Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

lunes, 29 de enero de 2018

Cum Laude


Decidme, ¿es bueno llorar ?, llorar cuando llega el momento en que parece que tu vida ya se ha parado, cuando tus hijos ya no dependen de ti, cuando te preguntas qué va a pasar a partir de ahora, cuando quieres hablar y la prudencia no te lo permite, cuando los consejos se han quedado obsoletos y hasta cuando la edad te empieza a preocupar.
Se llora de alegría, de emoción, de amor, de tristeza, de pena, de dolor, etc... Se llora porque es un modo de expresar emociones y sentimientos, de esta manera se reduce el estrés y mejora nuestro estado de ánimo. Aunque a veces puede llegar a avergonzarnos llorar es bueno para la salud.

Pues hoy necesito llorar, llorar de tristeza, de rabia, de impotencia, porque ante la muerte no existe la valentía, ni la fortaleza, sólo el dolor y la resignación. La muerte es el final de una existencia, es irreparable, a veces necesaria, pero siempre injusta.

Se fué la persona que durante muchos años ha sido mi médico, mi protector, mi amigo. El Dr. Postigo Alvarez, reumatólogo catedrático de la Fundación Jiménez Díaz.
Él me libró de una hernia discal que comenzó a amenazar a los 25 años y gracias a su insistencia en el ejercicio y la natación  no hizo falta pasar por el quirófano y de un sinfín de problemas que el paso del tiempo me ha ido dejando.
Como profesional nada que objetar y mucho que agradecer, como persona, su humanidad en el trato y su sentido del humor, siempre me ayudaban a seguir por el camino del buen ánimo.
Se ha ido una eminencia, nunca olvidaré todo lo que has hecho por mi.

Descansa en paz José Luis. Hasta siempre querido amigo.


En quirófano del Hospital Gregorio Marañón

miércoles, 24 de enero de 2018

IN MEMORIAM.


En las mañanas de otoño, un muchacho de catorce años esperaba sentado en la arboleda de una ciudad castellana, la oportunidad de contemplar como un gran artista dibujaba. Era un hombre de mediana edad, vestido casi siempre con ropa oscura que portando sus aparejos de pintura, nunca faltaba a la cita. Llegaba siempre al atardecer, colocaba una pequeña silla junto a un viejo caballete y comenzaba a dar vida y color en un lienzo a cualquier rincón del paisaje otoñal. 

El muchacho se quedaba horas entusiasmado mirando el manejo de los pinceles, aprendiendo a combinar los colores, a ensombrecer y a iluminar un boceto y así poco a poco fue despertando su interés por la pintura. Ni siquiera sabía su nombre, el joven se conformaba con curiosear y estoy segura de que a él también le halagaba sentirse observado. Los años pasaron y un día visitando un conocido museo, reconoció aquellos cuadros que muchas tardes había visto pintar. El artista se llamaba Marceliano Santamaría, gran pintor burgalés. 

Y el adolescente de ojos azules, era mi padre.

Este es el homenaje a una obra que jamás fue expuesta, la única crítica que obtuvo fue la de su familia, nuestro reconocimiento a su labor, ya que sólo quiso pintar para nosotros.
En otra ocasión ya conté está historia que de nuevo publico, como homenaje a un pintor que hoy hace ya catorce años que trasladó su estudio a las nubes, se llevó su paleta para seguir dando pinceladas de color,  en otro gran estudio llamado Eternidad.



Un pequeño homenaje a mi pintor preferido: mi padre.


Catedral de Burgos. Óleo 1,10 x 0,71cm.
1974-1975

viernes, 19 de enero de 2018

Hermosa locura.



Me llaman loca...

Porque cuento las estrellas
en la noche,
porque prefiero el verano gélido
porque en la primavera,
lanzo rosas al viento
formando copos de nacar.

Porque juego con ancianos
en los bancos,
esos de manos rugosas
que tiemblan y se emocionan
cuando un helado les compras.

Porque brinco con los niños
en el parque,
 soltando globos
persiguiendo mariposas
y vistiendo los árboles de rojo.

Porque grito con los jóvenes
en las calles y plazas,
escribiendo en mi pancarta 
que el presente son ilusiones
que el futuro nada importa.

Me llaman loca...

Porque pienso que la tierra
es de color rosa,
porque sonrío a la tristeza
veo a la muerte hermosa,
la miseria es mi amiga
y mi enemiga la riqueza.

Me llaman loca... ¡No me importa!

Yo seguiré tejiendo amapolas
cantando en las tormentas
reiré cuando la lluvia no moje,
bailaré entre jirones de piedras
y cuando el mar se seque,
lo llenaré de sangre roja.

Me llaman loca...

y estoy de acuerdo,
me gustaría encontrar a alguien
que se apunte a mi aventura,
tal vez tú ya estés loco... entonces...
Bendita y sana locura.





SER LOCO ES ESTAR
CUERDO
¡El mundo ha conocido locos tan hermosos! De hecho, todos los grandes hombres del mundo han sido un poco locos, locos ante los ojos de la masa. Su locura residía en que no eran desgraciados, no sufrían de ansiedad, no temían a la muerte, no se preocupaban por trivialidades. Vivían cada momento con totalidad e intensidad, y a causa de esta totalidad e intensidad, su vida se convirtió en una hermosa flor, estaban llenos de fragancia, amor, vida y risa. Pero esto hiere a los millones de personas que te rodean. No pueden aceptar la idea de que hayas conseguido algo que ellos no lograron; intentarán de todas las formas convertirte en un miserable. Su condena no es más que un esfuerzo por hacerte infeliz, por destruir tu danza, por arrebatarte tu alegría, para que así, puedas volver al rebaño.


Uno tiene que armarse de valor, y si la gente dice que estás loco, disfruta de la idea. Diles: "Tienes razón; en este mundo, sólo la gente loca puede ser feliz y alegre. Yo he elegido la locura con alegría, felicidad, y danza; vosotros habéis elegido la cordura con infelicidad, angustia e infierno. Nuestras elecciones son diferentes. Sed cuerdos y seguid siendo miserables; dejadme solo con mi locura. No os ofendáis; yo no me siento ofendido por todos vosotros; tanta gente cuerda en el mundo y yo no me siento ofendido".

Es cuestión de muy poco tiempo... Una vez que te hayan aceptado como loco, ya no te molestarán; entonces podrás salir a plena luz con tu auténtico ser y podrás reírte de todas las necedades.


No soy poeta, ni entiendo de métrica, por eso, porque estoy... loca.

miércoles, 10 de enero de 2018

El mejor regalo


Estos días seguro que todos hemos tenido algún presente, un bonito regalo, una sorpresa, un detalle por pequeño que sea.
Para mi un regalo es un intercambio de ilusiones.
Todos los regalos suelen estar envueltos en papeles bonitos. Algunos vienen decorados con lazos de colores o con motivos florales,  otros de una manera menos atractiva y sencilla. Los hay que vienen tan bien cerrados que cuesta romper la envoltura y otros llevan la etiqueta de frágil. Pero el exterior no significa nada, lo verdaderamente importante es el contenido del estuche. El valor de los regalos no se mide ni por el tamaño, ni por el color, el precio o el colorido del envoltorio, ni siquiera por la utilidad del mismo. El valor de un regalo se mide con el corazón.

El mejor regalo tal vez no sea costoso, pero sí valioso. Desde este mundo virtual mi regalo para ti son muchas cosas: te regalo por ejemplo las palabras "quiero verte feliz"y aunque no te pueda regalar el sol, te regalo el calor profundo de mis abrazos.
Te regalo un par de mis latidos, aquellos que nacen cuando reímos sin parar. Quizás no sea el regalo de moda pero te ofrezco mi memoria para grabar tus sueños y recordártelos si hiciera falta. No te regalo una canasta llena, te regalo mis manos vacías, un día las puedes usar.
No sé si mi regalo es acertado, pero es lo mejor que te puedo ofrecer.
Te regalo mi aliento, te regalo mis oídos si necesitas hablar.
Te regalo mis fuerzas por si decides luchar.

Quizás mi regalo sea muy sencillo. Por último sólo quiero recordarte que si estás vivo, ya has recibido el regalo más grande.

viernes, 5 de enero de 2018

Noche mágica.




Una noche mágica en la que todos buscamos a ese niño que fuímos. Mis zapatos son ya grandes y aquellos dulces que dejaba en la ventana, ya no los toma nadie.
Sólo he conocido a dos Reyes magos, más magos que reyes, porque hacían maravillas para hacernos felices la mañana del 6 de enero. Al tercero jamás le ví, ni traté de buscarle, dentro de mi corazón sólo existieron dos magos a los que ahora me gustaría regalarles el abrazo más grande. Ese sería mi deseo, pero ya no puedo besarles la frente ni darles las gracias por tantas noches de Reyes llenas de ilusión, de sorpresas y de cariño.
Ojalá desde un hermoso lugar, sigan repartiendo bendiciones.

FELICES REYES.