malos y éste no es muy grato precisamente.



Nací un poco lejos de la península, donde saltando un trozo de mar se encuentra un bonito país del noroeste africano, pero crecí, como decían mis abuelos, en una ciudad fría y dura de Castilla. Mi infancia estuvo rodeada de árboles, flores y toda clase de plantas, entre jardines que cada propietario
 cuidaba y a veces hasta competía para ver cual de ellos lucía mejor. Un lujo, ahora me doy cuenta cuando me asomo a la ventana y veo esos bloques de hormigón.

Por estas fechas comenzaba el festival de capullos que pronto abrirían sus pétalos y yo sabía que las margaritas, los lirios del valle y las amapolas eran los primeros en florecer. Pero había algo que me fascinaba, lo esperaba impaciente todos los años porque podía deciros que era el corazón del jardín, al menos su color rojo granate me lo recordaba. Seguro que más de uno conoce las PEONÍAS. Con el frescor y la humedad de la tierra florecían siempre y en pocos días alcanzaban un tamaño asombroso, de pétalos grandes y muy frondosas alegraban ambos lados del porche y aunque no tenían aroma, puedo asegurar que llamaban la atención a los muchos que se asomaban a verlas.

Pero como en todo espectáculo el decorado cambia y la mala actitud del ser humano sale a flor de piel cuando la belleza molesta. Un mal día al despertar, un alma negra hizo mucho daño a mis preciosas flores arrancando de mala manera todos los capullos y deshojando una por una todas las corolas granates y no contento con ello, con perversidad y alevosía extendió los pétalos por todo el porche, por las escaleras, hasta la entrada del jardín. No podía creer lo que estaba viendo. ¿Qué ha pasado y quién tiene el corazón tan frío para tan desagradable hazaña?.

Lloré todo lo que pude de rabia y de impotencia hasta la mañana siguiente que lo primero que hice fue salir al jardín. Miré a mi alrededor y solo se había salvado una ramita, en el suelo se veían algunos pétalos con gotitas. No eran de rocío, no, eran las lágrimas de mis peonías.

Las plantas son seres vivos que no sienten dolor, no tienen sistema nervioso, pero sí son capaces de responder a estímulos negativos. Quien lo hizo tampoco sintió dolor.





martes, 7 de marzo de 2023

Mirando la vida.

Amigos:  

Ahora veo la vida como una gran sala
dentro de un espacio imaginario de luz.
Una mirada a la vida en un momento difícil puede cambiar temores y dudas, sería hermoso verla con los ojos del alma, son como espejos que reflejan los secretos del corazón 
y decorarla con grandes emociones.
La puerta principal el Amor
Las paredes los sentidos.
En las ventanas pájaros y sueños. 
En los sueños el alma del poeta. 
Veo la vida como una gran sala. 
Dentro, amor y tiempo para amar
amigos, familia, compañeros,
canto y poesía pura.


Hay que mirar la vida para extraer la belleza de todo lo que hay en ella. La bondad del inocente, la sensualidad de una piel, la delicadeza de una flor, la sabiduría de un libro, y filtrar como un rayo de luz la belleza de los sentimientos para penetrar como un escáner en las emociones positivas.

Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro. - Albert Einstein -

Si hay fuerza, creo en los milagros, no tengo más remedio que creer después de haber superado un tumor que me cogió de sorpresa en plena pandemia. Aún tengo un largo recorrido que hacer y seguiré en manos de la ciencia y de Dios. A todos los que me habéis ayudado gracias infinitas por vuestro apoyo.

Pd. Ahí están mis ojos con el iris perfecto.