Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

lunes, 31 de diciembre de 2012

FRÍA NOCHE

 
 
Fría noche de finales de diciembre. Solitarias calles en las que el brillo de la escarcha anuncia un amanecer helado. Veo el techo de los coches cubierto con una boina mojada y aún queda alguna luz tenue en las casas. Tengo derecho a quedarme despierta hasta altas horas de la madrugada, nadie va a marcarme las horas de sueño, a nadie le importa si duermo o vigilo, entre otras cosas porque es el silencio del momento lo que me hace sentir bien, mejor de lo que esperaba, teniendo en cuenta además lo beneficioso  que es meditar.

Recien estrenado el invierno, a estas horas siento escalofríos y destemplanza. Me arropo en las sombras de la noche doblando su manto de estrellas y temblando coloco mi corazón al lado de la luna. Una luna velada por la niebla que intento aclarar con mi pensamiento. Un pensamiento que duda que tengan luz las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no duda jamás que soñar es también un arte.



Está fría la noche, demasiado fría. Me doy cuenta que dentro de unas horas el año finaliza. Empezar un nuevo año como si fuera cualquier cosa, es una enorme torpeza. Un año más de vida es un regalo demasiado grande para echarlo a perder. ¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar? Si es así, no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo sentirás. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.
Quizá este año que acaba no ha sido tan estupendo como deseabas, a mí me dejó un ligero amargor de boca; éste en cambio va a ser distinto, quiero que así sea, es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder. La vida me da otra oportunidad que no voy a desperdiciar porque es demasiado breve para no disfrutarla.

 
 
 
Siempre decimos: "Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto". El inicio de un nuevo año es el momento ideal para reunir las fuerzas y toda la ilusión que necesitamos, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr. Un nuevo año recién iniciado y todo comienza si tú quieres, todo vuelve a empezar.

Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que aún conscientes de sus debilidades confían y luchan por una vida mejor. Todos deseamos a los demás y a nosotros mismos un buen año, pero pocos luchamos por obtenerlo. Espero que en este año nuevo, cada ser de este mundo pueda encontrar en su camino la paz dentro de su corazón. Que el amor reine en cada familia, que cada llanto de pena, de dolor, sufrimiento, se convierta en dulces lágrimas de alegría. Que todos encontremos una gran sonrisa , que todo sufrimiento se convierta en gozo. Felicidades por un maravilloso año lleno de grandes éxitos, lleno de grandes objetivos, felicidades por todas las grandes emociones que viviremos cultivando nuestros sueños, escuchando el susurro de nuestro corazòn y lograr así todo lo que nos merecemos.

Feliz Año 2013.

lunes, 24 de diciembre de 2012

REGALO


Siempre me ha gustado contemplar las estrellas y ¿a quién no, verdad?. No hay nada más relajante que ir buscando las formas y figuras que esas chispas luminosas dibujan en el cielo, aunque solo sea desde una pequeña ventana.

Dicen que las estrellas hablan. Todo es posible .... Tienen un lenguaje universal, un lenguaje muy particular y profundo. No son canciones, ni son palabras, es nuestra propia energía quien les hace hablar. Un lenguaje diferente, único y personalizado que en las noches despejadas se hace todavía más comprensible.
Mañana es Navidad y me gustaría haceros un regalo. Es un poco complicado pero sería fantástico lograr una enorme cesta llena de estrellas y que cada uno cogiera la suya.
¿ Habéis pensado cómo será una estrella de cerca?, ¿ muy brillante y muy grande?. Pues no, tiene que caber en la palma de la mano y no cegarnos cuando la miremos de cerca. Debe tener un color bonito, ni blanco, ni azul , ni plateado, mejor el reflejo de nuestra mirada y lo más importante, tiene que ser capaz de cumplir un deseo.



Desde que el hombre es hombre siempre ha mirado a las estrellas en busca de respuestas. Ha representado en ellas a sus dioses y mitos, estableciendo así un vínculo permanente con la eternidad. En definitiva, ha querido ver en ellas una puerta abierta a la esperanza y necesidad de trascender. Y es que no hay nada mejor que las estrellas para reflejar nuestra nimiedad y temporalidad en la inmensa soledad del espacio y el tiempo.


Bueno, ¿ya habéis cogido vuestra estrella?... Venga...hay tantas que no se notará su falta y seguro que en ella va prendido el deseo de cada uno. La mía es azul, sin duda alguna, y mi deseo es salud y felicidad para todos vosotros.




El niño miraba a las estrellas y pensaba:
"están muy altas y lejos,
no podré coger ninguna de ellas,
me conformaré con sus reflejos
y con mirarlas todas las noches
por si alguna de pronto se cae".
 
Casi lo decía con reproches, y afirmaba,
"si una se distrae y pierde el equilibrio,
la cojo y le diré, dime, estrella mía
¿por qué estás siempre guiñando el ojo
cual si hicieras una picardía?
 
¿Y por qué es de noche cuando sales?
¿Y qué haces durante todo el día?
La luna y tú no sois naturales,
pues estáis de noche de vigía
y os ocultáis cuando sale el sol.
 
Mira, estrella que estás en el cielo,
a lo mejor eres un farol
para alumbrar de tu calle el suelo".
 
 J.L.MC.

 

martes, 4 de diciembre de 2012

LA MELODÍA DE LA VIDA

 
La vida es como un largo río que nace en las montañas: torrentoso y fuerte cuando comienza, nada lo detiene; rápido y caudaloso cuando desciende; tranquilo en la llanura de la seguridad, casi sin vida en las pendientes de las dificultades, pero cargado de esperanza en su interior hasta que se funde en el mar que lo vio nacer.

 
 
De vez en cuando la vida te besa en la boca, como dice la canción de Serrat, se nos presenta como una mujer de mirada limpia y risa fácil, nos hace sentir confiados y seguros de nosotros mismos, y nos hace despertar de un sueño duro y asfixiante. En ocasiones, merece la pena estar despierto mientras eres espectador de tu propia vida, porque hay actos que no te puedes perder.  Desde mi ventana particular, miro y veo cosas que no me gustan y también al contrario, hasta parece que el mundo ha dado otra vuelta y yo no me he enterado. Como decía aquel, el mundo hoy me resulta menos patético y menos hipócrita. Tal vez los años me han suavizado, o tal vez ha comenzdo la cuenta atrás y el mundo social y yo partimos desde 0, porque la vida  de vez en cuando nos da un beso tierno y dulce en los labios. Es posible que mis palabras sean desordenadas e incoherentes, pero así es como mi mente razona en los momentos más débiles.  Es curioso como nuestro estado de ánimo varía. A veces me parece estar sufriendo un transtorno bipolar. Días enteros que no encuentro la salida del túnel y días en cambio en los que me siento eufórica por tener el más grande de los alicientes, el mejor de los regalos, la suerte de poder seguir adelante y de poder disfrutar de todo lo que nos deleita el mundo en que vivimos.

 Pasamos del negro al blanco y viceversa, casi con la misma facilidad. Sigamos entonces con este viaje que nadie sabe cuánto puede durar, pero tengamos siempre la esperanza, de llegar felices a su destino.



Vida … Gracias porque ayer me diste todo.
Gracias porque ese ayer pasó y hoy sigo viviendo.
Me enseñáste a querer, a conocer el dolor.
Y es que Vida … ayer dolíste mucho.

Hoy queda en mí el rastro de una lucha enorme.
Vida … dura a veces pero bella porque existo.
El ayer pasó, no volverá, me dejó libre de temores y miedos.
A pesar de tu dureza te sigo amando.

Sigo ansiando vivir, sigo agradeciendo respirar.
¡Dios mío, estoy viva!
Sigo viviendo, amando, riendo, llorando.
Gracias Vida, me has dado tanto ….




Hay mañanas en los que nos perdemos tras la niebla de los sentimientos. Hay tardes en las que nos orientamos tras la luz de los pensamientos. Hay noches en las que podemos relajarnos intentando recomponer la tristeza y arrancando una hoja de papel de cualquier libreta, escribimos palabras que poco a poco se marcan en el corazón con tinta invisible e imborrable.
 
 
 

Hace tiempo escribí:

La VIDA, la más hermosa melodía marcada al compás rítmico del corazón.
Cada vida es una melodía propia que va improvisando día tras día, nuevas notas que forman armonía. Y como en toda melodia, se aceptan corcheas, blancas, negras y redondas. Y algo fundamental en el pentagrama, los silencios.
Algunas notas se escapan de la escala. Son los errores que cometemos que a veces llegan a interrumpir la armonía y otras , son capaces de cambiar este pentagrama y elegir un nuevo destino. Crear una nueva escala.
Los instrumentos que encajan en esta orquesta musical y dan toda la belleza a esta melodía, son las emociones. Y así hasta que llegue el final siempre genial y esperado. Llegará el momento en que culmine todo, llegará el silencio . El tan apreciado silencio que dará la última nota final.
Y después, los aplausos .
 Silencio .... Aplausos ..... Silencio .......



"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante." (Oscar Wilde).



miércoles, 28 de noviembre de 2012

SER LOCO ES ESTAR CUERDO



Me llaman loca...
porque cuento las estrellas en la noche,
porque me gusta el invierno triste y gélido,
porque en primavera, lanzo mis rosas al viento,
segura de que llegarán hasta el cielo. 
Porque sonrío a los ancianos por la calle,
 porque adoro sus temblorosas manos
y sus caras surcadas por los años.
Porque corro con los niños por el parque,
cogiendo mariposas, jugando a ser libres como  pájaros,
porque grito con las voces de los jóvenes por plazas y calles
escribiendo en mi pancarta que "el amor es lo que importa"
que el presente solo inspira ilusiones.
 
Me llaman loca...
porque creo que es posible que la tierra sea hermosa,
porque digo que los hombres son hermanos,
porque tengo la certeza de que hay vida después de la temida muerte,
porque tiendo la mano a la miseria,
porque lloro por quien sufre
la enfermedad, el vacío y el desencanto.
 



Me llaman loca y no  me importa. Yo seguiré cogiendo amapolas en los campos, cantando salmos a la vida, llorando cuando un niño se hace daño, creyendo en la bondad de los hombres, esperando, trabajando, amando, dando...
Me llaman loca. De acuerdo, ¡yo estoy loca!. Sólo me gustaría tener un compañero. ¿Alguno de vosotros se apunta a esta locura? Tal vez tú estés igual de loco, tal vez sientas lo mismo. Entonces.... ¿Caminamos unidos? .

SER LOCO ES ESTAR CUERDO
 
Es cierto, muchas veces me gustaría estar tan cuerda como muchos locos. Creer que el cielo es un gran jardín, jugar coloreando estrellas, llorar delante de un pastel, vibrar con la risa de los niños, correr por encima de las nubes, gritar con el eco del silencio, bailar al ritmo de la lluvia, leer las páginas en blanco, hacer dibujos en el aire, oír cantar a las olas, llamar a la puerta del destino y soñar, sobre todo soñar, sin estar dormida. Todos deberíamos tener algo de locos y algo de niños.

 
 
A pesar de todo no es tan malo que a uno le llamen loco.

Bendita y hermosa locura sufrida en silencio.


Editado el 15/04/09 por Airblue.





miércoles, 21 de noviembre de 2012

A VECES CONVIENE SOÑAR

 
    
 
Una noche soñé que era capaz de traspasar la línea que separa el pasado del presente. Si de verdad pudiéramos retroceder a ese lugar donde están anclados nuestros recuerdos, nuestras emociones y sentimientos vividos, sería una experiencia mágica y misteriosa y quizá para muchos una buena terapia para olvidar el ayer y valorar más el momento actual.

La traspasé lentamente en mi sueño, busqué calles que ya no tenían camino, rincones de salón que ya no existen, sensaciones y fragancias evaporadas, momentos grises e instantes de felicidad y de triunfo. Traspasé el sendero del tiempo inverso, renací en recuerdos casi olvidados, en ciudades no visitadas, en esquinas sin mis amigos, caminé entre versos sin rima y lecciones no aprendidas y finalmente llegué a la pared invisible, esa que nos lleva directamente a la profundidad de la mente y tuve la suerte de atravesarla y contemplar el lado más débil de mi alma y a la vez el más sensible.

Cuántas veces pasa por mi imaginación congelar el tiempo ...


 


Congelar el instante mientras lo vivo, para evitar que pase a formar parte de mi lista de recuerdos. Detener el reloj de péndulo que tengo en la pared, que a veces me marea y jugar entre su minutero a ser infinita.  Por qué cuando hablo del pasado siempre hay alguien que me pone el cartel de "STOP", no puedo entender esa manía de criticar algo que a mi me hace bien , sin embargo para ellos es todo lo contrario, ¡olvídate y vive el presente!- me dicen- pues lo siento pero a veces el presente no me agrada, aunque cierto es que todos tenemos entornos llenos de sombras que poco a poco van desapareciendo como la niebla.
Hacemos historia, formamos parte de ella y algún día seremos historia.


 
Nadie puede cambiar su historia, pero sí la manera en que experimenta de nuevo lo vivido.
Nadie puede evitar soñar. Hay sueños que enriquecen el alma, que nos llevan a un mundo imaginario, donde poder tocar la felicidad con la punta de los dedos. Donde poder devolver la salud a quien deseamos. Donde encontrar la luz, para quien no vé o el sonido para quien no oye.
Hay sueños donde podemos levantar el vuelo y llegar a tocar las estrellas, donde podemos bailar entre las nubes, correr entre montañas y jugar con las olas del más enbravecido de los mares. Nadie puede evitar soñar. Yo no quiero dejar de hacerlo, es lo único ìntimo que tengo para olvidar mis pesares y ser feliz disfrutando de las muchas melodías que suenan en ellos, además mis sueños son azules.

Alguien dijo que soñar es vivir.

Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
 
 

 
 

sábado, 10 de noviembre de 2012

SINESTESIA : AZUL


Seguro que os suena el término de Sinestesia. Hace tiempo quise indagar más y busqué información porque casi dudaba de su existencia, pero desde que mi hija pequeña  me preguntó:" Mamá, ¿de qué color ves tú el número siete?- yo lo veo amarillo ¿y la letra A?- para mi es rosa fuerte", me interesó el tema y más cuando al poco tiempo en una reunión familiar mi sobrina comentó que a ella le ocurría lo mismo, incluso coincidían en los mismos colores.

Las personas con sinestesia pueden llegar a oir colores, ver sonidos o asignar un sabor a una determinada textura. Es una peculiar cualidad sensorial, según la cual a partir de la estimulación en uno de los sentidos, se produce una respuesta automática en otro de ellos.

Sinestesia proviene de la fusión de dos palabras del griego cuyos significados son junto y sensación, y se entiende como la percepción de una misma cosa a través de dos sentidos.
Para la Biología, la sinestesia es la impresión que sentimos en una cierta región corporal a partir de un estímulo aplicado en otra diferente. Se la describe también con conceptos como sensación asociada o sensación secundaria. Es un fenómeno que se encuentra presente en una de cada cien personas, siendo el tipo más frecuente el de aquellas que pueden ver colores cuando oyen o leen letras o números.

Además, una de cada mil personas huele los sonidos y escucha los colores.
Expertos en psicología experimental estudian la sinestesia como un fenómeno que permite oler sonidos, ver olores y escuchar colores. Algunas personas acuden a las consultas por este motivo, pero los estudios demuestran que no se trata de una enfermedad. Es cierto que esta facultad es innata en el cerebro del individuo y se va desarrollando con la edad. Los sinestésicos perciben con frecuencia correspondencias entre tonos de color,  sonidos e intensidades  de los sabores de forma involuntaria. Por ejemplo, tocar una superficie más suave les puede hacer sentir un sabor dulce. Estas experiencias no son meras asociaciones, sino percepciones. Algunos ven colores cuando escuchan música, otros pueden sentir el sabor de las palabras. Otras personas pueden percibir la letra A de color rojo, la S de color amarillo y la Z de color negro.

 


Colores… algún día descubriré sus secretos.
Los colores están ligados a las emociones. Si tuviera que colorear la tristeza la pintaría de rojo, el invierno, seguro que muchos estaréis pensando que gris, pues no, yo lo pondría verde, la noche sería amarilla, quizá por el reflejo de la luna, el luto lo colorearía de blanco, la alegría, todo lo contrario, negra, la tierra rosada y el amor tendría el color del café.

No soy sinestésica, pero si lo fuera me gustaría ver todo de color azul. Tiene efecto refrescante y antiséptico. Reduce la frecuencia del pulso y alivia el dolor. El azul baja la fiebre y actúa como nutriente para los nervios. El azul relaciona al hombre con los océanos y el cielo. El azul representa la introspección y la espiritualidad. Las paredes pintadas de azul ejercen al principio un efecto sedante, pero después de un rato tienen también un efecto refrescante. Es un color tranquilizador y se cree que por lo tanto tiene efectos sobre el insomnio, ansiedad, ( que para mi es importante) problemas de garganta, presión arterial alta, cefalea e irritación de la piel.
 
 

Un camino para perderme, en azul.
Pisar y oler azul.
Azul quiero pisar,
mullido como el algodón
o como las efímeras nubes
donde habitan seres mágicos e infantiles.

Encontrar a quien enciende las luciérnagas
en las noches azules,
o al duendecillo que apaga el último lucero,
que se queda colgado de la luna
en las tardes de primavera.
Azul quiero oler, del mar y del cielo.
Alcanzar la línea donde los dos se unen.
¿A qué olerá mi color azul ?
Quizás a sueños entrevelados
bajo un manto de estrellas.

Azul cascada
Azul burbuja
Azul pétalo
Azul sueño
Azul cielo
Azul delfin
Azul mar abierto
Azul distancia
Azul abuelo para abrazarte.

Mi amiga Safiro me escribió una vez este texto tan hermoso:

" Grandiosa es la paleta de colores de la Naturaleza y qué bien la utilizó el Creador...¡Maravilloso Artista! escultor, pintor, poeta...¡Cuánta belleza!...y sólo nos pide a cambio, saber mirar, contemplar, extasiarnos en ella, alimentar nuestro espíritu y vivirla a pleno. Respetarla como se merece es lo que debemos, para que también la vivan los que vienen detrás nuestro."
De Safiro de Buenos Aires. Desde aqui mi más sincero recuerdo.


viernes, 2 de noviembre de 2012

FELIZ NOVIEMBRE

 
 
Siempre que se acerca Noviembre me ocurre lo mismo. Parece que el tiempo cada vez se acorta más, cada año pasa más deprisa, tempus fugit sin remisión ni vuelta atrás. Claro que nunca se es más joven que hoy, que ahora mismo. Hay veces que me encantaría detener el reloj, rebobinar mi vida hasta justo el momento que deseo, pero una tremenda impotencia me confirma que es imposible. Tan solo puedo detenerlo en mi imaginación y jugar por ejemplo a ser la niña de las trenzas o la adolescente que comenzaba a maquillarse el rostro, muy suave, porque siempre me decían que parecía mayor, y no me importaría tampoco volver a las salas del hospital con la bata de prácticas y el fonendoscopio con las gomas pegajosas, despistada y sobre todo llena de incertidumbre.



La vida continúa y Noviembre para mí es un mes para reflexionar. En las noches frescas de otoño , suelo sentarme en mi sillón preferido acurrucada y envuelta en una confortable manta y escribo lo que en esos momentos me dictan los sentimientos. Sola, sin que nadie me interrumpa con un "dónde has puesto ésto, o lo otro", cuando el reloj marca lo suficiente para que el sueño venza y cuando se despeja la niebla, me gusta mirar las estrellas - porque en Madrid suele haber niebla y estrellas- y se reúnen algunas vestidas de bruma y otras tan encendidas que casi pueden velarte los ojos. No puedo imaginar un cielo sin ellas, desde las alturas pueden verlo todo y hasta tienen su propia música. La noche abre el piano y comienza la sinfonía del otoño, al fin y al cabo cuentan con la ayuda de grandes como Frédéric Chopin o Ludwig Van Beethoven. Y en cuanto a colores, en Noviembre el cielo también se llena de amarillos, naranjas y rojos embriagadores. Velázquez, Murillo y otros genios de la pintura se encargan de ello, cuentan con los mejores y más grandes artistas, otros en cambio son más humildes y casi desconocidos, como mi padre por ejemplo, él también estará colaborando con su paleta, era fantástico combinando colores.

 
Noviembre nace entre un cielo de piedra y un suelo cubierto de hojas secas. Hojas caidas del árbol de la vida al concluirse su existencia, recuerdos dolorosos y a menudo una herencia de buenos ejemplos que puede entibiar nuestro corazón incluso en los momentos de melancolía. Seguimos asomándonos a la ventana del otoño, estación generosa en cambios, donde todavía quedan algunas flores silvestres que cada mañana recogen el pálido fulgor de la última estrella. Árboles desnudos y campos lacios en los que apenas aparece la yerba, recibiendo apacible el beso de la luna. Dicen que es un mes melancólico, que ya no hay magia en la naturaleza, la música de los ríos amaina, los pájaros pliegan sus plumas y en los valles solo queda la amarillez de los arbustos. Dicen que es un mes triste dedicado especialmente a los difuntos, que huele a crisantemos y aromas de cipreses. Dicen .... dicen tanto, que se olvidan de los vivos. No nos entristezcamos por las hojas de los árboles que alcanzan el cúlmine de su dorada belleza, para luego caer, ya que solo nos muestran  la conclusión de un ciclo de vida. La Naturaleza se despoja de su ropaje estival para enfrentarse a los próximos fríos y comienza a asomarse la primera nieve tímida, mientras que en lo alto de las montañas ya se observan ls cimas con un cándido manto. Las nubes amenazan sobre el horizonte henchidas de lluvia, hasta que por fin se descarga el agua bienhechora que lava y regenera la naturaleza. Es un mes lleno de fenómenos atmosféricos.

Algo especial tienen los días de Noviembre. El placer de respirar su ambiente húmedo y la sensación de paz caminando por los parques y las alamedas solitarias. La vista se recrea mirando las hojas caídas amontonadas en el suelo, caducas, doradas, pardas, antes vivas y ahora ... dormidas. Y sus noches llenas de magia van cayendo en un profundo sueño, tiñendo las sombras de un leve vapor de ceniza.



Entre los arbustos, los duendes traviesos de la lluvia lanzan con sus deditos helados hojas secas como sueños abandonados. Lejos, muy lejos, tan lejos que podría ser un recuerdo, alguien canta.


Feliz Noviembre amigos . Las fotografías están hechas en estos días en los Manantiales de Oña (Burgos).

martes, 23 de octubre de 2012

EL SONIDO DE LA LLUVIA

 
 
 
Una mañana cualquiera, de un día cualquiera, de una estación que yo llamo dorada. Me encuentro tensa, siempre lo estoy, es mi forma de ser y por mucho que lo intente la personalidad no se puede cambiar, asi que decido dejar a un lado mis neuras, ( a ver si lo consigo), me va haciendo falta desconectar y planifico pasear bajo un cielo plomizo de finales de octubre que amenaza lluvia.

Madrid a ciertas horas se vuelve incómodo, bastante agobiante, aquí decimos en"horas puntas"y en ellas esta gran urbe desde luego se dispara.  Si además cae agua, ya sí que es un verdadero caos. Encima con la dichosa crisis cada vez hay más gente que se manifiesta, vienen de todos los rincones y las calles se convierten en un teatro con los coros de Nabuco, todo el mundo  a voces repitiendo la misma canción  y pese a la subida del combustible el tráfico aumenta,  en ésto no escarmentamos, por encima de los atascos que no hacen nada más que demorar las llegadas, nos gusta sacar el coche cuando llueve, claro que también hay que reconocer que el transporte público los días de lluvia deja bastante que desear.

  Por ello hay que aprovechar cuando la gente está en el trabajo (quien lo tenga), comiendo o reposando, para caminar tranquílamente por los bulevares alfombrados de hojas secas. Son intervalos muy cortos en los que la ciudad se despeja y se libera un poquito del ruido.

 


Paraguas en mano voy observando mientras camino despacio por el Paseo del Prado. Es curioso, mi hija tiene razón, si uno se fija no encuentra un rostro igual, ni una silueta parecida, unos delgados, otros más rellenitos, aquel que cojea apoyado en la muleta por el último esguince, o se ayuda de su viejo bastón después de contar varias décadas. En el banco alguien lee el periódico murmurando entre dientes y más allá un jovencito ensordecido por el volumen de los auriculares, camina como un zombi al ritmo de la música.
Me gusta observar a las personas con plena libertad, a pesar de los problemas, a pesar de las complicaciones. ¿Es justa la vida?, creo que no, cuesta mucho cumplir una meta y algunos ni siquiera tienen la oportunidad de intentarlo.



Comienza a llover, toca refugiarse y entrar en un café. Me encantan los viejo cafés en otoño, con la lluvia huelen a refugio, a fuego de chimenea, resultan acogedores. Hay una mesita redonda junto a la ventana, los cristales mojados apenas dejan ver la calle y me gusta ver las formas que hacen las gotas de lluvia cuando resbalan, tendría que pegar la nariz como cualquier niño y dibujar caritas en el vaho, pero no me atrevo.

 
-"¿Qué va a tomar la señora?"(señora... suena bien, suena a mujer, a experiencia) y hago alusión al tema porque lo normal es :"qué te pongo niña".
-"Un descafeinado con leche, por favor, y sin espuma".
Seguro que alguno de vosotros me entiende, la espuma en el café le da un aspecto cremoso, pero café, lo que se dice café, hay muy poco.

 
Los días de lluvia nos marcan un ritmo diferente de vida y nos hacen revivir momentos que casi teníamos olvidados. Las gotas traen magia, llevan consigo ese atisbo de pasión, de melancolía siempre sana.

Lo que más me gusta de la lluvia, es oir esas gotas cuando caen. En general, se les compara con lágrimas, porque parece que el cielo llora, pero no, el cielo no llora; lo que hace es contar millones de historias, todas esas que vivió en los meses abiertos al azul del cielo y las estrellas. Y los únicos que se detienen a oirlas son los pájaros, los gorriones, las golondrinas exiliadas, los árboles y los elementos de la ciudad. Todos aprendieron a prestar atención a los "cuentos, cantos y tambores" de las nubes. Las gentes no. Las gentes caminan, buscan, se encorvan, corren y una vez en "lugar seguro" observan y se reprochan a sí mismos  que se han olvidado el paraguas y se sienten incómodos.


Aprender a oir a la lluvia es aprender a oírse a sí mismo. La naturaleza no te pide permiso para contarte cosas. Bastan las miradas, la respiración, las manos cansadas. Basta con ser como la lluvia para refrescar las ganas de vivir.