El cerebro humano, esa máquina perfecta y complicada, compuesta por dos hemisferios, pesa aproximadamente 1300-1500 gramos. Su superficie (la llamada corteza cerebral), si estuviera extendida, cubriría una extensión de 1800-2300 centímetros cuadrados. Se estima que en el interior de la corteza cerebral hay unos 22,000 millones de neuronas, aunque hay estudios que llegan a reducir esa cifra a los 10,000 millones y otros a ampliarla hasta los 100,000 millones, es el único órgano completamente protegido por una bóveda ósea y alojado en la cavidad craneal.
Tenemos información del cerebro, aunque todavía queda mucho por descubrir, pero ¿qué sabemos de la mente, dónde reside, es una actividad más del cerebro para darnos conciencia de que existimos?. Se dice que está alojada en el hipotálamo, no lo sé, lo que está claro es que mente y cerebro no son lo mismo. El cerebro es un órgano más del cuerpo, donde todo el proceso central del sistema nervioso ocurre, es el que contiene billones de neuronas y controla todas tus funciones, es una masa dentro de una bóveda craneana, su área y peso son medibles, es táctil. En cambio, la mente no tiene un límite de tamaño, tampoco un peso y un área. La mente es infinita, es la esencia de lo que eres. Son los pensamientos, los recuerdos, la memoria, todo un conjunto que no puede ser tocado ni visto, sin embargo está ahí en tu cabeza todo el dia. He ahí su poder. Muchos Psicólogos nos dicen que la mente es la parte psíquica del hombre. Otros nos dicen que es parte del alma.
El cerebro se convierte en el receptáculo de la mente, entendiendo que la mente puede percibir tanto el cuerpo al que pertenece como el mundo circundante en el que se manifiesta.
Sin embargo, y pese a su gran capacidad, el cerebro es nada más que un órgano material, perfecto en su estructura y función, pero reducido en comparación a otros aspectos del hombre, se llamen como se prefiera: energía o alma, porque ningún científico puede dejar de reconocer que el solo funcionamiento de las neuronas, es insuficiente para explicar las posibilidades de expansión que tiene el ser humano.
Hay definiciones tales como que la mente es la potencia intelectual del alma, es el pensamiento, propósito, la voluntad. Según ésto se relacionaría más con el alma que con el cerebro, al menos filosóficamente y si dependiera del cerebro, todos los seres humanos tendríamos la misma claridad de propósitos y la misma voluntad para realizarlos. Sin embargo no es así.
Mente es también conocimiento, y sobre todo, capacidad de conocimiento. Es lo que la ciencia actual investiga en el terreno del aprendizaje.
En el cerebro están las bases, pero es la mente la que abre puertas hacia los conocimientos, y un paso más adelante, haciendo uso de la inteligencia, convierte los conocimientos en sabiduría, en experiencia vital.
La mente nos informa, nos aclara o nos enreda y en cualquier caso con su razonamiento matemático anula al pobre corazón y como consecuencia opaca al alma y la ennegrece. Cuando el alma y el corazón se unen en la mayoría de los casos nos vemos envueltos en un dulce enredo, pero cuando la mente entra a formar parte del dúo, todo se vuelve tenso, rígido y confuso. Cuando la mente vence, el corazón llora, se aísla, se encierra y el alma duerme pero con pesadillas de incomodidad. Cuando el corazón gobierna, se alegra el alma y despierta, pero la mente tortura, reclama y ahuyenta. Cuando el alma impera, ni mente ni corazón tienen cabida porque ésta es pura y llena de vida.
Jamás he encontrado el equilibrio entre los cuatro, pero me gustaría saber qué se siente teniendo esa paz en nuestro ser. Los cuatro gobiernan sin razón, unos más otros menos, pero siempre con revuelo, y un día tal vez podré entender que los cuatro son el ser y que el ser son los cuatro.
