Voz de mi hija.

Voz de mi hija.

miércoles, 12 de febrero de 2014

¡ LEVANTA EL ÁNIMO ! : 3 PREGUNTAS

 


¿Hay alguna diferencia entre felicidad y paz interna?.
 
Si. La felicidad depende de que percibamos las situaciones o los estados como positivos; la paz interna, no.

¿Es posible atraer a nuestra vida solo situaciones y estados positivos?.

Si nuestra actitud y nuestros pensamientos fueran siempre positivos, solo viviríamos sucesos y situaciones positivas, esto humanamente es tan irreal como imposible. Por desgracia tenemos que vivir también estados y procesos negativos que forman parte de nuestra existencia. Sin embargo hay muchas personas para las que la limitación, el fracaso, la pérdida, la enfermedad o el dolor, han sido y son el mejor profesor.

Las circunstancias adversas les enseñaron a tener mayor profundidad, humildad, comprensión. En definitiva les hicieron más reales. Cualquier circunstancia negativa contiene una profunda lección oculta, aunque en ese momento no seamos capaces de verla. Incluso una leve enfermedad o un accidente pueden mostrarte lo que es real y lo que es irreal en nuestra vida; lo que es importante y lo que no.

Cuando un ser querido acaba de morir o sientes un grave problema cerca, no se puede hablar de felicidad. Es imposible. Pero en cambio sí se puede hablar de paz, de estar en paz. Puede que debajo de las lágrimas y la tristeza sientas una profunda serenidad, una quietud, porque en el fondo has renunciado a la resistencia, estás "dejando ser" y ello te lleva más allá de la mente. Entonces haz lo que tengas que hacer y acepta lo que es. Dicen que mente y resistencia son términos sinónimos. La aceptación de lo negativo te libera inmediatamente del dominio de la mente.

¿Podría una emoción negativa contener un mensaje importante?

Por ejemplo, ¿el hecho de sentirme deprimido puede indicar que algo va mal en mi vida, y puede obligarme a examinar mi situación e introducir algunos cambios?.

Si, las emociones negativas contienen a veces un mensaje, pero cualquier cambio será superficial a menos que surja de un cambio en tu nivel de conciencia. Por eso cuando notes que ha surgido una negatividad en ti, no la consideres un fallo, sino una señal muy útil que te está diciendo: "Despierta. Sal de tu mente. Mantente presente".
Para ello es necesario escuchar lo que nos dice la emoción y no descartarla por el mero hecho de ser negativa.
 
Todo este juego de preguntas infinidad de veces han pasado por mi cabeza. He practicado la meditación durante algún tiempo, he leído libros sobre espiritualidad y he intentado e intento estar en un estado de no resistencia, de aceptar lo negativo de mi vida, pero si me preguntáis si he encontrado la paz verdadera y duradera, honestamente tengo que contestar que no.
Apartarnos mental, emocional y espiritualmente, y a veces físicamente, de los embrollos mundanos, de los conflictos o de nuestras responsabilidades no es nada fácil.
 

Cada momento es valioso. Os habréis fijado que yo me detengo muchas veces a mirar el pasado aunque no creo que todo tiempo pasado fue mejor, la verdadera realidad es que entonces tenía pocos años,  demasiadas incertidumbres y muchas inquietudes y me quedo con lo positivo. Con los años vamos acomodando las cosas en la memoria y seleccionamos. Pero la vida no es para analizarla, sino para vivirla y esto no significa que haya que hacer algo de suma trascendencia, se trata de sentir la vida, ahora, sentirse vivo en las cosas que se presentan, en la lluvia, el sol, la brisa, la noche y el día, en la alegría y la pena, en una palabra, aceptar la vida y honrarla. Me gusta lo que dijo la Madre Teresa de Calcuta, supongo que el que "nunca te detengas", debe significar "no te rindas":
 
"La piel se arruga. El pelo se vuelve blanco. Los días se convierten en años.
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
  No vivas de fotos amarillas. Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
Pero... , ¡nunca te detengas!. "
 

 
Y precioso el texto de Jorge Luis Borges:
"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.
 Uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad.
 y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
 y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, no con el dolor de un niño.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende: que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema.
 
 Así uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien te traiga flores, y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale.
Uno aprende y aprende, con cada adiós uno aprende".


Dedicado a todos los que necesitan la medicina del ánimo.
 
 

miércoles, 5 de febrero de 2014

CAE LA NIEVE

 
 
  
Precioso panorama el que presenta un paisaje cubierto de nieve. Los árboles parecen llorar lágrimas de cristal bajo la gélida temperatura de las mañanas de invierno. El astro rey intenta regalarnos un poco de calor en un cielo gris plomizo, le cuesta mucho trabajo esquivar las nubes pero al final termina por asomarse mirándose en el espejo de la escarcha.
Mientras la blanca nieve amortigua la prisa con su silencio, la ciudad trata de seguir su ritmo habitual a pesar de las dificultades que este fenómeno meteorológico conlleva.

Una vez escribí sobre la niebla, me gusta ese velo húmedo que nubla la vista; ahora con los fríos de enero, el mes que me vio nacer, es un placer admirar el manto algodonado que en algunas partes nos deja la nieve. Cierto también que es incómoda y que trae consigo una larga estela de inconvenientes, pueblos aislados, carreteras cortadas y no digamos ya el caos que se arma en las grandes ciudades donde nunca acostumbra a nevar, lo que para unos es un juego o un regalo de la naturaleza, para otros se convierte en una pesadilla. Tráfico y nieve suelen ser incompatibles.

Pero a pesar de todo las vistas y el paisaje son preciosos ¿o no?. Creo que he dicho más de una vez que me gusta el invierno, me gustan las prendas de abrigo, el ambiente recogido de cafés y restaurantes con acogedoras chimeneas y ricos platos típicos de la estación. No hay nada más confortable que pasar un fin de semana en un refugio de montaña, viendo caer los copos mientras uno descansa cerca del fuego con un chocolate caliente.
En muchos lugares ya no nieva como antes y cuando lo hace dura el tiempo que la sal y las máquinas quita nieves lo permiten.

Hay quien dice que es mejor vivir el presente y desde luego es lo más acertado, pero hay ocasiones en las que recordamos vivencias que nos han dejado un buen sabor y que se quedan grabadas en la película de nuestra vida. Nací en una pequeña ciudad de Marruecos, Larache, en árabe: العرائش Al-‘Araish, llamada también" la ciudad blanca". Pero al poco tiempo mi familia se trasladó a Burgos, donde pasé mis años de niña y adolescente, una ciudad muy fría pero preciosa, donde nadie se escapaba de pasar más de una nevada todos los inviernos.
 
 Con vuestro permiso:
 
 
Mi homenaje a un panorama blanco y sereno que pocas veces he podido volver a contemplar, desde mi niñez y adolescencia.

 

Paseo del Espolón


Cartuja de Miraflores. Burgos




¡

Vista del Arco de Santa María desde el Paseo del Espolón

 

Paseo de La Isla
 
La chimenea está decorando el ambiente con miles de tonalidades rojas, los troncos se desmoronan bajo los abrazos que les da el fuego y sentada en una butaca azul escribo esta entrada. Me gusta escribir y recordar a la vez, lo he comentado muchas veces, aunque es posible que dañe mi ánimo -eso dicen - escribir es para mí una terapia, poner en orden ideas y pensamientos, palabras que mis dedos transmiten con la mayor sensibilidad posible, me resulta relajante. En los días fríos los recuerdos de mi niñez afloran sin remedio. El calor de una estufa de serrín mientras detrás de la ventana caían los copos de nieve, el aroma a chocolate recien hecho y el plato de bizcochos encima de la mesa camilla.

Aquellos inviernos largos y fríos de Burgos, de la vieja Castilla, no dejaban de tener su encanto y como no, su incomodidad a la hora de ir a clase por la mañana temprano. Hasta llegar a la parada del autobús había un trecho y la nieve ya había cuajado profundo. Para aquella niña con uniforme gris era un problema y siempre solía decir lo mismo:


-"Está precioso. La calle parece una alfombra blanca, pero no hay todavía ninguna pisada y da mucha pena mancharla"....
Entonces el brillo de una pala plateada rompía el silencio y mi padre me apartaba la nieve a ambos lados para hacerme el camino cuando apenas había despuntado el alba.

Yo tenía entonces ocho años.


- Díme el peso de un copo de nieve, preguntó un pajarito a una paloma del bosque.
- Nada, ni un ápice.-
Si eso piensas, debo contarte una historia maravillosa, dijo el pajarito negro:
Me posé en la rama de un abeto, cercana al tronco, cuando empezó a nevar -no densamente en una rabiosa ventisca, no- sólo como en un sueño, sin herida alguna ni violencia. Como no tenía nada que hacer, fui contando los copos mientras caían sobre las hojas de mi rama. El número de copos fue exactamente de 3.741.953. Cuando cayó sobre la rama el siguiente copo (nada de peso, ni un ápice, como tú dices) la rama se rompió. Dicho ésto, el pájaro negro echó a volar.
La paloma, una autoridad en la materia, se puso a reflexionar y, pasados unos minutos, se dijo:
"Quizá tan sólo haga falta la colaboración de una persona más para que la solidaridad se abra camino en el mundo."
K. Kauter