La primera vez que tuve la oportunidad de presenciar un parto tenía 19 años. Tuve, no sé si llamarlo obligación, creo que es correcto debido a las prácticas de cuando era estudiante, pero es mejor decir la suerte de pasar por la antigüa maternidad de Santa Cristina.
Era demasiado joven para contemplar cómo la naturaleza nos ha hecho tan frágiles y a la vez tan fuertes..... La primera impresión no resultó nada agradable. Recuerdo que más de un estudiante de medicina caía redondo al suelo o disimulaba un mareo que era evidente. Pero lo cierto es que con el paso del tiempo, aquella experiencia fue una de las mejores de mi vida, y ahora puedo afirmar que nunca se es demasiado joven , que es fantástico presenciar la maravillosa visión de un alumbramiento.
Aquella noche nacieron tres hembras y un varón. Caminaba entre las camas de la sala entre asombros y despistes, detrás de la matrona de turno que me sonreía sardónicamente por la palidez de mi cara. -"No te preocupes, cuando lleves 200 te acostumbrarás..."- Y así fue, me acostumbré a la oxitocina que acelera el parto, a los dolores, a las contracciones.... y a olvidar todo cuando cogía en mis brazos al pequeño que acaba de nacer.
Después, cuando la naturaleza te hace pasar por esa experiencia, no existen palabras para describir la grandeza de ser mujer y madre.
La maternidad, dicen que es una "enfermedad" de nueve meses y una maravillosa "convalecencia" de toda una vida.
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Cierto pequeño se acercó a su madre en la cocina, una noche, cuando ella preparaba la cena y le entregó un papel sobre el que había escrito algo. Después de que la mamá se secó las manos, lo leyó y ésto es lo que decía:
-Por cortar el césped 5.00. -Por limpiar mi habitación esta semana 1.00. -Por ir a la tienda cuando me envías 0.50. -Por cuidar a mi hermano mientras fuiste de compras 0.25. -Por sacar la basura 1.00. -Por obtener unas buenas calificaciones 5.00. -Por limpiar y barrer el patio 2.00. -Total que me debes 14.75 .
Su madre lo miró de pie a la expectativa y los recuerdos pasaban por su mente. Tomó la pluma, le dio la vuelta a la hoja de papel que el niño había escrito y anotó lo siguiente:
-Por lo nueve meses que te llevé mientras crecías en mi interior, SIN CARGO. -Por todas las noches que estuve sentada a tu lado, cuidándote y orando por ti, SIN CARGO. -Por todos los momentos difíciles y todas las lágrimas que causaste a través de los años, SIN CARGO. -Por todas las noches de temor y por las preocupaciones que sabía que tendría, SIN CARGO. -Por los juguetes, la comida, la ropa y por limpiar tu nariz, SIN CARGO. Cuando sumes todo, el costo total del verdadero amor es SIN CARGO.
Así, cuando el niño terminó de leer lo que su madre había escrito, había grandes lágrimas en sus ojos, miró directamente a su madre y dijo: ¨"Mamá en verdad te quiero".
Después tomó la pluma y con letras grandes escribió:"PAGADO EN SU TOTALIDAD".