Voz de mi hija. Los sonidos del silencio

Voz de mi hija. Los sonidos del silencio.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Otro invierno



Acaba de llegar y ya se pasea orgulloso por campos y valles, por calles y plazas, se permite escalar hasta el pico más alto sin cuerdas ni ataduras y deslizarse luego vestido de blanco por las laderas de las montañas, puede colarse por las paredes y ventanas, subir a los tejados más altos y congelar hasta los nidos de las golondrinas. Cubrir los árboles con flecos de escarcha, desnudar los rosales y derramar velos de bruma cuando las nubes bajan.
Su único enemigo es el fuego, las brasas de una chimenea, las ascuas de un viejo brasero y el cálido sonido de una nana.
Es todo un general que arrastra sus tropas a la dura batalla del frío.
El invierno, pese a tener pocos adictos, es la estación que nos recuerda el final de un trayecto, la inevitable muerte de la Naturaleza, pero también nos prepara para un nuevo renacer, se abrirá otro ciclo y la resurrección del verde ocurrirá seguro. Es verdad que los rosales están tristes, las alamedas solitarias, los ríos se estremecen y los pájaros se refugian entre ramas escarchadas. Es verdad que los cuerpos se escogen y hasta el alma tirita, pero también es la estación con más recogimiento; por las tardes, un café o un chocolate caliente sentados al calor del hogar con un libro en las manos o escuchando buena música, es algo muy apetecible y por las mañanas, aunque el sol no se asome, caminar bien abrigados no deja de ser saludable. El frío invernal significa adiós a la mala calidad del aire y a los altos niveles de ozono tan comunes en los meses de primavera y verano y por tanto se respira mejor. Aumenta nuestra energía, dormimos también mejor, más fácilmente se queman calorías, es bueno para la circulación porque el frío produce una vasoconstricción de los vasos sanguíneos evitando así la pesadez de piernas. Reduce la inflamación: una bolsa de hielo en un músculo inflamado funciona bien para disminuir la hinchazón. Muchos atletas recurren a la crioterapia para los músculos doloridos y aunque parezca extraño también mejora las infecciones, “Las células que combaten las infecciones en el cuerpo, en realidad, aumentan si te expones al frío”, dijo la Dra. Rachel C. Vreeman.
La verdad es que parece contradictorio todos estos beneficios que he citado cuando las personas aquejadas de problemas cardio-respiratorios, músculo-esqueléticos y otras afecciones, en invierno se ven aumentadas, a ellos se recomienda evitar salir las horas de menor temperatura, como son la primera hora de la mañana y la última de la tarde y noche.
A mi me gusta el frío, viví hasta pasada mi adolescencia en Burgos, mis recuerdos no se han ido, se han congelado en el tiempo y echo de menos aquellos días que pasaba mirando el helado jardín.

Frío y cielo gris. El invierno puede ser triste para algunos, pero como todo, hay que tratar de ver el lado bueno y acostumbrarse a la nueva estación. No olvidemos que el calor destruye y el frío conserva.

Feliz invierno bien abrigados y feliz año a todos.


miércoles, 20 de diciembre de 2017

Felices Fiestas



 Ya estamos casi a finales de Diciembre. Vuelan los meses, vuelan los días y llega de nuevo Navidad. ¡Cuántas han pasado!... demasiadas, y tú deseas seguir teniendo aquel espíritu navideño de antes, lleno de estrellas y luces de colores, de ángeles y renos, de flores y serpentinas. Un espíritu que poco a poco se ha ido perdiendo, pero cierra un momento los ojos y trata de repasar alguna de tus Navidades felices. En cada corazón existe un desván de los recuerdos, puedes proyectar en la gran pantalla de tu cerebro la escena que prefieras. Hay muchas buenas gentes que pasan estas fiestas en soledad, que han dejado su hogar obligados por motivos de salud o por la fatalidad del destino, hay demasiadas camas de hospital ocupadas, demasiadas almas sin recursos, pero también hay gente que vende sonrisas y tú me has prometido una y yo a cambio un enorme abrazo que por la red te enviaremos todos tus amigos.

Desde tiempos que se pierden en la neblina del recuerdo, cada año arrastramos una tradición poco menos que ancestral, que hace teñir de blanco y de luces de colores nuestras ciudades y pueblos. Cada rincón que dejamos a un lado en nuestro transcurrir cotidiano, en estos días se convierte en la principal estancia de nuestro corazón. La Navidad vuelve a asomarse a la ventana de nuestra vida, nos avisa que es tiempo de hacer una pausa, de preparar una gran mesa rodeada del cariño de nuestra gente, de mirar con ternura al solitario, de ayudar al necesitado, de acompañar al enfermo y por encima de todo la Navidad siempre nos hará recordar nuestra infancia, nuestra maravillosa inocencia, aquella que el fantasma del tiempo nos fue robando poco a poco.

 
Me he asomado a esa ventana porque he visto el blanco de mis sienes. Se oyen cánticos lejanos y el sonido de una pandereta vuelve a repicar en el cielo. Sonríe conmigo, es de nuevo Navidad.

Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor.

 
Hoy he hablado con nuestro amigo Manolo, sigue bien dentro de sus limitaciones y de su parte y de la mía, FELICES FIESTAS a todos.

¿

lunes, 11 de diciembre de 2017

Cuento de invierno


Me gustan poco los viajes, cada vez menos la verdad, cuando era pequeña y veía un billete de tren o de autobús me mareaba, me daban náuseas, totalmente psicológico pero quien ha sufrido los efectos del mareo lo entenderá muy bien; me ocurría siempre y lo curioso es que me he pasado la vida haciendo maletas. Está claro que con los años te acostumbras a todo y no hay duda que viajar es una buena manera de fomentar la cultura conociendo mundos diferentes.

Las calles siguen alfombradas de hojas caídas y mojadas, amarillentas, pardas y resbalosas. Como de costumbre por estas fechas hay que hacer un viaje obligado, así que con el mínimo equipaje voy a la estación de ferrocarril que tengo cerca, porque el tren del Otoño está a punto de llegar a su destino final. 
Me gustan los trenes antiguos, aquellas viejas locomotoras de vapor tenían su encanto, el sonido de la campana y del silbato, el humo que se formaba por la condensación, era como estar en las clásicas películas de la genial Agatha Christie. Pero el tren que espero nada tiene que ver, es un tren nuevo que no trae retraso nunca, llega siempre a tiempo y como es lógico vendrá envuelto en una neblina espesa, helada, los vagones adornados  elegantemente con carámbanos y traerá frío, mucho frío. Sí, lo habéis adivinado, se trata del tren llamado Invierno que va a entrar puntual en la estación de Diciembre.

Un viento gélido invade el ambiente cuando el tren llega al andén y los viajeros bien abrigados se preparan para recibirle. Prisas y más prisas por subir cuanto antes, qué nerviosa me pongo, siempre creo que lo voy a perder, otra manera más de angustiarme.
Subo al primer vagón, qué ambiente más helado, hasta en los asientos hay escarcha. Me acomodo como puedo cerca de la ventanilla, entonces alguien con ojos brillantes y una gran sonrisa aparece caminando por el estrecho pasillo y un sonido de cascabeles le acompaña. Es el espíritu de la Navidad -me dicen- viaja en el tiempo buscando las tradiciones perdidas, recuperando cánticos y tarjetas olvidadas, llevan en su capa colgada una pandereta de las de antes, aquellas de piel de oveja sin lana o de panza de burro.


Agradecería un buen café caliente, sin espuma, como siempre lo pido y casi nunca me lo sirven. Abro la puerta corredera y todo el personal sentado está absorto con el móvil, parece que ya la Navidad no les importa. 
Un tintineo de cristales suena a la vez que el traqueteo del tren. Al rato, un personaje de edad avanzada y apoyado en un bastón troquelado, entra en el recinto, lleva algo grabado que no distingo bien. En la cabeza un sombrero calado hasta las orejas, una bufanda raída y bajo los mitones agujereados asoman unos dedos largos y enjutos propios de la edad.
El buen hombre se acerca con paso torpe y ya puedo leer lo que tiene grabado en el bastón, es una fecha, 2017.
 
- ¿Molesto si me siento a su lado?.
- No, para nada caballero, hay asientos libres.

Está helado, las cejas blancas como la escarcha y un semblante triste y cansado. Pensé en hacerle alguna pregunta pero no hizo falta, enseguida se percató de mi mirada interrogante.

"Yo fui - dijo-
columna ardiente, luna de primavera,
mar dorado, ojos grandes.
Busqué lo que pensaba
viví como el amanecer en sueño lánguido
lo que pintaba el deseo en días adolescentes.
Canté, subí.
fui luz un día
pero arrastrado en la llama,
como un golpe de viento,
que deshace la sombra,
caí en lo negro.
En el mundo insaciable.
He sido"

Su tiempo se está agotando, ha subido al tren de Diciembre para despedirse y pasar el testigo al joven que viaja cargado con el grave peso de doce meses, 365 días, un nuevo año para todo el que quiera vivirlo llenándolo de ilusión, esperanza y sobre todo de sueños. 
 
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El poema está inspirado en un texto de Luis Cernuda.( Sevilla 1902).
Quizá este relato os parezca infantil, pero todos en esta época nos volvemos un poco niños.

Airblue.