Voz de mi hija

jueves, 12 de agosto de 2010

LO IMPORTANTE ES VOLVER




Me voy de vacaciones. Todos nos merecemos unos días de descanso, pocos o muchos, depende de lo que cada uno pueda o tenga previsto, pero hace falta desconectar de lo rutinario y salir un poquito del entorno. Escapar donde sea posible, da igual campo, mar o ese lugar que tenemos en alguna parte y donde alguien espera darnos un abrazo. Unos días, solo unos días donde al asomarse a la ventana la vista se deleite con un paisaje diferente, un acantilado, un puesto de flores o un pequeño arbolillo levantado entre la casi seca hierba de agosto.

 




Hay algunos amigos que me faltan, les echo de menos, ojalá que a mi vuelta tenga la suerte de encontrarlos de nuevo en este humilde rincón. Mi rincón de sueños azules.



Para ellos y para todos va esta bonita reflexión:


"Fui a la clínica de la Vida para hacerme una revisión de rutina y encontré que mi salud se había resentido, que estaba enferma.


Cuando la Vida me tomó la presión, vio que estaba bajo de ternura.
Al medirme la temperatura, el termómetro registró 40º de ansiedad.
Me hizo un electrocardiograma y el diagnóstico fue que necesitaba abrazos de amor ...



Pasé luego a la ortopedia, ya que no podía caminar al lado de mis hijos y tampoco podía dar un abrazo fraternal porque me había endurecido.
También me encontró miopía, ya que no podía ver más allá de las cosas negativas de mi prójimo.
Cuando me quejé de sordera, me diagnosticó que había dejado de escuchar a los que estaban a mi lado todo el día.
Hoy me he hecho un chequeo, y prometo que al salir de esta clínica cumpliré la pauta recomendada y tomaré solo medicamentos naturales:
Al levantarme, beber un vaso de agradecimiento.


Al llegar al trabajo, tomar una cucharada de paz.


A cada hora, ingerir un comprimido de paciencia y una tacita de humanidad.





Al llegar a casa, inyectarme una dosis de amor.





Y antes de acostarme, tomar dos cápsulas de conciencia tranquila.





Al salir de la clínica me fijé en el eslogan que tenían a la entrada:



"Vive siempre al máximo, el amor que te presenta la Vida."




Las fotografías son pinturas del artista italiano Pino Daeni.

miércoles, 4 de agosto de 2010

EL EFECTO PLACEBO




La mente tiene un poder mucho más grande de lo que creemos, tiene el poder de auto curación de enfermedades. El catedrático de la Universidad de Málaga (UMA) Pedro Fernández-Llebrez del Rey, participó en los Cursos de Verano de la UMA en Ronda con una ponencia titulada "Las células siempre responden a nuestras percepciones".
El experto puso el acento en el poder autocurativo de la mente. El efecto placebo demuestra que las personas somos capaces de curar enfermedades físicas como un dolor de rodilla, por ejemplo, que parece no tener nada que ver con la mente y el espíritu, pero efectivamente, así es.
Somos responsables de nuestro propio bienestar en una medida mucho mayor de la que creemos.

El ejemplo clásico es el del estudiante que tiene exámenes y le sale una llaga en la boca, cualquier estado de estrés produce una represión inmunológica que conlleva una acentuación de enfermedades, la gente optimista tiene opciones de vivir una vida más larga y sana que las personas con tendencia a la tristeza. Éstas, según este experto, tenderán a enfermar más: "Uno se puede morir de pena o puede vivir de alegría, estar de buen humor beneficia la curación de enfermedades".






¿Qué es el efecto placebo?




Pongamos un caso ficticio, el del paciente X. Varias veces al día, durante varios días, se le provoca dolor, que se controla con dosis de morfina hasta el último día del experimento. Esas 24 horas, sin que el señor X lo sepa, la morfina se sustituye por una solución salina absolutamente inocua. Parece increíble, pero dicha solución tiene el mismo efecto que la morfina y el dolor desaparece.


Todo está en tu mente. Con ella eres capaz de conseguir prácticamente todo lo que te propongas. Y cuando caes enferm@, es ella quien tiene la llave para curarte. O al menos, una parte importante de responsabilidad sí que recae en la mente. Pero, a todo esto, ¿qué es el efecto placebo?, ¿qué tiene que ver éste con la mente?

Pues tiene mucho que ver. En pocas palabras, podemos definir el efecto placebo como un fenómeno por medio del cual un paciente que se toma un medicamento “sin” medicina mejora en su enfermedad, o incluso llega a curarse. Es decir, que cuando te tomas una sustancia placebo, que no tiene nada y que es inocua, mejoras en tu supuesta enfermedad, pese a que no has ingerido “medicina” alguna como tal.

Con ésto se pone de manifiesto la importancia de la mente. Es la mente la que juega un papel determinante a la hora de salir de cualquier enfermedad. De hecho, hay expertos que dicen que cuando una sustancia placebo hace que “mejore” un paciente, lo que está pasando es que esta sustancia activa estimula una parte del cerebro, que daría como resultado la mejora sintomática del proceso que tiene el enfermo en cuestión. Pero ojo, también puede ser que el supuesto enfermo no esté enfermo, y por eso se “cure” con el placebo. Esta idea es importante.
El uso más habitual del efecto placebo es en los ensayos clínicos. En éstos, se le da un medicamento de “verdad” a un grupo, y a otro se le da el citado placebo. Después se comparan los resultados para ver si hay diferencias significativas entre la respuesta de ambos grupos a los distintos tratamientos.

Es decir, el placebo es biológicamente inactivo, pero lo realmente curioso es que pese a ser una sustancia ineficaz e inocua, puede producir tanto efectos fisiológicos como psicológicos. Hay personas hipocondríacas a las que el placebo les vendría muy bien, ¿o no?.










El placebo es una sustancia que carece de actividad farmacológica, pero cuando quienes la reciben creen que se trata de un medicamento puede producir efectos similares a este último.Los placebos se usan regularmente en los ensayos clínicos de nuevas drogas. El mecanismo por el que ejercen su efecto es todavía muy poco conocido.


La palabra placebo, derivada del verbo latino placere, que significa complacer, se usaba en la Edad Media para designar los lamentos que proferían las plañideras profesionales en ocasión del funeral de alguna persona. En el siglo XVIII, el término fue definido en un diccionario médico como medicamento común y, en una edición posterior, como algo que simula ser un medicamento. En la actualidad, los propios especialistas reconocen la dificultad que representa definir qué es un placebo.


La Real Academia Española lo considera una sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción.
Aunque los placebos suelen ser sustancias suministradas como medicamentos, también se usa el término para referirse a intervenciones quirúrgicas, brazaletes metálicos, palabras, gestos o el contacto físico recibido por los pacientes .



Píldoras de azúcar, inyecciones de nada - estudios demuestran que, más a menudo de lo que esperas- los placebos realmente funcionan.



Las bayas de Goji, por ejemplo, últimamente tan conocidas e introducidas en el mercado por sus propiedades antioxidantes y multitud de "super efectos positivos", el elixir de la juventud, etc, etc,... pues bien, este producto traído supuestamente del Tibet, parece que no es tan milagroso, contiene los mismos nutrientes que las demás frutas y verduras y "un importante efecto placebo", según un experto. La OCU admite que aporta beneficios, aunque puede acarrear posibles reacciones alérgicas y se desaconseja en personas con anticoagulantes.


De todas las maneras, lo importante siempre es sentirse bien.

lunes, 2 de agosto de 2010

SIEMPRE


Hay noches que son más oscuras de lo normal. Mucho más oscuras. Noches que me gustaría guardarlas en el rincón de los recuerdos, atraparlas y dejarlas encerradas en el arcón de la eternidad.
Noches que no quiero recordar y sin embargo me resulta imposible borrar de la memoria de mi corazón. Hay noches que la única luz que tienen son el brillo de unos ojos . Un brillo que contrasta hoy con la tristeza de mi mirada. .... Eran los ojos más bonitos del mundo que la noche quiso cerrar, pero no lo consiguió, su luz se quedó entre las estrellas.

Esta noche hay un intenso aroma a flores.





Y es que siempre huele a rosas el día tres de agosto.





martes, 20 de julio de 2010

NOCHES DE VERANO



Precioso anochecer de un verano más de este trayecto sin rumbo fijo ni marcado final, que es la Vida.

Noches serenas de verano, mientras el mar va dejando perdidas sus olas y permite contemplar la grandeza de un cielo solo iluminado por clavos de plata, que son las estrellas.

¿A quién no le gustaría robar una....... solo una ?

Decia Antoine De Saint Exupery:

"¿Y de qué te sirve poseer las estrellas? -me sirve para ser rico- ¿y de qué te sirve ser rico? - me sirve, para comprar más estrellas-."


Buenas noches de verano .



martes, 6 de julio de 2010

SUERTE, DESTINO, ÉXITO




La vida es un regalo. Nadie pide vivirla ni hay opción de elegir. De repente un día nos asomamos a ella completamente desnudos y desprotegidos . Entramos en un lugar que llaman mundo donde nos reciben con unas cuantas palmadas en las nalgas y a partir de este instante comienza una carrera donde ninguno conoce su destino, ni la meta final, en la que saltaremos una buena variedad de obstáculos y allá nos lanzamos dispuestos a movernos por un montón de etapas llenas de venturas y desventuras.

Sin embargo procuramos recorrer este camino impuesto, de la mejor manera posible, a pesar de que la mayoría de las veces el concepto de felicidad no será nada fácil de conseguir. Hay un refrán que dice "unos nacen con estrella y otros estrellados" y es una verdad como un templo. Mi padre recordaba siempre que la suerte es el factor más importante y el único para lograrlo. A medida que pasan los años veo más claro que tenía razón.








Pero dónde está la SUERTE, dónde se busca si es cierto que se puede encontrar ... Quizá la suerte va ligada al destino y por eso no es nada fácil dar con ella, aunque solo pasara una sola vez en el largo o corto trayecto que cada uno tenemos marcado, deberíamos darnos cuenta de ello y no dejarla escapar. Cuando una vida se trunca de repente y a una edad temprana, siempre se piensa si hubiera sido posible cambiar la pauta y así evitar la tragedia. Mi hermano y hoy me apetece contarlo, solo tenía diecinueve años cuando un trágico fin de semana se fue en un desafortunado accidente. Estuvo a punto de cambiar la fecha de salida por un malestar momentáneo, pero los analgésicos tuvieron la fatalidad de curar su dolor y aquella mañana de verano salió de casa feliz sin sospechar que el destino y la suerte, en este caso la fatalidad, se unieron para acabar con el viaje de su vida.


A partir de entonces comprendí lo importante que es vivir el momento y el futuro empezó a importarme un bledo - como se suele decir - que a pesar de todo merece la pena caminar por los raíles de la vida. Valorar la existencia tal y como la vimos al nacer, mudar la piel, desnudar el deseo y llenar de diversión los sentidos.


Hay un montón de virtudes que no debemos dejar escapar. La sensibilidad nos libra de miedos posteriores que nunca podremos comprender y nos fortalece ante la posibilidad de un nuevo fracaso. Escribir, por ejemplo, escribamos canciones, leamos novelas, soñemos poesías y dejemos el dolor a un lado. Solo debería importarnos el mal de los demás, entonces a nadie le costaría comprender el corazón ajeno.





Y el ÉXITO?... El éxito no siempre tiene que ver con lo que mucha gente ordinariamente se imagina. No se debe a los títulos que tienes, sean de nobleza o académicos, ni a la sangre heredada o a la escuela donde estudiaste. No se debe a las dimensiones de tu casa, a cuántos autos caben en tu garaje o si éstos son el último modelo. No se trata de si eres jefe o subordinado, si escalaste la siguiente posición en tu organización o estás en la ignorada base de la misma. No se trata de si eres miembro prominente de clubes sociales o si sales en las páginas de los periódicos. No tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador, si hablas correctamente y te admiran cuando lo haces. No es la tecnología que empleas, por brillante y avanzada que ésta sea. No se debe a la ropa que usas o si gozas de un tiempo compartido, si viajas con todo lujo, o sí después de tu nombre pones las siglas deslumbrantes que definen tu estatus para el espejo social. Tampoco se trata de sí eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo.

El éxito... Se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu. Se trata de si te recuerdan cuando te vas. Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón. Se trata de si en tus triunfos incluiste siempre tus sueños. De si no generaste tu éxito en la desdicha ajena y si tus logros no hieren a tus semejantes.

Es acerca de tu inclusión con los otros, no de tu control sobre los demás; de tu apertura hacia todos los demás y no de tu simulación para con ellos. Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón; si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste por los ancianos. Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta ajena. No es acerca de cuantos te siguen, sino de cuántos realmente te quieren. No es acerca de transmitir todo, sino cuántos te creen, de si eres feliz o finges estarlo. Se trata del equilibrio, de la justicia, del bien ser que conduce al bien tener y al bien estar. Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no de tener más.



Se trata en definitiva de saber recibir y dar amor.





Para ti, porque el destino no quiso darte suerte ni éxito y lo merecías
.

domingo, 20 de junio de 2010

El ADIÓS DE LAS PEONÍAS


La primavera se va.

Se aleja... se marcha de nuevo... lenta y florida como siempre, dejando atrás aguas mansas, nubes que dibujaron formas y vientos que dejaron su firma en los cielos.

Se aleja llevándose su colorido, dejando campos y llanuras vestidos de un verde esmeralda y cubiertos de madrugadoras gotas de rocío. Poco durará; pronto el sol se encargará de cambiarlo con mieses doradas y tostadas espigas. No importa, cada estación tiene su encanto y yo tengo la suerte de disfrutarlo




¿Cuántas primaveras?.... nunca son demasiadas. Las peonías del jardín seguirán floreciendo y los rosales treparán cada año más alto hasta cubrir toda la fachada de la casa.

Adiós primavera.

Y la dama primavera, se acercó y saludando me dijo, yo me voy, aquí ya no soy más que un recuerdo


Se va la primavera. Ninguna nube triste, ni la huida de un pájaro estremecerá el ardiente resplandor azulado. Y el universo sigue en calma, los árboles a la orilla soñolienta del agua y el aire desborda infinidad de luces que después la noche convertirá en estrellas.
Todo ésto lo sé porque vivo.




Vuela la primavera y echo de menos una vez más mi guitarra, las escaleras cuajadas de flores y el leve aroma a la
Como dijo el poeta Gerardo Diego: "Habrá un silencio verde"



Con música y palabras, de nuevo te digo adiós primavera.



martes, 8 de junio de 2010

MIEDO






¿Quién no ha sido alguna vez en su vida víctima del miedo?.... Desde la más tierna infancia hasta llegar a la vejez, el temor a lo desconocido e incluso a lo que ya conocemos, nos acompaña con todo el fenómeno de inseguridades que tal emoción proporciona. Porque miedo es sinónimo de inseguridad, siempre lo escucho en boca de mi amigo psiquíatra y cada vez estoy más convencida de que tiene razón; toda nuestra vida gira alrededor de nuevas situaciones y cada vez que nos enfrentamos a ellas nos sentimos inseguros, desprotegidos ante lo desconocido y por tanto la consecuencia es el miedo. El miedo es innato, es una forma de protección del cuerpo y del alma.


Cuando era niña y vivía en aquella casa enorme, no me gustaba subir al piso de arriba cuando comenzaba a anochecer, la oscuridad me hacía ver sombras y en mis oídos la madera crujía de una forma poco agradable. Recuerdo muchas veces las palabras de mi padre: "El miedo no existe, solo está en nuestra imaginación". Pues no, papá, claro que existe, junto con el amor, el odio, la ira o la tristeza, es una emoción que forma parte del ser humano, además solías contar aquel chiste del estudiante que pasando por una tumba, se paró a leer el epitafio:" Aquí yace quien nunca tembló"... y el estudiante sacando su bolígrafo escribió debajo:"Porque no se examinó"...



También soy uno de tantos niños que ha padecido lo que conocemos por Terrores Nocturnos, episodio que luego heredó mi hija mayor.






Durante estos episodios es habitual que el niño se siente bruscamente en la cama y comience a gritar y llorar con una expresión facial de terror y signos de intensa ansiedad. A diferencia de lo que sucede en las pesadillas, no suele despertarse fácilmente a pesar de los esfuerzos de otras personas que tratan de sacarlo del trance desagradable. Si finalmente se consigue, el niño se muestra confuso, desorientado durante unos minutos y con una cierta sensación de temor pero no tan acusado como en el caso de las pesadillas.






No hay recuerdo del sueño y si no se ha despertado totalmente vuelve a dormir inmediatamente sin recuerdo de lo sucedido al día siguiente. La prevalencia de los terrores nocturnos en población infantil es de 1-6%, siendo más frecuente en niños en edades comprendidas entre los 4 y 12 años, remitiendo espontáneamente durante la adolescencia. Los terrores nocturnos suelen aparecer en las fases 3 y 4 del sueño, normalmente en la primera mitad de la noche. Los niños con terrores nocturnos no presentan una mayor incidencia de trastornos mentales psicopatológicos que la población general, a diferencia de lo que se suele observar con población adulta. La tensión emocional y la fatiga parecen incrementar la aparición de estos episodios. Hechos traumáticos recientes (hospitalizaciones, separación de la madre, muerte de ser querido, etc.) son factores de riesgo que pueden desencadenar y mantener los episodios.




El miedo es una emoción que experimentamos cuando consideramos que estamos corriendo o que vamos a correr un peligro, ya sea real o imaginario. Lo solemos vivir con una serie de sensaciones caracterizadas por proporcionarnos angustia y malestar. Cuando su presencia es muy notoria se nos encoge el estómago y enerva la piel, tensamos la musculatura, se aceleran nuestras constantes vitales y nuestra atención es notablemente
mayor, si bien dirigida hacia todo aquello que consideremos peligroso para nosotros. En suma, todo nuestro ser se prepara para afrontar el peligro que, sea real o imaginario, nuestra mente percibe.

Ante el miedo reaccionamos con dos conductas fundamentales: peleando contra aquello que nos provoca ese miedo o evitándolo. La pelea no tiene porqué ser una lucha física, puede tratarse de una lucha interior u otro tipo de comportamiento destinado a que desaparezca, a que no exista aquello que nos produce miedo.
Es una herramienta fundamental de las elegidas por la evolución para la supervivencia de muchas especies.
El miedo se manifiesta para protegernos de todos aquellos peligros que nuestra atención puede captar. Si nunca sintiéramos miedo no distinguiríamos muchos de los peligros que comporta el medio y nuestra
supervivencia no sería posible. Sin embargo, es posible vivir sin miedo en la edad adulta, de hecho es el objetivo de quienes siguen un camino de liberación interior: trascender los miedos y alcanzar la dicha y la felicidad que la mente despierta cataliza en su ausencia. Y es posible debido a que el individuo conoció e identificó
los peligros del medio a lo largo de su vida y lo sigue haciendo, quedando aprehendidos de modo cognitivo aunque haya eliminado la emoción del miedo.

Aun siendo una herramienta fundamental para nuestra supervivencia, proporciona mucho sufrimiento en las vidas de las personas, en especial en aquellas cuyos miedos son totalmente desproporcionados, condicionando y limitando sobremanera su existir. Creo que en otra entrada ya escribí sobre el tema de las Fobias, que hay una lista interminable de ellas: Fobia = miedo = obsesión.



El miedo provoca la aparición de las otras emociones que nos causan sufrimiento: el odio, la ira y la tristeza, procurándonos unas con otras un círculo vicioso del que resulta difícil salir.
Al contrario que la alegría, el miedo, en especial el miedo continuado, resulta poco saludable; tensa los músculos y nervios de nuestro organismo dificultando la fluidez de la sangre y sus nutrientes cuando dicha tensión es demasiado prolongada.

Socialmente tampoco resulta positivo; bajo su influencia tendemos a ser reservados y celosos de los demás, lo que suele ser recíproco. Condiciona nuestra visión de las cosas, al obligar a nuestra atención a dirigirse una y otra vez hacia todo aquello que considera un peligro para nosotros, privándonos de otros aspectos bellos y enriquecedores de la vida. El miedo nos hace sufrir, nos obsesiona.





Si pretendemos seguir un camino, un aprendizaje interior que nos descubra y nos libere del sufrimiento emocional, tendremos que trascender nuestros miedos. Para ello, para que el miedo no sea tal en nosotros, habremos de encararlo. Dado el sufrimiento que provoca el miedo, lo normal es que nos gustara que fuese de otro modo, que no hubiera que exponerse a él para superarlo. Hay muchas personas que tienen el peor de los miedos: el miedo al miedo, con lo que entran con facilidad en una espiral en la que sienten miedo al sentir miedo, lo cual les provoca aún más miedo, y así hasta sufrir la crisis de pánico. El mero hecho de hablarles de exponerse a sus miedos les provoca pavor; pero no se puede aprender algo sin conocerlo, sin observarlo con la debida atención tantas veces sea necesario para que nuestro organismo, nuestro ser en general, lo comprenda y lo trascienda.


Para aprender a superar nuestros miedos me permito recomendar dos libros “Del Pánico a la Alegría” o “Meditación Práctica, Aquí y Ahora”. Quizá puedan servir de ayuda.




Sabéis cuándo dejaremos de tener miedo? Cuando seamos realmente libres; es decir, cuando en lugar de buscar la seguridad de un papel, de una situación, de una relación, de una persona, de un bien, busquemos la inseguridad y aprendamos a quererla como parte de
nosotros. Cuando aprendamos a manejarla .
Difícil cuestión.