Esta es una de las reflexiones más conocidas de “El principito”, de inmediato al escucharla o leerla la reconocemos. En un mundo como en el que vivimos tiene aún más sentido, ya que nos encontramos superficialmente unidos al materialismo, la competitividad y las apariencias.
“Lo esencial es invisible a los ojos”, nos recuerda que somos mucho más que este mundo de apariencias. Porque las cosas importantes son las que no se pueden ver, son las que se sienten; como el amor, la bondad, la generosidad y la amistad.
Los detalles están en las pequeñas cosas que a menudo pasan inadvertidas. Lo material es efímero, y valorar el entorno por lo material y la apariencia, sin duda, es un camino que nos llevará hacia el sufrimiento. El amor y la bondad, sin embargo, son dos aspectos, en principio invisibles, pero con el poder de cambiar el mundo.
Os traigo esta reflexión porque desde hace dos meses veo la vida desde un espejo distinto, comienzo ahora una manera nueva de ver la cosas, de aprovechar el tiempo, de amanecer cada día respirando aires renovados.