Voz de mi hija

lunes, 7 de marzo de 2016

HUBO UN TIEMPO

HUBO UN TIEMPO

En el que se pensaba con el corazón y se sentía con el cerebro. Hubo un tiempo en el que la humanidad se levantaba contra las guerras. Hoy, cuántas batallas olvidadas, cuánto girar la cabeza para esconderla bajo el ala...
Hoy existe una guerra sorda que pasa desapercibida, a pesar de estar en las trincheras de nuestros sentimientos. Es la guerra de la falta de escrúpulos morales, de las palabras vacías, en un campo donde solo impera el tener cuanto más mejor, el aparentar para presumir, el subir al escalón más alto olvidando algo tan importante como es la dignidad. Una guerra en la que escondemos nuestras virtudes por temor a ser dañados. Es la guerra en la que vivimos, donde no hay lucha ni defensa y solo importa sacar la bandera blanca en señal de rendición. Cuántas batallas perdidas y qué poco importa salir victorioso aunque sea con el cuerpo hecho jirones.
La escala de valores parece haber dado un giro y ya nadie se ocupa de ella, cuando el valor principal de la vida no está en lo que conseguimos, está en lo que logramos ser. ¡Cuánto recuerdo las palabras de mi padre...!
Los valores humanos no cotizan en Bolsa, están por encima de todo valor material y dentro de nosotros esperando ser dados y a la vez recibidos.

 
Mañana ocho de marzo se celebra la festividad de S. Juan de Dios (1495-1550), para quien no lo sepa fue el primer enfermero y fundador de la Comunidad de Hermanos Hospitalarios de S. Juan de Dios. Evolucionó los hospitales para convertirlos en "lugares de acogida" para los pobres y enfermos mentales. Comprendiendo el gran error que era pretender curar las enfermedades mentales a base de golpes y desprecio, se propuso ayudarles alquilando una casa vieja en Granada para recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano o desamparado, atendiendo durante todo el día a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, padre, amigo y hermano de todos. Por las noches salía a la calle pidiendo limosnas para sus pobres. Sabía poco de medicina pero tenía más éxito curando enfermedades mentales que cualquier médico. Enseñó con su ejemplo que a estos enfermos hay que sanarles primero el alma con amor, si se quiere obtener la curación del cuerpo.

Así fue el comienzo de la fundación de su hospital. Más tarde vinculó a su obra un grupo de compañeros, los cuales formaron la Orden de los Hospitalarios de S. Juan de Dios.

 
Existe otro tiempo más crudo, pero más real, en el que el corazón se deshace viendo como muchos profesionales se dejan la piel dando todo, pacientes de todas las edades y condiciones que se conforman con ver pasear su imagen en procesión, que aplauden emocionados gritando vivas y que aunque sus mentes enfermas no comprendan, se muestran felices y agradecidos.

Este es el tiempo que quiero, el que me gusta, el de las noches estrelladas, de susurros y suaves palabras, de sollozos de emoción y lágrimas de agradecimiento.
Es el único tiempo que jamás cambiará.


A mi querida hija.

martes, 1 de marzo de 2016

GENEROSIDAD




En una ocasión, siendo mis hijas pequeñas, fuimos a merendar a una cafetería madrileña. Recuerdo las mesas redondas de mármol, las sillas con el respaldo lleno de filigranas que se clavaban en la espalda, haciendo alarde de una tremenda incomodidad.
Entre el murmullo, el ruido de platos y el movimiento del personal, un muchacho muy delgado y de ojos grandes se movía por el público suplicando alguna moneda.

 Se acercó a nosotras con la mano extendida y sin mediar palabra alguna. Abrí el bolso para coger el monedero pero antes le pregunté si quería tomar algo:
-Si señora, tengo hambre...
Llamé al camarero y pedí un bocadillo y un vaso de leche. El chiquillo lo tomaba con gusto sin levantar la mirada del suelo, después envolvió la parte final en una servilleta.
-Qué ocurre, no quieres más?
- No señora, gracias, voy a guardar este trozo para mi madre que tampoco ha comido hoy.

La limosna no resuelve el problema de la pobreza, pero si hay algo que no soporto es que alguien con hambre de verdad se quede mirando mi plato.



El hambre, uno de los problemas mundiales graves. El instinto de nutrición, tiene sobre los demás el triste privilegio de corresponder a una absoluta necesidad. Su insatisfacción no se traduce por sensaciones desagradables, sino porque pone en peligro la existencia misma del individuo.
Tener hambre es sentir la falta de alimento. Es una definición evidente; pero incompleta.
Las deficiencias cuantitativas (cuando el cuerpo humano no recibe la cantidad de alimento necesario para sobrevivir) no son las únicas que se toman en cuenta, hay otro aspecto más solapado y, sin embargo, más extendido: el hambre oculta, que procede de la carencia de ciertos elementos indispensables al organismo. No basta con tener el estómago lleno para estar bien alimentado. El problema del hambre se desvanece ante otro  mucho más grave porque afecta todavía a más personas: la malnutrición. Podemos comer cada día hasta la saciedad y carecer de ciertos elementos químicos que debemos aportar a nuestro organismo, en una proporción determinada para subsistir. Las proteínas, por ejemplo, constituyen los elementos esenciales del plasma. La digestión los transforma en aminoácidos de varios tipos, algunos sirven para el mantenimiento del cuerpo, otros para el crecimiento, otros para la reproducción.

Hay diez  elementos indispensables para el hombre que deben estar presentes en los alimentos que ingiere. Su falta origina debilidad general, disminución de la resistencia a las enfermedades infecciosas, la degradación progresiva y finalmente aparecen los síntomas del hambre: extrema delgadez, hinchazón de vientre, deshidratación... Otras carencias por la falta de alimento son las de las sales minerales (calcio, hierro y vitaminas).
Podría seguir, pero creo que ya es suficiente. De cualquier manera, tengamos en cuenta que la causa principal de desnutrición es la pobreza.

Los espectros del hambre y la miseria se levantan tras nosotros, y para evitar que nosotros y nuestras familias seamos presas de sus terribles garras, corremos todos tras la fortuna, aunque la hayamos de conquistar, directa o indirectamente, en detrimento de nuestros semejantes. Una frase de Élisée Reclus que define la sociedad indiferente en la que vivimos. Nadie se puede habituar a pasar hambre, ni se puede acostumbrar, no lo soporta el cuerpo ni lo soporta nuestro corazón. Además de todos los signos físicos externos que indican malnutrición, el corazón no puede comprender que esto esté ocurriendo. Un millón de niños se nos mueren de hambre y un silencio se duerme contemplándolos.



Merece la pena adoptar una actitud generosa con los demás. Dar lo mejor de nosotros nos hace sentir bien, ¿o no?

sábado, 13 de febrero de 2016

PARA TI.



Para ti si estás desanimado. Atiende un momento por favor:
Puedes estar bajo mínimos, deprimido, triste y desganado, pero no olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Solo tú puedes evitar que vaya en decadencia. Hay muchas personas que te necesitan, admiran y te aprecian. Me gustaría recordarte que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones... me gustaría decirte que somos las únicas criaturas de la tierra, capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos.
Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos. Un ataque de depresión puede arrasar nuestro sistema inmunológico, serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente.

La alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida.
El recuerdo de una situación negativa
o triste, libera las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés.
Nuestras células están constantemente procesando todas las experiencias y metabolizándolas de acuerdo con nuestros puntos de vista personales.
Está comprobado que uno se transforma en la interpretación cuando la internaliza, es decir, cuando incorpora en su personalidad los patrones de conducta que prevalecen en la sociedad.

Quien está deprimido proyecta tristeza por todas las partes del cuerpo. La producción de neurotransmisores a partir del cerebro se altera, el nivel de hormonas varía, el ciclo del sueño se interrumpe, los receptores neuropéptidos ( pequeñas moléculas parecidas a las proteínas), en la superficie de la piel se modifican, las plaquetas sanguíneas se tornan más viscosas y propensas a formar grumos (embolias y trombosis) y hasta las lágrimas contienen trazos químicos diferentes al de las lágrimas de la alegría.
Los neurotransmisores pueden dividirse en dos grupos el ‘classical, neurotransmisores de moléculas pequeñas y neurotransmisores neuropéptidos relativamente más grandes. Dentro de la primera categoría se encuentran las aminas biogénicas (dopamina, histamina, glutamato, epinefrina, gaba...) frecuentemente se consideran un grupo discreto debido a su semejanza en términos de propiedades químicas. Serotonina, noradrenalina y dopamina intervienen en el control de muchos estados mentales del hombre, a veces en forma individual y a veces juntos.

Algunos neurotransmisores neuropéptidos :

Corticotropina (ACTH)
Beta endorfina
Sustancia P
Neurotensina
Somatostatina
Bradicinina

Encefalina
Sustancia P (el primero que se descubrió)
 
Todo este perfil bioquímico se modifica cuando la persona se tranquiliza. Estos hechos confirman la gran necesidad de usar nuestra consciencia para crear el cuerpo que realmente necesitamos.
El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día. Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo:" Nosotros somos hechos de la misma materia que los sueños".
¿Quieres saber cómo está tu cuerpo hoy?... entonces recuerda lo que pensaste y sentiste ayer.
¿Quieres saber cómo estará tu cuerpo mañana?...¡Observa tus pensamientos y emociones hoy!.

Con alguna aclaración que me he permitido, he querido poner este texto que me parece interesante y eficaz para los que conocemos muy bien el término desánimo y sin embargo desconocemos sus efectos secundarios. La mente es muy complicada, su fuerza demasiado potente, somos lo que pensamos, necesitamos voluntad para salir adelante, por ello tratemos de subir lo mejor posible los peldaños que nos llevan directamente a una vida más feliz y sobre todo más serena.

A mi me quedan por subir bastantes escalones. Los voy subiendo poco a poco y me alegraría que tú también los subieras cada día,  aunque de vez en cuando tengas que pararte y descansar. Es muy importante que recuperes tu estabilidad emocional. 
Y recuerda, somos lo que pensamos.

 



lunes, 1 de febrero de 2016

Y son...



Un vivir entre silencios sin mirar atrás. Caminos largos recorridos, muy largos. Por todo he pasado y de todo ha habido, tristezas y alegrías, pero qué linda la vida. Muchas personas se han ido camino de otro lugar, camino al infinito y hermosos recuerdos me dejaron...mi madre, mi padre, mi hermano, amigos... Amores que se fueron y sus sonrisas me dejaron. Mucho agua ha llegado al mar y yo aún estoy aquí. He vivido, si, he vivido. He amado, he reído y he llorado y así me he sentido y aún me siento, viva. No me importa el paso del tiempo, me importa sonreír cada mañana, contemplar como la vida despierta antes que nosotros para colgar el sol y seguir viéndolo desde la ventana de la existencia.
Un gracias grande a la vida, porque aunque mucho me ha quitado, también es mucho lo que me ha dado.

 
¿Qué cuántos años tengo? – ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros “que estoy en el apogeo”.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!…

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras… es un remanso de paz,
como el atardecer en la playa..

¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé
al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

José Saramago


Seguir siendo joven, mientras se envejece es la mayor de las bendiciones.


lunes, 25 de enero de 2016

BUENAS NOCHES



El sueño ocupa una gran parte de nuestra vida. Pasamos durmiendo más de un tercio de ella. Al caer la noche una pequeña glándula en nuestro cerebro, la glándula pineal, libera melatonina, adormeciendo el sistema nervioso central. El sueño tiene una función reparadora, durante este periodo, el cuerpo descansa, los músculos se relajan, el corazón se ralentiza y la respiración es más pausada, sin embargo el cerebro se activa, hay más actividad cerebral cuando estamos dormidos que cuando estamos despiertos.
  Es durante el sueño cuando nuestro cerebro realiza algunas de sus funciones más vitales, trabaja poniéndose a punto, las células cerebrales se reparan, se ejercitan conexiones neuronales e incluso en algunas zonas del cerebro se producen nuevas neuronas.

Necesitamos dormir, si no lo hacemos durante mucho tiempo, el cerebro desactiva el cuerpo, aún a riesgo de graves consecuencias. Cuando llevamos muchas horas sin dormir, nos sentimos embotados, torpes, disminuye la concentración y hasta podemos tener alucinaciones.

¿Cuánto tiempo necesitamos dormir?. Depende de la edad y de la persona, los bebés duermen prácticamente todo el día, unas 18 horas, un adulto duerme de media 7 u 8 horas, aunque algunos necesitan dormir menos tiempo y otros algo más. Para que el sueño sea efectivo se requieren al menos 5 horas.


¿Qué significan los sueños?. Desde tiempos antiguos se ha dado mucha importancia a los sueños, se buscaba su significado y se seguían sus indicaciones, algunos como el sueño del faraón de Egipto de las “siete vacas gordas y las siete vacas flacas, las siete espigas grandes y las siete espigas delgadas” todavía son recordados. Según los científicos todos soñamos, solo que muchas veces lo olvidamos. Los sueños pueden durar desde veinte minutos a unos pocos segundos. Se calcula que pasamos seis años de nuestra vida soñando. Si nos despertamos durante un sueño REM, (una de las fases del sueño), es más fácil recordar lo que hemos soñado que en otra fase del sueño.

Es curioso, los sueños contribuyen a la formación de nuestros recuerdos. En ellos aparecen un sinfín de vivencias, imágenes, fantasías y nuestros miedos más profundos. Los sueños son un enlace con nuestro subconsciente, a menudo tenemos en nuestra mente deseos, momentos vividos, temores prácticamente enterrados que no dejamos salir a la luz. Durante el sueño la lógica se apaga y las inhibiciones desaparecen, permitiendo que afloren sin que nada se lo impida.

No todos disfrutan de un sueño placentero y reparador, entre los trastornos del sueño más comunes están:
INSOMNIO: estado que consiste en tener dificultades constantes para dormir o permanecer dormido.


NARCOLEPSIA: ataques de sueño periódicos e irresistibles, incluso en el lugar y el momento menos oportuno.

TERRORES NOCTURNOS: sueños similares a pesadillas pero más aterradores.



APNEA: pausas en la respiración de unos segundos o varios minutos y respiración superficial.

En cuanto a la interpretación de los sueños se ha especulado mucho, se ha escrito de todo, pero teniendo en cuenta que  los sueños se constituyen de pensamientos del soñador, es muy difícil, si no imposible, interpretarlos si no se conoce al soñante. Para reconocer el significado, es necesario saber los "antecedentes" de la persona. Por esta razón, la mejor interpretación de un sueño la puede dar la misma persona que ha soñado.

Alguna vez he comentado que me gusta la noche, es cuando tengo la mente más clara, cuando en su silencio me siento más creativa, cuando puedo recapacitar y en definitiva cuando me siento mejor. Pero hay que dormir, unos más y otros menos, cada cual lo que necesite... o lo que pueda.
Si un día,
no importa cuándo ni en qué momento,
abres los ojos y despiertas del Sueño,
no te preguntes qué ocurre en ellos.

Escurre, de la Vida,
brillo para tus pupilas,
Escurre, de tus ojos,
sintonías para la Vida.
 
Regálale al viento,
el baile que ejercen tus pasos,
recoge del viento,
el ritmo que él te regala.

De nada sirve adelantar manecillas,
de nada sirve mirar hacia atrás,
recoge el fruto del aprendizaje,
y deja al reloj las horas marcar.
 
No entiendo qué puede haber allá arriba,
mucho más allá de las estrellas,
no entiendo que alguien me diga,
que un amanecer no merece la pena.

jueves, 21 de enero de 2016

Estoy, estáis, estamos...


Estoy, estáis, estamos...  Hace tiempo que escribí esta entrada y me apetece volver a publicarla. Quizá porque acabo de leer una preciosa pregunta:


LOCO : Maravilloso ser que ignora lo básico pero entiende lo profundo. Que se desespera con la simpleza, pero que hace malabarismos con las complejidades.
Un loco no es una persona peligrosa o inútil, por raro que parezca amigos, es un genio rodeado de personas que no lo comprenden. Un loco no es un estúpido que habla incoherencias. Es una persona que encuentra la clara relación entre un zapato roto, la esperanza de un amor, una vela de cuatro colores y el color del Caribe.
La locura es necesaria para no perder la esperanza en un mundo lleno de mentiras. La verdad muchas veces resulta dolorosa, la realidad solo existe en los sueños y si es así, no me importa no estar cuerda porque saber reconocer las mentiras y hasta saludarlas es una valiosa cualidad.

Suelo hablar de muchas cosas, poco de mi misma y nada de los demás, aunque a veces me hagan daño sus comentarios.
¿Es esto estar loca?
El cuerdo conoce las reglas, pero yo las excepciones.

Qué pasa si hay una guerra y no se alista nadie, si pongo o trato de poner en práctica mis sueños o le doy dinero a quien no se atreve a pedírmelo. Pues pasa que no hay guerras solitarias y que solo con mirar a los ojos se cubre la necesidad.

A veces pienso en imposibles, en planes irrealizables, y hago experimentos curiosos como cuando era niña y enterraba una flor en la tierra, la tapaba con un trocito de cristal y pasado un tiempo comprobaba si seguía intacta, con el mismo color y frescura.

Imagino en mi locura que puedo dibujar en el aire, cambiar los colores del arco iris y hasta pintar las flores, aunque siempre un estornudo termina con el encanto y me devuelve a la realidad.

Nunca pregunto quién eres, eso carece de importancia para mi, porque no puedes ser ni tener más que aquello que yo idealizo. Y me importa la belleza, la busco en cualquier parte hasta en los rincones más profundos del alma.

Dicen que todo está en la actitud y la mía hace tiempo que ha cambiado, la vida ha hecho que cambie y quizá nunca vuelva a ser la misma, pero solo pido que me entiendan, que me comprendan un poquito, porque si todo esto no es estar cuerda, no me importa  reconocerlo.
Estoy completamente LOCA.


lunes, 11 de enero de 2016

Invierno de nuevo.

 

Llegó el General Invierno, así lo llamaba mi padre. Esta estación durará 88 días y 23 horas dándose por finalizado el 20 de marzo del 2016 , que es cuando comienza la primavera. Es cierto que cuesta acostumbrarse a las bajas temperaturas invernales, pero una vez superado este paso, el frío nos aporta infinidad de beneficios, todos sabemos que el calor destruye y el frío conserva, te ayuda además a quemar calorías y a reducir el dolor y la inflamación en las articulaciones.

Por otra parte las bajas temperaturas producen una cierta tristeza que termina convirtiéndose en perezaEl frío gélido no es agradable, no,  cuando penetra por todos los poros de tu piel y te hace estar encogido, te empaña los cristales de las gafas y te humedece la nariz, no es nada grato ese frío que llega hasta los huesos y entumece los sentidos. Sin embargo todo lo que estimula nuestra vida trayéndonos calor, frío, lluvia, viento, si es breve, es saludable, los cambios meteorológicos son necesarios.

A pesar de que hay gustos para todo, el frío suele traer paz. Las ciudades y los pueblos se arropan en el silencio, las casas y las estancias se vuelven acogedoras por el calor de ese silencio y en las calles, solo se escucha la melodía que silba el viento. La verdad es que me gusta poner un toque de romanticismo a todo. Siempre trato de encontrar el lado bueno de las cosas, aunque confieso que me cuesta adaptarme a cualquier cambio o situación nueva.

Pero existe otro frío peor que el que podemos experimentar físicamente. El frío es la ausencia de calor en el cuerpo. El frío literal se puede apaciguar con un abrigo, una sopa, té caliente, un buen sistema de calefacción o la acogedora llama de una chimenea. Pero, ¿cómo se puede abrigar un corazón solitario, qué se puede hacer cuándo este corazón sufre una gran pérdida o ausencia, cuando no hay nadie alrededor que pueda brindarle apoyo, ni siquiera un abrazo para calentar ese espíritu que está temblando?, este sí que es el verdadero  y triste frío.



Tal vez alguna decepción del pasado hizo que permanecieras largo tiempo soportando la nieve sin ningún tipo de abrigo. Posiblemente entregaste tu corazón a quien no lo merecía, a alguien  que jugó con tus sentimientos y desestabilizó tus emociones. Puede que te sientas engañado por confiar secretos a quien no merecía tal privilegio y puedes también estar atravesando una fuerte tormenta, una avalancha de tristezas y decepciones.
Esta avalancha suele derivar en un sentimiento de culpa, complejos e inseguridades que no te dejan vivir tranquilo. Quizá estés esperando que alguien venga a rescatarte y necesitas una mano fuerte que te ayude a salir del gran alud donde te encuentras.
Este es el frío más duro que conozco, el que entumece el alma y donde es necesario cobijarse en un buen refugio hasta que pase la ventisca.



Hay un invierno en nuestro interior muy difícil de combatir. Cuando crees ser un fracasado, cuando deseas que otro viva la vida que a ti te ha tocado vivir y con la que nunca estás conforme.  Seguro que has visto a muchas personas montadas sobre un trineo, patinando o conduciendo cerca de donde estás tú y no se han detenido a mirarte. Es más, puede que te encuentres delirando, con escalofríos, con una fiebre interna a punto de brotar porque la injusticia, la incomprensión, la soledad y tantas incongruencias han congelado tu corazón.

¡Qué crudo es este invierno!.
Sí... este es el verdadero frío, el peor, el que todos alguna vez hemos tenido que combatir y creo que solo sería suficiente una taza de amor para poder aliviarlo.