Quién no sintió debilidad y deseos de desistir...
Quién encontrándose solo, extremadamente solo, tuvo la sensación de haber perdido todo, incluida la esperanza...
Ni las personas más poderosas, famosas e importantes, esas que llaman VIPS, están libres de tener sus momentos de soledad y de una profunda amargura.
Y quién no ha buscado consuelo en un amigo o en alguien tan cercano y querido como es esa mujer que tantas veces nos ha tenido en su regazo. Ya lo creo que sí, todos hemos sentido la protección de las manos de una madre, su mirada de ternura, de alivio, de comprensión.
Hay demasiadas fechas impuestas por el consumo, pero hay una, el día dedicado a las madres, que me alegra inmensamente poder celebrarlo recordándola, porque Madre es la palabra más bella pronunciada por el ser humano. El domingo 3 de mayo es el día de las madres en España, Hungría, Lituania, Portugal, Sudáfrica, Rumanía.
Yo recuerdo las manos de mi madre, unas manos blancas y delicadas que reforzaron costuras para que me sostuviera ante cualquier tirón de la vida.
Las manos de una madre enhebraron el hilo que une las partes de un molde, sin olvidar que cada una es distinta a la otra, y juntas forman el todo, como la familia.
Alargaron dobladillos, para que pudiéramos crecer, para que los ideales no nos quedaran cortos.
Zurcieron desgarros, para volver a usar el corazón sin hilachos ni resentimientos.
Unieron retazos, para tener una manta que nos protegiera de la fría maldad.
Aseguraron presillas y botones, para unir la familia y mantener la concordia.
Aplicaron elásticos, para asumir con amplitud los cambios que nos piden los años.
Bordaron maravillas, para sorprendernos con las continuas entregas de belleza que tiene la vida.
Cosieron bolsillos, para guardar en ellos las monedas valiosas de los mejores recuerdos.
Las manos de una madre cuando estamos dormidos, adornan los sueños con un diseño de polvo de estrellas.Las manos de una madre nos sostienen con hilos de magia, cuando asomamos a la vida para empezar a vestirla.
Las manos de mi madre nunca abandonaron su trabajo, y sé muy bien que hoy, donde estén, enhebran oraciones para mi.