Un día dejé de jugar, me di cuenta de que había crecido y empezaban a interesarme las cosas propias de la pubertad, estaba entrando en una época extraña llena de cambios y ya no me apetecía saltar a la comba, ni hacer filigranas con la goma elástica.
Hace poco paseando una tarde por el centro de Madrid, entré en una conocida librería y buscando en las ofertas encontré un libro que trataba precísamente de los juegos de la niñez, una recopilación llena de nostalgia que me llevó a mis años de niña porque retrataba el entretenimiento y la diversión que muchos de nosotros seguro que hemos disfrutado.
La infancia es la edad dorada
del juego, nunca es tarde para volver a jugar. Ortega y Gasset decía
que “el juego es un divertimento en el sentido de que es la otra
versión de la realidad donde el sujeto encuentra el placer que no
encuentra en la realidad...”
Toda civilización nace, crece y evoluciona según los acontecimientos que se desarrollan en ella y su población se va adaptando a ellos deforma diversa.
Dentro de esta adaptación aparecen leyendas, tradiciones y juegos que no son producto del azar sino una respuesta de la población a los cambios que se producen en su contexto geográfico, socioeconómico y cultural; unos cambios que afectan además de forma diferente a hombres y mujeres.
En este contexto debemos situar los juegos tradicionales, los cuales han ido evolucionando, al tiempo que se transformaba la sociedad cambiando así su finalidad y su significación.
Los cambios sociales se producen a un ritmo vertiginoso. Nuevas formas de entender el ocio ocupan el lugar de las tradicionales. Las continuas transformaciones de la sociedad, la entrada en el mercado de nuevos juguetes, el peso de la televisión como el medio lúdico por excelencia, la presencia constante de videojuegos y las actuales formas de ocio sedentarias, ha tenido como consecuencia el olvido y la pérdida de juegos tradicionales, los cuales nos obligaban a ejercer nuestra imaginación manteniéndola despierta.
En los años 40, 50 y 60 que apenas circulaban coches*ķse jugaba en la calle, juegos como los "alfileres", el aro, los bolos, el burro, las canicas, las chapas, las chinas, la comba, el corro, contar cuentos, las cuatro esquinas, los disfraces, las disparates, el escondite, la goma, la gallinita ciega, el látigo, las muñecas, el pañuelo, la pelota, la peonza, las prendas, pídola, los recortables, las tabas, tres navíos en el mar, veo, veo, los zancos, la zapatilla por detrás, ¡uf cuántos!... ¿quién no los recuerda o al menos ha oído hablar de ellos?.Dentro de esta adaptación aparecen leyendas, tradiciones y juegos que no son producto del azar sino una respuesta de la población a los cambios que se producen en su contexto geográfico, socioeconómico y cultural; unos cambios que afectan además de forma diferente a hombres y mujeres.
En este contexto debemos situar los juegos tradicionales, los cuales han ido evolucionando, al tiempo que se transformaba la sociedad cambiando así su finalidad y su significación.
Los cambios sociales se producen a un ritmo vertiginoso. Nuevas formas de entender el ocio ocupan el lugar de las tradicionales. Las continuas transformaciones de la sociedad, la entrada en el mercado de nuevos juguetes, el peso de la televisión como el medio lúdico por excelencia, la presencia constante de videojuegos y las actuales formas de ocio sedentarias, ha tenido como consecuencia el olvido y la pérdida de juegos tradicionales, los cuales nos obligaban a ejercer nuestra imaginación manteniéndola despierta.
A continuación expongo algunos de los más conocidos:
LOS BONIS, ALFILERES DE COLORES.
~ Cada participante deposita el mismo número de alfileres sobre una superficie lisa. Con el dedo se lanza uno de los alfileres sobre los demás, y si queda ‘cruzado’ sobre otros, los gana. En este caso, era costumbre doblar la punta de los alfileres para dificultar el movimiento. Las propias niñas fabricaban los acericos con papel de periódico, doblándolo en diferentes formas. Siempre había colores que estaban mejor considerados y se disputaban más. Yo recuerdo haber tenido uno en forma de corazón cuajadito de ellos.
EL ARO.
Se jugaba en el exterior todo el año y tenía dos partes: el aro y una vara de metal. Consiste en hacer rodar por el suelo un aro ayudándose de una vara de metal llamada guía, en la cual uno de sus extremos tiene forma de arco con la que sujeta el mayor. Tras trazar un recorrido se pueden hacer carreras para ver quién rueda más deprisa el aro y también quién es capaz de hacerlo rodar durante más tiempo sin que se caiga.
LOS BOLOS.
Una bola de madera y nueve bolos. El juego consiste en derribar el mayor número de bolos. Se colocan los nueve bolos en tres filas de tres. A cierta distancia, se traza una raya que hace las veces de línea de salida. Tras esta raya se sitúan las/los jugadoras/es. Cada participante tiene tres lanzamientos. Cada bolo derribado se contabiliza con un punto. Si se derriban todos los bolos, es lo que se conoce como ‘pleno’, por lo que quien lanza tiene derecho a un turno extra y a cinco puntos adicionales. Gana quien alcance la puntuación previamente acordada entre las jugadoras y los jugadores.
LAS CANICAS, EL GUÁ, LAS BOLAS.
Se dibuja en la tierra un círculo de un metro o metro y medio de diámetro en el que se depositan las canicas. Desde una distancia pactada con anterioridad, por turno, se lanza una canica con el objetivo de sacar del círculo las de las/los compañeras/os. Si la canica que se utilizaba para lanzar quedaba en el interior del círculo, se perdía. Las niñas no solíamos jugar a las canicas. Yo sí, con mi hermano y sus amigos, ellos me enseñaron y llegué a hacerlo bastante bien, bueno... eso decían.
LAS CHAPAS.
El material era las chapas de las botellas. Tradicionalmente se han considerado las chapas como un juego de chicos aunque muchas de nosotras hemos jugado con nuestros hermanos, las decorábamos con las caras de futbolistas o de ciclistas que recortábamos del periódico.
LA COMBA, LA CUERDA, LA SOGA, EL SALTADOR
La cuerda es el elemento fundamental que acompaña al juego. Debe ser de una longitud y una consistencia que la hagan manejable para moverla, y será sostenida por una niña o niño en cada uno de sus extremos, aunque en ocasiones también puede ser una niña o niño solo, haciendo uso de un saltador, que es una cuerda más corta con una empuñadura de madera o de plástico. Había variedades, cuando el movimiento es de balanceo –a ras de suelo y de un lado a otro–, se denomina ‘la barca’. Otra modalidad son ‘los dubles’, donde se salta a un ritmo frenético.
LAS COMIDITAS, CACHARRITOS, COCINITAS.
Se levantaba un fogón con los materiales que se encontraban a mano: ladrillos, cajas de zapatos, cajas de medicinas, etc. Las niñas sacaban sus cacharritos y realizaban todo tipo de mejunjes mezclando agua con arena, yeso rayado, etc. La “comida”, en ocasiones, era cuando menos catada por las jugadoras. En un principio fueron de barro, después se fabricaron en aluminio y al final el plástico convirtió lo tradicional en más duradero.
LOS HILOS, LOS NUDOS, LAS CUNITAS.
En este juego se utiliza una cuerda atada en los extremos y cogida entre las manos. Los dedos se van entrelazando con ella. Formada la primera figura básica, la o el siguiente jugador coge la cuerda en determinados puntos, pasando ésta a sus manos, y creando en esta ocasión otra figura distinta, y así sucesivamente. La precisión a la hora de coger la cuerda es importante, porque si no se hace de modo correcto la cuerda se lìa y es imposible seguir el juego, por lo que la jugadora o el jugador que ha fallado, perderá. Según la maña, se podía conseguir movimiento con las figuras. Estas figuras recibían cada una un nombre: bigotes de gato, la cama, las tijeras, etc. Curioso juego que requería mucha habilidad.
EL DIÁBOLO.
Un diábolo son dos conos unidos por la parte más estrecha, que se bailan en este punto sobre una cuerda unida en sus dos extremos a dos varillas de madera. El diábolo es impulsado por la fuerza que se ejerce sobre las dos varillas. Antes de lanzarlo, deberá deslizarse varias veces por la cuerda para que adquiera fuerza y velocidad; a continuación se lanza enérgicamente y, cuando vaya descendiendo, habrá que cogerlo sirviéndose del cordel. Esta operación resulta más fácil si la cuerda se coloca de forma inclinada con respecto al diábolo, de otro modo éste rebotaría al no poder deslizarse. Gana quien más tiempo y más alto haga bailar el diábolo.
Os confieso que no lograba mantenerlo bailando ni tres minutos...
LA PEONZA
LOS RECORTABLES.
Con lápiz y papel o figurines sacados de revistas, se hacían los recortables. El juego consistía en recortar figuras de niños o niñas o de hombres y mujeres y hacerles vestiditos de papel que se acompañaban de pequeñas solapas para unirlas al cuerpo. Era uno de mis entretenimientos preferido.
Los juegos tradicionales han pasado de generación en generación, los disparates, el pañuelo, Antón Pirulero... yo no sé si los niños de ahora los conocen al menos de oídas, pero está claro que los han cambiado por las consolas, los videojuegos o el móvil, la tecnología avanza y la imaginación se queda obsoleta.
Se me había olvidado ya y hoy he vuelto a jugar.
¿Y tú, a qué jugabas de pequeño?. —
Disculpad mi extensión.
las chapas!! que lindas eran coleccionarlas de las gaseosas, había de todos los motivos... incluso había redondas así de chapa pero eran figuritas, también las amaba...
ResponderEliminary las canicas (bolitas para nosotros) es también un lindo recuerdo... uno vuelve a esos momentos y los blogs son propicios como para recordarlos quizá para no olvidarnos nunca de ellos... saludos...
Solo el juego de los alfileres, no lo conocí. De allí en más, tooodos. Los bolos, me fascinaba, la cuerda también. Yo creo que el 80% de mi tiempo niña, fue para correr y brincar. Jajaja. Teníamos demasiada energía. Jugábamos a todo eso y además siempre inventábamos más juegos.
ResponderEliminarLa hula hula!! Me encantaba y duraba las horas sin que se me cayera. ¿Sabes que más? A dominar el balón de fútbol. Y a bailar, ¿qué me dices? Tardes enteras a baile y baile. Desde la cuna, ya bailaba. O desde el vientre de mi madre, eran muy bailadores papá y mamá. En casa siempre ha habido música encendida. No lo creerás pero escucho la radio. Hay muy buenas programaciones. También patinar y bici.
Aynss, si pudiera ser niña otra vez. Me has hecho soñar!! Poquito que me falta, que yo me la vivo en las nubes y tú lo propicias más, jajaja.
Y nooo, los niños de hoy no juegan a nada de eso. Lamentable, porque es psicomotricidad, muy necesaria. Sobre todo no les incitan la alegría, ni la sana competitividad. Unos amargados prematuros.
Un gran abrazo.
Yo he intentado que mis hijos los jugaran. Un beso
ResponderEliminarRecuerdo dos a los que jugábamos en mi pueblo manchego: "la tángana" "el mocho".
ResponderEliminarEl primero consistía en lanzar a una distancia de aproximadamente 20 metros, un disco de hierro pequeño llamado "tejo" contra la "tangana", que era un cilindro de madera que se sostenía en el suelo con una moneda encima y si el "tejo" estaba más cerca de la moneda que de la "tangana" ganabas.
Jugar "al mocho" consistía en un palo largo, pero manejable llamado mocho que debía golpear en el aire a otro pequeño llamado "pita" que acababa en punta en los extremos.
Ganaba el que más lejos consiguiera mandar la pita.
!!!Que tiempos!!!
Besos.
Qué buenos recuerdos me has traído, preciosa. Yo he jugado mucho en la calle, sobre todo juegos de pelota, al escondite, al pillao, al ajo picao... madre mía... los cromos, los recortables, la peonza, las canicas... si es que me prestaba a todo, bueno, también a las cocinitas, lo menos porque nunca me ha gustado cocinar ;) No sigo porque peto el recuadro, pero... eran otros tiempos, ni mejor ni peor, diferentes simplemente.
ResponderEliminarMil besitos juguetones, preciosa.♥
¡Qué repaso más bonito a los juegos de antes! ¡Qué recuerdos más gratos!Hoy los niños ya no saben jugar a estas cosas. Alguna vez, esporádicamente, en los patios de recreo de las escuelas se pone de moda jugar a alguno de ellos, pero poca cosa, en seguida se olvida. Es una pena porque esos juegos avivaban mucho la imaginación y la creatividad ( eso que tanta falta hace a los niños de hoy). ¡En fin, los tiempos cambian!Ellos, en cambio, saben hacer mejor otras cosas que a nosotros nos cuestan más trabajo ( por lo menos a mí, que soy de otra generación). Un beso muy grande y gracias por estos bellos recuerdos.
ResponderEliminarJugaba a muchos de esos juegos y a alguno mas, con lápiz y papel las tardes de lluvia, mis hijas han jugado a muchos tambien, a la rayuela en la calle, y al escondite, en casa juegos de memoria, papiroflexia.... cuanto juegos, la lista es larga y los recuerdos estupendos. Que bonita entrada has recortado y sujetado con alfileres, algunos de los juegos que citas los reviviremos estos días de fiesta. Abrazos
ResponderEliminar¡Qué ilusión recordarlos!, he jugado a todos ellos, menos al de los alfileres.
ResponderEliminar¡Qué tiempos....!
Los conozco todos, menos el de los alfileres, y algunas variantes, los recortables por ejemplo, eran de soldados alemanes, tanques aviones y demás, todos alemanes, que en aquella época eran los buenos...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Un recorrido por juegos clásicos de calle, me ha encantado recordar los recortables. Estaba horas, porque dibujaba los vestidos.
ResponderEliminarPor jugar, qué es el único camino para ser adulto. Los mamíferos lo demuestran cada día. Un abrazo
Entrada con nostalgia.
ResponderEliminar¡Cómo cambiaron los juegos!
Con un palo, unas chapas, unas canicas... te podías pasar horas y horas jugando en la calle o el campo.
Con una piedra y un viejo bote podías practicar tu puntería.
Los días embarrados eran los más indicados para practicar el hinque o chapotear en los charcos.
Las preocupaciones cambiaron, ya no se busca el terreno adecuado para construir el "guá" ahora el trauma infantil viene cuando el aparatejo se queda sin batería y no se puede seguir jugando.
¡Feliz y lúdico año 2020!
Claro yo vine a parar aquí un febrero del 53 así es que me suenan un poco. Es cierto que ahora se necesita mucha menos imaginación porque ya se los dan casi totalmente imaginados, pero el que mantenga una poca puede incluso divertirse.
ResponderEliminarKss
Feliz Ano, Airblue.
ResponderEliminarMe suenas muchos. Y recuerdo jugar con los recortables.
Comba y goma, a lo que más he jugado.
Besos
Yo era la reina de la comba. Muchas veces me veo en Sevilla, a la puerta de la casa, tendría 6 años, y mi madrina regañándome para que dejara de una vez la cuerda :))) Bonita entrada.
ResponderEliminarSAludos.
La comba, los recortables...
ResponderEliminarQué tiempos felices con esos juegos!!.
Todo ha cambiado mucho.
Daría algo por volver atrás.
Entrañable este recuerdo.
Un abrazo grande.
ResponderEliminarAirblue., que tiempos me has llevado a mi niñez. Me pasaba el tiempo jugando a la comba, no tiene que ver con los juegos de ahora, yo creo que entonces éramos más felices sin tanta tecnología.
Me encanto tu entrada.
Un abrazo de luz. Namaste.
Reflexión Súper Bella de la vida!!! Feliz 2020 Saludos
ResponderEliminarMe traen muy buenos recuerdos todos estos juegos. Qué añoranzas... y qué tiempos.
ResponderEliminarPrimera vez que paso por aquí y me quedo.
ResponderEliminarYo he jugado a la mayoría de los que los traes Airblue ¡Que buenos recuerdos!.
ResponderEliminarBesos.
Gracias!!!!
ResponderEliminarMi cariño en un abrazo.
Un bello recorrido por esta etapa inolvidable de la infancia. Claro que los juegos han cambiado y prácticamente inexistente este saltar y correr al aire libre creando juegos imaginarios. Hoy todo se les da hecho a los niños. Muy bello post. 😘
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