Voz de mi hija

lunes, 5 de agosto de 2013

EL CAMINO A LA PAZ







Si alguna vez tu mundo se derrumba,
si mirando el espejo de tu alma,
solo ves arrugas de tristeza,
cicatrices plasmadas por el tiempo,
las venas marcadas por el esfuerzo,
y nubarrones de dolor en tus ojos,
mira firmemente hacia adelante,
todavía te queda el corazón.

¿Oyes cómo late?,
eso es que estás viv@,
sientes, aunque sufras,
ríes, aunque solo pienses en llorar,
brillas, aunque tu estrella se apague,
luchas, aunque no tengas fuerzas,
y lo más importante, tienes siempre unas manos
cuando las necesites.


Se me ha ocurrido escribir estas frases porque después de unos días de relax, muchos de nosotros volvemos a meternos en el angustioso agujero de la rutina y sobre todo los que vivimos en las grandes urbes. El vaivén de la vida deprime, o agota, y como decía mi padre "si alguna vez me pierdo, me encontraréis en sitios tranquilos y si hay mar ya no tengo palabras".

  Óleo de mi padre


La vida rural es tan diferente ... La valoración por lo natural, el retorno a la tierra, revivir costumbres, placeres, colores, es como pintar un cuadro con un pincel que huele a campo, miel, centeno, trigo, árboles, hojas, cortezas que dan lugar a una amplia gama de verdes, naranja herrumbre, tostados y tierras. Colores con recuerdos, placeres y momentos únicos que te proporcionan el sosiego que muchas veces necesitamos.


Picos de Europa
 
 
Observando las cimas de aquel lugar tan poco frecuente para mi, sentí la caricia de la libertad, una libertad sin adjetivos que habría que escribir con mayúsculas, al igual que las gentes que la cobijan, allá, muy lejos, en la paz de la montaña.
Lo cierto es que para aquellos que valoran la calidad de vida, estar en contacto con la naturaleza y disfrutar de la tranquilidad propia de las zonas rurales de vez en cuando, es un regalo para el cuerpo y para el alma.

La vida es como un largo río que nace en las montañas: torrentoso y fuerte cuando comienza, nada lo detiene; rápido y caudaloso cuando desciende; tranquilo en la llanura de la seguridad, casi sin vida en las pendientes de las dificultades… pero cargado de esperanza en su interior hasta que se funde en el mar que lo vio nacer y morir.

"Allá donde las casas, y después los árboles y , a continuación, la hierba desaparecen, nace un reino estéril, salvaje y mineral; sin embargo, en su pobreza extrema, en su desnudez total, ofrece una riqueza que no tiene precio: la felicidad que se descubre en los ojos de los que lo frecuentan."

Gaston Rebuffat. Alpinista

sábado, 3 de agosto de 2013

SIEMPRE



 



Huele a rosas todos los tres de agosto.
Huele a flores.
Hay pétalos dorados que alfombran el suelo y que el viento arremolina para escribir con ellos tu nombre.
Es un aroma dulce que percibo y que embriaga

 mi alma.
 

Un cálido olor a rosas, como siempre el día tres de agosto.

 

 

Un acorde de nubes,

suspende sobre el cielo,
hay sonidos de arpa
vibrando entre sus dedos.
 
Zafiros son las estrellas,
reflejos plateados, los luceros
y todo el azul presenta
su belleza, ante el fuego.
 

jueves, 1 de agosto de 2013

BEGIN THE BEGUINE



 Sentada a la orilla del mar en una de mis tardes de ocio, contemplando cómo el sol se hunde lentamente detrás de las montañas y la brisa acariciar el manto de las aguas, me siento verdaderamente bien, en paz conmigo misma. Cabriolas en el aire, sonidos de caracolas de nácar y canciones de sirenas repican en mi corazón. Y es que siempre me han gustado los atardeceres  marinos y cuando se presenta la ocasión procuro aprovechar el poco tiempo que duran.




De pronto, alguien arranca ruidosamente su motora. El escándalo de la máquina rompe al momento todo el encanto y me siento molesta, irritada por el inoportuno personaje incapaz de apreciar como yo, la tranquilidad de la caída del día. Al cabo de unos instantes se aleja el ruido y todo vuelve a la calma.

Entonces me doy cuenta de que mis vacaciones se acaban y que pronto tendré que reemprender el camino de mi ciudad para volver a la rutina de siempre. Me veo otra vez levantándome con el tiempo justo, bebiendo un café a toda velocidad y padeciendo el ruido encantador del tráfico. ¡Ah! pero esta vez  tengo todo el mes de agosto por delante y en Madrid se nota un vacío que resulta agradable, al menos será más llevadera la vuelta.


 
 
Volver  tiene su aliciente después de haber disfrutado de unos días de descanso en los que la temperatura no ha podido ser mejor, volver renovada y fresca. Lo peor ha sido despedirme primero del mar, después de la montaña.





MAR

De azules reflejos, de salados sabores, de conchas y caracolas.

MAR

De aguas danzantes, de barcos, faros y rompeolas.

MAR

Donde se mira la luna y el viento baila con su dulce brisa.

MAR

De bravas aguas que rompe en olas blancas acariciando la arena.

 

El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas sino con el corazón




El mar se quedó allí, como siempre. Esta vez me despidió sereno y mucho más azul que de costumbre. Me llenó de energía positiva - que buena falta me hace - Vuelvo de nuevo a casa y ahora tendré que mirar al cielo si quiero ver ... un mar de estrellas.




 



 



sábado, 13 de julio de 2013

OCÉANOS


Desde el mar, el Océano Atlántico. y dentro de unos días será el Cantábrico. No importa el nombre ni el lugar, el mar sigue siendo cómplice de tranquilidad, el alma se serena y el cuerpo
se deja abrazar suavemente por la brisa.

 
El mar es el espejo de nuestros sentimientos. Los más melancólicos nos los devuelve con una imagen menos triste, llena de esperanza, y además nos ofrece el mejor espectáculo de vida detrás de un horizonte infinito e inalcanzable, amenizado con la música de las olas y la magia del color.
 
Será porque sin agua, no hay vida. O porque el cuerpo humano está compuesto por entre un 65 y un 70 por ciento de agua. Lo cierto es que la inmensidad del océano siempre ha resultado una fuente de inspiración a la hora de escribir.

El mar ha inspirado libros enteros. Uno de los ejemplos más conocidos es “El viejo y el mar”, de Ernest Hemingway. Sin dudas, el norteamericano fue un escritor que siempre vivió atraído por la costa.

En el mundo de la poesía, yo citaría “Marinero en tierra”, del español Rafael Alberti. Sus poemas se encuentran, en su totalidad, dedicados al mar y a los marineros.
 

El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
 
¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada

me tira del corazón.

Se lo quisiera llevar.
 
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?





 Hasta la vuelta.

martes, 2 de julio de 2013

CONFESIONES



Si alguien me hiciera alguna pregunta indiscreta, está claro que nunca respondería, en cambio hay otro tipo de preguntas que no me importa en absoluto contestar. Las respuestas aquí las tenéis:



 Me incomoda: La falta de respeto.
Me desagrada:   La falta de ética y la mentira.
Me enerva: La avaricia y la prepotencia.

 Me sorprende : La vulgaridad.

 Me deja perpleja: La mala educación.
 


Me hace reír: Mis propios defectos.

Me hace llorar:    La soledad y los recuerdos tristes.

Me da náuseas: La humillación y el maltrato.


Me hace feliz: La salud y el éxito de mi familia.

Me trae infelicidad: El sufrimiento.


Me da lástima: El hambre y la miseria.

Lo que deseo: Estabilidad y paciencia.

Lo que temo: El dolor y la impotencia para aliviarlo.

Lo que no quiero perder: La salud y la dignidad.


Lo que quiero alcanzar: La luna, pero es imposible.
La fecha que odio: El día 6 de julio

La festividad que adoro:   El aniversario de mis hijas.
Una mentira que he dicho: " Te pondrás bien ..."

Una nostalgia:      Mi jardin y mi guitarra.






Hoy que el tiempo ya pasó,

hoy que ya pasó la vida,

hoy que me río si pienso

hoy que olvidé aquellos días,

no sé por qué me despierto

algunas noches vacías

oyendo una voz que canta

 y que tal vez es la mía.


.
 

martes, 25 de junio de 2013

CIELO DE VERANO



 
 



Estrenamos verano, este año se ha hecho esperar y muchos se alegrarán  de ver por fin un sol radiante, las terrazas de los bulevares llenas y disfrutarán de un merecido descanso.  No sé las veces que he dicho lo mal que soporto el calor, las ciudad me parece descuidada, la gente suele colgar la elegancia en el armario y prefiere ir ligera de ropa buscando la comodidad por encima de todo. 
 Sin embargo me gusta el cielo del verano, a veces azul y a veces gris por la calima. No sé cuántos cielos veraniegos he mirado ya, demasiados, y siempre aprovecho el aire cálido y suave  que es capaz de traer a mi memoria escenas y momentos entrañables. Todos guardamos veranos inolvidables, veranos que dejaron un buen sabor de boca, que nos llenan de recuerdos, de experiencias y de trazos imborrables que a muchos nos marcaron un destino. En verano se ganan amores y también se pierden. Los que se ganan hay que conservarlos en paños de oro, es la única manera de que sigan en nuestro corazón sin que el calor del estío los marchite.
Los que perdemos, se pueden recuperar sin esfuerzo mediante la voluntad y la paciencia. Otros en cambio se nos escapan por negligencia o porque no supimos darles importancia en su momento y se han quedado anclados en los espacios más recónditos del alma. 

 Me gusta mirar al cielo en verano. Miles de estrellas brillan como clavos de plata y en mis sueños sigo dibujado el perfil de muchos rostros queridos entre ellas.




Me apasiona volver al mar, dejarme mecer por las aguas una vez más entre susurros de viento y azotes de rompeolas. Volver de nuevo a mi Cantábrico cuando aún la brisa sigue siendo fría y la arena se esconde al atardecer cuando sube la marea. Me gusta saborear su soledad, oír el rugido del oleaje y los chillidos de las gaviotas, mientras lentamente se van alejando los pocos rayos de sol que el ocaso se lleva.




En las noches de verano soñamos los soñadores, los que de alguna manera tenemos la imaginación demasiado cargada de ilusiones. Soñaba de niña cosas inverosímiles a veces y otras demasiado complicadas que me llevaban incluso a tener miedo a dormir. Hay una terrible experiencia por la que muchos hemos pasado en nuestra infancia, los llamados "terrores nocturnos" que muy poco se habla de ellos porque ocurren en una etapa tan prematura que el propio tiempo se encarga de disiparlos y que son más frecuentes en esta estación.

Las noches de verano incitan a meditar. La mente es un instrumento, una herramienta. Está ahí para ser usada en una tarea específica, y cuando completas esa tarea, la sueles dejar descansar. Yo diría que entre el 80 y 90 por ciento del pensamiento de la mayoría de la gente, es inútil y repetitivo y teniendo en cuenta su naturaleza disfuncional y a menudo negativa, buena parte de él también es dañino. Observa tu mente y te darás cuenta de que es verdad. El parloteo mental produce un serio desgaste de nuestra energía vital.

El pensamiento compulsivo es casi una adicción, sientes que no puedes dejar de pensar porque al fin y al cabo estamos identificados con él; creemos que si no pensamos dejamos de ser: "Cogito ergo sum"-Pienso, luego existo-
Se dice que para liberarse hay que vivir el momento presente, olvidar el pasado y no dar importancia al futuro, ésta es la clave de la verdadera liberación, pero no podemos encontrar el momento presente mientras estemos pendientes de nuestra mente y librarnos de ella parece imposible.

Es complicado.... No quisiera perder mi capacidad de análisis y discriminación. No me importaría aprender a pensar con más claridad, más enfocada, pero por nada del mundo quisiera perder la mente. El don del pensamiento es lo más precioso que tenemos. Sin él sólo seríamos otra especie animal.



 

Seguir mirando el cielo del verano es inevitable, buscar caras, pintar luceros o símplemente elevar hasta arriba el más imposible de los deseos. Soñar con aquellos días que fuí feliz y que ahora les pongo nombre para serlo siempre, para hacer de cada noche de verano un sueño interminable, más allá del alba, hasta que me abrase los pies bajo las estrellas.

Llévate una rosa


.