Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Suspiros

 
 
Recuerdo como eras en el último otoño.
Eras cascabel de risas con el corazón en calma.
En tus ojos brillaban lágrimas de recuerdos
y las hojas caían en el pozo de tu alma.
 
Tus brazos trepaban como una enredadera,
 las hojas recogían tu voz lenta y callada
hoguera de fuego en que mi sed ardía
dulce mirada azul que mi llama apagaba.
 
Siento no ver tus ojos en el distante otoño
nube gris, voz de pájaro, corazón de plata
donde emigraban mis profundos anhelos
y ardían los besos calientes como brasas.
 
Cielo de un mar bravío
 campo de cerros dorados
tu mirada era de luz, de humo
de océanos en calma.
 
En tus ojos brillaba el crepúsculo
 tus labios color granada
palabras que ya funde el hielo
las hojas de otoño en tu alma giraban.
 
 
A mi madre.

martes, 15 de noviembre de 2022

Claro destino.

 Quirófano de cirugía torácica


Un buen día pensé: Aquel que tenga salud tiene esperanza; y aquel con esperanza lo tiene todo.
Entonces...

Embarqué en el laberinto de la vida
clavé las manos en mis ojos
puse los pies en el abismo
y al caminar entre sus calles
mis cabellos se agitaron ardiendo
como la caricia y el beso
al ver llorar a la luna y su reflejo.

Un laberinto de pasiones
me elevó la sangre en silencio
un laberinto de ilusiones
derramó amor en mi pecho.

Un laberinto de colores 
abrió el interior de mis sueños
como un jardín todo de espuma
donde crece el jazmín y el romero
y entre la hierba esmeralda
como el niño en su cuna
duermen eternos.


La vida te lleva a un laberinto en el que necesitas que alguien te oriente y vigile tus pasos una vez que comienzas el camino. Doy gracias a quien me ayudó a encontrar la salida.
 

domingo, 6 de noviembre de 2022

Cogito ergo sum


Hubo un tiempo que
 
Pensé que no podía... y no pude
Creí que no sabía nada... y nada supe
Pensé que no tendría fuerzas... y flaqueé
Creí que era demasiada la carga... y me caí
Subestimé mi capacidad... y no fui capaz.
 
Luego aprendí...
 
Que si creo que puedo, puedo
que sé más de lo que ni siquiera imagino
que tengo las fuerzas que decido tener
que no hay carga que mis hombros no puedan soportar y
que puedo llegar a donde yo me lo proponga.
 
 


miércoles, 2 de noviembre de 2022



Es difícil,  creo que para mí es casi imposible de aceptar, sin embargo he vuelto a caminar entre las tumbas llenas de flores, otras en cambio olvidadas y cubiertas por la hierba, que no sabe ni pide permiso para crecer sobre suelo santo. Soleada y fresca mañana la de mi tierra castellana llena de húmedos  crisantemos.
Como siempre atravesé las puertas del cementerio temblando, casi no me sujetaban las piernas y haciendo un esfuerzo por contenerme  llegué a la tercera zona con tres ramos de flores para ellos.
Ya sé que no importa la fecha, que da lo mismo abril que julio, pero desde la pandemia y luego mi enfermedad no he podido resistirme, lo que queda allí ya no es nada y aunque sé que mi madre conoce muy bien lo que me ha ocurrido, un día me pidió que no faltara una flor en su lecho, fue una manera de asegurarse mi recuerdo. No se la ocurrió pensar que siempre la llevaría en mi corazón.

Volviendo a Madrid llegué a la conclusión de que nuestra relación con la muerte está siempre en fase de negación: se oculta, no se habla de ella, nos incomoda y preferimos no pensar en el tema... Sin embargo ¡ qué importante es ser conscientes de nuestra propia muerte! Aceptarla, normalizarla, vivirla sin angustia: porque NO SE TRATA DE TEMER A LA MUERTE, SINO DE DISFRUTAR DE LA VIDA.
Tengo un amigo que le gusta fotografiar cementerios, ya veis... lo que unos evitan otros lo convierten en arte.

Enciendo una vela por todos los fieles difuntos.