
El tebeo, hoy llamado cómic, era un medio de entretenimiento, pero también un retrato de la época, una expresión de la ideología oficial y en ocasiones un reflejo crítico de la sociedad. El hambriento Carpanta, de Escobar, un vagabundo que vivía bajo un puente y siempre tenía un hambre canina, fue un buen ejemplo de ello. La verdad es que era una radiografía social de la España de aquellos años. Otro ejemplo lo encontramos en 13 rúe del Percebe del inefable Ibáñez. En la colección de personas no faltaba el caco, ni la patrona de pensión que mataba de hambre a sus inquilinos, ni la solterona y sus mascotas, ni el sastre sin escrúpulos, ni el comerciante que hacía trampas con el peso, ni el moroso, ni la portera cotilla.



¿Alguien conserva algún ejemplar?

Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, el botones Sacarino, las hermanas Gilda, Rompetechos... y así hasta muchos otros personajes de los tebeos que nos han entretenido y no han hecho reír. El mundo de esas revistas de humor lleno de imaginación y colorido ha perdido muchos lectores con respecto a otras épocas siendo, como son, unos estupendos instrumentos para crear hábitos de lectura y pasar un buen rato. La televisión, los ordenadores y las nuevas tecnologías nos ofrecen información y entretenimiento, pero ninguno de ellos nos presentan aquellas historietas con las que muchos hemos crecido.
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Este es mi homenaje, un merecido homenaje a ese peculiar mundo de las viñetas, a ese trocito de nuestro pasado donde la lectura del comic era nuestra diversión favorita. Para algunos la única que en aquellos tiempos nos podíamos permitir.
Cuando llegaba una nueva estación los más afortunados disfrutábamos del Almanaque. Otros en cambio se conformaban con ir a la pequeña librería donde colgaban el cartel de "compra y venta de tebeos usados" y por un precio módico podías adquirir tu ejemplar.
Aquellas fueron para muchos las primeras lecturas. Aprendímos expresiones como ¡Oh, ah, glup, bang, boom, o tierra trágame!. Aprendimos algo todavía mejor, la manera de empezar la semana con una sonrisa.
Dónde ha quedado aparcada aquella bendita lectura...
___________UN TEBEO, UNA NOSTALGIA, UNA ILUSIÓN.___________
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