Escucha como llueve,
es el llanto del cielo
sus lágrimas llevan consigo
una mezcla de dolor y consuelo.
Llueve, con un aroma inconfundible,
huele a plantas y a tierra mojada
a jardín desnudo, a manojo de hierba
a sabor a río que humedece la boca.
Llueve, en los campos sembrados
en las ramas de los manzanos
entre olivares y trigo
en las viejas piedras de los tejados.
Calles vacías y suelos embarrados
espejos de plata parecen los charcos
nubes oscuras henchidas de agua
riegan con gotas rincones del alma.
Como si el cielo compartiera mis penas,
las lágrimas de los ángeles caen en silencio
detrás de mi ventana, llorando ausencias
imágenes distantes mojan mis venas.
El viento a su antojo el cuerpo mece,
a veces sin piedad me ahoga
con el corazón encogido la sangre teje
mientras la lluvia sigue cayendo
sorda a mis confidencias.
Llueve en primavera,
las hojas del árbol rocío emanan.
Llueve en verano,
el mar y la lluvia la arena bañan.
Llueve en otoño,
pajarillos posados en las secas ramas.
Llueve en invierno,
caen las gotas en blanco desierto.
Como el labrador al ver su campo perdido,
vuelve los ojos al cielo clamando lluvia
su cosecha ha muerto.
Llueve...