Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

martes, 19 de octubre de 2010

EL PODER DEL AHORA




Muchas veces durante el tiempo que llevo escribiendo en este blog, he hecho alusión a temas relacionados con la mente y siempre termino diciendo que ésta puede llegar a convertirse en uno de los peores enemigos del ser humano, debido a la fuerza y al poder que ejerce sobre nosotros.

Mantener el equilibrio perfecto entre cuerpo y mente podría compararse al acierto de conseguir el bienestar y la felicidad durante toda nuestra vida.

Es difícil conocer todos sus recovecos, todas sus posibilidades y en definitiva todos sus usos. Deberíamos empezar primero por conocer el uso creativo de la mente, usarla para cualquier propósito específico, pero usarla en combinación con nuestro cuerpo interno, es decir, siendo capaces de mantenernos conscientes sin pensamientos y el camino más fácil para entrar en ese estado es a través de nuestro propio cuerpo. ¡Ahí queda eso!... difícil ¿eh?, pues en otras palabras menos rebuscadas: cuando necesites una respuesta, una solución o una idea, deja de pensar momentáneamente y concentra la atención en tu energía interna.


En cualquier actividad relacionada con el pensamiento, practica el hábito de alternar entre movimientos de pensamiento y otros de una especie de escucha interna. Creo que está más o menos claro, pero voy a resumir: no pienses únicamente con la cabeza, piensa con todo tu cuerpo.

Igualmente cuando escuches a otra persona, no te limites a hacerlo con tu mente, escúchala con todo tu cuerpo, y mientras escuchas, siente toda la energía que desprende y crea un espacio tranquio que te permita escuchar sin interferencias mentales. Asi estarás prestando mión a la otra persona.ayoría de la gente no sabe escuchar, suelen estar más pendientes de su propio peamiento y no a lo que la otra persona les está iendo, y ninguna a lerdaderamente importante: el ser de la otra pe              rEs el arte de saber escuchar.

Para llenar nuestra mente de energía positiva deja que la respiración te lleve al cuerpo interno.
Eckhart Tolle llama 'Cuerpo Interno' a nuestro Ser más allá del cuerpo físico, que podemos sentir como un campo energético unificado.

A veces, cuando la mente ha estado muy activa, tiene tanta energía que resulta imposible retirar la atención de ella y sentir el cuerpo interno, el propio interior está revuelto cuando entramos especialmente en un circuito de preocupación o ansiedad. Ocurre con demasiada frecuencia cuando nuestra personalidad es ansiosa por naturaleza, que no podemos entrar en contacto con el cuerpo interno. Profesionales del campo de la Psiquiatría y Psicología recomiendan en este caso empezar centrándose en la respiración.



La respiración te pone gradualmente en contacto con el cuerpo. Sigue la respiración con atención, el aire que entra y sale del cuerpo. Inspira y siente el abdomen expandirse y contraerse ligeramente en cada inspiración y espiración. Si te resulta fácil visualizar o imaginar, cierra los ojos y obsérvate rodeado de luz o inmerso en sustancia luminosa.
A partir de ahí, gradualmente, céntrate más en la sensación. Entonces estarás en contacto con tu cuerpo interno. No te apegues a ninguna otra imagen visual.

En ésto se basa la meditación y no hace falta dedicarle mucho tiempo. Diez o quince minutos de reloj deberían ser suficientes. Es importante asegurarse de que no hay distracciones externas, teléfonos, etc. Siéntate en una silla, pero sin apoyarte en el respaldo, mantén la columna erguida y elige finalmente tu posición favorita para meditar.

Manténte en este estado el tiempo que te resulte cómodo; después vuelve a tomar conciencia del cuerpo físico, de tu respiración y de los sentidos físicos, y por fin abre los ojos.
Observa tu entorno durante unos minutos sin ponerle etiquetas mentales y entre tanto sigue sintiendo tu cuerpo interno lleno de paz.


Ojalá estos consejos o aclaraciones, como querais llamarlos, os ayuden a conseguir un cuerpo y una mente libre de tensiones. Una balanza perfectamente equilibrada de salud y bienestar que tanta falta nos hace.


“No mires hacia ninguna otra parte en busca de la verdad, porque sólo la encontrarás dentro de tu cuerpo. Si mantienes la atención en el cuerpo siempre que te sea posible, te estarás anclando en el ahora. No te perderás en el mundo externo ni en la mente. Los pensamientos y emociones, los miedos y deseos, pueden seguir presentes en alguna medida, pero ya no se adueñarán de ti".Eckhart Tolle




Basado en el libro "El Poder del Ahora".



jueves, 7 de octubre de 2010

SÍ A LA VIDA




Siempre que recibo la noticia de un nuevo nacimiento, siento la necesidad de revivir una de las experiencias mejores que recuerdo y que pese al tiempo y a los muchos otoños que han transcurrido, nunca podré olvidar. Entonces me quedé totalmente perpleja, ahora ni el paso de los años ha logrado que deje de estremecerme ante el grandioso milagro de la vida.



La primera vez que tuve la oportunidad de presenciar un parto tenía 18 años. Fue casi por obligación, porque formaba parte de mis prácticas de estudiante, pero también fue una suerte tener la oportunidad de conocer la antigua maternidad de Santa Cristina, donde nacían miles de madrileños. Por lo general las noches de guardia se suelen hacer interminables, el silencio y la luz tenue de las salas te introducen fácilmente en un sopor inevitable. Sin embargo cuando tocaba pasarlas en Obstetricia tenían otro aliciente distinto, tenían un sabor a vida.




Hospital Santa Cristina, situado en la calle O'Donnell, abierto en 1924


Era demasiado joven para entender cómo la naturaleza nos hace tan frágiles y a la vez tan fuertes..... La primera impresión no resultó nada agradable. Recuerdo que más de un estudiante caía redondo al suelo o disimulaba un mareo que era evidente. En aquellos años los alumbramientos eran totalmente naturales, no existía como ahora la anestesia epidural ni ningún otro método efectivo para paliar el dolor. Las mujeres separadas por boxes y solas, sin ninguna compañía, aguantaban las contracciones con la única ayuda de las matronas que de tarde en tarde se acercaban a reconocerlas. Algunas parecían robots especializados, sin gota de sensibilidad.

Esa sensación de impasibilidad ante el dolor y la incertidumbre no me causaron muy buena impresión, es más, me llegó a resultar desagradable. e incluso llegué a dudar de la vocación de más de un profesional. Pero como dije al principio, con el paso del tiempo tengo que reconocer que aquella experiencia fue una de las mejores de mi vida, y desde luego nunca se es demasiado joven para presenciar la maravillosa visión de un alumbramiento.



Aquella noche nacieron tres hembras y un varón. Yo caminaba entre las camas de la sala entre asombros y despistes, detrás de la matrona de turno que me sonreía sardónicamente por la palidez de mi cara. -"No te preocupes, cuando lleves 200 te acostumbrarás..."- Y así fue, me acostumbré a la oxitocina que acelera el parto, a los dolores, a las contracciones, a la episiotomía y a olvidar todo, cuando cogía en mis brazos al pequeño que acaba de nacer. La episiotomía es una incisión quirúrgica vulvo vagino perineal que tiene la intención de ampliar el orificio de salida fetal y así evitar la producción de desgarros.


Después, cuando la naturaleza me dio la oportunidad de conocer esta experiencia, no encontré palabras para definir la grandeza de ser mujer y a la vez madre.





Esta entrada es un canto a la vida, un SÍ a la maternidad y un NO rotundo al aborto voluntario.







Con un bebé en los brazos, una mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice: Doctor, por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año y ya estoy de nuevo embarazada. No quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro.....El médico le preguntó: Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?. Ella respondió: Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.

El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted. La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla. Él siguió hablando: Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos. Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca. Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.


La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen!También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla. El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto. Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno.


¡ EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO !



En la madrileña calle O’Donnell se encuentra situado el Hospital Universitario Santa Cristina, inaugurado en 1924 por sus Majestades el Rey Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia. En sus comienzos la entonces llamada Escuela de Matronas y Casa de Salud Santa Cristina tenía por finalidad el “alivio de mujeres desvalidas y enseñanza teórica y práctica de Matronas”, en una época en la que la asistencia al parto se realizaba fundamentalmente por “comadronas” en el domicilio de la parturienta. Por esa razón se dice que la reina pretendía inducir y con buen criterio que toda la sociedad adoptase la costumbre de acudir a una maternidad para tener sus hijos, a tales efectos solicitó la ayuda de la nobleza y les pidió a las mujeres embarazadas que acudieran a la Casa de Salud con la fundada esperanza que el resto de la población siguiera el ejemplo.
A mediados del siglo pasado el hospital pasa a depender del Ministerio de Educación y Cultura hasta 1987 en que se integra en la red sanitaria del INSALUD siendo desde entonces Hospital de Referencia del Área 2 para la Especialidad de Obstetricia y Ginecología. No obstante y a pesar de esta integración la disminución de la natalidad en España ponía en situación difícil la viabilidad del centro como hospital monográfico materno-infantil.



Nueve años de obras y más de 50 millones de euros ha invertido Madrid en la remodelación del hospital Santa Cristina, un centro sanitario de principios de siglo pasado declarado, además, Bien de Interés Cultural. Lo que muestra hoy este 'viejo nuevo' centro poco tiene que ver con lo que hace escasos años representaba para sus pacientes, que se perdían entre pasillos decimonónicos e instalaciones obsoletas.


El 30-01-2007 el hospital reabrió definitivamente sus puertas con la conclusión de la tercera y última fase de las obras, y con una novedad: un hospital de día para pacientes adultos con trastornos en la alimentación.