Voz de mi hija

domingo, 3 de agosto de 2025

Tres de agosto de nuevo.




Tres de agosto, yo sé que sigues conmigo, que nunca te irás del todo y mientras una lágrima resbala por mi rostro, tendría que decirte infinidad de cosas. Todo ha cambiado, si pongo en la balanza de la vida lo bueno y lo malo, quiero pensar que se inclina un poquito más hacia la belleza y felicidad que tú siempre has deseado para mí.
Este verano no puedo ir al mar, no puedo pisar la arena y lo único que haré serán castillos en el aire. 
Cuando falla el cuerpo, cuando el dolor no se palia ni con la anestesia más fuerte, hay que llevarlo con dignidad y jamás tirar la toalla. Sigo apoyándome en el bastón negro de la vida, sigo con cansancio en cuanto doy dos pasos, pero también sigo con la esperanza de que pronto vuelva a ser tu chica de antes. 
No, no me hagas ya las trenzas, soy mayor y no quiero que asomen las canas. Tú sigue cobijando mis sueños, tejiendo con hojas el frío invierno, pintando con nieve la primavera y bailando descalza entre mares y ríos de escarcha.
Algún día te llegará un telegrama, te diré que me esperes en la puerta, para que de tu mano al Paraíso vaya.


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