Amigos, la vida es comparable a un tiovivo, unas veces se sube y otras se baja. De nuevo me toca bajar por un problema que me ha surgido en la vista. Vuelvo al quirófano no como instrumentista, sino como paciente, estaré unos días ausente en los blogs, hasta que pueda leeros sin molestias y contratiempos.
Los ojos, también llamados las ventanas del alma. Ojos negros, castaños, azules o verdes.
Verdes como el agua del océano.
Así de bravos, así de intensos, así de frescos.
Verdes como la llanura de un valle
de día si los cierras pronto se nubla
son como el sol que aclara las mañanas
como hojas nacientes en primavera.
Esos ojos profundos, pensativos
entre ausentes y atrevidos
entre ausentes y atrevidos
con mirarlos hablan por si solos.
Esa mirada transparente
es el reflejo de tu alma.
Esa mirada, que llega al cielo,
sé que inalcanzable,
pero ¡cuánto yo la quiero! .
Los ojos de mi hija encabezan la entrada.