La noche era cálida en la nave de los sueños mientras surcaba con una estela de color los cielos del planeta. Desde el infinito, las amarillas luces de este manto inmenso iluminaban todo. No había estrellas fugaces, no había deseos que pedir al verlas correr por la bóveda celeste.
Pero en la quietud de la noche sonó una ligera nota musical que rompió su calma.
Pero en la quietud de la noche sonó una ligera nota musical que rompió su calma.
Después de este tímido sonido, vino otro y otro… y así como las gotas del comienzo de una lluvia, sonó toda la melodía, el magistral Claro de Luna de Beethoven. Parecía que el Universo estaba dormido, pero entonces la LUNA se despertó en la anaranjada noche urbana para, por un momento, posarse en el marco del firmamento y escuchar aquella música suave.
La LUNA, era especialmente hermosa esa noche. Como una cicatriz blanca en el cielo se elevaba saludando a todo el que deseaba contemplarla, amaneciendo en nocturnidad sobre los mortales durmientes, sonriendo a todo el que dejó el mundo de los sueños, para poder soñar despierto al son de esta dulce melodía.
La noche abrió la tapa del piano. La LUNA danzando esbelta entre velos de nubes y la música que baila ralentiza el ritmo de la noche.
Cae la LUNA. Se corporiza.
Viene a mis pies. La llevo.
Yo voy también andando bajo su ala.
Cae la LUNA y vamos sin fronteras
La LUNA verde. Piel de plátano.
La LUNA ...
Hora transparente como vidrio.
La aguja está en el centro de la LUNA.
La diviso sin tiempo.
Desde la infancia y con racimos.
Mientras el mundo pesa sobre otros hombros
camino sobre charcos formados
con la sangre de la LUNA
y dejo suspendidos los carriles
de este décimo mes que no me ampara.
Nieve: leche de LUNA.
L. Muñiz
Publicado el 17/12/06 .
Hay noches que necesito arroparme con las sombras doblando el manto de las estrellas y temblando arrimo el corazón al lado de la luna. Una luna cegada por la niebla que intento desvelar con el pensamiento. Un pensamiento que a veces duda del fuego de las estrellas, duda que el sol alumbre cuando se oscurece la mente, duda que la verdad sea mentira, pero no duda jamás que soñar es también un arte.
Hay noches que necesito arroparme con las sombras doblando el manto de las estrellas y temblando arrimo el corazón al lado de la luna. Una luna cegada por la niebla que intento desvelar con el pensamiento. Un pensamiento que a veces duda del fuego de las estrellas, duda que el sol alumbre cuando se oscurece la mente, duda que la verdad sea mentira, pero no duda jamás que soñar es también un arte.