Voz de mi hija. Los sonidos del silencio

Voz de mi hija. Los sonidos del silencio.

jueves, 31 de enero de 2013

UN AÑO MÁS

 
 
En cierta ocasión, alguien muy joven mientras me tomaba un café se acercó a la mesa y me preguntó qué se siente cuando uno envejece. Estaba recogiendo opiniones para un trabajo de clase y me sorprendió tánto que casi se me cae la taza de las manos, porque la verdad es que no me considero aún vieja.
Enseguida se percató de mi reacción, se apuró y trató de rectificar la frase al ver la expresión de mi cara. Respondí que me parecía una pregunta interesante y después de reflexionar unos segundos le invité a que se sentara mientras pensaba la respuesta. Fue fácil; para una persona de veinte años cualquiera que sobrepase la cincuentena es ya mayor, así que le dije que hacerse viejo es todo un regalo. ¿Por qué- preguntó- pues porque ahora soy la persona que quiero ser.

Es cierto que a veces prefiero no fijarme si hay cambios en mi cuerpo, arrugas, ojeras y hasta indicios de la dichosa celulitis. A menudo me sorprendo de la persona que vive en mi espejo- dije- pero todas estas cosas no me preocupan, el tiempo tiene que pasar y lo importante es cumplir años con la suficiente calidad de vida. No cambiaría mi querida familia, ni a mis amigos, ni mi experiencia, por tener menos cabellos canosos y una figura envidiable. Ahora me he convertido en mi amiga, no me regaño por no hacer la cama, o por comer esa galleta extra. Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, sentarme en el sofá sin hacer absolutamente nada o quedarme sin prisas en el parque disfrutando del aire fresco y del aroma que desprende una pequeña flor.

Es verdad que he visto a algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber conocido la libertad que viene al hacerse viejo. Duele mucho perder a tus padres, duele el sufrimiento y en definitiva duele la vida. Pero a nadie le interesa si escojo leer o estar en el ordenador hasta las cuatro de la mañana y después dormir hasta quién sabe la hora. Bailar conmigo misma al ritmo de aquellos maravillosos acordes de los 50 y 60 y si después me apetece llorar por algo perdido o ponerme una película lacrimógena de esas que dejan un nudo en la garganta, lo hago y no molesto a nadie.

Puedo caminar por la playa con un traje de baño que se estira para esconder lo que quieres y hacer un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini... ¡ja!, ellas también se harán viejas, eso si tienen la suerte de llegar. Algunas veces soy olvidadiza, pero en cambio me acuerdo de las cosas importantes. A través de los años mi corazón ha sufrido por la pérdida de alguien querido, por la enfermedad y el dolor de un niño , o por ver morir a mi mascota. Pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza, lo que nos hace crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y nunca conocerá la felicidad de ser imperfecto.

Si, me siento orgullosa de haber vivido suficiente para que mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud antes de que aparezcan los surcos profundos en mi cara. Cuando se envejece es más fácil ser positivo, te preocupas menos por lo que los demás puedan pensar.
Ahora bien jovencito, para responder a tu pregunta con sinceridad, puedo decir orgullosamente que me gusta ser mayor porque ha aumentado mi libertad, me gusta la persona en que me he convertido. No voy a vivir siempre, pero mientras esté aquí no voy a perder el tiempo en lamentarme por lo que pudo ser, o preocuparme de lo que será. Trataré de amar sencíllamente, generosamente, hablar amablemente y el resto se lo dejaré a Dios.
Me parece hermosa toda la naturaleza, ahora me doy más cuenta de la belleza de una mariposa, del colorido del cielo e incluso del encanto de los días nublados con la frescura de la lluvia.


Queridos amigos, hoy cumplo un año más. No me importa el paso del tiempo, me importa sonreir cada mañana, contemplar como la vida despierta antes que nosotros para colgar el sol y seguir viéndolo desde la ventana de nuestra existencia.

jueves, 24 de enero de 2013

MATICES II

 
 
Pienso en aguas,
escribo vientos,
dibujo nubes.

Pinto aires,
invento montañas,
diseño un horizonte.

Tiño de azul la noche,
juego a ser un dios,
escapo de mis sombras.
 
Con mi pincel  matizo tu boca
dejo al final una nube
que cuide mis rayos.

 
Y si este viaje,
me convirtiera en estrella,
vagaría en la noche.
 
Con nocturnos lienzos rojos,
con velos de púrpura,
y no dejaría nunca de soñar.

 

 
A todos los que aman la pintura y la poesía porque" Una pintura es un poema sin palabras"

lunes, 21 de enero de 2013

UN CAFÉ, POR FAVOR.

 
 
Cuando era niña, veía a mi padre tomar café después de comer todos los días. Lo tomaba solo, sin azúcar y solo me daba permiso para probar la última gota de la taza, que por cierto su amargor no era nada agradable, pero sentía curiosidad por aquel brevaje prohibido para los que teníamos pocos años, y tan apreciado por los mayores.

Entonces el café se compraba en grano y se molía en casa con aquellos viejos molinillos que muchos recordaréis.     

 He molido el café muy temprano,
El molino hace un ruido exquisito,
sorberé mi café favorito,
lo he molido con mi propia mano.


La primera cafetera de vapor que tuvimos, era un artilugio curioso traído de Francia y que un buen día explotó con el consabido desastre y un susto de impresión. El café salió despedido manchando las paredes y haciendo añicos el cristal del aparador. Un espectáculo inolvidable en un día tormentoso de verano.

Años más tarde, cuando era estudiante, pasé tres años en una residencia de Hijas de la Caridad. En las habitaciones no había enchufes y después de comer apetecía un cafetito, no había tiempo para tomarlo en la calle asi que optamos por comprar una cafetera pequeña y en un  hornillo de alcohol calentábamos el café. Hasta que un día el recipiente se volcó y el suelo de la habitación se convirtió en un reguero de fuego. Por los gritos se presentó la directora y la que se organizó es mejor no recordarlo.


Hay mucha leyenda sobre el café, se dice que sube la tensión arterial (solo de momento), que produce insomnio además de adicción. Desde luego como todo en exceso puede ser perjudicial. El consumo excesivo de cafeína puede provocar un aumento en el ritmo cardíaco, palpitaciones, tensión arterial, irritabilidad, insomnio, ansiedad, intranquilidad, temblores, acidez estomacal, diuresis, náuseas o vómitos. Pero se ha comprobado que en personas sanas son muchos los beneficios de esta bebida aromática que más se consume en el mundo.



La cafeína podría proteger la memoria de las mujeres de mayor edad, según sugiere un estudio del Instituto Nacional Francés de Investigación Médica y de la Salud (INSERM) que se publica en la revista Neurology. El estudio descubrió que las mujeres de 65 años o más que beben más de tres tazas al día de café, o su equivalente en té, tenían un menor declive con el paso del tiempo en pruebas de memoria que las que tomaban una taza o menos al día. Según Karen Ritchie, directora del estudio, "la cafeína es un psicoestimulante que parece reducir el declive cognitivo en las mujeres".

En el estudio participaron 7.000 personas a las que se evaluó según su consumo de cafeína y sus capacidades cognitivas a lo largo de cuatro años. En comparación con las mujeres que tomaban una taza o menos de café al día, aquellas que tomaban más de tres tazas eran menos propensas a mostrar el declive en la memoria que mostraban las primeras. Además, los beneficios aumentaron con la edad, así, las que tomaban café eran un 30 por ciento menos propensas a tener una peor memoria a los 65 y ascendían a un 70 por ciento menos de probabilidad pasados los 80 años.
Según los investigadores, los consumidores de cafeína no parecen tener menores tasas de demencia. Ritchie señala, sin embargo, que es necesario realizar un estudio más largo para observar si la cafeína previene la demencia, aunque podría suceder que la cafeína ralentizara el proceso de demencia en vez de prevenirlo. La investigadora indica que no están seguros de por qué la cafeína no muestra el mismo efecto en los hombres. "Las mujeres podrían ser más sensibles a los efectos de la cafeína. Su organismo podría reaccionar de forma diferente al estimulante o podrían metabolizarlo de distinta manera".

Beneficios:
1. Su mayor beneficio son los antioxidantes que contiene el grano, sustancias denominadas polifenoles, que entre sus múltiples funciones protege de las mutaciones celulares y retraza su envejecimiento. Sólo las moras, nueces, fresas, alcachofas y arándanos contienen más antioxidantes que el café. Un estudio realizado por la Universidad de Scranton, reveló que un adulto en promedio, de su ingesta diaria de antioxidantes, mil 229 miligramos provienen del café.

2. Se ha demostrado que beber de tres a cuatro tazas de café al día, ayuda a disminuir hasta en un 25 por ciento el riesgo de diabetes tipo II, la que aparece con la edad. Ésto debido a la gran cantidad de antioxidantes naturales que posee el café, los cuales ayudan a evitar la resistencia a la insulina, hormona que es la principal causa de este padecimiento.
 
3. Un estudio realizado durante 20 años, demostró que el consumo de café de forma constante, también está asociado con la disminución de hasta un 65 por ciento de padecer demencia en la vejez. Resultado que está asociado a los efectos que hace esta bebida en el sistema nervioso central.

4. Beber café ayuda a que los deportistas tengan un mejor desempeño físico de resistencia durante sus competiciones. Diversos estudios han comprobado que el café puede tener un efecto ergogénico, es decir, que aumenta la potencia muscular en deportistas de resistencia.

5. Así mismo, tomar de cuatro a cinco tazas de café al día, también ayuda a activar y elevar la capacidad de alerta, además de que permite se tenga una mejor concentración por más tiempo.

6. Incluso, se ha demostrado que podría tener efectos preventivos en la lucha contra enfermedades de tipo neurodegenerativas como Parkinson o Alzheimer.


En vista de ello... ¿tomáis un café conmigo?. 


Dedicado a mi amiga Ester.

sábado, 12 de enero de 2013

PEQUEÑA KITY

 
 
No tengo sueño y estoy cansada, no puedo dormir, estoy acurrucada en mi sofá preferido donde parece que es el mejor lugar para desahogar mi tristeza. Ya sé que muchos no me entenderéis, que os parecerá que dramatizo un hecho normal en todo ser vivo, pero también sé que todo el que ama a los animales lo comprenderá más fácil y con ello cuento.

Hace tres días que mi pequeña lorita ha muerto. Mi Kity, después de trece años con nosotros. Sé que ha cumplido un ciclo, pero la pérdida de cualquier ser vivo es dura, es más, podría deciros que a pesar de mi profesión no admito la muerte, quizá sea un acto de cobardía pero me cuesta un triunfo enfrentarme a ella. Kity era mi amiga, me acompañaba hasta altas horas de la madrugada mientras escribía en mi blog, sabía perfectamente cuando terminaba, nada más soltar el cable de la red subía a su palito para dormir no sin antes decir unas cuantas palabras que hace tiempo le había enseñado. Mi linda lorita lutina me ha dejado el recuerdo de su alegre compañía, su cascabel, sus campanitas y su pelota se han quedado mudos para siempre. Yo creo que se merecía un homenaje.

Gracias al mejor veterinario que un día tuve la suerte de conocer, ha podido vivir feliz estos largos años. Su seguimiento contínuo y mis manos lo hicieron posible.


"Cuando un hombre se apiade de todas las criaturas vivientes, sólo entonces será noble." Buda.

martes, 8 de enero de 2013

INVIERNO DE NUEVO



Muchos piensan que el invierno es triste, el frío y los días cortos hacen que esta estación no sea del todo bien acogida.  Mustio y melancólico, pero de una melancolía blanca, muy íntima, el invierno no es solo el frío y la nieve, es olvidar la gallardía del verde, volver a estrenar nueva etapa con todos sus encantos. El invierno es paz, las ciudades y los pueblos se arropan en el silencio, las casas y las estancias se vuelven acogedoras precisamente por el calor de ese silencio, el mismo que cuando anochece tan solo deja escuchar las notas de la melodía que silba el viento. La gente mira por las ventanas cómo la nieve unifica el horizonte y lo vuelve todo sobrecogedoramente próximo y asequible. Y tú mientras, puedes recordar aquellos dibujos que hacías aprovechando el vaho de los cristales y las palabras y trazos que tus dedos grababan en aquel árbol vestido de carámbanos o en el viejo banco de madera enmohecida  de algún solitario parque.

 
Precioso panorama el que presenta un paisaje cubierto de nieve. Los árboles parecen llorar lágrimas de cristal bajo la gélida temperatura de las mañanas de invierno . El astro rey intenta regalarnos un poco de calor en un cielo gris plomizo, le cuesta mucho trabajo esquivar las nubes pero al final termina por asomarse mirándose en el espejo de la escarcha.
Mientras la blanca nieve amortigua la prisa con su silencio, la ciudad trata de seguir su ritmo habitual a pesar de las dificultades que este fenómeno meteorológico conlleva.

Una vez escribí sobre la niebla, me gusta ese velo húmedo que nubla la vista; ahora con los fríos de enero, el mes que me vió nacer, es un placer admirar el manto algodonado que en algunas partes nos deja la nieve. Cierto también que es incómoda y que trae consigo una larga estela de inconvenientes, pueblos aislados, carreteras cortadas y no digamos ya el caos que se arma en las grandes ciudades donde nunca acostumbra a nevar, lo que para unos es un juego o un regalo de la naturaleza, para otros se convierte en una pesadilla. Tráfico y nieve suelen ser incompatibles.

Pero a pesar de todo, las vistas y el paisaje son preciosos ¿o no?. Creo que he dicho más de una vez que me gusta el invierno, me gustan las prendas de abrigo, el ambiente recogido de cafés y restaurantes con calientes chimeneas y ricos platos típicos de la estación. No hay nada más confortable, que pasar un fin de semana en un refugio de montaña  viendo caer los copos, mientras uno descansa cerca del fuego.
En muchos lugares ya no nieva como antes y cuando lo hace dura el tiempo que la sal y las máquinas quitanieves lo permiten.

Crecí en una ciudad muy fría pero preciosa, donde nadie escapaba de una buena nevada todos los inviernos.
Pues con vuestro permiso, mi homenaje a un panorama blanco y sereno que pocas veces he podido volver a contemplar, desde mi niñez y adolescencia.













 



 
Vista del Puente de S. Pablo y Arco de Sta María. Burgos.
 


Cartuja de Miraflores. Burgos




 Me gusta escribir y recordar a la vez. Escribir es para mí poner en orden ideas y pensamientos, palabras que mis dedos transmiten con la mayor sensibilidad posible.
Me gusta escribir lo que siento. En días fríos los recuerdos de mi niñez afloran sin remedio. El calor de una estufa de serrín mientras detrás de la ventana veía caer los copos de nieve, el aroma a chocolate recien hecho o el bote de Cola Cao encima de la mesa camilla.

Aquellos inviernos largos y fríos de Burgos, de la vieja Castilla, no dejaban de tener su encanto.
"Está fría la mañana, la calle parece una alfombra blanca, nadie ha pasado todavía y da verdadera pena pisarla"....

Al instante, el brillo de una pala plateada rompía el silencio y mi padre apartaba la nieve a ambos lados para hacerme el camino de ida a clase, cuando apenas había despuntado el alba.

Yo tenía entonces ocho años.




sábado, 5 de enero de 2013

UN JUGUETE, UNA ILUSIÓN

 
 
Hay noches que pertenecen a los niños, noches en las que reina la inocencia, el candor, la ingenuidad, la sencillez y por encima de todo la ilusión.
Es imposible llegar a estas fechas y no recordar.  Decidme, a quién no le gustaría volver a ser niño, tener cuatro o cinco años, abrir los ojos y encontrarse con un mundo mágico lleno de fantasía aunque sus zapatos calcen un 38, 39, 40, 41 o 45. 

Es imposible no recordar aquellos juguetes que nos hicieron felices en la infancia. Todos hemos tenido regalos, unos más y otros menos, caros y baratos y hasta hemos arrastrado una caja de cartón con una cuerda. Y todos hicimos de  alguno de ellos nuestro preferido. Si me preguntáis, mi respuesta sería  sin duda alguna mi casa de muñecas.

Mi padre, y ya lo he contado muchas veces, tenía una gran habilidad para hacer con las manos las cosas más increíbles que se puedan imaginar. Unos cuantos trozos de madera, clavos y pintura fue lo que necesitó para hacer mi preciosa casita de muñecas. Las ventanas vestidas con cortinas rojas, los techos con lamparillas hechas de cuerda y velas, la escalera, el jardín, los pequeños muebles de madera decorada hasta el más mínimo detalle , no os riais pero en la mesita de noche había hasta un orinal azul. 
Cuando aquella fría mañana del seis de enero me levanté después de una noche llena de nervios y de impaciencia, no podía creer lo que mis ojos tenían delante.




 
Fue una sorpresa no esperada; yo era tan chiquita que no alcanzaba a tocarla, se abría por la parte delantera y por la trasera. Un regalo artesano que me hizo mucha ilusión y que durante años estuvo conmigo hasta que el tiempo y mi inocencia fueron pasando.

La tecnología ha avanzado y aquellos juguetes que muchos de nosotros disfrutamos ya se han quedado obsoletos, pero nosotros jamás podremos olvidarlos. Los bebés antes solo lloraban, ahora comen, ríen, gatean y hablan, los muñecos se limitaban a cerrar y abrir los ojos y gran parte de ellos no tenía ningún movimiento, pero hay que reconocer que nos hacían ejercitar  bien nuestra imaginación..


 
Hace un tiempo visité  en Londres uno de tantos museos del juguete antiguo y disfruté como una niña pequeña. Pude recordar montones de coches, trenes, juegos de mesa y aquellas muñecas de cara de porcelana que nunca me resultaron muy agradables y  las de cartón piedra como la famosa Mariquita Pérez que fue una muñeca española nacida en 1940 que marcó una época. Creo que la diseñó  Leonor Coello de Portugal y fue fabricada por el artesano Onil Bernabé tras la Guerra Civil Española. Mariquita constituyó un auténtico fenómeno social al tratarse de la primera muñeca que contaba con biografía, padres, hermano (Juanín) y un extenso fondo de armario. El primer modelo lanzado en 1940 era de cartón piedra, tenía los ojos fijos de cristal y cabello de pelo natural. A partir de 1941 se comercializaron modelos de muñecas articuladas o andadoras. En 1959, se empieza a fabricar en plástico duro. Su compra, sin embargo, solo podía ser costeada por las clases más pudientes debido a su elevado precio. Os confieso que nunca la tuve, entre otras razones porque nací mucho después y por entonces ya quedaban muy pocas y la mayoría se vendían para coleccionistas.

 
 
Los chicos jugaban con el mecano, ingenioso artilugio, los trenes PAYÁ, el patinete y el aro, la peonza y los más afortunados estrenaban bicicleta.





Voy a cerrar un momento los ojos ... cerremos por unos instantes todos nuestros ojillos y volemos con nuestra imaginación a nuestros años infantiles ...... ¡Eeeeh, no me empujéis que me resbalo con los patines!, mirad qué chulos, tienen las ruedas de aluminio para que no pesen y las correas son rojas y azules y mi cajita de música, esa que parece mágica, no para de sonar.




 Pero también hay otras personitas, más de las que creemos, que esta noche esperarán a los Magos desde una camita muy especial. Este post está dedicado a todos los pequeños que piden solo un milagro con la más hermosa de las sonrisas.  A los niños del Hospital de San Rafael y del Niño Jesús de Madrid.


"En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta."  Pablo Neruda.