De repente y sin poder controlarlo un sentimiento me hace llorar y lloro. ¿Por qué reprimir las lágrimas si el cuerpo te lo pide? Llorar libera el corazón más encogido, serena el alma más atormentada y despeja la mente más enfurecida. Las lágrimas son ríos de furia a veces y otras son aguas mansas que corren por nuestro rostro hasta desembocar en el alma. Me he dado cuenta de que los años y la experiencia te hacen fuerte, pero también te sensibilizan más en otros aspectos. Quizá sea porque eres consciente de que en la vida el destino no es el mismo para todos, hay quien nace con estrella y hay quien nace estrellado. A unos les cuesta un triunfo conseguir una cierta estabilidad, otros en cambio tienen el jamón colgando del techo desde que nacen. Es sabido que la suerte juega un papel importantísimo en este laberinto llamado vida.
Tuve suerte al conocerte aquel 15 de junio y hoy 23 de septiembre hace ya... no sé, tiempo, mucho tiempo que sigo a tu lado. Por ello cuando el corazón me pida llorar, lloraré, pero hoy será de alegría.