Amigos: A veces la vida te hace pasar por situaciones inesperadas, que llegan a poner a prueba el valor y la resignación de lo que humanamente somos capaces. De nuevo la vida me da un mazazo. Estaré unos días ausente por la intervención quirúrgica de la pequeña de mis dos hijas. En estos momentos tengo que confesar mi debilidad y entiendo aún más como madre el valor tan grande de la salud y la importancia de mantenerla. De momento tengo la suerte de contar con un gran equipo de neurocirugía, y en estos momentos y a pesar de mis conocimientos médicos, espero que la fe y la esperanza me acompañen, necesito confiar en que todo saldrá bien y espero no flaquear.
Y a tí hija mía, estoy segura que pronto podrás seguir construyendo, aunque otros destruyan, sembrando aunque otros pisen la cosecha, dibujarás sonrisas en rostros con lágrimas, transmitirás alivio cuando veas dolor, regalarás motivos de alegría donde solo haya tristeza y levantarás el ánimo a los que quieran rendirse. Porque después de una tormenta, el sol busca siempre la forma de salir y en medio del desierto puede brotar una hermosa flor.
Mientras, seguirá sonando la música de mi admirado Elvis que me sirve de relax.