Voz de mi hija. .NOELIA

Voz de mi hija

viernes, 19 de julio de 2024

Un saludo

Un trastorno depresivo mayor, o una depresión clínica inesperada, tiene ocupada mi mente, ese profundo agujero en el que una vez que te metes, cuesta mucho salir, un agujero donde no se ve ni un ápice de luz.
Tengo ayuda por supuesto, la más grande es mi familia, mis hijas y todos los amigos que la vida ha puesto en mi camino, pero necesito tiempo para volver a ser la persona que era, ahora no lo soy. De repente se me han ido casi diez años, se me ha olvidado hasta caminar y he tardado un tiempo en poder escribir estas letras que he creído necesarias.


Un blog no puede dejarse así, sin explicación y de repente, son 18 años de satisfacciones y conocimiento de gente maravillosa. 
Tres años y medio luchando contra una enfermedad suelen dejar huellas graves como ésta, pero por encima de todo quiero vivir, seguir luchando para volver a ser aquella Airblue de siempre y agradecer a la medicina todo lo que ha hecho por mi, aunque el fantasma del miedo siga acechándome.
El Cantábrico me espera y cuando pise sus aguas os recordaré a todos los que habéis tenido la gentileza de seguirme.
Volveré, seguro que volveré, con el corazón contento y la mente limpia.
Gracias.

viernes, 21 de junio de 2024

Entre escritos te recuerdo.





No es bueno quedarse a la orilla de los sueños
es mejor cruzar el umbral de un espejo
allí cada uno puede mirarse, alegrarse y reconocerse
preguntar a su imagen qué deseas de mí
qué huerto quieres abonar
por qué temes que se sequen los rosales del día 
y las tristes azucenas letales de las noches.

Aquel árbol frondoso de ramas fuertes y retorcidas
aquel que era tuyo, ya se secó borrando tu huella
nunca el viento y la mar oirán su queja
el arbolillo sabe bien comunicar la tristeza
cada vez que me acerco a él,  siento tu genio y figura
y con una expresión de tierra dolorida
se erige hacia el cielo con destreza.

Entre nieblas y luceros, llevarte una ramita querría
que con el aire tu rostro rozaría
ignoro tu mensaje, cógela, bésala
más no sé qué quieres decirme
año tras año se me va yendo la vida
cuando mis pies se abrasen con las estrellas
no sueltes mi alma que sigue herida.

Aquel árbol lo hiciste tuyo
malabares y saltos como ardillas
sí sabrá el otoño cuánto duele
el no ver los aretes plateados
pendiendo de una rama como anillas
sí sabrá el otoño cuánto duele
sentir el corazón lleno de astillas.

Airblue. En memoria de mi hermano.

"No te acerques a mi tumba sollozando, no estoy ahí... 
estoy en el viento que te acaricia, en las plantas que riegas cada día, en las estrellas que brillan cada noche sobre tu hogar, en la sonrisa de tus hijas, en los pajarillos que cantan en tu ventana.
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando... no estoy ahí...
Estoy en tu recuerdo y en tu corazón".



viernes, 3 de mayo de 2024

La Música me hace llorar.


Por qué la música me hace llorar
por qué unas veces lloro de alegría,
por qué otras siento tristeza,
cuando oigo aquella melodía,
querría elevarme y volar.

Volar sin alas, planear sin pereza,
danzar en el cielo, dejando atrás lo mortal,
sentarme sobre una estrella,
abrazando el mundo,
falto de cariño y amor incondicional.

Arrancaría la piel que cubre mi cuerpo
ligera y desnuda de recuerdos,
haría trenzas con los rayos de sol,
creando hermosos arabescos,
para gloria y dicha del universo.

Desearía bailar liviana,
con un arpa en las manos,
y formaría figuras de algodón,
con las notas de un piano.
En la noche pediría prestada a la luna,
su capa de dorados reflejos
adornando una fiesta de risas y ecos.

La música se convierte en brisa,
y su fresco aliento acaricia las flores,
la espuma del mar arrastra las notas,
una volátil bruma de arena,
esconde los besos de los amantes.

Por qué la música me hace llorar,
cuando oigo aquella melodía,
soy luz en la oscuridad,
soy paz en la guerra,
se me estremece el alma,
con las cuerdas de una guitarra.

Aquella guitarra mía
que tantas veces hice sonar,
alegraba con sus cuerdas mi corazón, 
entre mis dedos temblaba,
aquella que me hacía llorar,
y aún no sé la razón.




jueves, 11 de abril de 2024

Vuelve mi relato.

Estaba justo enfrente, una muchacha de mirada dulce y ojos casi transparentes. Su rostro parecía joven y lozano, la tez demasiado pálida y el cuerpo cubierto con una especie de velo.  En el andén miraba al fondo del túnel, los bucles de su cabello parecían flotar en el aire de la estación, y su piel era blanca como la espuma. Pensé en acercarme a ella, pero el trasiego de los viajeros que andaban deprisa, casi corriendo, no me permitió hacerlo; además me dirigía al estudio y llevaba mi caballete de madera y los enseres de pintura, heredados de mi bendito padre, que pesaban bastante. Opté entonces por quedarme allí mientras la seguía observando. Me inquietaba aquella imagen.

 No tenía manera de averiguar quién podía ser, así que sin más conjeturas me dispuse a montar mis aparejos para pintar aquella enigmática figura. Preparé un lienzo y lo sujeté como pude al bastidor. Mi primera intención fue poner algo de color en sus mejillas y más brillo en los ojos, con la ayuda de un pincel todo es posible.
El pincel es como la pluma de un escritor, como la musa del poeta, o el pentagrama del compositor. 


 Tomando entonces el bastidor, comencé a dibujar su frágil silueta. No me costó nada hacer el perfil, el lápiz se deslizaba a una velocidad increíble y los tonos se iban mezclando como si bailasen una danza. Casi sin darme cuenta tenía ya el boceto perfectamente delineado y los colores de la paleta brillaban como estrellas. 
En pocos minutos quedó plasmada su imagen. Con un tono rosado en sus mejillas cambié la blancura de aquel rostro y el azul intenso que había dado a su mirada, reflejaba el color del mismísimo mar. Me quedé un instante contemplando mi obra, pero solo un momento, porque algo inexplicable ocurrió. La mujer que yo había dibujado en el cuadro desapareció de repente, el lienzo volvía a estar completamente en blanco, el dibujo se había borrado como si una ráfaga de brisa hubiera barrido hasta los trazos más diminutos.

Sorprendida levanté la vista para ver si ella seguía allí y allí estaba, quieta y con una leve mueca sonriente. Entonces como pude, llegué hasta el andén con los aparejos al hombro un tanto aturdida y confusa.
- No comprendo qué ha sucedido... dibujé tu imagen en mi cuadro, pero se borró enseguida, el lienzo está blanco y juro que plasmé tu cuerpo.
La dama pronunció unas palabras con voz dulce y suave que apenas pude escuchar, pero me acerqué un poco más a ella:
-" Siento que tu trabajo haya desaparecido, seguro que era perfecto, pero ¿no sabes que es imposible pintar el ALMA?".
Me quedé sin palabras, mis ojos ya no podían verla porque había  desaparecido, la blanca silueta se esfumó como una nube.
Estuve un largo rato perpleja, quizá dormida , quizá soñando, no lo sé... no puedo explicarlo, desde ese día comprendí que no es posible pintar un espíritu, sin embargo mis ojos la vieron casi flotando en el andén.
Ahora estoy segura de que por unos instantes tuve la oportunidad de dibujar el ALMA, la frágil silueta de mi propia Ánima.

Permitidme amigos que vuelva a contaros este relato que escribí hace un tiempo, eso sí, con alguna variación del lugar y actualizado.
Creo que es bueno recordar y ocupar la mente cuando se ha estado pasando por un momento delicado, en cuanto a salud se refiere. Una periódica revisión que por fortuna he vuelto a superar.
Gracias.

martes, 2 de abril de 2024

Ventana de Abril




Dicen que soy una soñadora
sí, pero no soy la única
yo solo quisiera volar
entrar despacio en los sueños
danzar con espejismos
dormir en caracolas
pintar arco iris
y beber el rocío de una hoja.

Cepillar unicornios
jugar dentro de una ola
probar el sabor de las estrellas
y ahogarme en lágrimas de hadas
beber el infinito,
recolectar sonrisas
y sumergirme en un suspiro
bajo el reflejo de la luna.

Ventana de abril, con aroma a lilas que mi madre cortaba y sabor a leche malteada que ella misma preparaba.

jueves, 28 de marzo de 2024

Viernes Santo.

De nuevo preparamos el sudario. 
Un aroma a rosas me excita la pituitaria. Rosas seguramente rojas que entre el silencio y la soledad del Viernes Santo, llega hasta mí aliviando la tristeza que padecen católicos y cristianos.
Y empinando mis pies en el suelo, veo un hombre que a paso lento se tambalea descalzo y miro su rostro lívido, lleno de guijarros y los cabellos húmedos que por su cara caen lánguidos.
La noche se está cerrando, de terciopelo morado va vestido y por sombrero lleva, una corona de espinas sujeta con clavos.

¿Quién camina solitario por las calles vacías?, es Jesús el Nazareno la tarde del Viernes Santo.
Silencio, que una oración merece, quien sólo va bajando con la mirada fija en el suelo y en las manos sujetando ese divino madero. 
Y el corazón se me encoge, cuando siento el dolor de un hombre que ya pasó por aquí hace un año. Hay saetas con sentimiento y poemas mal rimados, hay duelos y quebrantos. Hoy las palmas son para Él, la tarde del Viernes Santo.



Dice una voz popular:
¿ Quién me presta una escalera,
Para subir al madero
Para quitarle los clavos
A Jesús el Nazareno ?

Antonio Machado.





viernes, 22 de marzo de 2024

Primavera, el vals de las flores.

 Hoy hablé con las flores, ¡ah! que no me creéis? pues no hay nada más cierto. Caminando a paso lento y con poca energía por el Paseo de la Castellana y después de salir de un hospital con una férula en la mano por una tendinitis, necesitaba aire fresco y ver el colorido de un día despejado con cielos índigos.

Estamos en primavera, me encanta pasear por los bulevares , ver las plazas y las fuentes cuajadas de flores, admirar las filigranas que hacen esos magníficos diseñadores llamados jardineros y el placer de contemplar el arte floral y la diversidad de especies que la estación nos ofrece.

Sí, hoy he hablado con las flores. Las flores simbolizan la expresión anímica de la naturaleza humana y nos conducen a la sensibilización del alma. Una flor es un símbolo para compartir, que nos bendice con sus beneficios para la salud emocional. Las flores nos hablan, nos cuentan relatos de vidas que hay que saber escuchar e interpretar.
 
 
Las flores se vistieron hoy para el baile, el vals de la primavera, con floreados vestidos de tul para dar envidia a la orquídea. Cuando acaba el espectáculo recolectan los colores, roban algunos rayos amarillos de luz, una pincelada de un atardecer rojo, una pizca de mar azul, y un poco de negro nocturno para empezar su descanso. Después del largo baile los colibrís siguen rondando, buscando pareja para disfrutar de la danza.

Hermoso el vals de las Flores haciendo piruetas entre velos de aroma. Hay en los almendros un blanco aleluya, los tomillos y los chopos huelen a verdes de luna.
En mi poético pensar, dormiría en las hojas, jugaría por las arenas de los ríos, tocaría con mis manos los colores del aire y con alas invisibles, violetas y narcisos a las nubes subiría.
Hoy he hablado con las flores.
El Tulipán me confesó que quisiera alargar su vida, la Rosa no tener espinas, el Clavel pidió una suave caricia y el Azahar un amor infinito. Todo está concentrado en ese silencio verde donde mis amigas las flores tienen su sinfonía.
 
Buenos días- dijo el Nenúfar- acércate a mí -dijo la Rosa- tengo sabor a miel - sugirió el naranjo- y bailemos todos juntos nuestro vals, antes de que la primavera muera.