Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

martes, 23 de mayo de 2017

A flor de piel

 


La sensibilidad es la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, para actuar correctamente en beneficio de los demás. Y ante todo debemos distinguir sensibilidad de sensiblería, esta última siempre es sinónimo de superficialidad, cursilería o debilidad.

Ser sensible implica permanecer en estado de alerta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, va más allá de un estado de ánimo como reír o llorar, sintiendo pena o alegría por todo.

Ser sensible no es signo de debilidad, no obstante, las personas prefieren aparentar ser duras o insensibles, para no comprometerse e involucrarse en temas que suponen ajenos a su responsabilidad y competencia. De esta manera, las aflicciones ajenas resultan incómodas y los padecimientos de los demás molestos, pensando que cada quien tiene ya suficiente con sus propios problemas como para preocuparse de los ajenos. Pero n
o hay duda de que la indiferencia es el peor enemigo de la sensibilidad. La indiferencia es algo que no comprendo, es sinónimo de frialdad, de poca humanidad y tiene un fondo de egoísmo.

La sensibilidad nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social.
La sensibilidad viene de los sentidos y radica solo en los individuos que confían en sus sentidos, porque los conocen, los entienden y dominan a voluntad, todos o alguno de ellos.
Se dice tanbién que la sensibilidad reside principalmente en el arte, pero cualquiera puede llevar consigo esta maravillosa cualidad innata porque solo los humanos se sienten vivos y sienten la vida.

Dicen que soy demasiado sensible, que suelo dramatizar las situaciones con facilidad, que asumo cualquier papel que tengo a mi alrededor, bueno o malo, y las consecuencias en el último caso no suelen ser muy alentadoras, pero cada uno tenemos una forma de ser, un carácter que se va formando según se desarrolla nuestra vida y por supuesto la genética tiene un papel muy importante. Mi madre tenía una sensibilidad a flor de piel, se emocionaba ante una melodía, un recuerdo, o cualquier pequeñez que le hiciera feliz. Mi padre demostraba su sensibilidad en el arte de la pintura. El artista no es solamente el que sueña, como cualquier individuo, sino el que construye sueños. Él imaginaba y transformaba lo imaginario en realidad, desde niño sabía plasmar sus emociones en un lienzo. Y aunque este blog no es un diario, permitidme que haga este pequeño paréntesis.






Eres  sensible, sí, porque exprimes todos los sentidos en cada momento, amas la belleza del espíritu, la fragilidad del sentimiento, la clara transparencia del más intimo pensamiento.                                                                                                                                                   

Tu alimento es la debilidad y la fuerza, la soledad y la ternura, la comprensión y el esfuerzo.

Amas la vida, te llenas  de paz mirando una flor, o recibiendo una sonrisa. Eres débil ante las penas, a veces demasiado, pero compadecerse del dolor y el sufrimiento es aprender a valorar y a sentir emoción por las cosas más livianas de la existencia.
Las lágrimas van ligadas a la sensibilidad. Dicen que son espejos del alma y que se puede navegar entre ellas hasta tocar el fondo del corazón más frío. Dicen también que si un día escucháramos la armonía de una melodía, la auténtica melodía del alma, la que llevamos guardada en el interior, encontraríamos fácilmente la senda del buen camino, el camino de la felicidad, de la auténtica y verdadera felicidad.

Siendo así, a quien le importa ser débil.

jueves, 11 de mayo de 2017

RENACER




Después de un tiempo de tensión, tanto emocional como física, en el que a veces mi sonrisa ha tenido que ser forzada, los días casi interminables y las noches en un total abandono de Morfeo,  de nuevo vuelvo a pisar terreno firme y de paso reflexionar sobre la importancia que tiene valorar las cosas más nimias que a diario ofrece la vida, el aire que respiramos, el agua que bebemos y el tímido rayito de sol que entra por la ventana. Esos detalles que pasan desapercibidos hasta que en un instante se pierden. Es verdad que la vida pasa demasiado deprisa, que las obligaciones tienen prioridad, pero en un hospital tienes mucho tiempo para pensar y meditar, llegas a concienciarte de que no vale la pena correr sin freno ni medida, ni perder momentos del ahora y situaciones que luego jamás vuelven, vivencias que aún pasando sin pena ni gloria, se esfuman y son irrecuperables. De que existe el dolor y la enfermedad, pero también la salud y la esperanza. La propia rutina nos hace olvidar que estamos vivos, respirando, con mejor o peor salud, pero vivos en el tren que subimos al nacer para hacer una obligada trayectoria.

Indudablemente con tantas preocupaciones se nos olvida vivir. La vida, la hermosa vida, se dice siempre que es bella, aunque a veces es como un dolor agudo, una espina que se clava en el corazón más fuerte. Hay días que el amanecer suele ser más frío que de costumbre, días que sientes un pinchazo en el alma casi desgarrador, símplemente mirando una habitación que acaba de quedarse vacía, un amigo que se va en silencio, un vil desengaño o el cruel sufrimiento de un hijo. Aún así, el viaje continua y buscamos pequeños oasis donde poder aliviar nuestros traumas y levantar nuestro ánimo.
Un hospital o un centro de salud es un mundo aparte donde la lucha por la supervivencia es primordial y es lo único que importa. La entrada que hice sobre la locura, estaba dedicada al Centro hospitalario San Juan de Dios, de Ciempozuelos.

Debemos estar preparados para cuando nos lleguen esos nubarrones que ocasionan grandes tormentas; la naturaleza de la vida nos enseñará golpeándonos donde más duele. Somos niños asustadizos que ante una grave situación no sabemos la mayoría de las veces sobrellevar la pesadilla y se adueña de nosotros como un fantasma disfrazado de debilidad humana. Difícil momento cuando se presenta, pero debemos levantarnos heroícamente. Es nuestro preludio de satisfacción, porque no existen caminos con pétalos de rosa para llegar a la cima. A veces pienso que el gran éxito de la vida, la felicidad que todos anhelamos, solo se encuentra y se alberga en nuestro corazón soñador y en él está la solución para cambiar tormentas por rayos de sol y heridas por suaves caricias .


Hay cosas que se afianzan cuando van pasando los años. Detalles que antes pasaban desapercibidos, vivencias y situaciones normales que ahora uno se percata de su grandeza.
La paz de un rojo atardecer por ejemplo, ese colorido con el que juegan las nubes cuando van poco a poco escondiendo el sol, el sonido rugiente del mar, o las pequeñas huellas que dejan los pies de un niño en la arena.
Solo mirando la inmensa línea del horizonte eres capaz de valorar la gran suerte de vivir, a pesar de las frustraciones, de la penas y dificultades, a pesar de todo ello, merece la pena seguir adelante.

No hay más que tres acontecimientos importantes en la vida: nacer, vivir y morir. No sentimos lo primero, sufrimos al morir y a veces nos olvidamos de vivir.

Decía Marcel Proust que la vida es hermosa si haces el esfuerzo por hallar  hermosura en ella y vale más soñar la vida propia que vivirla, aunque vivirla es también soñarla.

Un mundo sin dolor es para mi el mejor regalo que podemos tener y cuando la salud falla perdemos mucho, pero ganamos en esperanza y resignación. Todo cambia después de una mala racha, parece que hemos vuelto a nacer y nos aferramos aún más a la vida. Nos damos cuenta de que en ella:

Hace falta soñar cuando la realidad pesa.
Hace falta reír cuando la soledad abruma
Hace falta llorar cuando la tristeza ahoga
Hace falta sentir el calor de las emociones
Hace falta aplaudir cuando se saborea el triunfo
Hace falta asumir el valor de la paciencia
y sobre todo hace falta valor para seguir en la lucha por la supervivencia.


 Por favor, no arrojes la toalla, renace y no te olvides de VIVIR.


sábado, 6 de mayo de 2017

La mejor costurera



Quién de nosotros no ha tenido un momento doloroso...
Quién no sintió debilidad y deseos de desistir...
Quién encontrándose solo, extremadamente solo, tuvo la sensación de haber perdido todo, incluida la esperanza...
Ni las personas más poderosas, famosas e importantes, esas que llaman VIPS, están libres de tener sus momentos de soledad y de una profunda amargura.
Y quién no ha buscado consuelo en un amigo o en alguien tan cercano y querido como es esa mujer que tantas veces nos ha tenido en su regazo. Ya lo creo que sí, todos hemos sentido la protección de las manos de una madre, su mirada de ternura, de alivio, de comprensión.
Hay demasiadas fechas impuestas por el consumo, pero hay una, el día dedicado a las madres, que me alegra inmensamente poder celebrarlo recordándola, porque Madre es la palabra más bella pronunciada por el ser humano. 
Domingo 7 de mayo día de las madres en España, en Hungría, Lituania, Portugal, Sudáfrica y Rumanía, no sé si queda algún lugar más.

Yo recuerdo las manos de mi madre, unas manos blancas y delicadas que reforzaron costuras para que me sostuviera ante cualquier tirón de la vida.

Las manos de una madre enhebraron el hilo que une las partes de un molde, sin olvidar que cada una es distinta a la otra, y juntas forman el todo, como la familia.
Alargaron dobladillos, para que pudiéramos crecer, para que los ideales no nos quedaran cortos.
Zurcieron desgarros, para volver a usar el corazón sin hilachos ni resentimientos.
Unieron retazos, para tener una manta que nos protegiera de la fría maldad.
Aseguraron presillas y botones, para unir la familia y mantener la concordia.
Aplicaron elásticos, para asumir con amplitud los cambios que nos piden los años.

Bordaron maravillas, para sorprendernos con las continuas entregas de belleza que tiene la vida.
Cosieron bolsillos, para guardar en ellos las monedas valiosas de los mejores recuerdos.
.
Las manos de una madre cuando estamos dormidos, adornan los sueños con un diseño de polvo de estrellas.



Las manos de una madre nos sostienen con hilos de magia, cuando asomamos a la vida para empezar a vestirla.



Las manos de mi madre nunca abandonaron su trabajo, y sé muy bien que hoy, donde estén, enhebran oraciones para mi.


FELIZ DÍA DE LA MADRE

viernes, 5 de mayo de 2017

MANOLO

 
Membrillos óleo de Manuel C.



Balcón canario. Pintado por Manuel C.

 
Manuel C. es nuestro amigo Manolo y tengo su permiso para publicar una de sus muchas pinturas. Este Balcón Canario, está frente al Hotel donde estuvo alojado en Tenerife. Viendo el Cuadro, da la sensación de que la balaustrada se sale de la pintura. El de la cabecera también es suyo.
 
Hoy por fin he podido hablar con él, después de varias llamadas al Centro donde se encuentra por su delicado estado de salud. Se ha emocionado al oírme y le temblaba la voz por esa emoción, pero se ha puesto muy contento, estaba de paseo por el parque que tiene la residencia y rodeado de patos que venían a comer. Se sentía feliz. Su estado general parece que ha mejorado mucho porque está atendido y el personal además es amable, que no es poco.
Salir de tu propia casa nunca es agradable, pero llega un momento en que se necesitan cuidados especiales, más espacio para moverse y unas atenciones personales que son fundamentales para mejorar la calidad de vida.
 
 
Manolo y lo ha contado muchas veces, padece de Parkinson, mientras se ha podido valer, ha ido soportando su enfermedad hasta que los temblores le llegaron a impedir el movimiento. Ahora asiste a unas sesiones de rehabilitación que son duras, pero hoy precisamente ha logrado ponerse en pie después de mucho tiempo y poco a poco tratará de andar aunque solo sean unos pasos. Sé que lo va a conseguir porque voluntad no le falta.
Os manda muchos recuerdos y abrazos para todos y agradece de corazón vuestro interés.
Dios quiera que no le falte nunca el buen talante que tiene y que algún día se acerque al ordenador para dejarnos unas palabras.
 
Muchas gracias al mayor de sus hijos por ponernos en contacto y desde aquí un gran abrazo lleno de esperanza para nuestro gran amigo Manolo.