¿Tu cuerpo te pide dulce?, ¿tienes hambre emocional?, ¿puedo tener hambre emocional y no saberlo?. Todos lo hemos experimentado alguna vez, de repente tenemos una necesidad imperiosa de comer un determinado alimento, normalmente, dulce, eso no se justifica solo por nuestras preferencias de gusto sino porque realmente "necesitamos" tomar algo de chocolate, un donuts o unas galletas con crema de cacao.
Si tu cuerpo te pide dulce la razón es bien sencilla: los alimentos que contienen una gran cantidad de azúcar, activan diversos neurotransmisores, como la Dopamina, la Serotonina y la Adrenalina. Estos neurotransmisores transmiten al cerebro la sensación de placer, de motivación, de saciedad, por eso en situaciones de estrés, desánimo o de cansancio necesitamos activarnos comiendo ciertos alimentos y los que más sensación de bienestar producen son los dulces.
Se debe a que el azúcar es capaz de activar las zonas cerebrales que se asocian con el sabor dulce y la necesidad de ingerir calorías para que nuestro cuerpo adquiera la energía necesaria para poder funcionar. De ahí que sea casi una necesidad física tomar ciertos alimentos y es lo que se conoce como hambre emocional o comer por estrés. Utilizamos los alimentos para sentirnos mejor, no porque tenemos hambre. Así, tras un duro día de trabajo encontramos consuelo abriendo la nevera y cogiendo algún "capricho", es la forma más rápida de tranquilizar nuestra necesidad.
Hay que tener en cuenta que el dulce no tiene muy buena fama en cuanto a dieta se refiere, como todo tomándolo con moderación tiene sus cualidades y beneficios para la salud.
A partir de los setenta años, se recomienda el consumo de chocolate amargo, con alto contenido en cacao, y su uso en postres también es favorable para la salud del adulto mayor, ya que favorece el sistema cardiovascular, disminuye la hipertensión, tiene efectos relajantes por su contenido en triptófano y además posee un bajo contenido en azúcar, lo cual es propicio para las personas con diabetes mellitus o de tipo II.
Cuando el alma llora, el cuerpo pide azúcar:
Existe una relación directa entre el cerebro y el azúcar o glucosa. Por un lado el cerebro para su normal funcionamiento necesita un aporte de glucosa medio de alrededor de 150 gramos por día, glucosa que proviene de los hidratos de carbono o carbohidratos -como ahora se dice- de la dieta, y por otro, estos hidratos de carbono favorecen la subida de serotonina en el cerebro, una sustancia que nos mejora el sentido del humor, produce bienestar y reduce la ansiedad y la angustia.
Debemos estar alerta ante el síntoma. Si tenemos mucha necesidad de dulce, hay que pensar en dos cosas, o estamos tristes con ansiedad, en cuyo caso deberíamos pedir ayuda psicológica, o estamos haciendo algo mal con la comida. Las dietas muy bajas en carbohidratos, entendiendo como tales, básicamente alimentos que contengan azúcares, dulces, pan, cereales, patatas, arroz, pasta, legumbres, frutas y verduras, que nos aportan menos de 20 gr. de carbohidratos al día, son causa de búsqueda compulsiva de azúcar. Cuidado con pensar que los carbohidratos son malos. Son imprescindibles para el buen funcionamiento cerebral y si no los aportamos en la dieta, por supuesto de forma razonable, el cuerpo los pedirá con ansiedad y descontrol.
Moraleja: comamos equilibradamente buscando un aporte mínimo de carbohidratos no dulces para que el alma deje de llorar, sea reconfortada y consigamos mantener controlados los kilos y la ansiedad.
Hoy tocaba salud.
Hay que tener en cuenta que el dulce no tiene muy buena fama en cuanto a dieta se refiere, como todo tomándolo con moderación tiene sus cualidades y beneficios para la salud.
A partir de los setenta años, se recomienda el consumo de chocolate amargo, con alto contenido en cacao, y su uso en postres también es favorable para la salud del adulto mayor, ya que favorece el sistema cardiovascular, disminuye la hipertensión, tiene efectos relajantes por su contenido en triptófano y además posee un bajo contenido en azúcar, lo cual es propicio para las personas con diabetes mellitus o de tipo II.
Cuando el alma llora, el cuerpo pide azúcar:
Existe una relación directa entre el cerebro y el azúcar o glucosa. Por un lado el cerebro para su normal funcionamiento necesita un aporte de glucosa medio de alrededor de 150 gramos por día, glucosa que proviene de los hidratos de carbono o carbohidratos -como ahora se dice- de la dieta, y por otro, estos hidratos de carbono favorecen la subida de serotonina en el cerebro, una sustancia que nos mejora el sentido del humor, produce bienestar y reduce la ansiedad y la angustia.
Debemos estar alerta ante el síntoma. Si tenemos mucha necesidad de dulce, hay que pensar en dos cosas, o estamos tristes con ansiedad, en cuyo caso deberíamos pedir ayuda psicológica, o estamos haciendo algo mal con la comida. Las dietas muy bajas en carbohidratos, entendiendo como tales, básicamente alimentos que contengan azúcares, dulces, pan, cereales, patatas, arroz, pasta, legumbres, frutas y verduras, que nos aportan menos de 20 gr. de carbohidratos al día, son causa de búsqueda compulsiva de azúcar. Cuidado con pensar que los carbohidratos son malos. Son imprescindibles para el buen funcionamiento cerebral y si no los aportamos en la dieta, por supuesto de forma razonable, el cuerpo los pedirá con ansiedad y descontrol.
Moraleja: comamos equilibradamente buscando un aporte mínimo de carbohidratos no dulces para que el alma deje de llorar, sea reconfortada y consigamos mantener controlados los kilos y la ansiedad.
Hoy tocaba salud.
Muy cierto, cuando estoy triste me gusta comer chocolate. Y la tristeza se desvanece más pronto que el chocolate. No te alarmes, que procuro sacar la tristeza con lágrimas, caminando o meditando ... pero después el chocolate : )
ResponderEliminarBesos de aire azul estrellado con aroma de chocolate.
*Ay, se me ha antojado, pero ya voy a dormir. Zzz zzz.
Un poquito de chocolate diario no hace daño a nadie, todo lo contrario. Pero poquito eh??
EliminarBesos dulces Sara.
¿Me estás diciendo que engordo por falta de abrazos?, que puedo sustituir el chocolate por dos besos y una caricia, pues llevo con esas carencias desde que era niña.
ResponderEliminarTendré que estudiarlo porque si lo dices tú yo me lo creo. Abrazos
Ni engordas ni te falta cariño, seguro.
EliminarTienes hasta abrazos azules, tendrás que probar un poco de mi tarta.
Gracias.
Muy interesante. Un beso.
ResponderEliminarAl final la salud es lo que importa.
EliminarNuestro cuerpo refleja indudablemente lo que emocionalmente somos. Nuestro cuerpo es una máquina perfecta y como tal, nunca falla, cuando detecta que algo no está funcionando bien, emite señales para que hagamos algo, y mantenerte en el balance. Si tardamos mucho en escuchar esos mensajes, esas señales se manifestarán fuerte y abruptamente como sucede cuando sientes ansiedad por ciertos alimentos.
ResponderEliminarGracias por esta clase de salud! Besitos.
Gracias a ti por tu comentario que pone el broche final a mi entrada.
EliminarAbrazos dulces.
Pues mira corazón, yo me aficioné al chocolate negro, y comencé a consumirlo, sin abusar, pero diariamente, me puse a engordar como un cerdo cebón, bajé la cantidad que me comía, no engordaba tanto pero engordaba de forma diaria, no tuve mas remedio que dejarlo por completo :(
ResponderEliminarY lo que dices es cierto, de repente el organismo me pide algo dulce y se lo tengo que dar, lo que sea, si no me pongo nervioso perdido y no paro quieto. Por otro lado mis niveles de azúcar están perfectos, pero trato de consumir lo menos posible, porque el azúcar lo hay en los productos mas inverosímiles que consumimos sin saberlo.
Besos y salud
Está en todos los hidratos. Es que no sé si sabes que el chocolate tiene teobromina, si te pasas te puede crear adicción. A pocas dosis y con mesura, Genio.
EliminarAbrazos y salud.
Es verdad que, a veces, apetece algo dulcito.
ResponderEliminarEl chocolate negro está muy bueno.
Últimamente tomo bebida de avena porque tiene un sabor parecido a la horchata que me gusta mucho.
Muchas gracias por tus buenos consejos.
Un abrazo grande.
Apetece después del sabor salado. A mí también me gusta el negro.
EliminarUn beso Amalia.
Dulce entrada.
ResponderEliminarYo también te deseo un dulce fin de semana.
Unas almendras de Alcalá también es una buena opción.
EliminarAunque nos dicen que evitemos el exceso de azúcar, yo no puedo evitarla, desayuno con azúcar y casi todas las tardes tomo algo de chocolate.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con mesura todo es saludable.
EliminarUn abrazo.
que lindo texto
ResponderEliminarte cuento trato de comer azucar en mi cafe con leche me encanta ...y me ha encantado tu texto
El azúcar siempre es mejor que los edulcorantes si puedes tomarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para los que hemos conocido a Manolo y disfrutado de sus anécdotas, hoy tu entrada nos emociona, el tiempo no perdona y tarde o temprano la enfermedad aparece, lo siento muchísimo pero, al mismo tiempo, me alegra saber que cuenta con el cariño de su hijo y nieto.
ResponderEliminarFelicitaciones para Manolo en su cumpleaños y para ti también por tu gran corazón y amistad.
Cariños para compartir.
kasioles
Me acabo de dar cuenta de que te he dejado un comentario donde no debía, no sé lo que habrá pasado.
ResponderEliminarHe vuelto a leer esta otra entrada y yo, que nunca he sido golosa, que me tomo el café sin azúcar, que prefiero lo salado a lo dulce, ahora, ya con años encima, siento que, de vez en cuando, me gusta comer un bombón ¡Y lo buenísimo que me sabe!
Cariños.
kasioles
Pues aquí está la explicación.
EliminarAbrazos dulces.