Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

miércoles, 25 de abril de 2012

LA VENTANA DEL RECUERDO




Tarde de primavera de mil ... no importa el año, una tarde tranquila, con nubes anunciando lluvia. Me asomo a la ventana que da al jardín, al precioso jardín que cuida mi padre, podando los rosales y regando todo un abanico de flores. Me encanta el color verde que tiene ahora la hierba y las chispas blancas que sobresalen tímidamente entre ella, son margaritas, quién no ha cogido una y la ha deshojado: sí, no, sí, no... ¡sí, no me lo puedo creer! eso es que le importo un poquito ... ja,ja,ja, ¡cosas de adolescente !...



Sigo asomada observando, se ha levantado viento y las nubes van aumentando, seguro que pronto oiremos el trueno porque ya se ven relámpagos a lo lejos y las ramas del membrillo se empiezan a agitar demasiado fuerte, tanto, que siempre cae alguno al suelo. Suena raro pero me gustan las tormentas, curioso fenómeno con aparato eléctrico que descarga energía positiva, al menos es lo que dice el libro de ciencias naturales, uno de los preferidos de este curso.



Las lilas están encima de la mesa como siempre en estas fechas y un café caliente me espera humeante; ¡mentira! no es café, es sucedáneo, son cereales malteados de una marca conocida que mi madre compra para dar color a la leche, porque a ninguno nos gusta la leche sola y si está caliente todavía menos. Mientras lo saboreo pienso en la película "No os comáis las margaritas" de Doris Day y David Niven, una comedia de 1960 en la que un crítico teatral y su familia (mujer, cuatro hijos y un perro) se ven obligados a abandonar Nueva York, al vencer su contrato de alquiler, y buscar una casa en las afueras lejos del bullicio de la gran ciudad. Tiene gracia, es lo que está pasando aqui, la gente se marcha a las afueras porque la vivienda en la cuidad está por las nubes. En cambio a mi no me gusta el concepto de piso, me siento como en una colmena, demasiadas ventanas iguales y todas juntas.¡Qué diferente es vivir aquí! rodeada de vegetación, sin apenas coches, solo alguna moto de vez en cuando rompe el silencio y eso sí, hay muchas bicicletas llenando las calles, la mía es azul, un regalo de Navidad de mis padres que me hizo mucha ilusión porque siempre le pedía a mi amiga la suya para pedalear un rato. Un día yendo en pelotón me clavaron la palomilla de una rueda en la pierna, me llevaron a urgencias y me dieron tres puntos en vivo, ví las estrellas y estuve varios días sin poder andar.


La tormenta se viene encima y comienza a llover fuerte, da gusto ver las gotas de agua resbalando por los cristales, me divierte ver como juegan a hacer dibujos y parecen lágrimas brillantes. Subo al piso de arriba donde está el cuarto de estudio. La pila de libros me espera y a mi lo único que me apetece en este instante es oir música. El viejo tocadiscos siempre está preparado invitándome a poner la canción del momento y qué ironía,  es "el ritmo de la lluvia" de The Cascades:"Oigo el ritmo de la lluvia que al caer me dice donde está..."




Y sentada en la mesa redonda vestida con falda de color blanco sigo mirando por la ventana. Ya está ahí, no falla, es el vecino del chalet de enfrente mirando detrás de las contraventanas, el iluso se cree que no le veo y de sobra sé que me espía, dicen que mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve. Pues algún día se decidirá, digo yo, porque el juego de este escondite me pone nerviosa.

Sigue lloviendo, la tarde se escapa y las margaritas tienen suerte, no necesitan paragüas, todo lo contrario, mañana amanecerán frescas y lozanas y algún caracol se paseará por la hierba.
La noche extiende su negro manto y las farolas se encienden marcando un halo de vapor por el agua. Lloverá hasta mañana.



En la Vida no se trata
de sobrevivir a una tempestad
se trata de danzar bajo la lluvia.


 


Ésta es una de mis ventanas del recuerdo, cuando aún no había terminado el Bachillerato. Aquellas inolvidables primaveras tenían la magia de la adolescencia. El jardín, las flores, la guitarra  y los libros eran mi vida. ¿Os preguntáis por el espía?, pues el jovencito de enfrente por fin se decidió.

miércoles, 18 de abril de 2012

NO TE OLVIDES




Después de pasar unos días en los que la fortuna no me ha sonreído, de nuevo vuelvo a pisar terreno firme y pese a todo intento valorar la importancia de otras muchas cosas que me ofrece la vida, porque  sabemos que mientras hay vida, todo es posible. Pero esta vida pasa demasiado deprisa, y de vez en cuando conviene meditar sobre ello y ser conscientes de que corriendo sin freno ni medida, no saboreamos  momentos y situaciones que luego jamás vuelven, pasan y se esfuman y  por tanto son irrecuperables. Podría decirse que estamos tan ocupados que la rutina nos hace  olvidar que seguimos aqui, viviendo y respirando.

Indudablemente con tantas preocupaciones se nos olvida vivir. La vida, la hermosa vida, se dice siempre que es bella, aunque a veces es como un dolor agudo, una espina clavada en el escaparate dorado de nuestros corazones. Hay días que el amanecer suele ser más frío que de costumbre, días que sientes un pinchazo en el alma demasiado fuerte, casi desgarrador,
por una habitación que acaba de quedarse vacía, por un amigo que se va en silencio, por un fuerte desengaño o por -como a mi me ha ocurrido- el dolor de un hijo. Aún así, la vida continua y buscamos pequeños oasis donde poder aliviar nuestros traumas y levantar asi el ánimo.

Debemos estar preparados para cuando nos lleguen esos nubarrones que ocasionan grandes tormentas; la naturaleza de la vida nos enseñará golpeándonos donde más duele. Somos niños asustadizos que ante cualquier pesadumbre no sabemos la mayoría de las veces sobrellevar esta pesadilla, que se adueña de nosotros como un fantasma disfrazado de debilidad humana. Difícil situación cuando se presenta, pero debemos levantarnos heroícamente. Es nuestro preludio de satisfacción, porque no hay caminos con pétalos de rosa para llegar a la cima. A veces pienso que el gran éxito de la vida, la felicidad que todos anhelamos solo existe y se alberga en nuestro corazón soñador y él es el que nos da el poder de cambiar tormentas por rayos de sol y heridas por suaves pétalos .



Hay cosas que se afianzan cuando van pasando los años. Detalles que antes pasaban desapercibidos, momentos importantes y situaciones normales, que ahora mismo uno se percata de su grandeza.

La paz de un rojo atardecer por ejemplo, ese colorido con el que juegan las nubes cuando van poco a poco escondiendo al sol, el sonido rugiente del mar, o las pequeñas huellas que dejan los pies de un niño en la arena.

Solo mirando la inmensa línea del horizonte eres capaz de imaginar lo maravilloso que es vivir. A pesar de las frustraciones, de la penas y dificultades . A pesar de todo ello, merece la pena seguir.

No hay más que tres acontecimientos importantes en la vida: nacer, vivir y morir. No sentimos lo primero, sufrimos al morir, pero a veces nos olvidamos de vivir.

Decía Marcel Proust que la vida es hermosa si haces el esfuerzo por hallar hermosura en ella y que más vale soñar la vida que vivirla, aunque vivirla también sea soñarla.


Entre tanta dificultad imagino un mundo completamente distinto. Un mundo sin odio, sin guerras, sin dolor ¿Quién no lo ha hecho alguna vez?. Soñar no cuesta nada y es tan fácil .......




Me hace falta soñar cuando la realidad me pesa
Me hace falta reír cuando la soledad me abruma
Me hace falta llorar cuando la tristeza me ahoga
Me hace falta sentir el calor de las emociones
Me hace falta aplaudir cuando saboreo el triunfo
Me hace falta asumir el valor de la paciencia
y sobre todo .....
Me hace falta valor para seguir en la lucha
para seguir entendiendo
lo difícil que resulta a veces la vida.
De verdad, me hace mucha falta.



Y por favor, no te olvides de VIVIR.  


lunes, 9 de abril de 2012

LA LUZ DE KINKADE



                                
Decía Wassidinsky que el color es en general un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El ojo es el martillo templador. El alma es un piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que, mediante una tecla determinada, hace vibrar el alma humana. 

Ayer leí la triste noticia del fallecimiento de un pintor que para mi tenía algo especial, sus cuadros estaban llenos de luz, color y  sobre todo tenían tanto detalle que se confundían con la realidad.   Me refiero a Thomas Kinkade.

El artista californiano Thomas Kinkade que una vez dijo tener algo en común con Walt Disney y Norman Rockwell: Quería hacer feliz a la gente. Y obtuvo la fama con sus cuadros que se centraron en paisajes idílicos, cabañas e iglesias, —obras muy populares que generaron altas ventas para los comerciantes de arte de todo Estados Unidos. El autonombrado “Pintor de la Luz”, falleció el viernes a los 54 años, reprodujo escenarios sentimentales de jardines rurales y paisajes bucólicos bañados en luz matinal que eran muy apreciados entre las clases medias en Estados Unidos pero criticados por las figuras consagradas del mundo artístico. El costo de sus cuadros varía dentro del rango de cientos de dólares hasta más de 10,000.


Kinkade murió al parecer de causas naturales en su casa en Los Gatos, en el Area de la Bahía de San Francisco, señaló David Satterfield, portavoz de la familia. El pintor se ufanaba de ser el artista vivo más coleccionado del país y se calcula que sus pinturas y productos derivados captan ventas anuales por 100 millones de dólares y adornan cerca de 10 millones de viviendas en Estados Unidos. Tales interpretaciones llenas de luz se exhiben predominantemente en edificios, centros comerciales y en productos que por lo general describen escenas tranquilas con vegetación exuberante y riachuelos próximos. Muchos cuadros contienen imágenes de pasajes bíblicos.

De acuerdo con su página de internet las pinturas de Kinkade han sido reproducidas en litografías firmadas personalmente, impresiones en lienzo, libros, carteles, calendarios, portadas de revistas, tarjetas, platos para coleccionistas, estatuillas y sus imágenes han sido utilizadas para puzzles, yo misma tengo enmarcados algunos en casa.
Kinkade nació y se crió en Placerville, California. Estudió en la universidad de California en Berkeley y en el Art Center College of Desing en Pasadena.

Os dejo algunos de su colección de cuadros.


Una vez más el arte está de luto.



















 














" La pintura es un intento de reconciliarse con la vida. Hay tantas formas de expresión como seres humanos"


     George Tooker

La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega.

Leonardo Da Vinci






Pienso en aguas,
escribo vientos,
dibujo nubes.


Pinto aires,
invento montañas,
diseño un horizonte.

Tiño de azul la noche,
juego a ser un dios,
escapo de mis sombras.


Con mi pincel,
matizo tu boca
dejo al final una nube
que cuide mis rayos.

Y si este viaje,
me convirtiera en estrella,
vagaría en la noche
con nocturnos lienzos rojos,
 
Bailaría entre luceros
con velos de púrpura,
y no dejaría nunca de soñar.
 
 

jueves, 5 de abril de 2012

PARA TÍ



Ahora sí que me gustaría cepillar unicornios en el país de las hadas. Coger un manojo de rosas para convertirlas en estrellas y poner un arcoiris en el alféizar de tu ventana. Me gustaría, pero solo es posible en mis sueños.

En cambio sí puedo decirte que creas fírmemente que todo pasa por alguna razón. Si te dan una nueva oportunidad agárrala fuerte con las manos, si cambia tu vida, deja que cambie, porque nadie dijo que la vida sería fácil, solo prometieron que valdría la pena vivirla. Las cosas no funcionarán a no ser que tú creas en ellas, la fe dicen que mueve montañas y todo es posible si contamos con ella. Todo pasa y todo llega y todo tiene solución cuando uno cuenta con la fuerza de la juventud.


¿Sabes?... de todas las cosas que tienes, tu expresión es lo más importante. Así que... ¡sonríe siempre!. Sonríe y como dice esta canción que tanto me gusta:


" Si bastasen un par de canciones
para que desde el cielo
nos llovieran antiguos deseos
que una noche se fueron
puede pasar
puede pasar
hasta el desierto se puede llenar con el agua del mar.
Si bastasen dos simples canciones
para unirnos a todos
yo podría cantarlas tan fuerte
que me oyeran los sordos
puede ocurrir
puede ocurrir
hasta los muros que nunca pensamos se pueden abrir.
Si bastasen dos buenas canciones
para echar una mano
se podrían hallar mil razones
para ser más humanos
puede pasar
      puede pasar.... "



 
¿Qué más puedo escribirte? Se lo dije todo a la luna y me robó las palabras.



domingo, 1 de abril de 2012

TE RECUERDO

Cuando llega esta época del año, es inevitable no acordarse de los colores y aromas de las primaveras  de nuestra niñez.  No digo que tiempos pasados son mejores, toda época de la vida tiene su encanto, cambia el lugar y el momento, pero yo tuve la suerte de vivir rodeada de jardines y el recuerdo de los primeros lirios, del olor a hierba recien cortada o los primeros brotes de las ramas del membrillo, contrastan hoy con el asfalto y el ruido del tráfico que ahora contemplo. Menos mal que las ciudades se siguen adornando con macizos de flores, unos rodeando las fuentes, otros en los paseos y plazas y siempre puedes  admirar preciosas macetas que cuelgan de terrazas y ventanas.




Cada día miraba la tierra, la luz, el calor y el brillo de los rayos solares que iluminaban las laderas de las montañas, delineando a su vez los valles y templando las aguas del río. No era muy caudaloso el que atravesaba mi ciudad, pero pasaba por él a diario y me gustaba. Allí vivía, en la casa que tengo puesta en el sidebar. Cada mañana revoloteaban los pájaros saltando entre ramas de manzanos, perales y tilos, agitando sus alas sin que las hojas perdieran ni una  gota de rocío. Había infinidad de plantas; un redondo y cuidado seto de florecillas blancas rodeaba cuatro rosales, que por cierto, parecían de terciopelo cuando brotaban las rosas los primeros días de junio y conservaban su olor hasta muy entrado el verano. La primera aparición la hacían siempre los lirios morados, las frondosas peonías de un color rojo intenso y las margaritas que parecían alfombrar el suelo.
Contemplar camelias, nardos, pensamientos y sobre todo las lilas, mis preferidas, era para mí una sensación de bienestar que los años no han podido  borrar. Aquello se llamaba libertad, yo lo llamaba libertad. A veces, si cierro los ojos, siento el confortable calor de un sol tibio rodeado de  nubes deshilachadas, el mismo de aquellas tardes primaverales.




No es bueno aferrarse al pasado, pero tampoco hay que quedarse a la orilla de los recuerdos, creo que es mejor adentrarse en ellos cuando el corazón lo desea y asi la mente se relaja.
Allí vivía, en una pequeña plaza rodeada de jardines y en el centro estaba la casa. Nuestra casa. Había olor a fresco, a sol descubierto, a viento serpenteante que rizaba los cabellos por la humedad que se respiraba. Y entre la verde hierba, siempre brillante por las gotitas de agua, estaba el árbol, alto y gallardo, de ramas gruesas y fuertes, lo suficiente para sujetar dos anillas colgadas donde se hacían toda clase de ejercicios y malabarismos. Era su árbol, todavía lo recuerdo, allí lo dejó y allí seguirá con los aros descoloridos y las cuerdas desgastadas por el paso del tiempo. Nunca lo olvidaré y quería contarlo. Deseaba describiros esta parte de mi vida.

Es así amigos. Es difícil  evadirse cuando el pasado se presenta.




Dicen que soy una soñadora
Sí, pero no soy la única.
Yo solo quisiera volar
entrar despacio en los sueños
danzar con espejismos,
dormir en caracolas
pintar arcoiris
y beber el rocío de una hoja.
Cepillar unicornios
jugar dentro de una ola
probar el sabor de las estrellas
y ahogarme en lágrimas de hadas.
Beber el infinito,
recolectar sonrisas
y sumergirme en un suspiro,
bajo el reflejo de la luna.