Voz de mi hija.

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viernes, 22 de octubre de 2021

Retro, vintage, nostalgia


En un mundo virtualizado, el cerebro nos impulsa a una mirada retrospectiva, a recalar en los sustratos básicos de la emoción, allí donde nos sentimos segu
ros, y eso provoca añoranza”

La pregunta que nos hacemos muchas veces: ¿ antes se vivía mejor?.

Suena romántico, pero también tiene algo de melancólico. Hay una clara diferencia entre las dos formas de nostalgia,  la nostalgia “reflexiva” e “interpretativa” y es en esa distinción, donde nuestra conciencia deja a un lado los razonamientos y se deja llevar por las emociones que conserva en el recuerdo.

La nostalgia está siempre presente en nuestras vidas y conecta con lo más profundo de nuestra identidad: aquellos recuerdos que dan sentido a quienes somos.

Nos gusta lo retro, el llamado vintage lo podemos encontrar en la ropa, en los muebles, en artículos que se venden hoy día en muchas tiendas. Hay quien opina que lo lógico es vivir el presente, que el pasado puede llegar a hacernos daño mentalmente y hasta podemos caer en una depresión. Otros en cambio son felices recordando y añorando aquellos recuerdos que dan sentido a quienes somos. Al mismo tiempo, está considerada entre los psicólogos no solo como un componente importante para la base de la identidad, sino también como una especie de síntoma de la necesidad de detener el tiempo.

La realidad es que es imposible olvidar el ayer precisamente porque el recuerdo es inherente a la memoria. De hecho, la pérdida progresiva de memoria en algunas enfermedades, como el alzheimer, produce falta de autonomía e independencia. Recordar el pasado nos ayuda a saber de dónde venimos pero también, nos permite acumular sabiduría en forma de experiencia.

El problema surge cuando un recuerdo del ayer se convierte en una obsesión, en algo que te impide vivir feliz y tranquilo contigo mismo. En ese caso, el pasado adquiere un peso desmedido sobre ti y tu nivel de bienestar interior, tanto que te impide disfrutar el presente. Tu pasado te puede cerrar puertas a nivel vital cuando tú mismo te niegas a abandonarlo. Existen personas que adoptan un rol de víctimas ante la vida. Así sucede, por ejemplo, cuando se comparan de forma constante con los demás, idealizando los logros ajenos en vez de centrarse en los propios.

El pasado, afortunadamente, no se puede olvidar. Por ello, recordamos el rostro de los seres queridos que ya no están con nosotros y también, guardamos momentos que son verdaderamente mágicos en nuestro corazón. Lo que se debe intentar es recordar siempre lo positivo que hay en la vida y evitar recrearse demasiado en una situación trágica.

En el caso de la música, 

 no tengo ningún inconveniente en  recrearme en el bienestar que obtengo oyendo joyas que me han dejado huella.

¿Y vosotros, qué opináis?.


domingo, 3 de octubre de 2021

Leonid Afrémov

Cuando era niña mientras merendaba pan con un poco de chocolate, paseaba por la parte delantera del jardín, sabía que si daba la vuelta a la parte trasera el olor a cola caliente me marearía, ese olor tan penetrante invadía el ambiente y no era nada agradable para nadie, menos para mi padre, que seguro estaba tensando el nuevo lienzo que luego pintaría.
Recuerdo muy bien su técnica "casera". Primero cogía el bastidor de madera clara, (lo compraba ya hecho), luego sujetaba la tela, una loneta por lo general de yute o de lino y clavaba con grapas alrededor del marco tensándolo con fuerza y finalmente daba brochazos de la cola que olía a rayos, pero que era la única manera eficiente de dejar el lienzo rígido como un tambor.  Dibujaba a lápiz el motivo que tenía previsto pintar y una vez seco y duro como la mojama, cogía su paleta donde hacía las mezclas, la caja de tubos de colores, algunos siempre tenía que reponer y los pinceles de varios tamaños. Ya tenía todo preparado para empezar su próximo cuadro al óleo. 

Os cuento esto porque hay otras maneras de pintar además del óleo: acuarela, gouache, serigrafía, pastel, temple al huevo, fresco, tinta y técnicas mixtas que emplea dos tipos de materiales, por ejemplo el collage. Mi padre usaba pinceles, pero hay otros materiales: espátula, yeso, paleta, latas con agua o diluyentes de pintura (aceites) y hasta trapos.
Me llama la atención la técnica de la espátula y por ello os traigo un pintor impresionista moderno ya fallecido hace dos años, en agosto  de 2019, LEONID AFRÉMOV.




Leonid Afrémov fue un artista impresionista moderno ruso-israelí que trabajaba con espátula y una paleta de colores muy variada donde destacaban los tonos rojos y amarillos brillantes. Él desarrolló su propia técnica que se ha vuelto inconfundible y difícil de copiar. Otros artistas anteriores que usaron cuchillos y espátulas para pintar fueron Paul Cezanne, Marc Chagall y Henri Matisse. Hoy, muchos pintores contemporáneos continúan usando cuchillos de pintura de la misma manera para crear obras expresivas que parecen salirse del lienzo. Un arte que te obliga a concentrarte más en las masas de color y sus formas en lugar de preocuparte por detalles. Tiene un especial valor para los pintores que se destacan por su perfeccionismo y que quieren adoptar un estilo más rápido y libre.
Para mi Leonid Afrémov es el pintor de la lluvia, de los días otoñales, de paseos y calles mojadas, que supo dar un brillo especial siempre con un broche de luz y color.

FELIZ OTOÑO.