Voz de mi hija. Los sonidos del silencio

Voz de mi hija. Los sonidos del silencio.

sábado, 13 de febrero de 2016

PARA TI.



Para ti si estás desanimado. Atiende un momento por favor:
Puedes estar bajo mínimos, deprimido, triste y desganado, pero no olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Solo tú puedes evitar que vaya en decadencia. Hay muchas personas que te necesitan, admiran y te aprecian. Me gustaría recordarte que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones... me gustaría decirte que somos las únicas criaturas de la tierra, capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos.
Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos. Un ataque de depresión puede arrasar nuestro sistema inmunológico, serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente.

La alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida.
El recuerdo de una situación negativa
o triste, libera las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés.
Nuestras células están constantemente procesando todas las experiencias y metabolizándolas de acuerdo con nuestros puntos de vista personales.
Está comprobado que uno se transforma en la interpretación cuando la internaliza, es decir, cuando incorpora en su personalidad los patrones de conducta que prevalecen en la sociedad.

Quien está deprimido proyecta tristeza por todas las partes del cuerpo. La producción de neurotransmisores a partir del cerebro se altera, el nivel de hormonas varía, el ciclo del sueño se interrumpe, los receptores neuropéptidos ( pequeñas moléculas parecidas a las proteínas), en la superficie de la piel se modifican, las plaquetas sanguíneas se tornan más viscosas y propensas a formar grumos (embolias y trombosis) y hasta las lágrimas contienen trazos químicos diferentes al de las lágrimas de la alegría.
Los neurotransmisores pueden dividirse en dos grupos el ‘classical, neurotransmisores de moléculas pequeñas y neurotransmisores neuropéptidos relativamente más grandes. Dentro de la primera categoría se encuentran las aminas biogénicas (dopamina, histamina, glutamato, epinefrina, gaba...) frecuentemente se consideran un grupo discreto debido a su semejanza en términos de propiedades químicas. Serotonina, noradrenalina y dopamina intervienen en el control de muchos estados mentales del hombre, a veces en forma individual y a veces juntos.

Algunos neurotransmisores neuropéptidos :

Corticotropina (ACTH)
Beta endorfina
Sustancia P
Neurotensina
Somatostatina
Bradicinina

Encefalina
Sustancia P (el primero que se descubrió)
 
Todo este perfil bioquímico se modifica cuando la persona se tranquiliza. Estos hechos confirman la gran necesidad de usar nuestra consciencia para crear el cuerpo que realmente necesitamos.
El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día. Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo:" Nosotros somos hechos de la misma materia que los sueños".
¿Quieres saber cómo está tu cuerpo hoy?... entonces recuerda lo que pensaste y sentiste ayer.
¿Quieres saber cómo estará tu cuerpo mañana?...¡Observa tus pensamientos y emociones hoy!.

Con alguna aclaración que me he permitido, he querido poner este texto que me parece interesante y eficaz para los que conocemos muy bien el término desánimo y sin embargo desconocemos sus efectos secundarios. La mente es muy complicada, su fuerza demasiado potente, somos lo que pensamos, necesitamos voluntad para salir adelante, por ello tratemos de subir lo mejor posible los peldaños que nos llevan directamente a una vida más feliz y sobre todo más serena.

A mi me quedan por subir bastantes escalones. Los voy subiendo poco a poco y me alegraría que tú también los subieras cada día,  aunque de vez en cuando tengas que pararte y descansar. Es muy importante que recuperes tu estabilidad emocional. 
Y recuerda, somos lo que pensamos.

 



lunes, 1 de febrero de 2016

Y son...



Un vivir entre silencios sin mirar atrás. Caminos largos recorridos, muy largos. Por todo he pasado y de todo ha habido, tristezas y alegrías, pero qué linda la vida. Muchas personas se han ido camino de otro lugar, camino al infinito y hermosos recuerdos me dejaron...mi madre, mi padre, mi hermano, amigos... Amores que se fueron y sus sonrisas me dejaron. Mucho agua ha llegado al mar y yo aún estoy aquí. He vivido, si, he vivido. He amado, he reído y he llorado y así me he sentido y aún me siento, viva. No me importa el paso del tiempo, me importa sonreír cada mañana, contemplar como la vida despierta antes que nosotros para colgar el sol y seguir viéndolo desde la ventana de la existencia.
Un gracias grande a la vida, porque aunque mucho me ha quitado, también es mucho lo que me ha dado.

 
¿Qué cuántos años tengo? – ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!…

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras… es un remanso de paz,
como el atardecer en la playa..

¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé
al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

José Saramago


Seguir siendo joven, mientras se envejece es la mayor de las bendiciones.