Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Cementerios




Preciosos cipreses
Altos y espigados
Con su verde elegancia
Levantan sus copas
Hacia los cielos grises
Tristes y nublados.

Solitarios cipreses
Perfectamente alineados
De día dan sombra a los vivos
De noche son cobijo
De almas y cuerpos enterrados.

Manos heladas llevan crisantemos 
Ojos llorosos recorren las losas
Bocas selladas por el dolor
Una plegaria se oye a lo lejos
Noviembre abre sus puertas
Y de corazones heridos 
Se llenan los cementerios.

Escuchad! Se oyen golpes en la puerta del otoño, golpes a puño cerrado, es el Comendador que ya está aquí bien allegado. La apagada voz de Don Juan Tenorio, casi en el olvido, reclama entrar en la gran comedia de la vida.

P.D. Cuesta mucho recuperar los seguidores después de un tiempo alejada de los blogs. Con ello ya contaba. Me ha costado mucho volver, pero espero que mi esfuerzo sirva para que solo uno, tan solo uno de vosotros tenga la bondad de visitarme. Mil gracias. Este mes el blog cumple 18 años y no me gustaría cerrarle.



miércoles, 23 de octubre de 2024

Tiempo ha que no escribo. EMPATÍA



Aquel día no te encontrabas muy bien y hoy recuerdo unas palabras casi suplicantes que me dijiste. No tenías miedo a morir, ni siquiera a la enfermedad, pero te lo horrorizaba el dolor, " no dejéis que sufra"- solías decir siempre - aquella frase tuya se quedó marcada en mi  ❤️. Entonces no era consciente, hasta que por una alergia a un antibiótico la mala suerte se cebó en ti. Una parálisis facial de la mitad de tu rostro, como consecuencia de una mala praxis del médico que te atendió entonces. Fue un golpe muy duro y una recuperación larga, solo tenías cuarenta años. A partir de aquello empecé a interesarme por la medicina, por ese mundo del dolor al que tanto temías.
El futuro quedaba aún lejos, pero aquel fallo me hizo pensar y recapacitar y cuando cumplí los diecisiete me acordé de tu frase "Solo temo al dolor, cuando enferme no dejéis que sufra". 
Ante aquella petición pensé cual sería la mejor manera de cumplirla, cuidar la salud del cuerpo y dedicarme por entero a ello?- Mi padre fue un médico frustrado, no pudo seguir su vocación por motivos personales, no fueron tiempos fáciles los de la postguerra y tuvo que cambiar de idea. Su profesión fue otra de la que llegó a sentirse orgulloso, pero la medicina era su asignatura pendiente y siempre decía que la sanación es una de las profesiones más empáticas que se conocen.
 Tenía toda la razón. Con los años supe lo importante que es la relación entre el galeno y el paciente, entre quien sabe sanar y puede hacerlo y quien lucha por seguir viviendo.

Empatía proviene del término griego "empatheia" que significa emoción y se refiere a la capacidad de percibir, comprender y sentir las emociones que otras personas experimentan. Me pregunto si con empatía se nace o se hace, es algo que se da mucha importancia mientras eres estudiante, creo que se aprende y antes por lo menos en la Universidad te enseñaban a ser empático con la persona que en esos momentos lo necesita, porque satisface mucho y más emocionalmente.

El paciente acude al médico porque necesita ayuda. No le importa saber si el profesional es apuesto y tiene o no buen humor, lo que demanda es que se le devuelva la salud. Recordemos que «el médico de cabecera» es un ancla, un puente entre paciente, enfermedad y familia. En ocasiones, el enfermo se encuentra como aislado con mínimo contacto con su familia debido a la burocracia que impera en algunos sistemas de salud y es que cuando el enfermo entra en un hospital es sometido a máquinas y aparatos sin darle ninguna explicación, entre análisis, radiografías y exploraciones que no sabe para qué son y lo que buscan, que lo aturden, que nadie le aclara nada y en medio de los cuales escucha poco aliento. En otras palabras, se encuentra perdido.

La enfermedad constituye un giro biológico-existencial para el individuo; tiene sentido entonces que la atención que se brinda se vuelque en estos dos ámbitos para lograr un conocimiento integral de la acción de enfermarse para así dispensar un auténtico cuidado. 
Sin embargo, el poderío de la técnica sobre la vida desdibujó esta realidad e instauró una falacia que ha permanecido durante largo tiempo arraigada en la conciencia sanitaria de que la salud y la enfermedad son hechos biológicos sin carga emocional. Como era de esperarse, esta visión fracasó irremediablemente y se plasmó de manera pragmática en la crisis de confianza 
que sufre la profesión actualmente. La, podríamos decir «cosificación» del paciente mediante la cual éste se convierte en un número, una estadística, deja de ser una persona para volverse tan sólo una «cosa». Ya no se le llama por su nombre, es ahora el 534. ¿Se debe esto a la deshumanización?, ¿a la falta de valores?, ¿al poco respeto hacia el ser humano?, ¿nos hemos olvidado de la ética?, ¿nos hemos vuelto insensibles hacia las personas? Las respuestas serán diversas, lo que es una verdad como un templo es que en la práctica médica, principalmente en los hospitales, existe una deshumanización hacia el paciente, hacia nuestros semejantes. Ya se sabe que cada uno cuenta su experiencia según le ha ido y que un hospital es un mundo que desconecta lo real y lo irreal.

La caridad es también una forma de terapia. Al principio no eres consciente de lo que significa el contacto con el enfermo, pasas por las salas y vas de habitación en habitación casi como un robot, te preguntan si tienen fiebre, cual es su presión arterial o cuando les darán el alta y tú tratas de esquivar todo lo que se refiere a información clínica.
Pero no siempre es así. Entrar en la consulta y ver al médico que sonríe, que se pone en tu lugar, incluso te coge la mano y te dice que no te preocupes, que es largo y duro pero para eso están ellos, para ayudarte y entender lo que estás pasando. Aunque parezca imposible todavía somos muchos los que empatizamos y hasta podemos llegar al corazón del que sufre. 
Hace tres años y medio he pasado por un trance muy duro, muy difícil de llevar y por el que he luchado mucho. No voy a nombrar el hospital, pero la Unidad de Mama, no ha podido ser más empática con sus pacientes.

Mi oncóloga me abraza cada vez que voy a revisión, mi radioterapeuta no me ha dejado llorar nunca, su técnica tan precisa me hizo tener la confianza que en aquel terrible momento necesitaba y su carácter bromista me hacía reír. Han sido tres años y medio de incertidumbre, de miedo a que la espada de Damocles cayera encima de mi cabeza, de ver de cerca la muerte.
Pero tenía que seguir y no es un mundo de color rosa, es negro como la pez. Entonces era yo la paciente y contaba con un buen equipo y sobre todo muy solidario.
Ante un grave diagnóstico, como fue el mío, de nada sirve acobardarse, no es fácil enfrentarse al miedo, hay que ser valientes y poco a poco vas aceptando la situación y te ayuda mucha gente a enfrentarte a ella. Existe personal dedicado a nosotros y es verdad que  siempre hay una mano amiga dispuesta a dar ánimo y esperanza. En la lucha tan grande por sanar, sin conocer el futuro que nos espera, la positividad y la fuerza son necesarias y se encuentran en la familia, los amigos y en asociaciones que se dedican a darte todo tipo de ayudas.




martes, 24 de septiembre de 2024

Te venceré.


Hubo un tiempo que
 
Pensé que no podía... y no pude
Creí que no sabía nada... y nada supe
Pensé que no tendría fuerzas... y flaqueé
Creí que era demasiada la carga... y me caí
Subestimé mi capacidad... y no fui capaz.
 
Luego aprendí...
 
Que si creo que puedo, puedo
Que sé más de lo que ni siquiera imagino
Que tengo las fuerzas que decido tener
Que no hay carga que mis hombros no puedan soportar y
Que puedo llegar a donde yo me lo proponga.
 

Y venceremos al cáncer, no tiréis la toalla.

martes, 10 de septiembre de 2024

Septiembre de nuevo.






Septiembre. Llueve en Castilla, cuando la tarde languidece y las nubes se reúnen para formar la típica tormenta de final de verano, una sensación de melancolía y a la vez una agradable tranquilidad me va sumergiendo en lejanos recuerdos. Perdón pero me gusta recordar, me sienta bien después de haber pasado por un oscuro túnel siguiendo el camino de la sanación.
No me importa decir ese vocablo tan temido por muchos, la palabra cáncer arruga el alma, estigmatiza y hay que evitar eufemismos. Considerarlo una mera enfermedad, muy grave, pero nada más que eso, no una maldición, no un castigo, ni mucho menos un motivo de vergüenza, sin un significado y necesariamente una sentencia de muerte. Ya han pasado tres años y sigo aquí y es inevitable sentir un cierto sabor a nostalgia de aquellos septiembres en los que comenzaban los primeros escalofríos. Asomada a la ventana de mi cuarto, borraba el vaho que se formaba en los cristales para ver la hierba seca, tan seca, que parecían hilachos de lana vieja cubriendo el jardín. Los rosales ya estaban podados, se hacía antes del invierno para su floración a principios de junio y el columpio, mi columpio azul, aquel que me hizo mi padre partiendo de un cajón de madera, solo lo balanceaba el viento al compás del leve crujido de sus cuerdas.

Aquello me entristecía porque los veranos burgaleses eran bastante cortos y los días calurosos se contaban con los dedos de una mano. Tenía que ir pensando en guardar mi bicicleta, también azul, y prepararme para la próxima llegada del nuevo curso. Otra vez los madrugones, el autobús, el uniforme, la pila de libros y el frío, el frío seco de la vieja Castilla.

Los cambios de estación son cambios de vida, entonces eran como iniciar una nueva etapa llena de oportunidades y expectativas. Aquellos finales de verano solo el tiempo y el paso de los años los hace distintos. Entonces miraba el jardín desnudo de flores, hoy tengo otra clase de flores que el tiempo nunca marchita. Necesitan cuidados especiales y a veces cuesta trabajo sacarlas adelante, pero encuentro en ellas la mejor recompensa, verlas sanas y frondosas hasta ahora.


Escribo porque me lo habéis pedido, casi se me olvidan las palabras y cada vez me cuesta más. Quizá ésta sea la mejor terapia para mi, por eso con lapsus más o menos largos, lo intentaré.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Adiós agosto.




Verano caluroso como todos, tampoco este año nos hemos librado, fuego en las calles, gente medio desnuda, terrazas llenas y caras, todo ya conocido para los que no vivimos en el litoral, si a ésto le juntamos que para mi ha sido un tanto complicado, nada nuevo como era de esperar. Unas cortas vacaciones, porque mi estado emocional aún sigue buscando la luz que necesita y que ni el propio mar ha logrado despejar esos fantasmas anidados en lo más íntimo del pensamiento. Tuve que cortar por la mitad mis días de asueto, pero no tiene importancia, creo que ahora casi nadie extraña no viajar, recorrer el mundo, si se puede, siempre es una manera de liberarse y de aumentar nuestra cultura.
Extrañamos más una charla, un beso, un café, un abrazo. La vida es así de simple y es necesario ir allá donde nos necesitan y yo siento que todavía mis conocimientos siguen siendo válidos, casi iguales que cuando recorría los pasillos oscuros en las noches de guardia. 
Pienso que la grandeza de la vida no consiste en no caer nunca, sino en levantarnos siempre.
Por nada del mundo quisiera ser negativa. El don del pensamiento es lo más precioso que tenemos, sin él sólo seríamos otra especie animal, por ello hay que saber usarlo escogiendo solo lo positivo.

Asomarme al cielo del verano para mi es suficiente, buscar caras, pintar luceros o simplemente elevar hasta arriba el más imposible de los deseos. Soñar con aquellos días de mi infancia que fui feliz y que ahora les pongo nombre para serlo siempre, para hacer de cada noche de verano un sueño interminable, más allá del alba, hasta que me abrase los pies bajo las estrellas.

sábado, 3 de agosto de 2024

Escribo recordándote


Mar espejo del cielo,
de aguas danzando entre olas,
de brillante espuma de nácar,
de gotas haciendo cabriolas.

Hoy voy a cubrirte de rosas,
cambiaré tu azul por ámbar,
tu arena por perlas,
 y oiré cantar a las caracolas.

Me rodea un perfume a flores
como todos los tres de agosto,
un aroma cálido de sales
perfilan tu blanco rostro.

Esta vez serán las gaviotas,
quienes levantando el vuelo,
llevarán hasta ti, madre,
un beso con sabor a violetas.

A mi madre, de Airblue.


No sé si es posible encontrar un mundo sin oscuridad, sin malos entendidos, ni prejuicios, donde la mentira no existe, ni la desconfianza, un lugar donde en el aire flota la música al compás de los latidos del corazón, donde puedes ver el alma de cada ser, traslúcida y etérea. Cierras los ojos y atraviesas distancias, todo está cerca, muy cerca y no existe el miedo. Un lugar donde te sientes protegido por la misma vida y cuando miras arriba, la luz de las estrellas ilumina el rostro más triste y es que son tan hermosas que parecen flores de terciopelo .
 

viernes, 19 de julio de 2024

Un saludo

Un trastorno depresivo mayor, o una depresión clínica inesperada, tiene ocupada mi mente, ese profundo agujero en el que una vez que te metes, cuesta mucho salir, un agujero donde no se ve ni un ápice de luz.
Tengo ayuda por supuesto, la más grande es mi familia, mis hijas y todos los amigos que la vida ha puesto en mi camino, pero necesito tiempo para volver a ser la persona que era, ahora no lo soy. De repente se me han ido casi diez años, se me ha olvidado hasta caminar y he tardado un tiempo en poder escribir estas letras que he creído necesarias.


Un blog no puede dejarse así, sin explicación y de repente, son 18 años de satisfacciones y conocimiento de gente maravillosa. 
Tres años y medio luchando contra una enfermedad suelen dejar huellas graves como ésta, pero por encima de todo quiero vivir, seguir luchando para volver a ser aquella Airblue de siempre y agradecer a la medicina todo lo que ha hecho por mi, aunque el fantasma del miedo siga acechándome.
El Cantábrico me espera y cuando pise sus aguas os recordaré a todos los que habéis tenido la gentileza de seguirme.
Volveré, seguro que volveré, con el corazón contento y la mente limpia.
Gracias.

viernes, 3 de mayo de 2024

La Música me hace llorar.


Por qué la música me hace llorar
por qué unas veces lloro de alegría,
por qué otras siento tristeza,
cuando oigo aquella melodía,
querría elevarme y volar.

Volar sin alas, planear sin pereza,
danzar en el cielo, dejando atrás lo mortal,
sentarme sobre una estrella,
abrazando el mundo,
falto de cariño y amor incondicional.

Arrancaría la piel que cubre mi cuerpo
ligera y desnuda de recuerdos,
haría trenzas con los rayos de sol,
creando hermosos arabescos,
para gloria y dicha del universo.

Desearía bailar liviana,
con un arpa en las manos,
y formaría figuras de algodón,
con las notas de un piano.
En la noche pediría prestada a la luna,
su capa de dorados reflejos
adornando una fiesta de risas y ecos.

La música se convierte en brisa,
y su fresco aliento acaricia las flores,
la espuma del mar arrastra las notas,
una volátil bruma de arena,
esconde los besos de los amantes.

Por qué la música me hace llorar,
cuando oigo aquella melodía,
soy luz en la oscuridad,
soy paz en la guerra,
se me estremece el alma,
con las cuerdas de una guitarra.

Aquella guitarra mía
que tantas veces hice sonar,
alegraba con sus cuerdas mi corazón, 
entre mis dedos temblaba,
aquella que me hacía llorar,
y aún no sé la razón.




jueves, 11 de abril de 2024

Vuelve mi relato.

Estaba justo enfrente, una muchacha de mirada dulce y ojos casi transparentes. Su rostro parecía joven y lozano, la tez demasiado pálida y el cuerpo cubierto con una especie de velo.  En el andén miraba al fondo del túnel, los bucles de su cabello parecían flotar en el aire de la estación, y su piel era blanca como la espuma. Pensé en acercarme a ella, pero el trasiego de los viajeros que andaban deprisa, casi corriendo, no me permitió hacerlo; además me dirigía al estudio y llevaba mi caballete de madera y los enseres de pintura, heredados de mi bendito padre, que pesaban bastante. Opté entonces por quedarme allí mientras la seguía observando. Me inquietaba aquella imagen.

 No tenía manera de averiguar quién podía ser, así que sin más conjeturas me dispuse a montar mis aparejos para pintar aquella enigmática figura. Preparé un lienzo y lo sujeté como pude al bastidor. Mi primera intención fue poner algo de color en sus mejillas y más brillo en los ojos, con la ayuda de un pincel todo es posible.
El pincel es como la pluma de un escritor, como la musa del poeta, o el pentagrama del compositor. 


 Tomando entonces el bastidor, comencé a dibujar su frágil silueta. No me costó nada hacer el perfil, el lápiz se deslizaba a una velocidad increíble y los tonos se iban mezclando como si bailasen una danza. Casi sin darme cuenta tenía ya el boceto perfectamente delineado y los colores de la paleta brillaban como estrellas. 
En pocos minutos quedó plasmada su imagen. Con un tono rosado en sus mejillas cambié la blancura de aquel rostro y el azul intenso que había dado a su mirada, reflejaba el color del mismísimo mar. Me quedé un instante contemplando mi obra, pero solo un momento, porque algo inexplicable ocurrió. La mujer que yo había dibujado en el cuadro desapareció de repente, el lienzo volvía a estar completamente en blanco, el dibujo se había borrado como si una ráfaga de brisa hubiera barrido hasta los trazos más diminutos.

Sorprendida levanté la vista para ver si ella seguía allí y allí estaba, quieta y con una leve mueca sonriente. Entonces como pude, llegué hasta el andén con los aparejos al hombro un tanto aturdida y confusa.
- No comprendo qué ha sucedido... dibujé tu imagen en mi cuadro, pero se borró enseguida, el lienzo está blanco y juro que plasmé tu cuerpo.
La dama pronunció unas palabras con voz dulce y suave que apenas pude escuchar, pero me acerqué un poco más a ella:
-" Siento que tu trabajo haya desaparecido, seguro que era perfecto, pero ¿no sabes que es imposible pintar el ALMA?".
Me quedé sin palabras, mis ojos ya no podían verla porque había  desaparecido, la blanca silueta se esfumó como una nube.
Estuve un largo rato perpleja, quizá dormida , quizá soñando, no lo sé... no puedo explicarlo, desde ese día comprendí que no es posible pintar un espíritu, sin embargo mis ojos la vieron casi flotando en el andén.
Ahora estoy segura de que por unos instantes tuve la oportunidad de dibujar el ALMA, la frágil silueta de mi propia Ánima.

Permitidme amigos que vuelva a contaros este relato que escribí hace un tiempo, eso sí, con alguna variación del lugar y actualizado.
Creo que es bueno recordar y ocupar la mente cuando se ha estado pasando por un momento delicado, en cuanto a salud se refiere. Una periódica revisión que por fortuna he vuelto a superar.
Gracias.

martes, 2 de abril de 2024

Ventana de Abril




Dicen que soy una soñadora
sí, pero no soy la única
yo solo quisiera volar
entrar despacio en los sueños
danzar con espejismos
dormir en caracolas
pintar arco iris
y beber el rocío de una hoja.

Cepillar unicornios
jugar dentro de una ola
probar el sabor de las estrellas
y ahogarme en lágrimas de hadas
beber el infinito,
recolectar sonrisas
y sumergirme en un suspiro
bajo el reflejo de la luna.

Ventana de abril, con aroma a lilas que mi madre cortaba y sabor a leche malteada que ella misma preparaba.

jueves, 28 de marzo de 2024

Viernes Santo.

De nuevo preparamos el sudario. 
Un aroma a rosas me excita la pituitaria. Rosas seguramente rojas que entre el silencio y la soledad del Viernes Santo, llega hasta mí aliviando la tristeza que padecen católicos y cristianos.
Y empinando mis pies en el suelo, veo un hombre que a paso lento se tambalea descalzo y miro su rostro lívido, lleno de guijarros y los cabellos húmedos que por su cara caen lánguidos.
La noche se está cerrando, de terciopelo morado va vestido y por sombrero lleva, una corona de espinas sujeta con clavos.

¿Quién camina solitario por las calles vacías?, es Jesús el Nazareno la tarde del Viernes Santo.
Silencio, que una oración merece, quien sólo va bajando con la mirada fija en el suelo y en las manos sujetando ese divino madero. 
Y el corazón se me encoge, cuando siento el dolor de un hombre que ya pasó por aquí hace un año. Hay saetas con sentimiento y poemas mal rimados, hay duelos y quebrantos. Hoy las palmas son para Él, la tarde del Viernes Santo.



Dice una voz popular:
¿ Quién me presta una escalera,
Para subir al madero
Para quitarle los clavos
A Jesús el Nazareno ?

Antonio Machado.





viernes, 22 de marzo de 2024

Primavera, el vals de las flores.

 Hoy hablé con las flores, ¡ah! que no me creéis? pues no hay nada más cierto. Caminando a paso lento y con poca energía por el Paseo de la Castellana y después de salir de un hospital con una férula en la mano por una tendinitis, necesitaba aire fresco y ver el colorido de un día despejado con cielos índigos.

Estamos en primavera, me encanta pasear por los bulevares , ver las plazas y las fuentes cuajadas de flores, admirar las filigranas que hacen esos magníficos diseñadores llamados jardineros y el placer de contemplar el arte floral y la diversidad de especies que la estación nos ofrece.

Sí, hoy he hablado con las flores. Las flores simbolizan la expresión anímica de la naturaleza humana y nos conducen a la sensibilización del alma. Una flor es un símbolo para compartir, que nos bendice con sus beneficios para la salud emocional. Las flores nos hablan, nos cuentan relatos de vidas que hay que saber escuchar e interpretar.
 
 
Las flores se vistieron hoy para el baile, el vals de la primavera, con floreados vestidos de tul para dar envidia a la orquídea. Cuando acaba el espectáculo recolectan los colores, roban algunos rayos amarillos de luz, una pincelada de un atardecer rojo, una pizca de mar azul, y un poco de negro nocturno para empezar su descanso. Después del largo baile los colibrís siguen rondando, buscando pareja para disfrutar de la danza.

Hermoso el vals de las Flores haciendo piruetas entre velos de aroma. Hay en los almendros un blanco aleluya, los tomillos y los chopos huelen a verdes de luna.
En mi poético pensar, dormiría en las hojas, jugaría por las arenas de los ríos, tocaría con mis manos los colores del aire y con alas invisibles, violetas y narcisos a las nubes subiría.
Hoy he hablado con las flores.
El Tulipán me confesó que quisiera alargar su vida, la Rosa no tener espinas, el Clavel pidió una suave caricia y el Azahar un amor infinito. Todo está concentrado en ese silencio verde donde mis amigas las flores tienen su sinfonía.
 
Buenos días- dijo el Nenúfar- acércate a mí -dijo la Rosa- tengo sabor a miel - sugirió el naranjo- y bailemos todos juntos nuestro vals, antes de que la primavera muera.

 


martes, 12 de marzo de 2024

LLUEVE




Escucha como llueve,
es el llanto del cielo
sus lágrimas llevan consigo
una mezcla de dolor y consuelo.

Llueve, con un aroma inconfundible,
huele a plantas y a tierra mojada
a jardín desnudo, a manojo de hierba
a sabor a río que humedece la boca.

Llueve, en los campos sembrados
en las ramas de los manzanos
entre olivares y trigo
en las viejas piedras de los tejados.

Calles vacías y suelos embarrados
espejos de plata parecen los charcos
nubes oscuras henchidas de agua
riegan con gotas rincones del alma.

Como si el cielo compartiera mis penas, 
las lágrimas de los ángeles caen en silencio 
detrás de mi ventana, llorando ausencias 
imágenes distantes mojan mis venas.

El viento a su antojo el cuerpo mece,
a veces sin piedad me ahoga 
con el corazón encogido la sangre teje
mientras la lluvia sigue cayendo
sorda a mis confidencias.

Llueve en primavera,
las hojas del árbol rocío emanan.

Llueve en verano,
el mar y la lluvia la arena bañan.

Llueve en otoño,
pajarillos posados en las secas ramas.

Llueve en invierno,
caen las gotas en blanco desierto.

Como el labrador al ver su campo perdido,
vuelve los ojos al cielo clamando lluvia
 su cosecha ha muerto.

Llueve...




jueves, 22 de febrero de 2024

Homenaje a un gran profesional



 Anoche volví a encontrarme contigo. Caminabas lenta con los pies descalzos casi flotando, con la misma vestimenta negra llena de jirones, manos y dedos huesudos que más que carne eran guiñapos. Y miré de soslayo a esos ojos sin brillo, sordos a la luz y ciegos al sonido, mientras mi corazón temblando latía con fuerza y mi pulso era un caballo desbocado. Pensé cuando pasaste de largo donde dejarías la guadaña, quién sería el desafortunado.
La muerte forma parte de la vida pero nunca la he aceptado, nunca he comprendido mi rechazo, quizá sea porque se lleva a la buena gente y deja a los malvados.

Hoy en su puerta hay una larga fila de pájaros, cobayas, hurones y gatos.
Un perrillo con cara triste me pregunta dónde está Miguel el veterinario, me ha curado muchas veces, siempre con paciencia, siempre con buen ánimo.
Se ha ido sin despedirse, en silencio para no hacernos daño.
Ha cambiado de lugar la consulta, ahora es nueva pero está demasiado lejos para nosotros. Solo los que tienen alas podrán conseguir su cariño en forma de receta.
 A partir de ahora cantarán las alondras, reirán las hienas y entre nube y nube bailarán los patos.

Perdóname Miguel, no he sabido decirlo de otra forma.

Hay días como el de hoy
que no estoy viva ni muerta.
Floto en percepciones desconocidas,
a la vez un eco de campanas
trae reminiscencias percibidas.
No sé lo que siento
sobre el bien, sobre el mal, la injusticia, 
las respuestas sobre la vida y la muerte,
sobre el existir, nacer, crecer, 
envejecer y morir.

Es mucho para mi pobre mente,
no estoy preparada para las respuestas.



domingo, 4 de febrero de 2024


Hubo un tiempo que
 
Pensé que no podía... y no pude
Creí que no sabía nada... y nada supe
Pensé que no tendría fuerzas... y flaqueé
Creí que era demasiada la carga... y me caí
Subestimé mi capacidad... y no fui capaz.
 
Luego aprendí...
 
Que si creo que puedo, puedo
Que sé más de lo que ni siquiera imagino
Que tengo las fuerzas que decido tener
Que no hay carga que mis hombros no puedan soportar y
Que puedo llegar a donde yo me lo proponga.
 

miércoles, 24 de enero de 2024

ETERNIDAD






¿Qué estás pintando padre?, ¡Ah, ya lo veo!, estás pintando estrellas. Mira... allí... un poco más arriba... te has dejado una olvidada, aquella que parece más pequeña y que juguetona está bailando entre los chispeantes destellos de sus compañeras. ¿No alcanzas? yo te ayudaría pero está demasiado lejos... Deja que siga jugando y mientras, coloca tu caballete encima de una nube. Tu paleta tiene los colores del cielo, el óleo huele a rosas, ya no me marea y hay un arco iris que ilumina el estudio donde ahora pintas.
 
¡Bonito boceto es el firmamento!. Ya no te pregunto para quién dibujas, no me hace falta... ahora tienes el mejor marchante y la sala donde ahora expones tiene el grandioso nombre de Eternidad.

Me gusta tu último cuadro, padre... cuando lo termines, lo dejas apartado para mí... algún día no muy lejano iré a recogerlo.

Y no olvides pintar la estrella que se ha escapado.

*************************************************
Homenaje.

martes, 2 de enero de 2024

Nuevas expectativas

Fría noche de primeros de enero. Solitarias calles en las que el brillo de la escarcha anuncia un amanecer helado. Veo el techo de los coches cubierto con una boina blanca y aún queda alguna luz tenue encendida en las casas.


Empezar un nuevo año, para mí es una nueva oportunidad de enfrentarse a la vida con la valentía necesaria para no cometer los mismos errores, aunque es más que probable que se repitan.
Quizá el año que se fue no ha sido como deseábamos y nos ha dejado un ligero amargor de boca; éste en cambio tiene que ser distinto, quiero que lo sea, es un deseo, un propósito que siempre me impongo. Hay que dejar atrás los impedimentos, subir la cuesta diaria con las rótulas doloridas y el menisco desgastado, olvidando la muleta e intentando aumentar el número de pasos que ahora recomiendan, aunque al llegar a tres mil el corazón palpite como un loco y la disnea nos impida respirar normalmente. Cuando la vida te ofrece un cambio no hay que desperdiciarlo, al menos esa es la intención, arrojemos entonces los miedos y desechemos de una vez lo que nos duele o nos produce rechazo.

Desde aquí me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que aún conscientes de sus debilidades confían y luchan por una vida mejor. Todos deseamos para los demás y para los nuestros que cambie este loco mundo. Cada día es una radiografía distinta, hecha en diferentes planos que cuesta interpretarlos porque la monotonía nos invade. Deseo que en este 2024 cada uno de nosotros pueda encontrar la paz dentro de su corazón, que el amor reine en cada familia, que cada llanto, dolor y sufrimiento, se convierta en un dulce pastel con los colores del arco iris. ¿Utopía? no, ilusión. 
 Felicidades por un maravilloso 2024 lleno de grandes éxitos, de objetivos cumplidos, felicidades por todas las emociones que viviremos cultivando nuestros sueños, escuchando acompasados los latidos de nuestro corazón y la grandeza de nuestra alma.
Qué así sea.