Camina cuesta abajo el otoño, hasta ahora un suave otoño que invita a pasear por la ciudad y darte cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Las calles ya están adornadas con guirnaldas de luces anunciando la Navidad, todo preparado para el consumo que cada año se adelanta más. Por fin he visto castañeros en las esquinas y entradas de metro, sin pañuelo ni mitones como los de antes. Con la llegada del frío la gente compraba castañas y de paso se calentaban las manos, una estampa típica de otoño-invierno siempre agradable, aunque el progreso haya modernizado los puestos y ya no sean de carbón, las castañas se siguen comprando y además tienen muchas propiedades, pocas calorías y mucha fibra.
Solo podemos detener el tiempo en nuestra imaginación y es inevitable volver a aquellos años en los que por diez pesetas comprabas un cucurucho de papel de periódico lleno de castañas asadas, que después te dejaban las manos negras como el carbón. A la salida del cole, el puesto del puente de la ciudad que me vio crecer, se llenaba de gente esperando una nueva y caliente tanda de castañas.
A esta hora de la madrugada soy feliz recordando, nadie va a marcarme el tiempo de sueño, a nadie le importa si duermo o vigilo, entre otras cosas porque prefiero disfrutar de este callado silencio en el que todo parece detenerse. Siempre me ha gustado la noche, dicen que te embriaga en sueños imposibles y pasear por el mundo interior evadiéndose del mundo real es un lujo, sobre todo cuando el vaivén diario te permite pocas pausas. El cuerpo se relaja si el alma se serena y eso lo sabemos todos aunque a menudo se nos olvide.
Tampoco importa que me llamen soñadora, la experiencia me ha demostrado que soñar despierto es positivo y necesario, la memoria mejora y la empatía es más fuerte, beneficia la creatividad y ayuda a ser más eficiente. Soñar que consigues tus metas no hará que éstas se logren, sin embargo, te prepara para caminar hacia ellas.
Pero... qué metas, ¿existen de verdad metas en la madurez de la vida? lo que íbamos a ser, ya lo somos y lo que no íbamos a ser, no lo fuimos… ni lo seremos. En mis sueños veo este tranquilo período de transición, este suave equinoccio, como una etapa en la cual el barco ha dejado de navegar en el abierto y tormentoso océano y entra en la seguridad placentera de una grande y tranquila bahía. Pensamientos y reflexiones para liberar tensiones, aunque el recuerdo te produzca un nudo en la garganta.
Pequeñas cosas, como un simple puesto de castañas te hacen ver la belleza de la vida, es una suerte poder contemplarla día a día, minuto a minuto y ahora tengo que hacer mención a mi amigo Manolo, estando en una residencia está viendo un mundo diferente, pero cuenta con los ojos del corazón, con ellos puede seguir disfrutando de aquellas anécdotas que contaba.
Hay muchas pequeñas cosas que con los años he recogido para guardarlas bajo llave, cosas que he hecho mías y que quizá me las he apropiado indebidamente:
El nacimiento de una flor, el brillo del sol, amanecer en el mar, el olor de mi infancia.
La lluvia que cae, el azul del mar, unas manos que se abren sin tener nada que dar, porque ya todo lo han dado.
La sonrisa tuya, la paz de un niño durmiendo, la inocencia.
Las caricias de una madre, las lágrimas del huérfano, la salud de un cuerpo y el placer de haberlo creado.
Éstas son las pequeñas cosas que llenan mi vida. Ah! y el aroma a castañas recién tostadas junto a la chimenea.
Maravillosa recreación de gratos recuerdos. Son horas maravillosamente intempestivas éstas pero precisamente por ello, cuando la ciudad duerme, es cuando más se aprecia el calor de unas castañas lejanas en el tiempo y muy cercanas en los pensamientos de una vida.
ResponderEliminarAcompañado a estas horas por Quien estoy, pido también que no pierdas nunca ese calor.
Un abrazo
Me alegra verte por mi blog, a veces te echo de menos. He tenido unos días bajos, noviembre me trae demasiados recuerdos.
EliminarTe invito a castañas, siempre tengo hasta que el tiempo las agota.
Tienes la mejor Compañía.
Abrazos.
Qué bien escribes y cuanta paz transmiten. Un beso.
ResponderEliminarTampoco tú lo haces mal. Gracias por venir.
EliminarQue bonito lo dices, nos despiertas sensaciones y nos muestras un alma limpia y soñadora que en las horas oscuras pone luz a la vida, que seriamos sin sueños y sin esas madrugadas que les dan pábulo. Sueña escribe dulce Airblue. Un abrazo reposado
ResponderEliminarLa noche se presta a ello. Me conoces, creo, que bastante bien y aprovecho cualquier cosa, por nimia que sea, para rebobinar en el tiempo y ser un poco más feliz.
EliminarMe acuerdo de Manolo.
Gracias Ester.
¡10 pesetas! como se nota la diferencia de edad, de niño me costaba una rubia un cucurucho...jajaja
ResponderEliminarSi, se de lo que hablas, anoche llovió con ganas y lo disfruté mucho, las ventajas de vivir en el campo son muchas, ojalá pueda seguir aquí hasta el final, sin tener que hacerlo en residencias... :)
Besos y salud
Sí justo, esa es la diferencia de edad, las diez pesetas. Ja,ja.
EliminarClaro que seguirás en el rancho, sigue activo y no te quedes en casa. Sal y haz cosas, aunque sea busca castañas.
Besos azules.
Se me olvidó, perdona :):
ResponderEliminarBesos y salud
Regresa a niña así, cada vez que necesites de un mimo de la mayor ternura posible, para que esa memoria te alegre, eleve y ponga en armonía.
ResponderEliminarEstrellas de anís dulce y besos de azul recuerdo.
Sara, regresó tantas veces que un día no voy a volver. Se está bien en el pasado... He perdido muchas cosas, he ganado otras, sólo espero que algún día pueda probar esas estrellas de anís contigo.
EliminarMil abrazos azules.
A mí me encanta volver a los tiempos pasados y me produce mucha emoción saber que nunca volverán.
ResponderEliminarTus letras me han hecho evocar grandes y entrañables momentos.
Ya nada será lo mismo pero hay que seguir soñando.
Un beso .
Es verdad, cada uno tenemos nuestra historia, son hechos que jamás vuelven, pero es bonito recordarlos.
ResponderEliminarGracias Amalia, soñar no cuesta nada y toda época tiene su recuerdo.
Un abrazo.
Qué ricas estaban laas castñas dee la Abuela, como les decía mos a la entrañable castañera del barrio d La Macarena por los años 60, ¡2 pesetas! y nos daba un cucurucho bien generoso y muy calentitas...¡Qué tiempos!
ResponderEliminarEscribes precioso y es un placer venir por aquí.
Un beso.
Muchas gracias sevillana, eran tiempos en los que se disfrutaba de todo y por poco dinero. Cada vez que paso por un puesto de castañas me acuerdo de cuando era niña, vivía en una ciudad muy fría y compraba castañas calentitas.
EliminarUn abrazo.
Hermosas letras, lo que queda siempre dentro de nosotros son los sentimientos, y esos recuerdo lleno de sensaciones. Todo va cambiando con el paso del tiempo, me nos mal que la tradición de las castañeras todavía están para poder disfrutar esas castañas.
ResponderEliminarQue tengas un lindo día! Namaste.
El tiempo pasa y no podemos volver atrás, para eso está nuestra memoria, podemos rebobinar y volver a revivir aquellas situaciones que nos hicieron felices.
EliminarNamasté Cristina.
Que grandes y nostálgicos recuerdos me has traído con tu entrada Airblue, es todo un placer pasar a leerte.
ResponderEliminarAbrazos.
Hoy hemos paseado las dos por los sueños del pasado, me alegra que hayas recuperado recuerdos bonitos.
EliminarUn abrazo Conchi.
Gracias muchas, si te preguntas por que, te lo digo, pero todo lo que tengo en mi cabeza ahora, no me caben en un texto
ResponderEliminarSueño como tú, y es maravilloso, no es facil encontrar una persona como tú, te encuentras con gente negativa, todo es malo, noticias negras, tengo l suerte de saber huir de ello, pero de pronto ver tu pensamiento, senti un ahire fresco que reconforta, mucho, creeme te estoy diendo una verdad
Manolo, es el del blog, ¿verdad?, a mi me tenia privada, yo tenia su e-mail, y me da mucha pena no poder leer sus cosas ya
Tu actitud llega
Nunca cambies, un abrazo inmenso
No tienes que agradecerme nada, escribo lo que siento, no me importa hablar en primera persona y transmitir lo positivo cuando sé que hay gente que lo necesita.
EliminarMe gustó tu comentario. Manolo es más que un amigo, un familiar suyo fue compañero de alguien muy querido para mí y dió la casualidad que los dos, nos encontramos en la red.
Muchas gracias y un abrazo.
Preciosa tu entrada, mi querida amiga.
ResponderEliminarEn esas horas de la noche, cuando todos duermen y el silencio impera, damos rienda suelta a los recuerdos y también aprovechamos para soñar despiertas ¿Qué sería de nosotras sin los sueños?
Yo también recuerdo esos puestos de castañas y las manos negras al comerlas.
Por aquí ha vuelto el frío, el agua sigue brillando por su ausencia, aún no he visto ninguna castañera, será que ya todo cambia y el comprar un cucurucho de castañas ya se ha pasado de moda, ya no se lleva.
Si tienes ocasión da un abrazo a Manolo de mi parte, siempre le recordaremos.
Te dejo cariños y te deseo que tengas un estupendo puente, que es bien largo en esta ocasión.
kasioles
En Madrid nunca se fueron, más modernos pero siempre hay castañeros en invierno. Sería una pena que se perdiera está tradición, demasiadas hemos perdido ya.
ResponderEliminarLos martes puedo hablar con Manolo, muy poquito porque con el temblor se cansa y no quiero que se ponga nervioso. Le doy siempre ánimos y recuerdos de todos los que le apreciamos.
Un abrazo grande Kasioles.
Una magnífica reflexión, como el cucurucho de castañas en la cabecera de tu blog.
ResponderEliminar"Soñar que consigues tus metas no hará que éstas se logren, sin embargo, te prepara para caminar hacia ellas." Así es aunque la meta no esté al alcance. Sigue soñando😘
Mil gracias por tu felicitación y tu paso por Pasitos.
regresar atrás sin sacar la vista del presente ¡qué bien lo has logrado! Yo coincido con tu mirada, y las metas? parecen más cercanas ahora, más tenues y desvanecidas. He perdido tanto y tanto he ganado que no me sale el balance! Cosas de soñadora tal vez. Intento renacer ahora, recuperar algunas vivencias , olvidar otras . Me alegro de encontrarte , amiga siempre aun en la lejanía. Abrazo grande .
ResponderEliminarY estoy segura que lo vas a lograr, te envío toda la fuerza que mi corazón es capaz de dar. El tiempo es nuestro mejor aliado, recordar no es olvidar, es revivir, es renacer sentimientos y es llevar a nuestra alma el soplo de amor que le falta.
EliminarTe quiero amiga.
Preciosa entrada, llena de reflexiones certeras, desgranadas pausadamente al calor de unas castañas asadas, que nos traen reminiscencias de muchos otoños anteriores al verdadero otoño de nuestra vida. Pero lo mismo que las castañas calientan nuestras manos espero que el calor de la amistad caliente nuestros corazones.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, muy fuerte.
Precioso comentario. Chela espero que todo vaya bien y que volvamos a vernos. Este año no ha sido fácil para nosotros, pero todo pasa y afortunadamente seguimos con salud.
EliminarUn gran abrazo
____________________*Paz*
ResponderEliminar___________________*Unión*
__________________*Alegrias*
_________________*Esperanzas*
________________*Amor_Sucesos*
________________*Realizaciones*
______________*Respeto_armonía*
_____________*Salud__solidaridad*
____________*Felicidad___Humildad*
___________*Cofraternización__Pureza*
__________*Amistad__Sabiduría_Perdón*
_________*Igualdad_Libertad_BuenaSuerte*
________*Sinceridad_Estima__Fraternidad*
_______*Equilíbrio__Dignidad__Benevolencia*
______*Fé_Bondad_Paciência_Ventura _Fuerza*
____*Tenacidad-Prosperidad--_Reconocimento***
__*Son mis deseos Felíz Navidad y Año Nuevo 2018*
___________________ (¨`•.•´¨)
_________________`•.¸(¨`•.•´¨)
____________ ×`•.¸.•´× (¨`•.•´¨)
___________________.(¨`•.•´¨). .×`•.¸.•´
😘😘😘😘😘😘😘
Muchas gracias Katy. Un árbol lleno de buenos deseos.
EliminarCon lo que me gustan las castañas calentitas y me las he perdido, recuerdo que de niña por una peseta nos daban un cucurucho de castañas asadas en la plaza, y que ricas estaban.
ResponderEliminarUn abrazo para ti y otro para nuestro amigo Manolo.
Ambar
Gracias Ambar, aún puedes probarlas, quedan poquitas, pero te las he guardado.
EliminarDaré tu abrazo a Manolo, no lo dudes.
Otro para ti.