Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

martes, 24 de marzo de 2020

Despertar



Despierta ya árbol, deja de apoyar tus ramas cansadas en mi ventana, ya no es necesario protegerse del viento ni de la nieve, pronto te librarás del aliento de Eolo y dejarás el manto de hojarasca con el que te estás abrigando. Fíjate como las nubes corren a esconderse y hasta los tejados se quedan sin el fino encaje que llevan luciendo todo el invierno. Nada detiene al tiempo, en este abismo lleno de cosas nada se queda, ni se despide siquiera para decir adiós. Ahora hay que vestirse de primavera, ya ha llamado a la puerta mientras el frío se va de puntillas.


Inevitables recuerdos se acercan como siempre y el corazón me pide que escriba. 
A punto de llegar la nueva estación, en una ciudad con fama de fría, donde puedes oír si  lo deseas el ruido de los cascos de Bavieca y donde la primavera es más bien un invierno suave, mi pensamiento vuelve a ver a la niña con trenzas caminando de la mano de su padre, los domingos por la mañana. Sí, es la misma que corría al puesto de los barquillos, aquel que todos recordamos girando redondo y rojo y que podías encontrar en cualquier esquina del paseo o del parque. Unos con forma de tubo tostaditos y otros, unas obleas redondas y grandes que casi tapaban la cara y el concurrido quiosco de Avelino con el último número del TBO o del almanaque, más grueso y más caro. Tampoco falta la señora del pañuelo negro, con la cesta llena de chucherías, barritas de paloluz, pipas, bastones de fresa, paragüas de chocolate... mmm ¡qué ricos!. Vendían también unas manzanas bañadas en caramelo, que no eran mis preferidas, pero su color rojo brillante alegraba la vista y daba gusto verlas pinchadas en abanico.




Esta primavera es especial y nos ha tocado vivirla.El color morado de los lirios nos recordará la Semana Santa. Las buganvillas y jacarandas nos llevarán a la feria de Sevilla, gitanillas y geranios a los patios cordobeses, el rojo clavel a San Isidro y las lilas y glicinias colgarán de las paredes.


Despierta ya arbolillo, enjuto y seco por las inclemencias del tiempo, despierta en esta España solitaria, en el silencio de sus calles, donde solo se oye fluir el agua de las fuentes. Despierta del letargo que en tus ramas ya brillan como esmeraldas, pequeños brotes de vida.

De nuevo todo renace, brota como ese cielo dormido, aquello que desde niños ya perdimos, nuestra inocencia, nuestro dolor, nuestras lágrimas, pero con mensajes salidos de un alma noble, sólo se puede vibrar, volver a nacer y como premio reír.




Airblue

Basado en una entrada publicada el 19/ 3/2018

jueves, 19 de marzo de 2020

Soledad vacía.



Madrid es una ciudad muerta, inerte, vacía. Solo se oyen los gemidos del viento, o el ladrido de los perros, o el fluir del tenue quejido de la luna.
Paso largas horas oyendo estos lamentos y mi corazón se acompasa al mismo ritmo. Ya no huelen los almendros, su dulce aroma a miel era el maná de los pájaros, el descenso del tráfico amplifica el oído y  por ello yo escucho y míro las estrellas a las ocho de la tarde. Están todas, las que se encienden y las apagadas, son como pequeñas linternas enfocando un desastre.
Nace en el cielo una calima que ha oxidado mis ojos, me ha robado el color y se han tornado pardos.

Es la noche, un teatro de luces de estrellas veloces que fingen diseños, vías lácteas de brumas azules y constelaciones de ayeres desiertos. Las estrellas son sensibles al tacto y no sabría escribir sin ellas.

La noche madrileña está abriendo la tapa del piano, quiero oír la música celestial porque ya nadie canta y esos aplausos que suenan que vuelen hacia arriba, que no sintamos la nostalgia de otras vidas ni temamos el presente, ésto no se acaba, todo lo contrario, seguiremos caminando aunque sabemos que dos veces no se nace.
Madrid parece muerto, aletargada acepto el encierro y hasta me agrada el sabor amargo de mi boca.
La ciudad llora por las esquinas, los recuerdos me acunan y silbando entre sueños voy entre las hojas fallecidas. 


Quiero vivir, vivir como la yerba dura
como el cierzo o la nieve
como el futuro del niño que aún no nace
como el contacto de los amantes
cuando la luna los ignora.


Ánimo amigos, todo pasa.

lunes, 16 de marzo de 2020

Tranquilidad, intentémoslo.



Creo que me veo en la obligación de pasaros este artículo publicado en el mundo en el que he añadido algunos apuntes de mi cosecha.

El Ministro de Sanidad francés, Olivier Véran, publicó este sábado un breve tuit que enseguida se hizo viral. En él recomendaba tomar paracetamol en caso de fiebre, porque los antiinflamatorios, como el ibuprofeno, "podrían agravar la infección", indicó.

El mensaje, que han compartido casi 40.000 personas, apuntaba que este tipo de fármacos podían empeorar el pronóstico de la enfermedad por coronavirus. Sin embargo, tanto la Agencia Española del Medicamento como varios expertos consultados por EL MUNDO coinciden en señalar que es prematuro hacer esa afirmación.

"No existen en este momento datos científicos que permitan aseverar que el ibuprofeno agrava la infección por coronavirus", señala Miguel Marcos, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario de Salamanca.

"No hay ensayos publicados aún", coincide Lorenzo Armenteros, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Familia (SEMG).

Sí es cierto, señalan ambos expertos, que el paracetamol, a las dosis recomendadas, tiene en general menos efectos secundarios que los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno. Por tanto, salvo que no pueda tomarse paracetamol por otro motivo, "en general, para el control de los síntomas leves de cualquier infección es más adecuado optar por este tipo de analgésicos", añade Amaya Jimeno, especialista en infecciosas del Servicio Murciano de Salud.

En línea con estas afirmaciones, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha indicado a través de su cuenta de Twitter que no hay datos que apunten a que el ibuprofeno agrave las infecciones por coronavirus.

Según el Ministerio de Sanidad "No hay razón para que los pacientes que estén en tratamiento crónico con estos medicamentos los interrumpan".

La afirmación realizada por Véran se deriva de una alerta que lanzó en 2019 la Agencia francesa del medicamento, que asociaba el uso de fármacos como el ibuprofeno o el ketoprofeno con un peor pronóstico de infecciones como otitis, amigdalitis o infecciones de la piel. Con esos datos en la mano, el organismo francés solicitó una investigación sobre estos efectos a la Agencia Europea del Medicamento. Sin embargo, según la AEMPS, no se prevé que ese análisis esté listo antes de mayo de 2020.

Uno de los mecanismos que explicarían esta relación es el efecto del ibuprofeno sobre la enzima ACE2 convertidora de la angiotensina 2, (hormonas que causan vasoconstricción ( estrechamiento de las arterias) y un posterior aumento de la presión arterial) el fármaco aumentaría la exprensión de esta enzima, una de las proteínas que el virus utiliza como punto de unión a las células, lo que facilitaría la infección. De cualquier forma, esta hipótesis está pendiente de validación.

"Las fichas técnicas de los medicamentos que contienen ibuprofeno ya indican que este medicamento puede enmascarar los síntomas de las infecciones, lo que podría retrasar su diagnóstico y ser la causa de que se diagnostiquen en estadios más floridos, aunque esto se refiere a las infecciones en general, no específicamente a la infección por Covid-19", añade el documento de la AEMPS.

Hoy por hoy, la recomendación del Ministro francés no debe despertar la alarma, coinciden en señalar los expertos consultados. "Si algún paciente está tomando algún antiinflamatorio de forma crónica por algún motivo, como el ácido acetilsalicílico ( aspirina) no debe suspenderlo sin hablar con su médico".

LOS ANTIHIPERTENSIVOS SON SEGUROS

Sobre todo a través de las redes sociales también se han difundido mensajes sobre posibles riesgos asociados al uso de fármacos antihipertensivos en el contexto de la epidemia de Covid-19. En ese sentido, la Sociedad Europea de Cardiología, concretamente a través de su sección de Hipertensión, ha hecho un llamamiento a la calma a los ciudadanos y ha recordado que no "no hay ninguna evidencia del efecto dañino para la infección" de fármacos como los antagonistas de los receptores de la angiotensina II o los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, dos familias de fármacos que se emplean habitualmente en el tratamiento de la hipertensión.

"Recomendamos a médicos y pacientes que continúen con los tratamientos habituales para la hipertensión, ya que no hay ninguna evidencia clínica o científica que sugiera que estas terapias deban interrumpirse por la infección Covid-19", concluyen".

Si el ministro de sanidad Español desaconsejera tomar ibuprofeno. Hariamos caso de lo que dice el gobierno de España. Pero si lo dice un ministro francés y no hay pruebas, ya está bien, se supone que el ministro de Francia representa a su gobierno y si dio esa noticia es porque alguna investigación tuvo lugar en su país. Si esperamos a que la OMS dé el visto bueno a las investigaciones que se están haciendo por los médicos de cada pais vamos mal. Tenemos para meses un tratamiento. Porque señores, en estos momentos de lo que se trata es de acoger lo antes posible con agrado lo que hacen otros paises y sus sanitarios. Se están muriendo muchas personas en poco tiempo. No es momento de discutir qué médicos tienen más razón o quienes no. Se entiende que la sanidad mira por las personas independientemente del país al que pertenecen.

Gracias y siento la extensión.

lunes, 9 de marzo de 2020

Reflexiones de marzo.


Cuando la vista contempla una imagen así, no es difícil quedarse prendado ante la belleza que un atardecer nos ofrece. Quién no se ha preguntado dónde se esconden las nubes cuando llega la noche, qué habrá detrás de ellas y quién no se ha asombrado del intenso color azabache que tiñe el ocaso.


El invierno en Madrid está siendo especialmente suave. Solo hemos tenido algunas heladas en enero y ya se va echando de menos el frescor de un poco de agua.



Hay momentos en los que es placentero que la lluvia nos moje la cara, que empape los cabellos y deje el sello de sus gotas por todos los rincones del cuerpo.
Después, se cobija uno bajo un techo y mira a través de los cristales de la ventana saboreando una taza de café, mientras medita sobre algunos temas que no tienen explicación y que producen cierta inquietud.

Si se pudiera fotografiar el alma, ¿cómo sería la mía?, dicen que la cara es el espejo de ella. Puede que así sea, hay caritas preciosas, con un gesto dulce, pero hay otras que tienen cosida la comisura de los labios, no sonríen, les cuesta demasiado regalar un gesto amable, aún sabiendo que la sonrisa es el único lenguaje del corazón.
El Alma tiene que ser un reflejo de nuestro estado de ánimo. Si nuestros sentimientos amanecen nublados, el Alma se vuelve opaca por la tristeza. Si hay palabras amargas, el Alma no puede disimular ni fingir su enojo. Cuando el corazón está angustiado y la mente demasiado agobiada, seguro que las lágrimas asoman sin piedad en ella. Sin embargo cuando la alegría y la felicidad nos acompañan, el Alma debe sentirse en la paz más absoluta.


Y sigo reflexionando...

¿Cómo será el Alma?. Sería fantástico poder pintarla y alguna vez , como en aquel cuento que escribí para un concurso, ya lo he intentado. Dibujaría un boceto de una imagen vestida de blanco, con una palidez luminosa, ¡ah! y le pondría silueta de mujer, porque no sé... pero creo que el Alma debe ser una gran dama de largos cabellos, tez delicada y pies descalzos que flota ligera en el aire y juega a subir por encima de las nubes.
Pero siempre su perfil se borra y se esfuma. Y es que el Alma, amigos, nunca podrá mostrarse, tiene ya un lugar destinado: el escondite perfecto de nuestro interior y está protegida por la virtud de la conciencia.

Son  reflexiones en solitario que a veces deseo compartir cuando se aproxima la primavera.






"El Alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada."

Gustavo Adolfo Bécquer.




lunes, 2 de marzo de 2020

Tren especial.




Me gusta el aire, lo llevo en mi nick, me gusta volar, al fin y al cabo es parte de mi vida, la mitad, para ser exactos, pero desde que era niña me gustan también los trenes. Mis abuelos vivían cerca de una estación y tenía la oportunidad de verlos con frecuencia. La verdad es que me gustaba solo eso, verlos pasar, porque cuando tocaba viajar siempre me mareaba con el olor y el traqueteo de las vías o el trasiego de maletas. Hasta ver los billetes y la gente corriendo por los andenes me ponía nerviosa.





Pero me gustan más los trenes antíguos, aquellas viejas locomotoras de vapor tenían su encanto, el sonido de la campana y del silbato, como en las clásicas películas de la genial Agatha Christie. Tengo varias maquetas de colección la mar de bonitas.









Cuando viajamos en tren qué molestos son esos postes que van pasando rápidamente y que no te dejan ver con claridad el paisaje o al menos la lejana línea del horizonte. Muchas veces se ha comparado la vida con un viaje en tren, hay concretamente un escrito que habla de ello y que seguro conocéis. Para mí esos postes que van pasando tan deprisa son los contratiempos y trabas de la vida, porque llegar al final de nuestro destino sin pasar por barreras, baches y obstáculos es imposible. Hay una canción que dice "gracias a la vida que me ha dado tanto ... ", si, nos da y a la vez nos quita y cómo cuesta aceptar los percances, las pérdidas y cualquier tipo de padecimiento. Es la misma oscuridad que hay en los túneles.

Creo que saber encajar los golpes de la vida no significa ser insensible. Se necesita resignación y sobre todo paciencia para poder enfrentarse a ellos.
Tener paciencia, que es decisiva para la propia maduración, con nosotros mismos y tener paciencia con todos (sobre todo con los tenemos más cerca).
Necesitamos armarnos de esta virtud, prepararnos para soportar contratiempos sin caer en la amargura. La paciencia otorga paz y serenidad interior. Hace al hombre capaz de ver la realidad con visión de futuro, sin quedarse enredado en lo inmediato. Le hace mirar por sobreelevación los acontecimientos, que toman así una nueva perspectiva. Son valores que cobran fuerza a nuestro paso para saber encajar las situaciones y para mantener la esperanza en medio de las dificultades.

Una vez oí: si tienes un problema y tiene solución ¿de qué te preocupas?

No hay que pensar tanto las cosas, a veces vivir de los impulsos nos hace madurar y de lo que hacemos bien o mal, también se aprende.

Hay frases que se repiten constantemente:” La vida puede ser muy corta no la malgastes en pensar lo que debes o puedes hacer, simplemente hazlo”.
Es verdad, este viaje puede ser demasiado corto, la vida puede ser corta y qué pocas veces pensamos en ello. Los problemas nos agobian, las preocupaciones ocupan gran parte de nuestro tiempo, pero es que no resulta nada fácil dejar las cosas de lado. Siempre pienso que TODO es solucionable, reparable, todo, queridos amigos, mientras la salud no falle y aún así, hay que seguir tratando de salir adelante hasta que lleguemos al final del camino, a ese final del trayecto que cada uno tenemos destinado.

En este tren no hace falta llevar "reserva", siempre hay asientos.


Esta entrada está dedicada a todos los que de alguna manera necesitan un apoyo o un estímulo para sobrellevar problemas que afectan al cuerpo y al espíritu.





El trayecto es muy corto, disfrutemos del viaje.