Voz de mi hija

jueves, 31 de octubre de 2019

Noviembre

¡Escuchad!, hay un giro del viento. Apenas puedo asomarme para decir adiós a Octubre, los largos pasillos me encogen el Alma, me arrugan la mente y me producen unas ganas tremendas de salir a respirar aires más sanos, libres de impurezas.
¡Escuchad!,se oyen golpes en la puerta del otoño, golpes a puño cerrado, es el Comendador que ya está aquí con el nuevo mes. La apagada voz de Don Juan Tenorio, casi en el olvido, reclama entrar en la gran comedia de la vida.

Noviembre nace entre un cielo de piedra y un suelo cubierto de hojas muertas. Hojas caidas que calzan los árboles al concluir su existencia, recuerdos dolorosos y a menudo una herencia de buenos ejemplos que pueden entibiar nuestro corazón incluso en los momentos de melancolía. Seguimos asomándonos a la ventana del otoño, estación generosa en cambios, donde todavía quedan algunos restos de flores que cada mañana recogen ávidas el pálido fulgor de la última estrella. Árboles desnudos y campos lacios, en los que siguen apareciendo hilachos de rastrojos que añoran los últimos rayos  de sol. Dicen que es un mes melancólico, que ya no hay magia en la naturaleza, la música de los ríos amaina, los pájaros pliegan sus plumas y en los valles solo queda la amarillez de los arbustos. Dicen que es un mes triste dedicado especialmente a los difuntos, que huele a crisantemos y aroma de cipreses. Dicen... dicen tanto, que se olvidan de los vivos, de los que luchan por la existencia. No nos entristezcamos por las hojas de los árboles que alcanzan el cúlmine de su dorada belleza, para luego morir, ya que solo nos muestran  la conclusión de un ciclo de vida. La Naturaleza ya se ha despojado de su ropaje estival para enfrentarse a los próximos fríos y comienzan a asomarse las primeras nieblas,  mientras que en lo alto de las montañas ya se observan la cimas con un leve cándido manto. Las nubes amenazan sobre el horizonte henchidas de lluvia, hasta que por fin se descarga el agua bienhechora que lava y regenera la madre tierra. Es un mes lleno de fenómenos atmosféricos.

Algo especial tienen los días de Noviembre. El placer de respirar su ambiente húmedo y la sensación de paz caminando por los parques y las alamedas solitarias. La vista se recrea mirando las ramas caídas, amontonadas en el suelo, caducas, doradas, pardas, antes vivas y ahora... dormidas. Y sus noches llenas de magia van entrando en un profundo sueño, tiñendo las sombras de un leve vapor de ceniza.
Sólo espero que Noviembre sea luminoso y traiga la sonrisa que algunos han perdido.



"Clamé al cielo, y no me oyó,
Mas, si sus puertas me cierra,
de mis pasos en la Tierra
responde el cielo, no yo."



¡Escuchad!, Entre los arbustos, los duendes traviesos de la lluvia lanzan con sus deditos helados hojas secas. Lejos, muy lejos, tan lejos que podría ser un recuerdo, alguien canta.

Feliz Noviembre a todos.

viernes, 18 de octubre de 2019

Congelar el tiempo.



    

Una noche soñé que era capaz de traspasar la línea que separa el pasado del presente. Si de verdad pudiéramos retroceder a ese lugar donde están anclados nuestros recuerdos, nuestras emociones y sentimientos vividos, sería una experiencia mágica y misteriosa y quizá para muchos una buena terapia para olvidar el ayer y valorar más el momento actual.

La traspasé lentamente en mi sueño, busqué calles que ya no tenían camino, rincones de salón que no existen, sensaciones y fragancias evaporadas, momentos grises e instantes de felicidad y de triunfo. Traspasé el sendero del tiempo inverso, renací en recuerdos casi olvidados, en ciudades no visitadas, en esquinas sin mis amigos, caminé entre versos sin rima y lecciones no aprendidas y finalmente llegué a la pared invisible, esa que nos lleva directamente a la profundidad de la mente y tuve la suerte de atravesarla y contemplar el lado más débil de mi alma y a la vez el más sensible.

Cuántas veces pasa por mi imaginación congelar el tiempo 






Congelar el instante mientras lo vivo, para evitar que pase a formar parte de mi lista de recuerdos. Detener el reloj de péndulo que tengo en la pared, que a veces me marea y jugar entre su minutero a ser infinita. Por qué cuando hablo del pasado siempre hay alguien que me pone el cartel de "STOP", no puedo entender esa manía de criticar algo que a mi me hace bien , sin embargo para ellos es todo lo contrario, ¡olvídate y vive el presente!- me dicen- pues lo siento pero a veces el presente no me agrada, aunque cierto es que todos tenemos entornos llenos de sombras que poco a poco van desapareciendo como la niebla.

Hacemos historia, formamos parte de ella y algún día seremos historia.




Nadie puede cambiar su historia, pero sí la manera en que experimenta de nuevo lo vivido.
Nadie puede evitar soñar. Hay sueños que enriquecen el alma, que nos llevan a un mundo imaginario, donde poder tocar la felicidad con la punta de los dedos. Donde poder devolver la salud a quien deseamos. Donde encontrar la luz, para quien no vé o el sonido para quien no oye.
Hay sueños donde podemos levantar el vuelo y llegar a tocar las estrellas, donde podemos bailar entre las nubes, correr entre montañas y jugar con las olas del más enbravecido de los mares. Nadie puede evitar soñar. Yo no quiero dejar de hacerlo, es lo único ìntimo que tengo para olvidar mis pesares y ser feliz disfrutando de las muchas melodías que suenan en ellos, además mis sueños son azules.

Alguien dijo que soñar es vivir.


Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar. Antonio Machado.


PD. Amigos, estaré unos días fuera. Esta entrada la escribí el 21/11/2012, me ha parecido oportuno volver a publicarla.




martes, 1 de octubre de 2019

Diamantes





Hay momentos en la vida que te sientes hundido en un agujero negro, en una oscuridad que no deja traspasar ni un ápice de luz, de tal manera que no hallas el modo de solucionar un problema, por mínimo que sea. Hay otros en cambio que el propio optimismo te ayuda a olvidar todos los baches y te sientes satisfecho de tus actos, olvidando las equivocaciones, los tropiezos y los errores. Quién no conoce el refrán "Dios aprieta pero no ahoga" y quién no conoce el escrito que compara la vida con un largo viaje en tren. Un viaje muy interesante lleno de embarques y desembarques, accidentes, sorpresas agradables y grandes decepciones. Un recorrido que nos lleva por estaciones alegres y tranquilas, y también por otras donde la angustia y los problemas parece que nos están esperando. Un tren lleno de túneles que camina sin billete directo a un destino desconocido y hacia un final aún más desconocido.

Curiosa comparación la que se me ocurre ahora: Durante la vida llegamos a juntar demasiados sacos llenos  de carbón que corresponden al lado oscuro de nuestra existencia, penas, decisiones equivocadas, desilusiones, acciones sin terminar, palabras no dichas, y tantos momentos de arrepentimiento, e incluso de dolor. Pero también reunimos cofres preciosos llenos de diamantes, porque todos poseemos varios diamantes, de mayor o menor grado de pureza, pero diamantes, que a pesar de su fulgurante brillo no los vemos y nos pasan desapercibidos hasta que llega el momento de mostrarlos para valorarlos.





* Diamantes son los años que han pasado, los años de juventud que jamás pensé que pasarían tan deprisa.

* Diamantes  son los días que caminaba ligerito, sin secuelas de dolor de espalda, de rodillas y de pies.
Cuando podía hablar de corrido sin tener lagunas mentales. Cuando me secaba el pelo y lo peinaba como quería, sin tener que disimular los cabellos blancos (tontería supina porque las canas son vanas -decía mi madre-).


* Diamantes es poder escuchar el placer de la música, oír bien y claro sin tener que poner cara de despiste porque estoy entiendo al revés. Poder comer cualquier cosa sin tener en cuenta el colesterol o la hipertensión.

* Diamantes son aquellos años cuando mi única preocupación era conquistar, y salía a la calle corriendo sin tener que mirarme al espejo porque la seguridad y la autoestima me sobraban.

Aquellos tiempos que no tuve que depender de unas lentes porque la presbicia estaba aún muy lejana. Que me ponía unos taconazos de impresión sin que mis pies se lamentaran.

* Diamantes eran los años que no existía el móvil, cuando nada era mejor que salir con la pandilla de amigos, sin tele ni ordenador y cuando sola podía recordar mis vivencias sin preguntar fechas a nadie. La memoria, amigos, es un tesoro.

¡Cuántos diamantes! y todos de regalo. Creo que merece la pena hacer un brindis por todos ellos, da igual, con vino, con cerveza, con champagne, con sidra, vermut de grifo, gaseosa, limonada o agua corriente.




Brindo por la edad ¡caramba! y brindo por la experiencia. Por los años que tengo, por los que he vivido, por las experiencias que he tenido, por las penas y alegrías, por la familia, por los amigos que mantengo.
Y brindo... uf! ya no me acuerdo por lo que iba a  brindar ¿ será que el diamante de la memoria lo estoy perdiendo?

La edad es solo un número, veámoslo así, sigamos disfrutando todo lo que nos queda en este tránsito maravilloso que es vivir y reuniendo cada día más diamantes.

En este mes de Octubre que acaba de empezar, permíteme que brinde por ti y por todos los que con paciencia me leéis.



jueves, 19 de septiembre de 2019

Preludio de otoño


Aquella noche de fin de verano salí al jardín entre calor y frío presintiendo el próximo color de la tierra. Encontrarme con ella dilataba mis pupilas, sabía que en la oscuridad se hace visible lo que la luz del día esconde. Tenía claro que los sueños se pasean por nuestro interior despejando todavía más la imaginación y entonces se hacen posibles cosas tan inverosímiles como respirar sin aire, dormir en una hoja o hacer malabares trepando por las veletas de las torres. Hasta es posible ponerse alas mágicas y de un soplo trasladarse a la nube más cercana, allá donde un albañil de ángel trabaja en su andamiaje para mostrarnos que hay otra vida.

Aquella noche dije adiós al verano y me agarré fuerte al árbol, que más que ramas tenía ya hilachos. Pronto estaría rodeado de niebla y no me importó porque me gusta la niebla, cuando es cercana siempre me parece que oculta algún dolor y si es alta, enturbia el ambiente con su bruma blanda y misteriosa regando la tierra con lluvia y no con llanto.
Aquella noche sentí el sabor amargo de no ver el mar, de no subir a la playa para mirar su oleaje verde, las gotas que antes mojaron mi cuerpo ahora salpicarán el manto de Dios.

Entra el otoño a pasitos cortos, viene con el lomo cubierto de hojas. Hay libros nuevos forrados de tela, pinceles sin utilizar, lienzos blancos esperando unos dedos hábiles, que sepan plasmar la auténtica belleza de los tonos cobrizos.

No te asomes a la ventana con tristeza, el otoño es una segunda primavera en la que cada hoja es una flor.
 
Es curioso, no duerme nadie en el cielo, hay un panorama de ojos abiertos aguardando dar la bienvenida al cambio de estación y aquí abajo, se abren las mentes con deseos de escribir mientras se saborea un café caliente.


Feliz Otoño




viernes, 13 de septiembre de 2019

Dedicado a ti, mujer.

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Si alguna vez tu mundo se derrumba, 
si mirando el espejo de tu alma, 
solo ves arrugas de tristeza,
cicatrices surcadas por el tiempo, 
las venas marcadas por el esfuerzo,  
y nubarrones de dolor en tus ojos, 
mira fíjamente hacia adelante,  
todavía te queda el corazón. 
¿Oyes cómo late?,  
eso es que estás viva, 
sientes, aunque sufras, 
ríes, aunque solo pienses en llorar, 
brillas, aunque tu estrella se apague, 
luchas, aunque no tengas fuerzas,
y lo más importante, 
tienes siempre unas manos si las necesitas. 
Las mías.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Feliz Septiembre





Estrenamos mes. Para mi septiembre es especial. Aunque todavía el calor aprieta  va siendo más soportable y los amaneceres son el preludio de un frescor que algunos ya echábamos de menos. El verano saca su billete y prepara el equipaje de salida, porque el otoño viene cargado con su paleta de pinturas, dispuesto a dar su toque tradicional de colorido. Además es especial porque en este mes ¡me casé!, sí, a finales, hace ya doscientos años... me casé.

Y después de un descanso largo o breve, es tiempo de reflexión. Mirar a lo lejos el rojizo color que tiene el cielo cuando cae la tarde, un panorama que nunca me cansa, aunque no esté a la orilla del mar, ni en la ladera de la montaña, sino en el mismo café de siempre, sentada en la mesa también de siempre, me produce la sensación de bienestar necesaria para enfrentarme a las nuevas vivencias que me esperan, para tener la suficiente fortaleza cuando de nuevo el destino me vuelva a  poner a prueba, con otro zarpazo inesperado. 

Soy observadora, a veces demasiado y me he dado cuenta de que a medida que aumenta la cantidad de pensamientos aumenta la experiencia negativa sin importar la polaridad de los pensamientos, es decir aunque los pensamientos sean positivos, si es muy rápido el flujo, producen estrés, desesperación, angustia, etc., y que a medida que disminuye el flujo de ellos por minuto, la experiencia es mucho más placentera y relajada, y la sensación de bienestar es más fuerte, más sublime.

Quizá no sea fácil de entender, pero parece que para disfrutar de la sensación de paz mental y emocional que deseamos, es necesario aprender a disminuir la cantidad de pensamientos por minuto que pasan por la conciencia, que según la psicología son un promedio de 60 mil por día en un adulto común. Pero resulta inevitable, el ser humano piensa y no cuenta la cantidad de veces que lo hace.

Paz mental y emocional en una vida que pasa demasiado deprisa, vuela más bien y por ello merece la pena hacer un lapsus para reflexionar. Los momentos vividos jamás vuelven y cada día abrimos la caja de bombones que, como decía Tom Hanks en Forrest Gump, "nunca sabes qué te va a tocar".
Cierto es que se aprende de los errores, que en ocasiones nos golpean donde más duele, pero cuando es así solemos levantarnos heroicamente y sobrellevamos con tesón cualquier pesadilla. Es nuestro preludio de satisfacción. A veces pienso que el éxito en la vida se alberga en nuestro corazón, es el único capaz de cambiar las tormentas por rayos de sol y las heridas por pétalos. 

Septiembre tiene el encanto de oler a frescura, sabe a uva madura y tiene color de atardeceres rojizos. Reminiscencias de mar y arena, de montañas y senderos, dan paso a aromas de hogar y vida  familiar recogida.

Feliz Septiembre a todos.





La vida es hermosa si haces el esfuerzo por hallar hermosura en ella.



sábado, 20 de julio de 2019

Hasta la vuelta





Me voy de vacaciones. Todos nos merecemos unos días de descanso, pocos o muchos, depende de lo que cada uno pueda o tenga previsto, pero hace falta desconectar de lo rutinario y salir un poquito del entorno. Escapar donde sea posible, da igual campo, mar o ese rincón especial donde alguien espera darnos un abrazo..
Unos días, solo unos días donde al asomarse a la ventana la vista se deleite con un paisaje diferente, un acantilado, un puesto de flores o un pequeño arbolillo que persiste entre la seca hierba de agosto.




Os dejo esta bonita reflexión:


"Fui a la clínica de la Vida para hacerme una revisión de rutina y encontré que mi salud se había resentido, que estaba enferma.
Cuando la Vida me tomó la presión, vio que estaba bajo de ternura.
Al medirme la temperatura, el termómetro registró 40º de ansiedad.
Me hizo un electrocardiograma y el diagnóstico fue que necesitaba abrazos de amor ...



Pasé luego a la ortopedia, ya que no podía caminar al lado de mis hijos y tampoco podía dar un abrazo fraternal porque me había endurecido.
También me encontró miopía, porque no podía ver más allá de las cosas negativas de mi prójimo.
Cuando me quejé de sordera, me diagnosticó que había dejado de escuchar a los que estaban a mi lado todo el día.
Hoy me he hecho un chequeo, y prometo que al salir de esta clínica cumpliré la pauta recomendada y tomaré solo medicamentos naturales:

Al levantarme, beber un vaso de agradecimiento.
Al llegar al trabajo, tomar una cucharada de paz.
A cada hora, ingerir un comprimido de paciencia y una tacita de humanidad.



Al llegar a casa, inyectarme una dosis de amor.




Y antes de acostarme, tomar dos cápsulas de conciencia tranquila.






Al salir de la clínica me fijé en el eslogan que tenían a la entrada:

"Vive siempre al máximo, el amor que te presenta la Vida."




Las fotografías son pinturas del artista italiano Pino Daeni.