Cuesta cambiar de estación, a mi por lo menos me da pereza reorganizar el armario, aunque por este maldito virus muy poco he disfrutado de la ropa veraniega. En octubre de nuevo toca sufrir el cambio de horario, retrasar una hora, por tanto habrá disminución de horas de luz que son las que favorecen la secreción de melatonina, una hormona relacionada con la conciliación del sueño y que su ausencia provoca tristeza o lo que se conoce también como astenia otoñal, algo que se considera normal en personas con tendencia depresiva.
El verano nos dice adiós y a pasitos lentos entra un nuevo otoño y seguimos con la incertidumbre del futuro.
Cuando era niña la melancolía era inevitable al finalizar septiembre, el jardín donde pasaba gran parte del día durante los meses de calor, comenzaba a cambiar de aspecto. Solía mirar el famoso árbol de las anillas, creo que ya os he hablado en alguna ocasión de él, donde mi hermano hacía estiramientos para fortalecer sus músculos quinceañeros, era tan delgado y alto que le obsesionaba ensanchar su espalda. Pues bien, aquel árbol fue un frondoso melocotonero que nunca daba fruta pero su aroma nos perfumaba gran parte del año. Cuando el verano daba sus últimos coletazos, sus ramas se desnudaban poco a poco hasta llegar a parecer un auténtico esqueleto. Entonces me fijaba en aquellas anillas, imaginaba que eran pendientes plateados que colgaban de las orejas del árbol, era perfecto, tintineaban con el sonido del viento y resultaba una estampa muy original. Quizá mi rebuscada imaginación iba demasiado lejos, pero al menos aquel arbolito conservaba la esperanza del buen tiempo hasta la próxima primavera.
La nueva estación tiene otro tipo de encantos. Ya conocemos los colores del otoño y los cambios tan bonitos que se producen en la Naturaleza, sin embargo para muchas personas la transición del calor al frío no suele ser agradable, los días son más cortos y por tanto hay menos horas de sol, cosa que en psiquiatría se considera una tendencia a la depresión, como antes dije. Para evitar cualquier contratiempo relacionado con melancolía o tristeza nada mejor que utilizar nuestra vista, observar y admirar la belleza del momento, aunque éste no sea muy propicio siempre hay algo que no se pierde.
Cualquier paseo lleno de hojas secas, cualquier banco solitario e incluso un estanque vacío, puede ser hermoso.
Hay miradas que son capaces de extraer la belleza de todo lo que ven. Pueden distinguir con facilidad la bondad de un corazón, la sensualidad de una piel, la delicadeza de una flor o la sabiduría de un alma, es como si estuvieran dotadas de una especie de escaner que se filtra como un rayo de luz, atento al devenir de una vida. Tener la capacidad de extraer lo hermoso por poco que sea, es una virtud que siempre beneficia.
La belleza es un lujo, pero quien le otorga el valor es la mirada que la interpreta. ¿De qué manera definirías la belleza? ¿Es un estado, una forma o una simple mirada?. La belleza cuando existe tiene forma y contamos con los ojos para contemplarla, qué más podemos necesitar... Si me tengo que quedar con una de las tres cosas, estado, forma y mirada, elijo la última. Y no olvidemos que también contamos con la imaginación cuando la vista nos falla.
" La belleza es superior al genio. No necesita explicación. "Oscar Wilde" .
Otoño, belleza y sensibilidad, tres cosas que me permito ligar.
La nueva estación tiene otro tipo de encantos. Ya conocemos los colores del otoño y los cambios tan bonitos que se producen en la Naturaleza, sin embargo para muchas personas la transición del calor al frío no suele ser agradable, los días son más cortos y por tanto hay menos horas de sol, cosa que en psiquiatría se considera una tendencia a la depresión, como antes dije. Para evitar cualquier contratiempo relacionado con melancolía o tristeza nada mejor que utilizar nuestra vista, observar y admirar la belleza del momento, aunque éste no sea muy propicio siempre hay algo que no se pierde.
Hay miradas que son capaces de extraer la belleza de todo lo que ven. Pueden distinguir con facilidad la bondad de un corazón, la sensualidad de una piel, la delicadeza de una flor o la sabiduría de un alma, es como si estuvieran dotadas de una especie de escaner que se filtra como un rayo de luz, atento al devenir de una vida. Tener la capacidad de extraer lo hermoso por poco que sea, es una virtud que siempre beneficia.
La belleza es un lujo, pero quien le otorga el valor es la mirada que la interpreta. ¿De qué manera definirías la belleza? ¿Es un estado, una forma o una simple mirada?. La belleza cuando existe tiene forma y contamos con los ojos para contemplarla, qué más podemos necesitar... Si me tengo que quedar con una de las tres cosas, estado, forma y mirada, elijo la última. Y no olvidemos que también contamos con la imaginación cuando la vista nos falla.
" La belleza es superior al genio. No necesita explicación. "Oscar Wilde" .
Otoño, belleza y sensibilidad, tres cosas que me permito ligar.
Como la lluvia que cae lentamente, que va dejando brillante el suelo, que moja las ramas y las hojas de los árboles, que empapa los cabellos y refresca el rostro, así es la sensibilidad. Va poco a poco dejando reluciente nuestro espíritu, calando nuestro corazón, e inundando el alma de paz hasta llegar a desbordarla. Lluvia, agua, corazón y alma. Cuatro palabras afines a las lágrimas y afines también a la maravilla de estar vivo, porque tanto si lloramos como si reímos es señal de que somos sensibles y como colofón, si somos sensibles, disfrutaremos de la verdadera belleza, por muy escondida que esté.
Bello el otoño ¿verdad?. ¡¡Al cuerno con el Coronavirus!!