Voz de mi hija. Los sonidos del silencio
Voz de mi hija. Los sonidos del silencio.
jueves, 19 de septiembre de 2019
Preludio de otoño
Aquella noche de fin de verano salí al jardín entre calor y frío presintiendo el próximo color de la tierra. Encontrarme con ella dilataba mis pupilas, sabía que en la oscuridad se hace visible lo que la luz del día esconde. Tenía claro que los sueños se pasean por nuestro interior despejando todavía más la imaginación y entonces se hacen posibles cosas tan inverosímiles como respirar sin aire, dormir en una hoja o hacer malabares trepando por las veletas de las torres. Hasta es posible ponerse alas mágicas y de un soplo trasladarse a la nube más cercana, allá donde un albañil de ángel trabaja en su andamiaje para mostrarnos que hay otra vida.
Aquella noche dije adiós al verano y me agarré fuerte al árbol, que más que ramas tenía ya hilachos. Pronto estaría rodeado de niebla y no me importó porque me gusta la niebla, cuando es cercana siempre me parece que oculta algún dolor y si es alta, enturbia el ambiente con su bruma blanda y misteriosa regando la tierra con lluvia y no con llanto.
Aquella noche sentí el sabor amargo de no ver el mar, de no subir a la playa para mirar su oleaje verde, las gotas que antes mojaron mi cuerpo ahora salpicarán el manto de Dios.
Entra el otoño a pasitos cortos, viene con el lomo cubierto de hojas. Hay libros nuevos forrados de tela, pinceles sin utilizar, lienzos blancos esperando unos dedos hábiles, que sepan plasmar la auténtica belleza de los tonos cobrizos.
No te asomes a la ventana con tristeza, el otoño es una segunda primavera en la que cada hoja es una flor.
Es curioso, no duerme nadie en el cielo, hay un panorama de ojos abiertos aguardando dar la bienvenida al cambio de estación y aquí abajo, se abren las mentes con deseos de escribir mientras se saborea un café caliente.
Feliz Otoño
viernes, 13 de septiembre de 2019
Dedicado a ti, mujer.
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Si alguna vez tu mundo se derrumba,
si mirando el espejo de tu alma,
solo ves arrugas de tristeza,
cicatrices surcadas por el tiempo,
las venas marcadas por el esfuerzo,
y nubarrones de dolor en tus ojos,
mira fíjamente hacia adelante,
todavía te queda el corazón.
¿Oyes cómo late?,
eso es que estás viva,
sientes, aunque sufras,
ríes, aunque solo pienses en llorar,
brillas, aunque tu estrella se apague,
luchas, aunque no tengas fuerzas,
y lo más importante,
tienes siempre unas manos si las necesitas.
Las mías.
Si alguna vez tu mundo se derrumba,
si mirando el espejo de tu alma,
solo ves arrugas de tristeza,
cicatrices surcadas por el tiempo,
las venas marcadas por el esfuerzo,
y nubarrones de dolor en tus ojos,
mira fíjamente hacia adelante,
todavía te queda el corazón.
¿Oyes cómo late?,
eso es que estás viva,
sientes, aunque sufras,
ríes, aunque solo pienses en llorar,
brillas, aunque tu estrella se apague,
luchas, aunque no tengas fuerzas,
y lo más importante,
tienes siempre unas manos si las necesitas.
Las mías.
lunes, 2 de septiembre de 2019
Feliz Septiembre
Estrenamos mes. Para mi septiembre es especial. Aunque todavía el calor aprieta va siendo más soportable y los amaneceres son el preludio de un frescor que algunos ya echábamos de menos. El verano saca su billete y prepara el equipaje de salida, porque el otoño viene cargado con su paleta de pinturas, dispuesto a dar su toque tradicional de colorido. Además es especial porque en este mes ¡me casé!, sí, a finales, hace ya doscientos años... me casé.
Y después de un descanso largo o breve, es tiempo de reflexión. Mirar a lo lejos el rojizo color que tiene el cielo cuando cae la tarde, un panorama que nunca me cansa, aunque no esté a la orilla del mar, ni en la ladera de la montaña, sino en el mismo café de siempre, sentada en la mesa también de siempre, me produce la sensación de bienestar necesaria para enfrentarme a las nuevas vivencias que me esperan, para tener la suficiente fortaleza cuando de nuevo el destino me vuelva a poner a prueba, con otro zarpazo inesperado.
Soy observadora, a veces demasiado y me he dado cuenta de que a medida que aumenta la cantidad de pensamientos aumenta la experiencia negativa sin importar la polaridad de los pensamientos, es decir aunque los pensamientos sean positivos, si es muy rápido el flujo, producen estrés, desesperación, angustia, etc., y que a medida que disminuye el flujo de ellos por minuto, la experiencia es mucho más placentera y relajada, y la sensación de bienestar es más fuerte, más sublime.
Quizá no sea fácil de entender, pero parece que para disfrutar de la sensación de paz mental y emocional que deseamos, es necesario aprender a disminuir la cantidad de pensamientos por minuto que pasan por la conciencia, que según la psicología son un promedio de 60 mil por día en un adulto común. Pero resulta inevitable, el ser humano piensa y no cuenta la cantidad de veces que lo hace.
Paz mental y emocional en una vida que pasa demasiado deprisa, vuela más bien y por ello merece la pena hacer un lapsus para reflexionar. Los momentos vividos jamás vuelven y cada día abrimos la caja de bombones que, como decía Tom Hanks en Forrest Gump, "nunca sabes qué te va a tocar".
Cierto es que se aprende de los errores, que en ocasiones nos golpean donde más duele, pero cuando es así solemos levantarnos heroicamente y sobrellevamos con tesón cualquier pesadilla. Es nuestro preludio de satisfacción. A veces pienso que el éxito en la vida se alberga en nuestro corazón, es el único capaz de cambiar las tormentas por rayos de sol y las heridas por pétalos.
Septiembre tiene el encanto de oler a frescura, sabe a uva madura y tiene color de atardeceres rojizos. Reminiscencias de mar y arena, de montañas y senderos, dan paso a aromas de hogar y vida familiar recogida.
Feliz Septiembre a todos.
La vida es hermosa si haces el esfuerzo por hallar hermosura en ella.
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