Hace ya tres años que dejé de visitar la residencia de la tercera edad. No sé por qué a estos centros se les ha bautizado con este nombre, cuando encuentras personas que rondando los cincuenta ya necesitan este tipo de atención. La temible dureza de depender de los demás no respeta edades. Es verdad que se viven más años, pero con peor calidad de vida.
María era preciosa, tenía la piel blanca y el pelo brillante, me llamó la atención sus collares, sus atrezos y su alegre atuendo, tánto que me quedé mirándola mientras esperaba la cena. ¡Guapa! -le dije- "No, guapa antes, hace tiempo... ahora con ciento un años ya no es posible"- ¡ Ciento un años!- y me señaló seguidamente a alguien que acababa de cumplir ciento tres.
"Vivir tánto y con la mente lúcida puede ser una suerte o no, según se mire. He visto partir a mis hijos, que es lo más doloroso que existe, he podido disfrutar de las muchas maravillas que la vida me brindaba y sin embargo ahora me doy cuenta de que no he sabido aprovecharlas, si pudiera me gustaría retroceder en el tiempo, aquel tiempo precioso que entonces dejé escapar".
Tenía razón María, la juventud te priva de valorar las pequeñas cosas de la vida precísamente por eso, porque la vitalidad de los pocos años no permite darles la importancia que tienen, se vive demasiado deprisa, unos procupados por el futuro, otros con la única intención de divertirse lo más posible y sin ninguna motivación. Por eso cuando uno llega a la edad otoñal, pretende con nostalgia recuperar lo perdido y vivir más despacio sin desperdiciar nada, por nimio que sea. Pero... ¿se consigue?.
Después de estas reflexiones no dejo de pensar en lo que ha ocurrido en una residencia de la tercera edad muy conocida en Madrid. Tres empleados detenidos por malos tratos físicos y psicológicos a los residentes, por fin después de tres años sin haber podido demostrar nadie esta inhumana actitud y gracias a una grabación del hijo de una de las víctimas. ¡Qué desgraciados y qué malos profesionales!, pero he visto tantas cosas que no me extraña nada. En mi caso fueron también tres años de lucha con un personal impresentable, suficiente para no dudar más de la palabra de un familiar que por suerte podía expresarse.
Los pacientes claudican por temor a represalias, las víctimas callan y los verdugos, en ocasiones, ni saben que lo son. El miedo, la vergüenza y la culpa son los pilares que sostienen el silencio de los ancianos maltratados. Y a ello se une una sensación de fracaso cuando se preguntan qué han hecho mal en la familia para llegar a esto. Los vínculos afectivos con el maltratador y el pánico a la soledad son determinantes y son los que inclinan el fiel de la balanza en favor del silencio. Tras más de 30 años de experiencia en la lucha contra el maltrato a ancianos, los psicólogos aseguran que muchos familiares y cuidadores no son conscientes de las vejaciones a las que someten a sus mayores. Desde la puesta en marcha de la Ley de Dependencia, se han detectado necesidades y situaciones de malas prácticas en el cuidado diario de los ancianos.
¿ Se hacen sin mala intención ?, no pondría la mano en el fuego, porque están ahí y son negligencias. Aunque algunos expertos hablan de víctimas generalmente mayores de 75 años, se niegan a limitar el rango de edad. Apuntan que hay más mujeres que hombres, aunque lo atribuyen, para mayor indignación, a que ellas también sufren además la violencia de género. Por otra parte añaden que, en muchos casos, “las víctimas son padres de hijos con algún tipo de trastorno mental o adicción a ciertas sustancias. Los ancianos maltratados son, según los psicólogos, personas “muy vulnerables a nivel psicológico, físico y, sobre todo, cognitivo”.
Los expertos avisan de que aumentan los abusos sobre las personas mayores. El maltrato físico es fácil de descubrir, pero el psicológico es el más extendido. Por desgracia el sistema penal es blando cuando juzga la vejación a un mayor.
La dureza del tema me hace sentir rabia e impotencia además de una grandísima pena. Si los cuidadores no sirven, porque se necesita mucha paciencia y humanidad, que dejen el puesto a quienes tienen una verdadera vocación y encima están en paro.
Por lo que a mí respecta cerraría la residencia de Los Nogales sin ninguna duda. Eso como mínimo.
La dureza del tema me hace sentir rabia e impotencia además de una grandísima pena. Si los cuidadores no sirven, porque se necesita mucha paciencia y humanidad, que dejen el puesto a quienes tienen una verdadera vocación y encima están en paro.
Por lo que a mí respecta cerraría la residencia de Los Nogales sin ninguna duda. Eso como mínimo.
Es deplorable. Maltratar a los ancianos que son personas indefensas y muy , muy vulnerables.Es denigrante! Yo de verdad que pondría castigos muy duros con esa gente, y si hay que cerrar la residencia, pues que la cierren. En España necesitamos un poco más de mano dura contra los maltratadores, que la justicia nos de alguna garantía de que ya no lo volverán a hacer, pero...me parece que eso no lo vamos a ver.Creo muy poquito en en la justicia española, cada vez menos, desgraciadamente. Un abrazo.
ResponderEliminarMe parece terrible y me produce una gran indignación.
ResponderEliminarPor supuesto, esa residencia ya tendría que estar cerrada y esos maltratadores debidamente castigados por su maldad y crueldad.
Espero se haga justicia.
No se puede permitir todo lo que está sucediendo .
Una pena.
Un abrazo fuerte .
A ver ces es muy duro llegar a viejo. Un beso
ResponderEliminarTienes razón.
ResponderEliminarBesos.
Ay... qué tema más triste. La vulnerabilidad de los ancianos me quiebra y me deja sin palabras.
ResponderEliminarUn largo abrazo.
Es una reflexión profunda sobre el trato a los mayores. De aquí aun rato iré a ver a un tío con 93 años que está estupendo, vive solo a pesar de que sus dos hijos están por él. Tratar mal a los débiles es execrable.
ResponderEliminarLas residencia es una solución perfecta, pero hay que controlar a los trabajadores, y a las gerencias. Qué pena de imágenes que han dado. Un abrazo
En mi edad y en mi situación, me es verdaderamente desalentador el leer una entrada como la tuya.
ResponderEliminarMi mente está lúcida como para compartir y aceptar todo lo que dices, pero mi cuerpo donde, ya empiezan a florecer los achaques, teme que algún día pueda caer en manos de esos animales.
Besos.
Triste pero real todo tu escrito, duele pero hay que comprender aquello que no se comprendió, gracias. Felices Pascuas.
ResponderEliminarAbrazo
Totalmente de acuerdo. Impotencia e indignación ante tan lamentable noticia. Deberían cerrarla, además de tomar otra serie de medidas. Es verdaderamente aberrante hasta dónde pueden llegar ciertas personas, si es que se les puede atribuir ese título.
ResponderEliminarMagnífica y dura reflexión, querida amiga.
Un abrazo, y feliz tarde.
Debe de ser muy doloroso cumplir tantos años, viendo como fallecen los seres mas queridos, sobre todo los hijos.
ResponderEliminarEs una pena que haya maltratos en las residencias, con lo que cobran los tenían que cuidar con mucho mimo. También debería haber mas control a los trabajadores.
Abrazos.
Yo conozco muy bien esa residencia, pero mejor que bien, no puedo decir nada y menos por escrito. Solo digo que espero que se hagan investigaciones no sólo de cómo tratan a los ancianos sino una investigación a fondo, no solo en el centro que tienen en Hortaleza sino en todas ellas.
ResponderEliminarAl margen de esto decirte que ahora se vive más años pero con mayor calidad de vida, yo he visto a decenas de ancianos esta tarde bien comiendo, hablando, sin dolor ninguno... y mañana por la mañana ya no estar vivos. Gracias a los medicamentos se está consiguiendo que las enfermedades se hagan crónicas, que sus efectos sean mitigados y eso supone bienestar.
SAludos.
Cumplir tantos años,en bonito, y triste a la vez, vio marcharse muchas ersonas queridas, tampoco puede retroceder, para poder vivir lo que no vivio
ResponderEliminarY los maltratos, no tiene perdon
abrazos
Qué impotencia e indignación cuando se ven situaciones como las de esa residencia. Pero así son los maltratadores, se ceban en los más débiles y los ancianos lo son, son vulnerables. Deberían ser venerados y cuidados con mimo. Muy buena reflexión la tuya. Un saludo.
ResponderEliminarGracias a que has ido a mi blog, clicándote he podido llegar hasta aquí y leer esta brillante entrada.
ResponderEliminarDesgraciadamente, el trato inapropiado en las residencias de ancianos, está mucho mas extendido de lo que parece, la situación, yo diría que es mas grave de lo que parece, mas incluso que la violencia de género, que está en todos los medios diariamente, creo que las autoridades y la sociedad deberíamos de tomárnoslo mucho mas en serio y poner la maquinaria de la investigación en marcha para tomar cartas en el asunto y parar esto, que es perfectamente posible, si empezamos por corregir la falta de interés de los que inspeccionan las residencias, de los familiares de los internos y darles a estos mas crédito cuando denuncian las situaciones.
No es de extrañar que los mayores no queramos ni oír hablar de la posibilidad de ir a uno de esos centros, aunque a veces, demasiadas, no cuente para nada el deseo del que va a ser internado.
Felicitaciones por resta brillante entrada, amiga.
Besos y salud
Una entrada dura pero necesaria. Las injusticias deberían castigarse como merecen.
ResponderEliminarGracias a todos los que habéis comentado.