Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Feliz entrada y salida de año.


 

De nuevo a las puertas de otro fin de año.
Quedan muy pocas horas para que el reloj marque las doce últimas campanadas dando entrada al nuevo 2020 y todos nos deseamos lo mejor entre risas, abrazos y brindis. En el fondo todos pensamos lo mismo, cómo será, qué sorpresas nos reservará, si será bueno o malo. Y siempre hacemos un balance del que acaba de finalizar. Yo no puedo deciros que ha sido positivo, no, menos mal que al final se ha abierto una luz y unos ojos azules heredados de mi padre, empiezan a brillar.
En todos los países que más o menos se rigen por una cultura cercana a la occidental, se cierra el año con mucho bullicio y distintas tradiciones, entre ellas (y como no podía ser menos) las referidas a la gastronomía. Así por ejemplo, los italianos inician la ‘notte di Capodanno’ con una cena en la que las lentejas son plato imprescindible porque significan riqueza. Además, después de brindar por el nuevo año, es costumbre tirar la copa por la ventana.
Por su parte, los ciudadanos noruegos toman el tradicional aguardiente o la dorada cerveza acompañada por típicos platos a base de pescado. Para los ingleses, estas señaladas fechas no serían lo mismo sin su christmas pudding, mientras que los franceses hacen un reveillon (cena de Nochevieja) para ‘supercomilones’ en la que se cocinan grandes cantidades de comida. Por otro lado, en Alemania es tradición dejar en el plato algunos restos de lo que se haya cenado hasta después de medianoche, como forma de asegurarse una despensa bien surtida durante el año siguiente.
Pero nada más saludable que la vieja costumbre española de tomar doce uvas coincidiendo con las doce últimos segundos del año como ‘ritual’ para atraer la suerte. Tan arraigada está esta tradición que cada fin de año son consumidos ni más ni menos que unos 500 millones de uvas, pero... ¿de dónde procede exactamente esta ‘ceremonia gastronómica’?. Pues bien, según la mayoría de las teorías parece ser que todo empezó cuando, en el año 1909, los viticultores cosecharon tal cantidad de uvas que, al no saber qué hacer con el excedente, decidieron repartirlo gratis entre la ciudadanía inventando que su consumo en Nochevieja traería fortuna. Y debió de traer mucha porque, desde aquel año esta tradición se ha seguido celebrando hasta hoy e, incluso, algunos países sudamericanos han empezado también con esta costumbre. 



Brindemos juntos por un venturoso y feliz año 2020 





Hoy colgaré temprano la luna,
cerraré mis ojos,
y de memoria colocaré las estrellas
para que los poetas naveguen en busca de sus musas;
la pondré risueña
para que los poetas siembren flores en los corazones.

Estamparé un lucero en la hamaca de su risa,

un beso de infinito,
para que sueñen los enamorados...

Hoy colgaré la luna en un cielo limpio,

que no haya nubes que le estorben,
y que los suspiros
la vayan elevando
en hilos de prosas, de versos y de sueños.

Hoy colgare la luna

y la bajaré despacio para pintarla de aurora...
la bajaré para ponerla a tus pies.


Cierra los ojos, piensa en todo lo que te hizo sonreír en el año que termina y olvídate de lo demás... Ojalá esas sonrisas se multipliquen por 2020 más.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Habrá Navidad.





https://youtu.be/rD2ShtIhMzA

Nada nuevo vengo a deciros. Se ha escrito mucho sobre la Navidad, se ha llevado al cine, pintado escenas y paisajes preciosos de esta época del año. La nieve parece ser el símbolo de ella y seguramente más de uno de vosotros la habréis disfrutado alguna vez con su belleza y sus inconvenientes. Hay quien es feliz este tiempo y hay quien ni siquiera lo celebra. Todo es respetable. Pues para los que la Navidad sigue sorprendiendo como un juego de niños, ya está todo preparado, las calles iluminadas, poco o demasiado, pero lucen y crepitan las bombillas, los escaparates adornados y hasta en los balcones y terrazas hay muérdago y chispas de colores.


Desde tiempos que se pierden en la neblina del recuerdo, cada año arrastramos una tradición poco menos que ancestral, que hace teñir de blanco nuestros corazones.

La blanca Navidad vuelve a asomarse a la ventana de nuestra vida, nos avisa que es tiempo de hacer una pausa, de preparar una gran mesa rodeada del cariño de nuestra gente, de mirar con ternura al solitario, de ayudar al necesitado, de acompañar al enfermo y por encima de todo la blanca Navidad siempre nos hará recordar nuestra infancia, nuestra maravillosa inocencia, aquella que el fantasma del tiempo nos fue robando poco a poco.
Para muchos son días estresantes, demasiada gente, gastos innecesarios, prisas y agobio, cada persona es un mundo y es comprensible. Pero ahí está y nos guste o no tiene que haber Navidad. Porque...

Mientras que un niño sonría, habrá navidad,
Mientras que lloren las nubes, habrá navidad,
Mientras que un hombre perdido encuentre su camino,
Mientras que un hijo regrese,
Habrá navidad.

Mientras que alguien herido prefiera olvidar,
Y a su peor enemigo logre perdonar,
Mientras que alguien consiga que un joven se aleje de la oscuridad,
Mientras que un arma se calle,
Habrá navidad.

Mientras sigamos creyendo que hay algo más,
Mientras que haya esperanza,
Mientras que brille una estrella,
Mientras que vuelen las aves,
Habrá navidad.

Mientras que cierres los ojos y sientas contigo a alguien que no está,
Mientras que existan recuerdos,
Mientras que haya esperanza,
Habrá navidad.

Charles Dickens dijo: "Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año".




Así deberíamos vivirla. No nos fijemos en las sillas vacías, valoremos a los que todavía tenemos a nuestro lado y demos gracias a la vida por volver a sentarnos con esa persona que en este año lo ha pasado mal, que ha superado una enfermedad o un grave problema y vuelve a sonreír entre campanas de gloria.


El tenor Mario Lanza, fallecido  a los 38 años canta el Ave María.

FELIZ NAVIDAD a todos.

martes, 10 de diciembre de 2019

Surcando aires.

El 10 de Diciembre es el día de la Virgen de Loreto, Patrona de los aviadores, pilotos, ingenieros aeronáuticos, mecánicos de vuelo, del Ejército del Aire, paracaidistas, aerolíneas, asistentes de cabina, personal de servicios aeroportuarios y de todos los que tengan a la Aviación como actividad en su profesión o afición.

A continuación, una breve reseña histórica de por qué la virgen de Loreto es la Patrona de los Aviadores:

Se originó en una tradición del siglo XIII, que nos cuenta que la Santa Casa donde nació la Virgen María, en donde recibió el Anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios y en donde vivió con Jesús y San José, fue trasladada volando transportada por ángeles en el año 1291 desde Nazaret, primero a Tarseto (en Dalmacia, Croacia), y más tarde fue trasladada, nuevamente volando, a un monte en Italia lleno de Laureles (Lauretum), por lo que acabó recibiendo el nombre de monte Loreto. Se apareció la Virgen, y comenzaron las peregrinaciones.  

El motivo del viaje de la Santa Casa desde Nazaret fue para ser protegida y resguardada de todo peligro, porque Palestina había sido invadida por los mamelucos. Con tanto viaje volando de la Santa Casa, transportado por ángeles por el Mediterráneo, casa, muebles y aparición de la Virgen, tuvo como resultado el que se convirtiera en la Patrona de los aviadores, pilotos, líneas aéreas y Fuerzas Aéreas de muchos países.

Alrededor del Santuario sobre la colina de 127 msnm se creó una villa. Hoy la población de Loreto, tiene algo más de 12.000 habitantes, en la Costa italiana del Adriático, situada a 22km de Ancona, en la región de las Marcas. A 120km al sur del Estado de San Marino, y algo más bajo en latitud que Florencia y Pisa.

FELICIDADES A TI Y A TODOS LOS QUE SURCAN LOS AIRES.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Diciembre, el último.


Nuevo mes. Diciembre el mes loco, creo que es la palabra justa. Se abre más la puerta del consumismo, la gente tiene que gastar, es casi un vicio y ya se encargan los comercios de ello cada vez adelantando más las próximas fiestas. Tráfico, colas, ruido de bocinas, toses y estornudos sin ninguna precaución. Bufandas enrolladas al cuello y gorros calados hasta las orejas, mientras algunos cuerpos corren a pierna suelta  en pantalón corto y moqueando a las ocho de la mañana. Estamos en el mes loco, bonito sí, pero desmadrado, que cada año se presenta con prisas y agobios.

Dejadme que borre el vaho de los cristales, que haga figuras con los dedos mientras me asomo a la ventana del recuerdo.
Qué desnudo está el jardín, qué mustios los rosales, las macetas siguen en los peldaños de la escalera con restos de tierra seca, el ciruelo cruje por la humedad, las anillas tienen las cuerdas mojadas y tintinean con el viento, las suyas, las que se colgaron para que hiciera músculo. Todo preparado ya para el invierno, sin embargo no siento tristeza, ni siquiera un ápice, solo una tremenda nostalgia familiar.
Dentro hay un rico olor a castañas asadas, no hay café, tiene que ser un sucedáneo, esos dichosos cereales malteados que dan color y quitan el sabor a la leche que a ninguno nos gustaba.
Arriba huele a pintura al óleo. ¿Que a qué huele el óleo?, a aceite de linaza, un olor penetrante que marea y hay que abrir la ventana a pesar del frío de diciembre. El nuevo cuadro se irá pintando poco a poco, más lento que de costumbre. ¡Vaya mezcla de olores!, abajo huele a gloria, arriba a barniz y aceite.

Evoco el lugar donde crecí, recuerdo a la perfección los jardines y plazas donde corría. Los sueños siempre me revelaron que el mundo era un lugar donde se tenía que transitar y cuando me fui de allí no me daba cuenta de lo que me esperaba. Era tan sólo una soñadora innata hasta que pude comprobar que mis sueños eran unos mentirosos. El mundo está lleno de opresores, amargados, infelices y solo una minoría lo pasa bien en este lugar.
Siempre recuerdo la mirada de mi madre, la veo cada mañana en mi espejo porque es igual que la mía. Uno no puede escapar de su identidad, siempre hay lugares, ocasiones, sonidos y palabras que no se pueden borrar con nada. Las vivencias son como las flores que se deshojan y se pierden con el tiempo sin que nadie se entere de que existieron y que formaron parte de este mundo.

Aquel diciembre quedó en otro plano, en otro espacio y en otro tiempo. Hay que dejar de idealizar el pasado y centrarse en el presente, en este nuevo diciembre con sus virtudes y defectos, no anulemos el ahora, al fin y al cabo no todo era perfecto en los viejos tiempos.

Bienvenido diciembre loco.