Voz de mi hija

lunes, 24 de marzo de 2014

MI MUNDO


 

Si pudiera cambiar el mundo, si fuera capaz de ordenar este tinglado tan complejo, este enorme rompecabezas imposible de resolver con tan solo llevar mi imaginación más allá de los sueños, moldearía con mis manos esta maravillosa esfera achatada por los polos, y como si de una escultura se tratase, con mi cincel labraría las impurezas, sus imperfecciones y todo lo negativo que hay en él : el odio, la violencia, el racismo, las guerras, la enfermedad y hasta la muerte.
 A veces pienso que es algo temporal, que algún día vendrá una luz que hará el milagro y pasará. Viviremos entonces en un lugar sin desgracias, ni lágrimas, ni dolor, ni injusticias, porque me he dado cuenta de que la injusticia gobierna el mundo y la injusticia hecha a uno sólo es una amenaza dirigida a todos. Los más desgraciados no son los que sufren las injusticias, sino los que las cometen. La soledad a veces es un refugio, pero la soledad impuesta es injusta sobre todo cuando la pérdida de la salud es inminente y se presenta sin avisar.


 


Siempre estoy soñando y los sueños pronto se desvanecen. A quien no le gustaría encontrar un mundo sin fronteras, un mundo de flores, perfumes y miel, con un nítido y limpio cielo, sin miedos, traiciones, ni falsos sentimientos. Un mundo lleno de estrellas que inunden el alma de suaves colores. Un mundo nuevo, donde los corazones se limpian de rencores, donde el amor nunca muere, la vida es sencilla, el anochecer es música y el aire tiene aroma a rosas recién cortadas. Sí ya lo se, ilusiones de una tonta romántica que no asume la realidad o no quiere asumirla.

Este sería mi mundo y seguro que también el vuestro. Algo diferente que está por descubrir. Muchas mañanas despierto con la esperanza de correr el velo del tiempo y miro el horizonte esperando la respuesta a mis sueños. Pero siempre es lo mismo, un amanecer brillante que poco a poco se va marchitando envuelto en la misma pobreza, la misma miseria y el mismo abandono. Mas no hay que perder la esperanza, porque en cualquier momento después de un dorado ocaso, una nueva orbe puede volver a nacer y entonces será un nuevo 1.492, un hermoso parto en el que todos habremos participado. Brotará un mundo distinto y sorprendente y descubriremos entonces la grandeza del Universo y la omnipotencia de Dios.

Mientras tanto, buscaremos esa luz dentro de nosotros.

"Vivir tan solo de sueños e ilusiones es perder inútilmente el tiempo de nuestra vida... pero... carecer de todo sueño es casi no vivir"



domingo, 16 de marzo de 2014

DE NUEVO PEONÍAS


Don invierno se va.

Se aleja, se marcha lento y cabizbajo como siempre, dejando atrás aguas embravecidas, vientos y nubes espesas que con sus formas decoraron los cielos hasta  los días  más gélidos.

Se aleja con su abrigo raído y su manto blanco, dejando los campos y llanuras dispuestos a estrenar el color  esmeralda y a cubrir las madrugadas con gotas tempraneras de rocío. Pronto el astro rey se encargará de vestirlos de mieses y doradas espigas. Desde mi ventana puedo ver los primeros almendros, frágiles, pero con un color rosado que alegra la vista.
El invierno ha cumplido su ciclo y se marcha dando los últimos coletazos. Ello me permite una vez más abrir el armario de los recuerdos; alguien me dice que viva el presente, siempre me lo repiten una y otra vez, pero soy libre de llevar mi pensamiento a donde mi imaginación y mis sueños lo necesiten. No es fácil disfrutar de un panorama lleno de luz y de colorido en las grandes ciudades, lo es más cuando te rodeas de un espacio tuyo, íntimo y puedes contemplar las acuarelas que se han derramado en  el jardín, las plantas que lo adornan y el aroma de una gran variedad de flores.
Los primeros en brotar eran siempre los lirios azules, crecían pegados a la valla y junto con las peonías eran mis preferidos. Hay lirios de otros colores, pero estos eran los llamados del  valle,   nacen libres por los campos y tienen un color azul-morado precioso. Después el narciso, una flor solitaria de un amarillo  intenso que brotaba a finales de marzo.

 






 Las peonías del jardín florecían en mayo y los rosales trepaban en junio cada año más alto hasta cubrir la fachada. Las lilas en abril y las amapolas tejían una alfombra de rubíes sobre la hierba fresca.
 










Preciosas las lilas que mi madre ponía en un jarrón encima de la mesa. Su olor inconfundible me alegra el alma cuando paso por algún quiosco que tiene el buen gusto de venderlas.


 
El General Invierno se acercó y saludando me dijo: "me voy, aquí ya no soy más que un recuerdo".

Se va el invierno. Ninguna nube triste, ni la huida de un pájaro estremecerá el ardiente resplandor azulado. Y el universo seguirá en calma, los árboles a la orilla soñolienta del agua y el aire desbordando infinidad de luces que después la noche convertirá en estrellas..
He vivido primaveras, ¿cuántas? no importa, las he vivido y espero seguir viviéndolas.
 


Vuela el invierno y echo de menos una vez más mi guitarra, las escaleras cuajadas de macetas y el leve aroma a lavanda.

Dijo el poeta Gerardo Diego: "Habrá un silencio verde"




miércoles, 12 de febrero de 2014

¡ LEVANTA EL ÁNIMO ! : 3 PREGUNTAS

 


¿Hay alguna diferencia entre felicidad y paz interna?.
 
Si. La felicidad depende de que percibamos las situaciones o los estados como positivos; la paz interna, no.

¿Es posible atraer a nuestra vida solo situaciones y estados positivos?.

Si nuestra actitud y nuestros pensamientos fueran siempre positivos, solo viviríamos sucesos y situaciones positivas, esto humanamente es tan irreal como imposible. Por desgracia tenemos que vivir también estados y procesos negativos que forman parte de nuestra existencia. Sin embargo hay muchas personas para las que la limitación, el fracaso, la pérdida, la enfermedad o el dolor, han sido y son el mejor profesor.

Las circunstancias adversas les enseñaron a tener mayor profundidad, humildad, comprensión. En definitiva les hicieron más reales. Cualquier circunstancia negativa contiene una profunda lección oculta, aunque en ese momento no seamos capaces de verla. Incluso una leve enfermedad o un accidente pueden mostrarte lo que es real y lo que es irreal en nuestra vida; lo que es importante y lo que no.

Cuando un ser querido acaba de morir o sientes un grave problema cerca, no se puede hablar de felicidad. Es imposible. Pero en cambio sí se puede hablar de paz, de estar en paz. Puede que debajo de las lágrimas y la tristeza sientas una profunda serenidad, una quietud, porque en el fondo has renunciado a la resistencia, estás "dejando ser" y ello te lleva más allá de la mente. Entonces haz lo que tengas que hacer y acepta lo que es. Dicen que mente y resistencia son términos sinónimos. La aceptación de lo negativo te libera inmediatamente del dominio de la mente.

¿Podría una emoción negativa contener un mensaje importante?

Por ejemplo, ¿el hecho de sentirme deprimido puede indicar que algo va mal en mi vida, y puede obligarme a examinar mi situación e introducir algunos cambios?.

Si, las emociones negativas contienen a veces un mensaje, pero cualquier cambio será superficial a menos que surja de un cambio en tu nivel de conciencia. Por eso cuando notes que ha surgido una negatividad en ti, no la consideres un fallo, sino una señal muy útil que te está diciendo: "Despierta. Sal de tu mente. Mantente presente".
Para ello es necesario escuchar lo que nos dice la emoción y no descartarla por el mero hecho de ser negativa.
 
Todo este juego de preguntas infinidad de veces han pasado por mi cabeza. He practicado la meditación durante algún tiempo, he leído libros sobre espiritualidad y he intentado e intento estar en un estado de no resistencia, de aceptar lo negativo de mi vida, pero si me preguntáis si he encontrado la paz verdadera y duradera, honestamente tengo que contestar que no.
Apartarnos mental, emocional y espiritualmente, y a veces físicamente, de los embrollos mundanos, de los conflictos o de nuestras responsabilidades no es nada fácil.
 

Cada momento es valioso. Os habréis fijado que yo me detengo muchas veces a mirar el pasado aunque no creo que todo tiempo pasado fue mejor, la verdadera realidad es que entonces tenía pocos años,  demasiadas incertidumbres y muchas inquietudes y me quedo con lo positivo. Con los años vamos acomodando las cosas en la memoria y seleccionamos. Pero la vida no es para analizarla, sino para vivirla y esto no significa que haya que hacer algo de suma trascendencia, se trata de sentir la vida, ahora, sentirse vivo en las cosas que se presentan, en la lluvia, el sol, la brisa, la noche y el día, en la alegría y la pena, en una palabra, aceptar la vida y honrarla. Me gusta lo que dijo la Madre Teresa de Calcuta, supongo que el que "nunca te detengas", debe significar "no te rindas":
 
"La piel se arruga. El pelo se vuelve blanco. Los días se convierten en años.
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
  No vivas de fotos amarillas. Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
Pero... , ¡nunca te detengas!. "
 

 
Y precioso el texto de Jorge Luis Borges:
"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.
 Uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad.
 y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
 y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, no con el dolor de un niño.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende: que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema.
 
 Así uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien te traiga flores, y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale.
Uno aprende y aprende, con cada adiós uno aprende".


Dedicado a todos los que necesitan la medicina del ánimo.
 
 

miércoles, 5 de febrero de 2014

CAE LA NIEVE

 
 
  
Precioso panorama el que presenta un paisaje cubierto de nieve. Los árboles parecen llorar lágrimas de cristal bajo la gélida temperatura de las mañanas de invierno. El astro rey intenta regalarnos un poco de calor en un cielo gris plomizo, le cuesta mucho trabajo esquivar las nubes pero al final termina por asomarse mirándose en el espejo de la escarcha.
Mientras la blanca nieve amortigua la prisa con su silencio, la ciudad trata de seguir su ritmo habitual a pesar de las dificultades que este fenómeno meteorológico conlleva.

Una vez escribí sobre la niebla, me gusta ese velo húmedo que nubla la vista; ahora con los fríos de enero, el mes que me vio nacer, es un placer admirar el manto algodonado que en algunas partes nos deja la nieve. Cierto también que es incómoda y que trae consigo una larga estela de inconvenientes, pueblos aislados, carreteras cortadas y no digamos ya el caos que se arma en las grandes ciudades donde nunca acostumbra a nevar, lo que para unos es un juego o un regalo de la naturaleza, para otros se convierte en una pesadilla. Tráfico y nieve suelen ser incompatibles.

Pero a pesar de todo las vistas y el paisaje son preciosos ¿o no?. Creo que he dicho más de una vez que me gusta el invierno, me gustan las prendas de abrigo, el ambiente recogido de cafés y restaurantes con acogedoras chimeneas y ricos platos típicos de la estación. No hay nada más confortable que pasar un fin de semana en un refugio de montaña, viendo caer los copos mientras uno descansa cerca del fuego con un chocolate caliente.
En muchos lugares ya no nieva como antes y cuando lo hace dura el tiempo que la sal y las máquinas quita nieves lo permiten.

Hay quien dice que es mejor vivir el presente y desde luego es lo más acertado, pero hay ocasiones en las que recordamos vivencias que nos han dejado un buen sabor y que se quedan grabadas en la película de nuestra vida. Nací en una pequeña ciudad de Marruecos, Larache, en árabe: العرائش Al-‘Araish, llamada también" la ciudad blanca". Pero al poco tiempo mi familia se trasladó a Burgos, donde pasé mis años de niña y adolescente, una ciudad muy fría pero preciosa, donde nadie se escapaba de pasar más de una nevada todos los inviernos.
 
 Con vuestro permiso:
 
 
Mi homenaje a un panorama blanco y sereno que pocas veces he podido volver a contemplar, desde mi niñez y adolescencia.

 

Paseo del Espolón


Cartuja de Miraflores. Burgos




¡

Vista del Arco de Santa María desde el Paseo del Espolón

 

Paseo de La Isla
 
La chimenea está decorando el ambiente con miles de tonalidades rojas, los troncos se desmoronan bajo los abrazos que les da el fuego y sentada en una butaca azul escribo esta entrada. Me gusta escribir y recordar a la vez, lo he comentado muchas veces, aunque es posible que dañe mi ánimo -eso dicen - escribir es para mí una terapia, poner en orden ideas y pensamientos, palabras que mis dedos transmiten con la mayor sensibilidad posible, me resulta relajante. En los días fríos los recuerdos de mi niñez afloran sin remedio. El calor de una estufa de serrín mientras detrás de la ventana caían los copos de nieve, el aroma a chocolate recien hecho y el plato de bizcochos encima de la mesa camilla.

Aquellos inviernos largos y fríos de Burgos, de la vieja Castilla, no dejaban de tener su encanto y como no, su incomodidad a la hora de ir a clase por la mañana temprano. Hasta llegar a la parada del autobús había un trecho y la nieve ya había cuajado profundo. Para aquella niña con uniforme gris era un problema y siempre solía decir lo mismo:


-"Está precioso. La calle parece una alfombra blanca, pero no hay todavía ninguna pisada y da mucha pena mancharla"....
Entonces el brillo de una pala plateada rompía el silencio y mi padre me apartaba la nieve a ambos lados para hacerme el camino cuando apenas había despuntado el alba.

Yo tenía entonces ocho años.


- Díme el peso de un copo de nieve, preguntó un pajarito a una paloma del bosque.
- Nada, ni un ápice.-
Si eso piensas, debo contarte una historia maravillosa, dijo el pajarito negro:
Me posé en la rama de un abeto, cercana al tronco, cuando empezó a nevar -no densamente en una rabiosa ventisca, no- sólo como en un sueño, sin herida alguna ni violencia. Como no tenía nada que hacer, fui contando los copos mientras caían sobre las hojas de mi rama. El número de copos fue exactamente de 3.741.953. Cuando cayó sobre la rama el siguiente copo (nada de peso, ni un ápice, como tú dices) la rama se rompió. Dicho ésto, el pájaro negro echó a volar.
La paloma, una autoridad en la materia, se puso a reflexionar y, pasados unos minutos, se dijo:
"Quizá tan sólo haga falta la colaboración de una persona más para que la solidaridad se abra camino en el mundo."
K. Kauter



viernes, 31 de enero de 2014

GRACIAS A LA VIDA





 
   
Un vivir en silencios sin mirar atrás. Caminos largos recorridos, muy largos. De todo he vivido, tristezas y alegrías, pero qué linda la vida. Muchas personas se han ido, unos camino de otro lugar, camino al infinito, hermosos recuerdos me dejaron...mi madre, mi padre, mi hermano, amigos... Amores que también se fueron y sus sonrisas siempre quedarán.
Mucho agua ha llegado al mar y yo aún estoy aquí. He vivido, si, he vivido. He amado, he reído y he llorado y así me he sentido y aún me siento, viva.

No me importa el paso del tiempo, me importa sonreír cada mañana, contemplar como la vida despierta antes que nosotros para colgar el sol y seguir viéndolo desde la ventana de la existencia.

Hoy un gracias grande a la vida porque cumplo un año más.


 
 Gracias Gatadeangora

miércoles, 29 de enero de 2014

NADIE ES PERFECTO.



Pero bueno vamos a ver... ¿por qué ese empeño en hacer todo bien, todo perfecto, ¿es que hay alguien que nos está marcando tantos por hacer las cosas lo mejor posible?. Por si no os habéis dado cuenta la búsqueda de la perfección inmoviliza nuestra personalidad. Que ¿por qué?, pues porque no nos deja la libertad necesaria para realizar la gran mayoría de las actividades por miedo al fracaso. Pensándolo bien lo mejor sería cambiar el “hazlo lo mejor posible que puedas” por simplemente “hazlo”.

Siempre he pensado que la perfección origina un gran nivel de exigencia tanto propia como ajena. Todo ser humano sabe que la perfección no existe, pero para bien o para mal lo que sí existe es el perfeccionismo, que psicológicamente no es más que la creencia de que la perfección puede y debe ser alcanzada. Si tienes cánones de perfección para ti mismo, nunca tratarás de hacer nada y no lo harás porque la perfección no es un concepto que se puede aplicar a los seres humanos, ni tampoco es algo innato en ellos, por tanto no hay ninguna necesidad de marcarse esas normas y esos cánones, que a veces resultan hasta ridículos. Cuando somos padres, queremos que nuestros hijos se esfuercen en hacer incluso más de lo que pueden. No nos paramos a pensar en lo que realmente quieren hacer y les gusta. Les enseñamos, sí, qué duda cabe, pero muchas veces paralizamos sus actividades porque parece que el triunfar es lo más importante. Hasta que un día te dicen:” Yo no valgo para esto” y entonces te das cuenta de la importancia que tiene el estimularlos para que practiquen el esquí, o que canten, dibujen, toquen un instrumento, o lo que sea, pero porque realmente quieren hacerlo,  y no por obligación o lo que es peor, por esnobismo. La predisposición es lo único importante y aunque no lo hagan bien, no pasa nada. 

 A nadie se le debería enseñar a ser competitivo, a tratar siquiera de hacerlo bien. Mejor enseñarles la lección de la autoestima y el orgullo, junto con el placer de realizar las actividades consideradas importantes para cualquier persona. Los niños aprenden fácilmente el mensaje de confundir su propio valor con sus fracasos y por ello empiezan a evitar las actividades en las que no logran sobresalir. Y lo que es más peligroso aún, podría ser que desarrollen poco aprecio de sí mismos, búsqueda de aprobación, culpabilidad y todas las formas erróneas de comportamiento que acompañan al auto rechazo.
El valor de una persona no se mide por sus fracasos y sus éxitos. Por poner un ejemplo: Thomás Edison. Si hubiera usado sus fracasos en cualquiera de las tareas que emprendió como indicativo de su autoestima, después de su primer intento fallido se hubiera abandonado a sí mismo, hubiera anunciado que era un fracasado y renunciado a sus esfuerzos por iluminar el mundo.

El fracaso puede ser productivo, puede servir de incentivo al trabajo y a la exploración y puede incluso tildársele de éxito si muestra el camino que lleva a nuevos descubrimientos. Como dijo Kenneth Boulding: “Nada falla tanto como el éxito porque no aprendemos nada de él. Lo único que nos sirve para aprender algo es el fracaso. El éxito sólo confirma nuestras supersticiones”.

 Lo grave del perfeccionismo es, que no funciona, porque a pesar de suponer que es elogiado constantemente o que nadie lo critica, el perfeccionista, suele perjudicar el trabajo y las relaciones, sometiendolas a una tension insoportable, en una palabra se convierte en una obsesión patológica.

La vida me ha enseñado que sin fracasos no podemos aprender nada, con perseverancia y un poco de interés aprendemos poco a poco y consideramos el éxito como un tesoro y como una meta posible. Tenemos tendencia a esquivar todas las experiencias que pueden acabar en fracasos. El miedo al fracaso es parte del miedo a lo desconocido, todo lo que no dé la impresión de que será un éxito inmediato, debe ser evitado. Y el tenerle miedo al fracaso significa temer tanto a lo desconocido como a la desaprobación que te puede acarrear el no hacer las cosas lo mejor posible.

Obsesionarse con la perfección, es como querer correr en el mar o nadar en el desierto y me atrevo a decir que cuanto más grandes somos en humildad,  más cerca estamos de ser perfectos.
 
Y como siempre este escrito no pretende crear ninguna polémica.

lunes, 20 de enero de 2014

EL DESVÁN



Después de leer el post de Autodidacta , se me ha ocurrido revolver entre mis escritos y he encontrado una entrada que hice hace cinco años y que de nuevo  publico para los que en aquel momento no conocían este blog. 

Hace tiempo que no subo al desván y de vez en cuando conviene entrar en la habitación del recuerdo, pero esta vez voy a seleccionar, es decir, sacaré lo que realmente interesa, me divierte o me causa satisfacción, lo demás lo dejaré bien cerrado y atado para que se quede guardadito en el baúl de las cosas desagradables.

Tampoco he vuelto a subir escaleras como aquella. Una barandilla de madera brillante servía de apoyo para subir los escalones, vestidos con una alfombra verde que mi madre en su afán de poner un toque de adorno, había colocado con unas barras doradas. La verdad es que además de elegancia servía para dar más de un infortunado tropezón.



En la primera planta estaban los dormitorios, un baño amplio, el cuarto de estudio y el famoso trastero. A mí me costaba un triunfo subir los peldaños, sobre todo cuando anochecía y se encendían las primeras farolas. Mi madre nos recalcaba que siempre había algo que llevar y colocar en el piso de arriba y por tanto nunca teníamos que subir con las manos vacías.


Aquella habitación siempre estaba cerrada. Por el rabillo del ojo miraba el resquicio de luz que se colaba por debajo de la puerta y que trazaba una perfecta línea luminosa en el suelo de madera. Un montón de viejos libros con hojas casi pardas se apilaban en la alacena, diccionarios de tapas rojas de tela deshilachada, apuntes y láminas de dibujos de topografía. Había también cajas llenas de herramientas, lijas, cuerdas y bolas de cera, sí, unas pequeñas bolas que mi padre guardaba para licuarlas y unirlas con resina y luego tensar los lienzos que pintaba. Recuerdo también unas hojas de "cola de pescado" para poner rígida la tela que una vez seca la fijaba con clavos al bastidor. Antes se hacía así, además de artesano era barato.
Algo indispensable eran los enseres de caballería, botas de montar, fustas y espuelas. La mezcla de olor a cuero y papel no resultaba agradable y sin embargo hoy daría cualquier cosa por volver a sentirlo ... ¿Alguien ha visto alguna vez un sacabotas?, un artilugio de madera que sirve lógicamente para sacar las botas hasta la rodilla que calzan los jinetes. Y de nuevo menciono a mi padre que fue un gran jinete muy aficionado y practicante de la hípica.



















Al fondo estaba el arcón, antiguo cofre de madera oscurecido por el tiempo y traído de Marruecos donde mi familia vivió dos años y donde vine a este mundo. El pobre estaba lleno de ropas usadas, cortinas y retales; lo único que merecía la pena era un pequeño mantón de Manila gris y bordado con aves exóticas que a mi madre le regalaron cuando era niña, mantón que un día me llevé y que todavía hoy conservo, un poco descolorido pero intacto a pesar de tener unos ochenta años.


 
Soñar no cuesta nada e imaginar tampoco, así que voy a rebobinar un poco y retroceder en el tiempo. Quiero volver a subir aquellos peldaños de la escalera de mi casa porque me encanta jugar a ser niña y tener pocos años. Esta vez estoy subiendo sin tropezar en la alfombra verde, sola y está anocheciendo... en el desván hay luz y la puerta está abierta, el baúl sigue en el mismo lugar, dije que era oscuro, pues ahora lo veo azul y encuentro cajas de flores secas, las secaba yo misma colocándolas entre dos cristales. Son violetas, amapolas y lirios, todas del jardín.

En otra entrada ya conté que me entusiasmaban las bolas de cristal con  papelillos simulando nieve al agitarlas. No sé las veces que habré intentado abrirlas pero al final me daba pena y no lo hacía.
El taco de postales sujeto con una goma pegajosa, los vinilos de música retro y mi primer tocadiscos, una joya en forma de maletín que tenía el altavoz por tapa..








¡Ah! falta la muñeca de largas pestañas y ojos de cristal, ¡buff!, esa sí que daba miedo... Era de mi tía, vestida de terciopelo verde, pamela y guantes de ganchillo; cuando me acercaba a ella ¡zas!, me daba un sopapo. Me aterraba. Más tarde supe que era mi abuela la autora de tan desagradable hazaña, quizá por hacer una gracia o para evitar que estropeara la horrible "pepona".

 
 

Hace mucho tiempo que no subía al desván, que no hurgaba en el baúl de los recuerdos. Hace demasiado tiempo que dejé de ser niña, pero aún sigo jugando, aunque solo sea en mis sueños azules, seguiré jugando.