Hablemos de afecto, de cariño y de comprensión.
La necesidad de afecto es algo innato en el ser humano. Necesitamos ser reconocidos y que se valoren nuestros actos, solos, no podemos estar. El cariño sincero y la amistad verdadera la podemos encontrar supongo en cualquier sitio y en cualquier momento, pero hay que estar atentos, algunas veces no nos damos cuenta de que hay alguien que nos escucha o nos presta atención y hay que saber captar a esa persona que con una simple palabra o un gesto, puede servirnos de ayuda en muchos momentos de nuestra vida.
Entre las necesidades básicas del ser humano está la de ser amado. Y precísamente porque somos amados, aprendemos a amar. Los bebés necesitan comer y beber, alimentarse e hidratarse, y además siempre están ávidos de sonrisas y de caricias. Sólo hay que asomarse a su cunita y toparse con su mirada, entonces alzan los brazos, se mueven alborozados y una sonrisa ilumina su cara. Los bebés no pueden vivir sin amor… Pero, ¿y los mayores?. Los adultos sin amor simplemente sobrevivimos.
Observando a los niños uno aprende a entender las necesidades emocionales del ser humano. Los niños piden cariño y atención de una manera natural y espontánea, mientras que los adultos, ya domesticados, creemos merecer ese mismo afecto a través de nuestros logros, nuestra belleza física o nuestra entrega a los demás, en busca de la anhelada auto-aceptación.
Díme cómo te quisieron y te diré cómo eres
Aunque resulte paradójico, las estadísticas señalan que las personas con mayor probabilidad de abusar o descuidar a un niño son sus propios padres. Según la Unicef, siete de cada diez niños ha sufrido algún tipo de violencia psicológica o física por parte de sus progenitores. La violencia está presente en todos los niveles socio económicos, pero adquiere un carácter distinto de acuerdo al estrato social en que se manifiesta. Tiende a ser psicológica en los hogares de los sectores altos, mientras que es física (grave) en los hogares de los sectores más bajos.
Los niños maltratados sufren serias consecuencias físicas, emocionales, cognitivas y sociales. Hablan tardíamente, no tienen habilidades sociales, poseen baja autoestima, generan vínculos afectivos inestables, experimentan dificultad para hacer amigos, problemas de disciplina, de agresividad o son retraídos.
Y en la etapa de la adolescencia, “Nuestra juventud ahora ama la lujuria. Tiene malos modales, desprecia la autoridad, falta el respeto a sus
mayores, contradice a sus padres, charla ante las visitas, engulle la comida y tiraniza a sus maestros”(Sócrates, siglo V antes de Cristo).
Nada nuevo bajo el sol. La adolescencia no es una etapa fácil y nunca lo ha sido. Se caracteriza por manifestar profundas transformaciones del cuerpo y de la personalidad. Los adolescentes buscan encontrar
su propia identidad, saber quiénes son, independizarse de sus padres y, por supuesto, experimentar lo que les ofrece el mundo.
Los problemas que la adolescencia enfrenta hoy son los mismos de siempre, con los agregados propios de la vida moderna y una extraordinaria riqueza de códigos culturales como la música, tatuajes, peinados, ropas, chateos e Internet. Los factores socio económicos se limitan a influir en los códigos o en ciertos límites impuestos por el dinero, pero unos y otros, ricos y pobres, viven la adolescencia como un
torbellino que los abraza por igual
Por supuesto en esta etapa de la vida es también muy importante, vital, diría yo, las muestras de afecto y de cariño.
El afecto en la familia
El afecto y la estabilidad son parte fundamental en el buen desarrollo del niño. La mejor juventud que puede tener una persona está condicionada por cariño y protección estables. Por lo tanto, una medida preventiva sería procurar una familia estable. La vida en familia no es fácil: la mayor tasa de separaciones que vemos, o que un tercio de los hogares con hijos sea mono parental, está indicando que no es fácil mantener la estabilidad en el núcleo familiar. Por el contrario, es cada vez más conflictivo por el régimen de vida que llevamos y que la propia sociedad nos obliga a llevar. El trabajo, las obligaciones, las prisas, etc,etc ...
El afecto en la amistad
Según leo en un texto de Psicología Afectiva:
"La amistad es un tipo de unión afectiva que se basa en la comunicación, el apoyo mutuo, la comprensión, el cariño y la absoluta armonía entre dos personas.
La amistad anima el alma y estimula el corazón. Se conocen sus efectos beneficiosos para la salud: activa nuevas áreas del cerebro y libera sustancias hormonales que favorecen la relajación y el bienestar. Además, es como un espejo que refleja nuestra imagen ampliada. Nos hace crecer y madurar, ayudando a forjar nuestra personalidad y nuestras relaciones sociales con quienes nos rodean.
Un profundo sentimiento de amistad activa áreas muy particulares, generalmente infrautilizadas en el cerebro, que secretan una mezcla especial de sustancias bioquímicas. La colaboración, el intercambio, el reconocimiento del otro, cierran el paso a la agresividad, la desconfianza o la defensa del territorio. El apoyo emocional que conlleva toda amistad y la alegría compartida activan el sistema inmunológico."
Tener amigos nos sirve de refugio donde, en caso de necesidad, podemos encontrar ayuda y consuelo sin tener que dar nada a cambio. La amistad no es posesión, ni exigencias, ni obligaciones sino libertad y apoyo mutuo. Si no es así, quizás no sea una verdadera amistad lo que tenemos.
Por todo ésto
amig@s:
Si un día tienes ganas de llorar... como muchas veces ocurre ...
¡Llámame!, no prometo hacerte reír pero puedo llorar contigo.
Si un día quieres huir ...
no tengas miedo de llamarme, no prometo detenerte pero puedo correr contigo.
Si un día quieres escuchar a alguien, llámame y ...
prometo estar muy atenta y en silencio.
Si un día me llamas y no encuentras ninguna respuesta :
-Ven rápido a verme, quizás yo te necesite...
-Porque si tú me llegaras a faltar... me sentiría muy frágil y vulnerable a todo.
Dedicado a todo el que dispone su hombro para apoyar la cabeza de un amigo o de alguien amado, cuando éste lo necesita.
El verdadero cariño no es el que perdona nuestros defectos, sino el que no los conoce » Jacinto Benavente.